Un escrutinio ag¨®nico deja la presidencia de Per¨² en el aire
El izquierdista Castillo aventaja ligeramente a Fujimori, aunque ella podr¨ªa beneficiarse del voto exterior
El c¨®mputo de votos en Per¨² est¨¢ siendo este lunes ag¨®nico. La diferencia entre los candidatos a la presidencia del pa¨ªs era m¨ªnima, apenas les separan unos cuantos miles de votos. El izquierdista Pedro Castillo tom¨® la delantera en la recta final del conteo oficial, a medida q...
El c¨®mputo de votos en Per¨² est¨¢ siendo este lunes ag¨®nico. La diferencia entre los candidatos a la presidencia del pa¨ªs era m¨ªnima, apenas les separan unos cuantos miles de votos. El izquierdista Pedro Castillo tom¨® la delantera en la recta final del conteo oficial, a medida que se registraban las casillas del campo y de la selva. Sin embargo, la conservadora Keiko Fujimori estaba en disposici¨®n de revertir la situaci¨®n gracias al voto procedente de ciudadanos que viven en el extranjero, que en teor¨ªa le favorece.
Con el 95,13% escrutado, Castillo obtiene el 50,18% de los votos. Fujimori, el 49,82%. Les separaban 60.900 papeletas. Una distancia muy peque?a. Esa tendencia podr¨ªa voltearse al sumar los votos de los peruanos en el extranjero, cuyo censo asciende a 750.000 personas. En un margen tan estrecho cualquier voto cuenta.
La noche electoral del domingo fue trepidante. La distancia entre ambos candidatos, populistas y vistos como potenciales peligros para la estabilidad democr¨¢tica del pa¨ªs, era tan peque?a como anticipaban los sondeos. En la ¨²ltima semana de campa?a las encuestadoras ya revelaban un empate t¨¦cnico. El primer sondeo r¨¢pido de Ipsos, basado en 30.000 entrevistas a pie de urna, otorgaba una ligera ventaja a Fujimori, de seis d¨¦cimas. Que el margen de error fuese de tres puntos invitaba a la calma. La familia Fujimori, sin embargo, lo celebr¨® en Lima como un gran logro.
El asunto cambi¨® horas despu¨¦s. El sondeo r¨¢pido, que ya contaba votos reales en las casillas, daba sobre las diez de la noche una victoria a Castillo por cuatro d¨¦cimas. El margen de error era menor, de un punto porcentual, pero de nuevo era un empate. Los seguidores de Per¨² Libre, el partido que invit¨® a Castillo como candidato, lo celebraron en Tacabamba, la ciudad serrana y rural desde donde sigui¨® los resultados el maestro de escuela. La localizaci¨®n de los candidatos fue premonitoria.
Todo estaba el aire. Uno y otro salieron a pedir calma y llamaron a respetar el resultado, fuese cual fuese. Con eufemismos deslizaban que podr¨ªa producirse un pucherazo, aunque nada serio. Sus seguidores se encontraron en una plaza de Lima y hubo algunos encontronazos de poca importancia. Las previsiones de violencia en caso de que el margen entre ellos fuera estrecho y alguno de los dos no reconociera los resultados no se cumplieron.
Cerca de la medianoche, el comit¨¦ electoral dio sus primeros datos. Con el 40% revisado, Fujimori aventajaba al maestro de escuela en cinco puntos, casi 600.000 votos. El presidente de ese organismo advirti¨® que esas papeletas hab¨ªan sido contadas en Lima y las ciudades m¨¢s pr¨®ximas. Es decir, era un voto urbano, el m¨¢s favorable a Fujimori. Faltaban las zonas m¨¢s alejadas del Per¨².
El margen, a medida que se extend¨ªa el conteo a esas zonas, se fue estrechando, cada vez m¨¢s, hasta que a mediod¨ªa del lunes, con el 94%, Castillo tom¨® la delantera. Se impuso en 17 de las 25 regiones del pa¨ªs. Su ventaja en el conteo oficial en el interior era imparable. A partir de ese momento solo se estaban repasando colegios electorales donde el que tambi¨¦n fuera sindicalista arrasa, sin duda.
¡°Vengo del Per¨² profundo¡±, as¨ª ha arrancado sus m¨ªtines a lo largo de la campa?a. El mensaje conecta con el mundo rural, el selv¨¢tico y, adem¨¢s, con los m¨¢s pobres que viven en los cerros de las ciudades, cuyas ra¨ªces se encuentran ah¨ª. Gente de provincias que lleg¨® a las ciudades en los ochenta. Y puede que en esas monta?as se haya fraguado su triunfo, de momento. Lima importa mucho, porque en la capital vive un tercio de la poblaci¨®n, y aqu¨ª la campa?a de Castillo ha tenido poco relumbre. Pero el maestro, adscrito a un partido marxista-leninista aunque ¨¦l diga no comulgar del todo con esas ideas, ha logrado equilibrar la balanza aglutinando mucho del voto perif¨¦rico. ¡°En costa, sierra y mar, Pedro ganar¨¢¡±, coreaban sus seguidores en los m¨ªtines. Castillo ha recuperado las arengas p¨²blicas en las plazas, ahora que las campa?as priman lo virtual.
Castillo y Fijumori van a ser dos presidentes improbables. Cada uno por motivos diferentes. La hija del aut¨®crata que gobern¨® Per¨² en la d¨¦cada de los noventa con mano de hierro y dej¨® un reguero de casos de corrupci¨®n a sus espaldas se presentaba por tercera vez consecutiva a las elecciones presidenciales. En las dos ¨²ltimas perdi¨® en la segunda vuelta.
A las de 2021 se inscribi¨® despu¨¦s de haber dilapidado su credibilidad pol¨ªtica obstruyendo el Congreso. Las encuestas le daban pocas opciones de pasar a la segunda vuelta. La justicia, adem¨¢s, le persigue por lavado de activos y crimen organizado. Sin embargo, con solo un 13% pas¨® a segunda vuelta, como si el fujimorismo se resistiera a morir.
Se encontr¨® entonces con otro candidato casi desconocido, Pedro Castillo, un hombre que vino de la serran¨ªa montado a lomos de un caballo y agitando un sombrero de palma.
Era el mejor de los oponentes que se pudo encontrar para sus intereses. En 2016 se las vio con Pedro Pablo Kuczynski, un banqueo y exministro septuagenario, otro conservador. Ahora ten¨ªa enfrente a alguien totalmente distinto.
Fujimori arranc¨® con 20 puntos de distancia, pero con una campa?a muy agresiva contra Castillo ¡ªque ¨¦l no supo o no pudo contrarrestar¡ª recort¨® toda esa ventaja, hasta llegar a este escenario de infarto. El establishment peruano ayud¨®. Las grandes ciudades se llenaron de carteles que dec¨ªan con todas las letras que la llegada de Castillo supondr¨ªa el advenimiento del comunismo, y por tanto un populismo autoritario al estilo de Cuba o Venezuela. Eso le granje¨® el favor de sectores conservadores y m¨¢s centrados que ven en Fujimori un mal menor.
Castillo ha tratado de desembarazarse de esa etiqueta. Con Fujimori ha coincidido en el conservadurismo social ¡ªantiaborto o matrimonio gay¡ª, aunque al final fue relajando esas posturas en busca, tambi¨¦n, del peruano m¨¢s urbanita y centrado.
A los dos candidatos les separa un palmo. Despu¨¦s de siete semanas agotadoras de campa?a, de un cuerpo a cuerpo tenso que ha dividido a Per¨² y ha enfrentado a amigos y familiares, uno de los dos se har¨¢ con la victoria por solo unos cuantos miles de votos.
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