De paria a hero¨ªna: la hondure?a asesinada que sigue luchando por los derechos trans en Am¨¦rica Latina
Vicky Hern¨¢ndez fue discriminada por transg¨¦nero, prostituta y seropositiva. Doce a?os despu¨¦s de su homicidio, su caso puede abrir puertas en la lucha de la comunidad LGTBI de toda la regi¨®n
A las mejores amigas de Vicky Hern¨¢ndez se les puede dividir en dos grupos: las que est¨¢n muertas y las exiliadas. En vida, esta mujer transg¨¦nero asesinada a los 26 a?os fue discriminada por su identidad, por ser trabajadora sexual y seropositiva. Tras su ejecuci¨®n por un tiro en la cabeza durante el golpe de Estado de Honduras de 2009, la joven que...
A las mejores amigas de Vicky Hern¨¢ndez se les puede dividir en dos grupos: las que est¨¢n muertas y las exiliadas. En vida, esta mujer transg¨¦nero asesinada a los 26 a?os fue discriminada por su identidad, por ser trabajadora sexual y seropositiva. Tras su ejecuci¨®n por un tiro en la cabeza durante el golpe de Estado de Honduras de 2009, la joven que a menudo llegaba a casa golpeada, v¨ªctima de ataques de odio, y que luch¨® por los derechos trans y por sacar adelante a su familia, atrajo a un ej¨¦rcito de mujeres diversas que ahora luchan para que su muerte no quede impune.
Entre quienes impulsan el caso ¡®Vicky Hern¨¢ndez y otros contra Honduras¡¯ ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos ¡ªque podr¨ªa determinar por primera vez la responsabilidad de un Estado en la muerte de una persona trans¡ª est¨¢n algunas compa?eras que le sobrevivieron, como Claudia Spellmant, quien dirige el Colectivo Unidad Color Rosa, donde Vicky se convirti¨® en activista. Spellmant tuvo que exiliarse a Estados Unidos para no acabar como ella. Tambi¨¦n est¨¢n su madre y su hermana Tatiana, que siempre la apoyaron, y otras profesionales que, sin conocerla personalmente, se unieron al litigio, como la abogada colombiana Angelita Baeyens, de la Fundaci¨®n de Derechos Humanos Robert F. Kennedy de Washington; la activista hondure?a Indyra Mendoza, coordinadora de la Red L¨¦sbica Cattrachas; o la perito argentina Marlene Wayar, quien tambi¨¦n es transg¨¦nero y que declar¨® como experta en el juicio.
Todas ellas han tenido un rol importante en un caso en el que se juzga al Estado hondure?o por la muerte de Vicky, que se produjo durante un toque de queda y en un contexto de ataques y violencia contra la poblaci¨®n trans, muchas veces de manos de las fuerzas de seguridad p¨²blica. ¡°El caso de Vicky es tan poderoso y contundente en la corte porque ella no fue la ¨²nica mujer trans que asesinaron en Honduras durante el golpe de Estado. Hubo dos ese d¨ªa, otra al d¨ªa siguiente y siete en otra semana. En total fueron 15 y todas fueron ejecutadas extrajudicialmente con un disparo en la cabeza y sus casos est¨¢n impunes¡±, le dice a EL PA?S Indyra Mendoza de Cattrachas, la organizaci¨®n no gubernamental que recopila datos de la muerte de personas LGTBI en Honduras y que impuls¨® el caso de Vicky en la Corte Interamericana.
El veredicto, que debe emitirse pr¨®ximamente, puede suponer adem¨¢s un hito en la defensa de los derechos de la poblaci¨®n LGTBI en toda la regi¨®n. ¡°La muerte de ella no va a quedar impune porque se van a reconocer los derechos de los transg¨¦nero¡±, dice esperanzada Claudia Spellmant desde Nueva York, donde se exili¨® en 2013 por amenazas y tras ser v¨ªctima de ataques poco despu¨¦s de lanzarse a la pol¨ªtica en Honduras. ¡°Estoy ansiosa y con sentimientos encontrados. Pensar que tuvo que morir ella para que le pusieran atenci¨®n a la comunidad trans. Honduras va a ser un ejemplo. Tiene que salir algo positivo de esto negativo¡±, afirma en una entrevista a trav¨¦s de Zoom.
La voz de esta mujer transg¨¦nero de 43 a?os tuvo un papel predominante en las audiencias virtuales del caso el pasado mes de noviembre. Los jueces escucharon en su testimonio c¨®mo para mujeres como ella ejercer la prostituci¨®n es casi la ¨²nica salida en un pa¨ªs que las discrimina sistem¨¢ticamente. Tambi¨¦n dijo que sus peores agresores ¡°han sido siempre los polic¨ªas¡±. Spellmant conoci¨® a Vicky Hern¨¢ndez a principios de la d¨¦cada del 2000 en Ciudad de Guatemala. La recuerda como una persona muy joven, que ten¨ªa ¡°sue?os de tener una carrera acad¨¦mica¡±, algo que no hab¨ªa podido hacer por ser pobre y trans, dos condiciones que le obligaron a dejar la escuela en sexto grado. En aquella ¨¦poca, ambas se dedicaban a la prostituci¨®n y decidieron viajar al pa¨ªs vecino para ¡°ganar un poco m¨¢s y porque era un poco m¨¢s seguro¡±, cuenta.
Aunque no se conoc¨ªan de antes, a veces coincid¨ªan en un caf¨¦ del Parque Central, donde las trabajadoras sexuales sol¨ªan comprar comida para llevar. ¡°En una ocasi¨®n me encontr¨¦ con Vicky y surgi¨® esa empat¨ªa. Como ¨¦ramos del mismo pa¨ªs empezamos a conversar¡±, recuerda. En 2007, cuando las dos mujeres hab¨ªan regresado a San Pedro Sula, de donde son originarias, se volvieron a encontrar en el local de la organizaci¨®n que hab¨ªa montado Spellmant para ayudar a otras mujeres trans. ¡°Vicky lleg¨® a pedir condones para hacer su trabajo y se interes¨® en la organizaci¨®n. Como viv¨ªa cerca, se convirti¨® en una de las l¨ªderes m¨¢s activas¡±, afirma. La joven pas¨® a ser una figura p¨²blica que representaba al Colectivo Unidad Color Rosa en los medios, iba a las marchas, e incluso como portavoz a las reuniones de sociedad civil y Gobierno.
Pero ese rol activo en defensa de su comunidad no proteg¨ªa a Vicky de la violencia transf¨®bica. ¡°Siempre me dec¨ªa que era muy duro trabajar en la calle porque hab¨ªa discriminaci¨®n¡±, relata por tel¨¦fono desde San Pedro Sula su hermana Tatiana Rapalo. ¡°Siempre ven¨ªa golpeada o asaltada y sufr¨ªa mucho¡±. Pese a los ataques, la joven segu¨ªa trabajando porque era el sost¨¦n de la casa: manten¨ªa a su madre, a su hermana menor y a una sobrina, la hija de otro hermano que hab¨ªa sido asesinado y que ten¨ªa 2 a?os y medio cuando mataron a Vicky.
¡°La historia de Vicky no empieza con su muerte¡±, asegura la abogada Angelita Baeyens de la fundaci¨®n RFK. ¡°Ella ya hab¨ªa sufrido muchos abusos durante su vida, entre otras cosas, por parte de la propia polic¨ªa. Y tambi¨¦n hab¨ªa sido v¨ªctima de saber que no pod¨ªa acudir a la protecci¨®n de las autoridades cuando sufr¨ªa ataques a manos de personas particulares. Por ejemplo, unos pocos meses antes de su muerte, ella ya hab¨ªa sufrido una agresi¨®n por parte de un guardia de seguridad privado¡±. Esa vez, seg¨²n recuerdan su hermana y sus amigas, el vigilante le dio un machetazo a la cabeza y, aunque present¨® una denuncia, ¨¦sta no procedi¨®.
Las pruebas reunidas por la comunidad trans, claves en el caso
El 29 de junio de 2009, el cuerpo sin vida de Vicky Hern¨¢ndez apareci¨® en una calle de San Pedro Sula con un impacto de bala en la cabeza. Las dos ¨²ltimas personas que la vieron con vida, Michelle Torres y Fergie Alicia, otras dos mujeres transg¨¦nero, contaron que la perdieron de vista cuando sal¨ªan de casa de una amiga y lleg¨® una patrulla de polic¨ªa que empez¨® a perseguirlas. Cada una corri¨® en una direcci¨®n. Separarse era una estrategia que ten¨ªan en su grupo para tratar de evitar las agresiones sistem¨¢ticas por parte de las fuerzas de seguridad, como explic¨® Claudia Spellmant en el juicio ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos.
Las dos testigos presenciales no han podido declarar en ese tribunal porque fueron asesinadas poco despu¨¦s. Pero el rol de la comunidad transg¨¦nero de San Pedro Sula ha sido clave para reunir las evidencias del caso. Una de esas mujeres, Lisa Camacho, fue la encargada de preparar el cuerpo de Vicky para el velorio, que hicieron en la sede de la organizaci¨®n. La mujer, que tambi¨¦n tuvo que exiliarse despu¨¦s a Estados Unidos, se dio cuenta de que el cad¨¢ver no presentaba ninguna cicatriz que indicara que las autoridades le hubieran practicado una autopsia, algo que en las audiencias del caso Spellmant atribuy¨® a una discriminaci¨®n por ser trans y VIH positiva.
La defensa de Vicky alega que no se investigaron las evidencias que aparecieron al lado de su cuerpo ¡ªuna bala y un cond¨®n usado¡ª, y que la forma en la que la asesinaron, con un disparo en la cabeza, coincide con c¨®mo mataron a las otras 14 mujeres trans que fueron asesinadas durante el golpe de Estado, un patr¨®n que Angelita Baeyens interpreta ¡°casi como una limpieza social¡±. Adem¨¢s dice que, doce a?os despu¨¦s de su muerte, el Estado no ha hecho casi nada para investigar el asesinato.
En su turno ante la corte, los representantes del Ministerio P¨²blico de Honduras dijeron que no hab¨ªa evidencias de que la muerte de Vicky fuera a manos de las fuerzas del orden y alegaron que en el pa¨ªs se han producido avances en la protecci¨®n de las personas vulnerables y que se ha capacitado a funcionarios p¨²blicos para tratar de sensibilizarlos con la diversidad de g¨¦nero. Sin embargo, Indyra Mendoza, de Cattrachas, afirma que en la pr¨¢ctica, el rechazo a la comunidad LGTBI sigue matando en Honduras. ¡°Aunque no est¨¢ criminalizada la homosexualidad, todas las dem¨¢s leyes que nos discriminan hacen que no tengamos derechos¡±, lamenta. Y menciona el caso de una lesbiana puertorrique?a que, tras enfermarse, falleci¨® en territorio hondure?o porque no reconoc¨ªan a su esposa para autorizar su salida del pa¨ªs en un helic¨®ptero medicalizado que le consiguieron. ¡°Se tardaron dos d¨ªas m¨¢s y se muri¨®. La mataron¡±, afirma.
Por eso, para las mujeres que defienden a Vicky ante la corte, este caso es tan importante. ¡°Esperamos que el veredicto sea favorable¡±, dice la abogada Baeyens. ¡°Pero para m¨ª la pregunta es qu¨¦ tan lejos va a llegar la corte en t¨¦rminos de sus reparaciones y medidas de no repetici¨®n¡±. Por su parte, su familia espera una sentencia ejemplar para que otras mujeres transg¨¦nero no tengan que sufrir como ella. ¡°La verdad es que no se va a revivir la vida de Vicky, porque lo que m¨¢s anhelamos nosotros es estar con ella¡±, dice su hermana Tatiana. ¡°Pero s¨ª quiero que tengan derechos y que haya respeto hacia ellas¡±.
Para la familia, la espera de la sentencia es tambi¨¦n una carrera contrarreloj porque la madre de Vicky, de 65 a?os, est¨¢ enferma de c¨¢ncer. ¡°Dice que antes de partir quieren que haya justicia¡±, afirma Tatiana. En la brigada de defensa de Vicky hay adem¨¢s una sensaci¨®n de que la llegada del caso a la Corte Interamericana es ya una victoria p¨®stuma tras su asesinato. ¡°Ella era una defensora, una activista. Entonces, saber que a¨²n despu¨¦s de su muerte se ha llevado la bandera de su activismo adelante, yo quisiera creer que se sentir¨ªa muy orgullosa y contenta¡±, sostiene Angelita Baeyens. ¡°Es una gran responsabilidad con la familia, con la organizaci¨®n en la que ella trabajaba y con sus amigas y sus compa?eras, aunque muy pocas quedan vivas. Creo que estar¨ªa satisfecha, contenta de que la lucha sigue vigente¡±.
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