El Congreso de EE UU repudia a la congresista ultra Marjorie Taylor Greene, pese al apoyo de los republicanos
La C¨¢mara baja castiga a la legisladora por abrazar la violencia y la conspiranoia pero los conservadores, a los que la votaci¨®n enfrent¨® con los fantasmas del trumpismo, votan en contra de la moci¨®n
La C¨¢mara de Representantes de Estados Unidos ha aprobado este jueves, a ¨²ltima hora de la tarde, apartar a la congresista republicana Marjorie Taylor Greene de sus puestos en los comit¨¦s parlamentarios, en un ins¨®lito castigo impuesto por la mayor¨ªa dem¨®crata por el historial de la legisladora, que lleva un mes en la C¨¢mara, de abrazar teor¨ªas conspiratorias y expresar su apoyo a la violencia contra sus rivales pol¨ªticos. La votaci¨®n colocaba a los republicanos ante el dilema de apoyarla, y convalidar sus t¨®xicas teor¨ªas, o repudiarla, y alienar a las bases trumpistas. Finalmente, han votado abrumadoramente en contra de repudiarla, pero la moci¨®n ha prosperado con los votos dem¨®cratas.
Poco a poco, a medida que se aleja la sombra de Donald Trump que todo lo tapaba, los congresistas republicanos van teniendo que enfrentarse a los fantasmas de un movimiento radical al que se han arrojado sin red en los ¨²ltimos cuatro a?os. Fantasmas que encarna mejor que nadie la flamante congresista Marjorie Taylor Greene (Milledgeville, Georgia, 47 a?os), una extremista sobre la que los legisladores tuvieron este jueves que pronunciarse p¨²blicamente y escoger, con luz y taqu¨ªgrafos, si ponen freno a los delirios conspiranoicos que intoxican la pol¨ªtica estadounidense o si rinden pleites¨ªa a las bases trumpistas, que todav¨ªa hoy engrasan la maquinaria electoral republicana. La C¨¢mara baja, de mayor¨ªa dem¨®crata, aprob¨® la moci¨®n de apartar a Greene de los Comit¨¦s legislativos donde se sienta. Pero la minor¨ªa republicana se resiste a romper con el pasado reciente y vot¨® abrumadoramente en contra.
Marjorie Taylor Greene gan¨® en noviembre un esca?o en la C¨¢mara de Representantes por Georgia, gracias, en parte, a un anuncio en el que sal¨ªa armada con un fusil de asalto advirtiendo a los ¡°terroristas de Antifa¡± de que no pusieran ¡°un maldito pie en el noroeste de Georgia¡±, y otro en el que sal¨ªa con el mismo fusil junto a un collage con las fotos de Alexandria Ocasio-Cortez y otras congresistas j¨®venes de izquierdas. Es hora, dec¨ªa la candidata, de que ¡°los cristianos conservadores fuertes pasen a la ofensiva contra estos socialistas que quieren romper nuestro pa¨ªs¡±. Se impuso a su rival dem¨®crata con el 74% del voto. Y su actividad en este mes que lleva en el Congreso se ha centrado en pasearse con una mascarilla que dice ¡°Trump gan¨®¡±, defender err¨®nea y reiteradamente que efectivamente el republicano se impuso en las elecciones de noviembre por goleada, y redactar unos intrascendentes art¨ªculos de impeachment contra el presidente Joe Biden, el d¨ªa despu¨¦s de su investidura, alegando ¡°abuso de poder¡±.
Greene ha expresado su apoyo a numerosas teor¨ªas conspiratorias de la extrema derecha, entre ellas QAnon y Pizzagate, esas que dicen que las ¨¦lites dem¨®cratas y de Hollywood son una secta de ped¨®filos y can¨ªbales adoradores de Sat¨¢n, o la de que los Clinton han asesinado a medio centenar de asociados suyos. Tambi¨¦n defendi¨® la congresista, seg¨²n joyas de su actividad en redes sociales reveladas estas semanas, que los recientes incendios forestales de California pueden haber sido causados por un l¨¢ser espacial controlado por banqueros jud¨ªos. Comparti¨® un v¨ªdeo en el que un negacionista del Holocausto asegura que ¡°los supremacistas sionistas han orquestado una promoci¨®n de la inmigraci¨®n y el mestizaje¡±. Describi¨® el resultado de las legislativas de 2018 como una ¡°invasi¨®n isl¨¢mica¡±. Apoy¨® ciertas llamadas a asesinar a l¨ªderes pol¨ªticos dem¨®cratas, y a menudo ha considerado que los tiroteos en las escuelas, como el de Parkland (Florida, 2018) y el de Sandy Hook (Connecticut, 2012), han sido montajes para impulsar la legislaci¨®n a favor del control de las armas de fuego.
Este jueves, poco antes de la votaci¨®n, Greene lament¨® que se la castigue por lo que asegura que son ¡°palabras del pasado¡±. Reneg¨® de QAnon, patra?a que dijo haber abrazado guiada por su desconfianza en los medios, y aclar¨® que ahora no cree que el 11-S ni los tiroteos en los colegios fueran montajes. Acus¨® a la prensa de convertir granos de arena en monta?as, y lleg¨® a compararla con los voceros de la teor¨ªa de los dem¨®cratas can¨ªbales, ped¨®filos y guiados por Satan¨¢s. ¡°?Permitiremos que los medios, que son tan culpables como QAnon de presentar la verdad y las mentiras, nos dividan?¡±, se pregunt¨®, bajo una m¨¢scara con las palabras ¡°libertad de expresi¨®n¡±.
Los congresistas republicanos estaban estos d¨ªas ocupados estudiando c¨®mo represaliar a una de sus congresistas. Pero no a Greene, sino a Liz Cheney, tercera autoridad del grupo republicano en la C¨¢mara baja, hija de quien fue vicepresidente de George W. Bush, con una larga y respetada trayectoria en el partido. ?El motivo? Haber votado a favor del impeachment de Trump, espantada por el asalto de sus seguidores al Capitolio el pasado 6 de enero. Reunidos el mi¨¦rcoles por la noche a puerta cerrada, en voto secreto con resultado de 145 a 61, los republicanos decidieron finalmente no apartar a Cheney de sus funciones.
Respecto a Greene, la estrategia de los republicanos hab¨ªa sido b¨¢sicamente mirar hacia otro lado, como vienen haciendo con la corriente radical que se ha apoderado del partido. Ignorarla, y recurrir a ella cuando hace falta rascar votos en las bases trumpistas, como en la segunda vuelta que se celebr¨® para adjudicar los dos esca?os del Senado por Georgia. Pero los dem¨®cratas, que tienen mayor¨ªa en la C¨¢mara, dijeron basta y convocaron una votaci¨®n el jueves para despojar a la congresista de sus cargos en los Comit¨¦s parlamentarios. Una astuta jugada que oblig¨® a los republicanos a posicionarse p¨²blicamente.
Por supuesto, a la mayor¨ªa de los republicanos les horroriza, en privado, lo que dice Greene. Pero posicionarse en p¨²blico contra quien se ha convertido en una de las hero¨ªnas del trumpismo, experta linchadora en redes sociales y que cuenta todav¨ªa con el apoyo entusiasta del expresidente, es para muchos arriesgar las aspiraciones de reelecci¨®n. Algunos republicanos quieren ver en la votaci¨®n de este jueves una batalla por el alma del partido. Pero de momento, debido en parte a la entrega incondicional e interesada del establishment republicano a Trump durante estos cuatro a?os, esa alma es patrimonio de los radicales. Porque el Partido Republicano, hoy, es m¨¢s Marjorie Taylor Greene que Liz Cheney.
En medio del debate en el partido, el propio senador Mitch McConnell, que encarn¨® como nadie ese matrimonio de conveniencia entre Trump y un partido ya radicalizado por el Tea Party, dijo el lunes que las ¡°mentiras chifladas y las teor¨ªas conspiratorias¡± de Greene (a la que no mencionaba expl¨ªcitamente) son un ¡°c¨¢ncer¡± para el partido. ¡°Alguien que sugiere que quiz¨¢ ning¨²n avi¨®n golpe¨® al Pent¨¢gono en el 11-S, que los horrorosos tiroteos en las escuelas eran un montaje y que los Clinton estrellaron el avi¨®n de John Fitzgerald Kennedy junior no vive en la realidad¡±, dijo.
Masa cr¨ªtica
La ruptura lenta, cautelosa y titubeante que est¨¢ protagonizando McConnell con Trump ilustrael proceso que vive el propio partido. Despu¨¦s del asalto al Capitolio, parec¨ªa que una masa cr¨ªtica empezaba a comprender, al verlo en acci¨®n ante sus propios ojos, la envergadura del monstruo que hab¨ªan creado. El propio McConnell difundi¨® la idea de que estar¨ªa abierto a condenar a Trump en un juicio por su impeachment en el Senado. Pero, experto en las artes de dar una de cal y otra de arena, acab¨® diciendo que cree que dicho juicio en el Senado ser¨ªa inconstitucional.
La direcci¨®n republicana en la C¨¢mara baja trat¨® durante todo el mi¨¦rcoles, entre bambalinas, de alcanzar un acuerdo con los dem¨®cratas que les evitara el mal trago de la votaci¨®n. Pero lo ¨²nico que la habr¨ªa detenido, aseguraban los dem¨®cratas, es que el partido hubiera decidido unilateralmente obligar a Greene a abandonar los dos Comit¨¦s en los que se sienta, el de Presupuestos y el de Educaci¨®n, este ¨²ltimo especialmente llamativo si se tienen en cuenta sus opiniones sobre la lacra de los tiroteos en las escuelas.
Que el partido mayoritario en la C¨¢mara decida votar para alejar de los comit¨¦s a un miembro del partido minoritario es algo inusual. Y a eso planean agarrarse los republicanos, argumentando que sentar¨ªa un precedente peligroso castigar a una congresista por afirmaciones que realiz¨® antes de sentarse en la C¨¢mara. ¡°Los comentarios pasados de Marjorie Taylor Greene sobre los tiroteos en las escuelas, la violencia pol¨ªtica y las teor¨ªas conspiratorias antisemitas no representan los valores y creencias del grupo republicano en el Congreso. Condeno esos comentarios inequ¨ªvocamente¡±, dijo el l¨ªder de la minor¨ªa republicana en la C¨¢mara baja, Kevin McCarthy, en un comunicado. Pero, dejando claro que no ten¨ªa intenci¨®n de tomar medida alguna contra Greene, a?adi¨®: ¡°Los dem¨®cratas eligen elevar la temperatura dando el paso sin precedentes de avanzar en su aferramiento al poder¡±.
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