R¨¦quiem por la soldada Vanessa Guill¨¦n
La militar, acosada durante meses en la base de Fort Hood en EE UU sin que se tomaran medidas, acab¨® descuartizada. Su caso ha dado alas a una nueva ley y puesto el foco en el alcance e impunidad de los abusos sexuales en el Ej¨¦rcito
R¨¦quiem por la soldadaVanessa Guill¨¦n
El amanecer en Fort Hood se parece al de un anuncio muy famoso de la campa?a para la reelecci¨®n del presidente Ronald Reagan en 1984. El v¨ªdeo comenzaba con una voz en off que, envuelta en una m¨²sica apacible, anunciaba: ¡°De nuevo es de d¨ªa en Am¨¦rica¡±. Segu¨ªan im¨¢genes de ciudades y barrios residenciales, de un chico repartiendo peri¨®dicos, un ejecutivo bajando de un taxi, un tractor labrando la tierra con el sol t¨ªmido de primera hora, una pareja cas¨¢ndose. Orden, prosperidad, buen rollo. Nadie querr¨ªa salir de all¨ª.
A las ocho de la ma?ana, esta base militar de Texas, una de las mayores de Estados Unidos, lleva un buen rato en plena actividad. Los militares acaban de realizar su hora y media de ejercicio diario. Los ni?os acuden a las guarder¨ªas y los colegios. Los padres, a sus puestos de trabajo. En la compa?¨ªa Delta, octavo batall¨®n de ingenieros, segunda brigada, ensayan la ceremonia de cambio de guardia que van a celebrar al mediod¨ªa y entonan su himno: ¡°Marchad, cantad nuestra canci¨®n, con el Ej¨¦rcito de los libres¡±.
El 22 de abril de 2020, una de esas apacibles y ordenadas primeras horas del d¨ªa, la soldada Vanessa Guill¨¦n, de 20 a?os, desapareci¨®. Hab¨ªa sido acosada durante meses, ante los ojos de su unidad, sin que nadie tomase medidas. Encontraron su cuerpo descuartizado, dos meses despu¨¦s, cerca de la base. Otro soldado la hab¨ªa asesinado. Ha tenido que pasar m¨¢s de un a?o para que el Ej¨¦rcito haya considerado probado el acoso, aunque no por parte del hombre que la mat¨®. Veinti¨²n altos cargos han sido relevados o castigados por los graves errores cometidos en cada uno de los puntos del proceso.
Una investigaci¨®n independiente llevada a cabo en la base tras el suceso revel¨® un clima ¡°permisivo con el acoso y la agresi¨®n sexual¡± que llevaba a las militares, sencillamente, a actuar ¡°en modo supervivencia¡±. El panel entrevist¨® a 507 mujeres y en cuanto a agresiones sexuales, hall¨® 93 testimonios cre¨ªbles de los que solo 59 hab¨ªan sido reportados, por miedo al ostracismo. Por lo que respecta al acoso, los investigadores hallaron 135 casos cre¨ªbles entre esas 507 mujeres encuestadas y solamente 72 lo hab¨ªan notificado. La mitad de ellas dijo que no confiaba en sus superiores.
La historia de Vanessa puso el foco en la lacra de los abusos en el Ej¨¦rcito, pero tambi¨¦n se?al¨® a Fort Hood como un lugar especialmente maldito: su tasa de delitos sexuales es un 75% superior a la media del Ej¨¦rcito, sufre la segunda mayor incidencia de intentos de suicidio y ocupa la peor posici¨®n en detecci¨®n de drogas. Mientras los investigadores buscaban a Vanessa, se toparon con el cad¨¢ver de Gregory Morales, otro soldado que hab¨ªa desaparecido un a?o atr¨¢s y fue declarado desertor.
En Fort Hood viven 38.000 soldados y la cifra supera las 70.000 personas si se incluyen a familias y empleados civiles. Es como una gran ciudad con restaurantes, boleras, hoteles, oficinas bancarias y peluquer¨ªas, pero sin tr¨¢fico imposible. Hasta se puede ver a uniformados en bicicleta. Situada entre Austin y Waco, ocupa 214.000 acres (algo m¨¢s de 86.000 hect¨¢reas), m¨¢s que la ciudad de Nueva York entera, y es la ¨²nica base de todo el pa¨ªs capaz de albergar y entrenar dos divisiones acorazadas. Fue fundada en enero de 1942, cuando Estados Unidos se involucr¨® en la II Guerra Mundial, y por sus filas pas¨® un joven llamado Elvis Presley.
Fort Hood recibe el sobrenombre de ¡°el gran lugar¡±, por la calidad de vida que ofrece a los militares y sus familias. Es el cuartel general del III Cuerpo y tambi¨¦n se hace llamar, con orgullo, ¡°el martillo de Am¨¦rica¡±.
A la soldada Vanessa Guill¨¦n la mataron a martillazos en la cabeza. Luego la metieron en una caja con ruedas, la llevaron a un r¨ªo, la desmembraron y la quemaron.
1. ACOSO, DESAPARICI?N Y MUERTE
Est¨¢n clavadas varias cruces en una orilla del r¨ªo Le¨®n, rodeadas de mensajes, v¨ªrgenes y abalorios; representan tres tumbas por los tres agujeros diferentes en los que fueron enterrados los restos de Vanessa: la cabeza separada del tronco y el tronco de sus extremidades. Gloria, su madre, acudi¨® all¨ª una vez, el 14 de diciembre, porque quer¨ªa verlo con sus propios ojos y rezar. El cura la consuela, le dice que Vanessa muri¨® como Jesucristo, con sufrimiento, para salvar la vida de otras muchachas. Otros le dicen que olvide el dolor, que todas esas perrer¨ªas se las hicieron ya muerta. Pero ella piensa en las que le hicieron en vida porque recuerda todo lo que ocurri¨® desde que entr¨® en Fort Hood en 2018 como una pel¨ªcula de terror a c¨¢mara lenta.
¡°En tres o cuatro meses ya no era la misma. Un d¨ªa me dijo: ¡®Fort Hood es el infierno, mami. Estoy viendo mucho acoso a las j¨®venes, mucha maldad, hay muchas pandillas, mucha droga en todas partes, muchos suicidas¡±, rememora la mujer, de 43 a?os. ¡°Yo le dije que rompiera ese contrato inmediatamente y se fuera de all¨ª, pero no pod¨ªa, deb¨ªa cumplir tres a?os antes de poder hacerlo¡±, contin¨²a.
Su ¨¢nimo empeor¨®, perdi¨® peso, se le ca¨ªa el pelo. Un s¨¢bado de febrero de 2020 Gloria la sent¨® en la cocina y la hizo hablar. ¡°?Te acuerdas de que te dije que acosaban a muchachas, mami? Es que yo soy una de ellas¡¯, me dijo. Le pregunt¨¦ si la hab¨ªan llegado a tocar pero me respondi¨® que dos amigos all¨ª dentro la proteg¨ªan. Yo le rogu¨¦ que denunciara, pero me asegur¨® que no servir¨ªa de nada, que nunca hac¨ªan caso de las denuncias. ¡®Si la gente a la que acudes es la misma que viola, ?crees que van a hacer algo?¡¯, me explic¨®. Me dijo que esperar¨ªa a poder salir de all¨ª para hablar. Le faltaba un a?o¡±. Vanessa pidi¨® ese destino porque se encontraba a tres horas en coche de su familia, que vive en Houston. Era la segunda de seis hermanos nacidos en Estados Unidos, de padres originarios de M¨¦xico.
Cuesta respirar en casa de los Guill¨¦n. El hogar entero se ha transformado en un mausoleo para Vanessa. Fotos, dibujos y pinturas con su rostro ocupan todas las paredes. Su juventud, su belleza apabullante, sus ojos brillantes observan desde todos los rincones. Las estanter¨ªas hasta el suelo est¨¢n llenas de recuerdos, postales, condecoraciones regaladas por otros soldados, banderas. Su gorra, sus botas, su foto de graduaci¨®n. La madre env¨ªa correos al presidente, Joe Biden, pero ¨¦l no le responde. La abuela lleva una camiseta con la cara de la nieta fallecida, tambi¨¦n la t¨ªa. Acaba de cumplirse un a?o de su muerte. No confirmar¨ªan la tragedia hasta el 30 de junio, cuando encontraron los restos, pero desde que ese 22 de abril dej¨® de responder mensajes, todos en su casa sab¨ªan que algo malo hab¨ªa pasado.
Aquella ma?ana de mi¨¦rcoles Guill¨¦n deb¨ªa procesar equipamientos rotos en una sala de armas y validar algunas numeraciones en otra. A las 10.03 entr¨® en la primera y a las 10.15 se dirigi¨® a la segunda. En esta ¨²ltima estaba el soldado Aaron Robinson. No se volvi¨® a saber de ella. A las 11.05 ya no respondi¨® el mensaje de texto del soldado de la primera sala. Se hab¨ªa dejado sus llaves, su identificaci¨®n militar y su tarjeta de cr¨¦dito. Su compa?era de habitaci¨®n no la hab¨ªa visto desde que dej¨® los barracones por la ma?ana. El soldado Robinson, tambi¨¦n de 20 a?os, dijo que Guill¨¦n se hab¨ªa marchado tras hacer su trabajo, sin m¨¢s. Dos testigos testificaron despu¨¦s, en el mes de mayo, que ese mismo d¨ªa le vieron trasladando a su veh¨ªculo una caja grande y dura, con ruedas, que parec¨ªa muy pesada.
La familia de Vanessa estaba desesperada. Aquella tarde del 22 de abril, Mayra, la hermana mayor, fue a Fort Hood. Pasar¨ªan semanas en un motel cercano mientras la buscaban. Quer¨ªan contratar a un detective, pero no ten¨ªan dinero. Aunque el Ej¨¦rcito comprendi¨® enseguida que su ausencia no era voluntaria, fue declarada, por motivos burocr¨¢ticos, ausente sin permiso ¡ªla antesala de la deserci¨®n¡ª desde el 24 de abril hasta el 30 de junio, cuando unos obreros que trabajaban en una cerca junto al r¨ªo Le¨®n en Belton (Texas) encontraron restos humanos.
Esa misma noche de junio, la novia de Robinson confes¨®. Cecily Aguilar ya hab¨ªa sido interrogada previamente por la polic¨ªa, pero admiti¨® que hab¨ªa mentido. El soldado hab¨ªa matado a su compa?era a golpes de martillo en la sala de armas. Sali¨® de Fort Hood ya muerta, dentro de la caja. Robinson pidi¨® ayuda a Cecily para hacerla desaparecer, la recogi¨® en coche y juntos fueron al r¨ªo. El mismo d¨ªa que la encontraron, el soldado escap¨® de la custodia militar y, cuando la polic¨ªa iba a por ¨¦l, se suicid¨® con un arma de fuego.
2. UN SECRETO A VOCES EN LA BASE
¡°Guill¨¦n fue acosada sexualmente por un supervisor. Este supervisor cre¨® un ambiente intimidante y hostil. Los responsables de la unidad estaban informados de ese acoso, al igual que los responsables de ese supervisor, y no tomaron medidas adecuadas¡±.
¡°Los mandos fracasaron a la hora de corregir las acciones de un l¨ªder t¨®xico¡±.
¡°El responsable interino de Fort Hood y su personal fueron excesivamente reticentes a colaborar con los medios y proporcionar la informaci¨®n correcta [tras la desaparici¨®n de la soldada] con el fin de proteger la investigaci¨®n¡±.
¡°Cuando Fort Hood adopt¨® una estrategia de comunicaci¨®n, ya hab¨ªa perdido la confianza de la familia Guill¨¦n, de la comunidad que lo rodea y de la naci¨®n¡±.
Las citas corresponden a la investigaci¨®n administrativa puesta en marcha el pasado septiembre a cargo del general Michael Garrett sobre todas las pesquisas en torno a la desaparici¨®n y muerte de Guill¨¦n. Fue publicada el pasado 30 de abril, hace menos de dos meses. Hasta entonces, el Ej¨¦rcito no hab¨ªa reconocido probado, negro sobre blanco, la existencia de ning¨²n asedio, que ella oficialmente rehus¨® denunciar pero se conoc¨ªa, y tampoco lo vincula a su muerte.
El acoso hab¨ªa comenzado en verano de 2019, con un comentario de tipo sexual por parte de un supervisor, que le propuso participar en un tr¨ªo. Eso contrari¨® a Guill¨¦n y, a partir de ese momento, el supervisor la convirti¨® en un objetivo. Dos de sus compa?eros informaron a los superiores de ello. Le llamaba la atenci¨®n delante de sus compa?eros y la pon¨ªa como mal ejemplo constantemente. En una ocasi¨®n, en un ejercicio de entrenamiento sobre el terreno, este superior acudi¨® a su encuentro mientras ella estaba a solas, ase¨¢ndose en el bosque.
La misma investigaci¨®n concluye que el soldado Robinson hab¨ªa estado acosando sexualmente al menos a otra militar de la base, pero no ha encontrado pruebas de que tambi¨¦n lo hiciera con Guill¨¦n. No se ha establecido oficialmente un m¨®vil para ese crimen. ¡°La novia de Robinson declar¨® a la polic¨ªa que, seg¨²n este le cont¨®, mat¨® a Guill¨¦n porque la joven hab¨ªa amenazado con contar por ah¨ª un affaire que ¨¦l manten¨ªa, algo sin sentido. La hip¨®tesis m¨¢s probable es que Robinson la quiso agredir y ella se defendi¨®, pero no se podr¨¢ concluir porque en la base hicieron todo tan mal que dejaron que se escapara y ahora est¨¢ muerto¡±, se?ala el coronel Don Christensen, fiscal y juez militar retirado que ahora preside Protect our defender, una organizaci¨®n que lucha contra la violencia sexual en el Ej¨¦rcito.
Christensen fue fiscal jefe de la Fuerza A¨¦rea entre 2010 y 2014, periodo en el que vio y sufri¨® los fallos del sistema, hasta que un caso concreto colm¨® el vaso y le hizo dejarlo: ¡°Proces¨¦ a un piloto por agredir sexualmente a una civil en Italia. Su mando hizo todo lo posible para evitar que fuera a juicio, pero conseguimos que se juzgara y ganamos¡ Pero cuatro meses despu¨¦s, el mando superior anul¨® la condena porque era un buen padre de familia y toda la respuesta de la Fuerza A¨¦rea a esa decisi¨®n fue hacer todo lo posible por proteger al general que anul¨® la condena. La condena fue en octubre de 2012, la revocaron en febrero de 2013 y yo me retir¨¦ al a?o siguiente¡±.
En el a?o fiscal 2020, de las 5.640 acusaciones de agresi¨®n sexual que los supervisores de las Fuerzas Armadas estadounidenses presentaron oficialmente, solo 255 fueron a juicio. Y de esas, explica Christensen, tan solo 50 supusieron una condena relacionada con el delito sexual.
El Ej¨¦rcito considera probado que a Vanessa Guill¨¦n la acos¨® sistem¨¢ticamente un militar, pero que la mat¨® otro y que este otro hab¨ªa acosado a otra soldada, pero no ven pruebas de que lo hiciera con ella (hasta que la mat¨® a martillazos el 22 de abril de 2020). Otro informe de un comit¨¦ independiente, formado por investigadores civiles y publicado el pasado 8 de diciembre, dibuj¨® un clima lo bastante venenoso como para que incluso esto parezca veros¨ªmil.
Las 136 p¨¢ginas que ocupan apenas dan un respiro. ¡°El programa de prevenci¨®n y respuesta al acoso y la agresi¨®n sexual [Sharp, en sus siglas en ingl¨¦s] era ineficaz hasta el punto de que hab¨ªa un ambiente permisivo con el acoso y la agresi¨®n sexual¡±, comienza. ¡°En Fort Hood hab¨ªa un riesgo claro de agresiones sexuales relacionadas con soldadas sobre las que se podr¨ªa haber intervenido, pero desgraciadamente el enfoque de los responsables fue un business as usual (lo de siempre) que provoc¨® que las soldadas, sobre todo en las brigadas de combate, adoptaran el modo supervivencia [...] y temieran informar de las agresiones y ser aisladas y revictimizadas¡±.
3. NUEVAS LEYES Y CAMBIO DE CULTURA
La comandante Gabriela Thompson se incorpor¨® a la oficina de comunicaci¨®n de la base el pasado septiembre y es quien gu¨ªa a EL PA?S en el paseo por la instalaci¨®n, donde todo el mundo saluda con una sonrisa y, a la luz del d¨ªa, las cosas parecen funcionar como un reloj. ?C¨®mo es posible que esto ocurriera? ¡°La confianza es algo que se erosion¨® durante los ¨²ltimos 20 a?os. Lo atribuimos al hecho de que estuvimos concentrados en las operaciones durante ese tiempo. La confianza entre los soldados y el mando se da?¨® y si no hay esa confianza no van a informar de un caso de acoso o agresi¨®n¡±, explica. Desde el esc¨¢ndalo, a?ade, se ha notado un incremento de denuncias, aunque ¡°eso no significa que hayan aumentado los abusos, sino que la gente se siente un poco m¨¢s c¨®moda denunciando¡±.
La base ha puesto ahora en marcha la Operaci¨®n Las Personas, Primero, un paquete de medidas a diferentes niveles que busca restablecer esa confianza, desde facilitar las v¨ªas de comunicaci¨®n hasta reforzar la formaci¨®n sobre la identificaci¨®n del acoso. ¡°No se trata solo de powerpoints¡±, dice Thompson, sino de ¡°ponerles en situaciones reales¡±.
Mejorar la comunicaci¨®n hacia el exterior es otra de las m¨²ltiples recomendaciones planteadas por los expertos. El coronel Myles Caggins tambi¨¦n se incorpor¨® al equipo de relaciones p¨²blicas tras el caso Guill¨¦n. Ven¨ªa de otras misiones de comunicaci¨®n nada f¨¢ciles, como la guerra de Irak o la prisi¨®n de Guant¨¢namo. Tambi¨¦n habla de la confianza. ¡°Eso se convierte en una bola que hace met¨¢stasis y provoca una crisis¡±, dice. La soldada Guill¨¦n, contin¨²a, ¡°era nuestra hermana y su legado sigue vivo en c¨®mo tratamos de cambiar la cultura aqu¨ª¡±. En el regimiento de la tercera de caballer¨ªa, donde ella serv¨ªa, hay 4.000 soldados, de ellos, 500 mujeres. Caggins destaca que la primera sargento de 2020 es una mujer latina, Ashlee Ibarra.
El crimen de Vanessa sucedi¨® en un ambiente de por s¨ª t¨®xico, con altas tasas de suicidio, consumo de drogas y otros delitos en comparaci¨®n con la media del Ej¨¦rcito. Sobre estos, tampoco se actuaba como deb¨ªa. Seg¨²n el informe del panel de investigadores independiente, que concluy¨® a primeros de noviembre, entre 2018 y 2020 se suicidaron 50 soldados y fueron asesinados 11, pero el responsable de la investigaci¨®n de Fort Hood solo ha trabajado en los casos de dos soldados desaparecidos en cinco a?os. Elder Fernandes, un militar de 23 a?os, fue encontrado el pasado agosto ahorcado en un ¨¢rbol cerca de la base tras d¨ªas desaparecido.
Despu¨¦s del examen de diciembre, 14 cargos de Fort Hood y de la Unidad de Investigaci¨®n de Delitos del Ej¨¦rcito fueron relevados o suspendidos. Y despu¨¦s de los hallazgos de abril, seis oficiales m¨¢s han sido penalizados. El secretario del Ej¨¦rcito, Ryan McCarthy, dijo: ¡°Ese informe llevar¨¢ al Ej¨¦rcito a cambiar nuestra cultura¡±.
Los informes y el dolor. Las d¨¦cadas de lucha infructuosa por frenar las agresiones sexuales en el Ej¨¦rcito han provocado un cambio en el Congreso de Estados Unidos. La senadora dem¨®crata Kirsten Gillibrand lleva a?os de campa?a para lograr que salga adelante una ley que marcar¨ªa un punto de inflexi¨®n en el modo en el que el mundo castrense lidia con estas cuestiones y est¨¢ logrando cada vez m¨¢s apoyos republicanos, entre ellos, el de la senadora Joni Ernst, una ex teniente coronel que, seg¨²n revel¨® en 2019, tambi¨¦n fue v¨ªctima de agresi¨®n.
La propuesta de ley retirar¨ªa a la cadena de mando la autoridad para decidir si se procesa a un militar por delitos no contemplados en la justicia militar, como los relacionados con la violencia sexual o el robo. Es decir, fiscales militares pero independientes de la cadena de mando tomar¨ªan la decisi¨®n. El caso de la soldada de Fort Hood ha dado otro impulso a estas iniciativas. En la C¨¢mara de Representantes, la congresista Jackie Speier ha presentado otro proyecto de ley similar, la ley I am Vanessa Guill¨¦n, (yo soy Vanessa Guill¨¦n).
Como sucedi¨® con la muerte del afroamericano George Floyd, que tambi¨¦n dio nombre a una propuesta de ley, familia y organizaciones conf¨ªan en que la muerte de Guill¨¦n sirva para cambiar el curso de la historia. Es mal asunto que en Estados Unidos pongan una ley con tu nombre. El de Guill¨¦n figura incluso en una de las puertas de entrada a Fort Hood. Dice Gloria, su madre, que quer¨ªa ser militar desde ni?a, que en vez de jugar con mu?ecas le ped¨ªa pistolitas de agua. Siempre pens¨® que se le pasar¨ªa la fijaci¨®n, pero al acabar en el instituto se alist¨®. ¡°Me dijo: ¡®mami, yo quiero servir a mi pa¨ªs¡±. Gloria y su esposo no pudieron ir a la ceremonia de graduaci¨®n de su hija. Dos d¨¦cadas despu¨¦s de emigrar de M¨¦xico siguen sin papeles.
CR?DITOS:
Redacci¨®n: Amanda Mars
Video y foto: M¨®nica Gonz¨¢lez
Edici¨®n de video: Montserrat Lemus
Edici¨®n visual: H¨¦ctor Guerrero
Dise?o - Front End: Alfredo Garc¨ªa