La ONU critica a la UE por su pol¨ªtica de devoluciones irregulares de migrantes a Libia en alta mar

Esclavitud, torturas, detenciones, secuestros por grupos armados, palizas, abusos sexuales, enfermedades, hambre. Estos son ejemplos de la cruda realidad a la que se enfrentan los miles de migrantes que son detenidos por los guardacostas libios en el Mediterr¨¢neo central y devueltos a la fuerza al pa¨ªs norteafricano. En un duro informe publicado este mi¨¦rcoles, l...

Esclavitud, torturas, detenciones, secuestros por grupos armados, palizas, abusos sexuales, enfermedades, hambre. Estos son ejemplos de la cruda realidad a la que se enfrentan los miles de migrantes que son detenidos por los guardacostas libios en el Mediterr¨¢neo central y devueltos a la fuerza al pa¨ªs norteafricano. En un duro informe publicado este mi¨¦rcoles, la ONU, a trav¨¦s del Alto Comisionado para los Derechos Humanos que lidera la chilena Michelle Bachelet, critica las pr¨¢cticas de devoluci¨®n en alta mar que algunos Estados miembros como Italia y Malta, junto a los guardacostas libios, realizan para evitar la llegada de solicitantes de asilo a su territorio. El organismo le da un toque a la UE, a la que responsabiliza de miles de muertes ¡°evitables¡± en el mar, y pide a Bruselas que revise su estrategia de devoluci¨®n porque ¡°pone en riesgo la vida¡± de los migrantes.

¡°Libia no es un lugar seguro para el regreso o el desembarco de los inmigrantes rescatados en el mar¡±, alerta en su contundente informe Desprecio letal: b¨²squeda y salvamento y protecci¨®n de los migrantes en el Mediterr¨¢neo central, de 37 p¨¢ginas, la alta comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet. Desde enero de 2019, casi 27.000 personas han sido devueltas desde aguas internacionales ¡ªexactamente desde la zona llamada SAR (Search and Rescue, B¨²squeda y Rescate)¡ª a las costas libias. Expertos como Sara Prestianni, responsable de migraci¨®n y asilo de EuroMed Rights, critican que sean pa¨ªses como Italia y Malta los que efect¨²en devoluciones en la frontera mar¨ªtima ¡ªllamadas pushbacks¡ª a trav¨¦s de ¡°agentes externos¡± como la Guardia Costera de Libia, un cuerpo ¡°entrenado, equipado y financiado por instituciones y pa¨ªses de la UE¡±, dice.

Cada vez son m¨¢s los migrantes que quedan a expensas de la Guardia Costera libia en medio del mar. En 2019, 8.403 personas fueron interceptadas por estos guardacostas, con la violencia que conlleva, y devueltas a los puertos del pa¨ªs magreb¨ª. En 2020, a?o en el que las llegadas a la UE por mar descendieron notablemente (95.031 frente a 123.663 del a?o anterior, seg¨²n la ONU), este tipo de retornos, sin embargo, se hicieron m¨¢s frecuentes: 10.352, seg¨²n la misma fuente. En lo que va de 2021, ya son alrededor de 8.000, seg¨²n denuncia en Twitter Safa Msehli, portavoz de la Organizaci¨®n Internacional para las Migraciones (OIM) en Ginebra y experta en Libia.

Un grupo de migrantes banglades¨ªes relata en el informe publicado este mi¨¦rcoles: ¡°Libia es horrible, no hay palabras para describir nuestro sufrimiento all¨ª (...). La situaci¨®n es tan insegura que uno debe arriesgar su vida en el agua¡±. La ONU les ha servido de altavoz: ¡°Libia no es puerto seguro¡±, repite el documento.

Pero no solo para aquellos que transitan el Mediterr¨¢neo central. La llamada de atenci¨®n del Alto Comisionado es un aviso para Gobiernos como el de Grecia, donde varias ONG documentan casi a diario, expulsiones de migrantes hacia Turqu¨ªa por parte de los guardacostas helenos en el mar Egeo. Y, aunque en menor medida, tambi¨¦n sucede en Chipre, que devuelve de manera forzosa a migrantes sirios a L¨ªbano y Turqu¨ªa, desliza Prestianni, autora de varios estudios al respecto. Ante esta situaci¨®n, Bachelet ha dado un pu?etazo encima de la mesa y ha pedido un giro radical en estas pol¨ªticas migratorias que la UE y los pa¨ªses mediterr¨¢neos llevan a cabo contra los migrantes desde hace ya al menos tres a?os, cuando los retornos empezaron a tomar mayor relevancia.

Las traves¨ªas hacia Europa por el Mediterr¨¢neo, confirma el informe, est¨¢n caracterizadas por ¡°embarcaciones superpobladas y no aptas para navegar, que van a la deriva sin comida ni agua y donde el riesgo de volcar o ahogarse es constante¡±. Manjou (nombre ficticio), una mujer embarazada de Burkina Faso, perdi¨® a su pareja cuando cay¨® por la borda durante una tempestad. Otros tres hombres murieron en su bote cuando, al cabo de los d¨ªas, ya no quedaba m¨¢s comida ni bebida. Algunas personas ten¨ªan tanta sed, cuenta la mujer seg¨²n la ONU, que beb¨ªan agua del mar. Dos ni?os murieron por ello. ¡°La verdadera tragedia es que una gran parte del sufrimiento y de las muertes en la ruta del Mediterr¨¢neo central son evitables¡±, lament¨® Bachelet, qui¨¦n ha urgido a Tr¨ªpoli y a Bruselas a encontrar soluciones para poner fin a estos retornos.

En su informe de este mi¨¦rcoles, la ONU ha puesto el foco en el Mediterr¨¢neo central, una ruta que por otra parte es la m¨¢s letal hacia la UE, con 2.739 fallecidos desde 2019. Solo en lo que va de a?o, unas 630 personas han perdido la vida en estas aguas, en su intento desesperado ¡ªdespu¨¦s de meses varados en diferentes puntos de ?frica, caminando por el desierto del S¨¢hara, y siendo v¨ªctimas de las mafias¡ª por alcanzar suelo europeo. Esta cifra contrasta con las cinco muertes en el Egeo, y las 107 en el Mediterr¨¢neo occidental, seg¨²n la OIM.

Bas¨¢ndose en entrevistas con v¨ªctimas y visitas al terreno, la ONU saca los colores a Bruselas y a los Veintisiete destapando fallos en los rescates por, entre otras razones, falta de transparencia y coordinaci¨®n ¡ª¡±cada a?o, el socorro llega demasiado tarde, o no llega¡±, reconoce Bachelet¡ª; obst¨¢culos al trabajo de las ONG con la incautaci¨®n de barcos y denuncias en juzgados contra miembros de la tripulaci¨®n humanitaria; y torpezas en los desembarcos, con una atenci¨®n muy precaria en los centros de recepci¨®n de migrantes. ¡°Lo que les est¨¢ sucediendo a los migrantes a lo largo de la ruta del Mediterr¨¢neo central es el resultado de un sistema fallido de gobernanza migratoria¡±, resume Bachelet.