La lenta agon¨ªa de los emigrantes encarcelados en Libia
EL PA?S visita un centro en Tr¨ªpoli donde malviven cientos de subsaharianos tras ser interceptados en el mar. En todo el pa¨ªs hay casi 6.000 refugiados y migrantes encerrados
El centro de detenci¨®n de emigrantes de Tayura, un municipio situado a 15 kil¨®metros al este de Tr¨ªpoli, se encuentra dentro de un complejo militar. Encerrados tras una puerta de hierro de unos cuatro metros de alto malviven 620 emigrantes y refugiados. Si alguno escapara de ah¨ª a¨²n le quedar¨ªan varios kil¨®metros por recorrer antes de alcanzar la calle. Desde el 1 de abril los detenidos comen solamente una vez al d¨ªa, duermen hacinados en un hangar y varios de ellos comentan que a menudo son golpeados por sus guardianes.
¡°Hace poco le partieron el brazo a un compa?ero. Pero no podemos denunciarlo con nombre y apellidos porque despu¨¦s habr¨¢ represalias¡±, susurra un emigrante. En el centro se ve a un subsahariano con el brazo enyesado. ¡°Esto es una prisi¨®n, no es un refugio¡±, denuncia otro. Los detenidos tienen varios tel¨¦fonos m¨®viles; cuatro para los 620 presos. ¡°Pero los tenemos que esconder para que no nos los roben los guardianes¡±, se?ala un tercero.
Nureld¨ªn El Gritli, director del centro, niega que exista violencia contra los detenidos. Asegura que en muy pocas ocasiones hubo intentos de fuga. ¡°Y hemos dado ¨®rdenes para que no les disparen¡±, a?ade. Respecto a los tel¨¦fonos, precisa: ¡°Est¨¢n prohibidos, pero sabemos que algunos los utilizan¡±.
La mayor¨ªa de los internos fueron detenidos en el mar, por la Guardia Costera de Libia, que recibe formaci¨®n y equipos de la Uni¨®n Europea. Cuando se le pregunta al director adjunto del centro de Tayura, Faraj Salam, por qu¨¦ est¨¢n detenidos, responde: ¡°En Libia est¨¢ considerado un delito entrar de forma ilegal en el pa¨ªs¡±.
Sin embargo, en las calles de Tr¨ªpoli hay cientos de emigrantes subsaharianos, mano de obra muy barata, que caminan en libertad. ¡°La situaci¨®n de esos emigrantes tampoco es segura¡±, replica Tarek Argaz, responsable de comunicaci¨®n en Libia del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur). ¡°Entrar o salir del pa¨ªs de forma irregular es un acto criminal, seg¨²n la legislaci¨®n libia¡±, indica Argaz. ¡°La polic¨ªa hace redadas cada cierto tiempo en las calles. Ya sean emigrantes o refugiados, viven bajo una amenaza constante¡±.
Bahar es un sudan¨¦s de Darfur que pag¨® 500 euros por cruzar el Mediterr¨¢neo. Pero la guardia costera libia lo detuvo. ¡°Llevo aqu¨ª dos a?os. Los de Sud¨¢n somos los m¨¢s numerosos y los que m¨¢s tiempo llevamos encerrados. ?Por qu¨¦?¡±, se pregunta. Otros emigrantes se quejan de que Acnur solo evac¨²a a los que tienen familias esper¨¢ndoles, mientras que los solteros aguardan a?os la libertad.
El portavoz de la organizaci¨®n dependiente de Naciones Unidas en Libia aclara: ¡°Las evacuaciones dependen de la vulnerabilidad, no de los a?os que lleve una persona [en Libia] ni de su nacionalidad. Todas las situaciones son dram¨¢ticas. Nosotros no creemos que tengan que estar presos ninguno de ellos, pero una mujer soltera con un ni?o es m¨¢s vulnerable en prisi¨®n que un hombre solo¡±.
Los que est¨¢n detenidos en el centro y tienen la condici¨®n de refugiado, es decir, los que huyen de conflictos armados o est¨¢n amenazados de persecuci¨®n o muerte en sus pa¨ªses, esperan que Acnur los traslade hacia alg¨²n pa¨ªs de Occidente. Algunos llevan m¨¢s de dos a?os presos, a la espera. Los que son emigrantes econ¨®micos, es decir, los que pasaban por Libia simplemente como un trampol¨ªn para mejorar sus vidas en Europa, solo aguardan que alguien los traslade a sus pa¨ªses de origen, ya sean sus embajadas o la Organizaci¨®n Internacional para las Migraciones (OIM), tambi¨¦n dependiente de la ONU.
Acnur es para los refugiados la ¨²nica esperanza de salvaci¨®n. Muchos de ellos, como ¨²nica medida desesperada, intentan entregar al periodista su n¨²mero de identificaci¨®n ante la agencia de la ONU. Mohamed Brahus es el ¨²nico sirio en el centro de Tayura. ¡°Me siento muy solo y desprotegido¡±, se?ala. ¡°Apenas duermo. Hice una huelga de hambre de 85 d¨ªas. ?Qu¨¦ m¨¢s puedo hacer? ?Quieren que me suicide?¡±.
Desde noviembre de 2017, Acnur ha trasladado a 4.369 refugiados fuera de Libia. ¡°Nosotros dependemos de las plazas que ofrezcan los pa¨ªses que acojan a estas personas¡±, explica Argaz. ¡°Los pa¨ªses de acogida este a?o han sido Canad¨¢, Italia, Holanda, Suecia y Noruega. Pero no podemos sacarlos a todos de golpe, ya que el procedimiento para pedir su liberaci¨®n a las autoridades, adem¨¢s del proceso de reasentamiento, lleva mucho tiempo. Para los que no quieran seguir detenidos en Libia, y no puedan ser evacuados, barajamos la posibilidad de que los acojan de nuevo el primer pa¨ªs al que acudieron como refugiados¡±.
El de Tayura es uno de los 25 centros de detenci¨®n oficiales existentes en Libia. Ahora mismo hay 5.695 refugiados y migrantes encerrados en estos lugares. Y de ellos, 2.433 se encuentran en Tr¨ªpoli, seg¨²n los datos de Acnur. Todos ellos dependen del Departamento contra la Inmigraci¨®n Ilegal (DCIM, por sus siglas en ingl¨¦s), que a su vez responde ante el Ministerio del Interior del Gobierno de Unidad Nacional libio, reconocido por la ONU.
El centro de Tayura, seg¨²n Acnur, no es de los mejores ni de los peores. Para visitarlo, el Ministerio del Interior exige ir acompa?ado por un fot¨®grafo del ministerio, adem¨¢s del traductor oficial y del agente de seguridad que acompa?a al traductor. El director adjunto, Faraj Salam, se queja amargamente de la escasez de medios: ¡°La gente de Interior no nos da medios ni comida para alimentar a los emigrantes. Nos mandan a gente para visitarnos, pero no nos mandan medios ni alimentos para los emigrantes. Hace poco lleg¨® una delegaci¨®n italiana y entonces vino mucha gente de Interior. Pero se fueron los italianos y se olvidaron de nosotros. Ahora ni siquiera nos hab¨ªan avisado de que ven¨ªan ustedes¡±.
Los emigrantes y refugiados detenidos confirman que solo comen una vez al d¨ªa. El director adjunto ya lo hab¨ªa dicho antes: ¡°La empresa que estaba contratada dej¨® de venir porque no se le pagaba¡±, comenta Faraj Salam. ¡°Ahora, seguimos aliment¨¢ndolos gracias a nuestro esfuerzo, a una organizaci¨®n no gubernamental libia que se llama Kafaa y a donantes privados. Las ONG internacionales no nos ayudan. M¨¦dicos sin Fronteras solo lo hizo un d¨ªa¡±.
El responsable de Acnur en Libia sostiene que el Programa Mundial de Alimentos, dependiente de la ONU, a veces entrega comida. ¡°Pero nuestra organizaci¨®n no abastece a los centros de detenci¨®n porque eso ser¨ªa perpetuar esta pr¨¢ctica. Estamos en contra de que detengan a gente, y no queremos estar subvencionando su detenci¨®n. Hay bastantes centros con escasez de comida y agua. La responsabilidad de darles alimentos y agua es de las autoridades. Nosotros ofrecemos otro tipo de asistencia¡±.
Por su parte, Prince Alfani, coordinador m¨¦dico de M¨¦dicos Sin Fronteras (MSF) en Libia, se?ala: ¡°Nosotros hemos denunciado continuamente la insuficiente cantidad y la mala calidad de los alimentos que se distribuyen en los centros de detenci¨®n. Aunque la provisi¨®n de comida no es nuestra responsabilidad, durante una situaci¨®n de emergencia, como la reciente fase del conflicto armado en Tr¨ªpoli, nosotros hemos facilitado comida en los centros de Tayura y de Sabaa¡±.
Finalmente, los dos directores del centro accedieron a que se hablase con los emigrantes, pero solo durante 20 minutos, y con ellos dos y el fot¨®grafo del Ministerio del Interior presentes en la conversaci¨®n. Y solo se pod¨ªa acceder al patio, no al hangar en el que duermen los detenidos. Durante esos 20 minutos, los emigrantes se apelotonaban para contar sus casos. El somal¨ª Mohamed Brahim, de 20 a?os, que lleva un a?o y dos meses preso, intent¨® expresarse en varias ocasiones, pero otros se le adelantaban. Viendo que el director daba por concluida la visita, Brahim acert¨® a resumir su mensaje en una sola palabra:
¡ªAy¨²denme
El infierno de las prisiones ilegales
En varias plazas de Tr¨ªpoli pueden verse decenas de emigrantes agrupados por nacionalidades. J¨®venes de N¨ªger, de Mal¨ª, de Camer¨²n¡. En cuanto un veh¨ªculo se detiene se amontonan decenas de ellos alrededor. Y el conductor elige el n¨²mero de peones que se lleva. Son mano de obra muy barata, que sobrellevan como pueden las horas t¨®rridas de sol y no pueden protestar si el que les contrata les paga la mitad de lo prometido. Pero muchos de ellos aseguran que el peor trago lo pasan cuando atraviesan la frontera y las mafias que los han tra¨ªdo hasta Libia los meten en prisiones ilegales. Despu¨¦s de haber pagado un precio por el viaje, los encarcelan para extorsionar a sus familiares y que paguen m¨¢s.
Abdul¨¢, un maliense de 32 a?os, relata: ¡°Yo estuve encerrado en una prisi¨®n de Beni Walid (en el sureste de Libia) durante dos meses y dos semanas. Cada ma?ana me golpeaban y me pon¨ªan al tel¨¦fono a mis familiares para que les dijera que si no pagaba me matar¨ªan¡±. ¡°Unos pagan 300 d¨®lares y otros han llegado a pagar hasta 2.000¡±, contin¨²a Abdul¨¢. ¡°El dinero se suele entregar en Egipto a trav¨¦s de las empresas Western Union o MoneyGram¡±.
Cuando se le pregunta por qu¨¦ escogi¨® Libia para intentar cruzar el Mediterr¨¢neo Abdul¨¢ contesta: ¡°Antes de venir te dicen que el dinar libio es una moneda fuerte, que puedes ahorrar dinero si trabajas en la calle. Y es verdad. Pero lo que no te dice nadie es que vas a pasar demasiado tiempo en Libia¡±.
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