Los democristianos pierden el tim¨®n tras la marcha de Merkel
La canciller deja un partido descompuesto que trata de digerir su debacle electoral por un candidato fallido
Las elecciones alemanas del 26 de septiembre propinaron una sonora bofetada de realidad a los democristianos de Angela Merkel. El partido que gobern¨® 52 de los 72 a?os de la Rep¨²blica Federal, que ven¨ªa de ganar con la canciller cuatro comicios federales seguidos y miraba con condescendencia a los socialdem¨®cratas y sus pobres resultados, se desplom¨® en las urnas hasta su peor registro hist¨®rico. La Uni¨®n Cristianodem...
Las elecciones alemanas del 26 de septiembre propinaron una sonora bofetada de realidad a los democristianos de Angela Merkel. El partido que gobern¨® 52 de los 72 a?os de la Rep¨²blica Federal, que ven¨ªa de ganar con la canciller cuatro comicios federales seguidos y miraba con condescendencia a los socialdem¨®cratas y sus pobres resultados, se desplom¨® en las urnas hasta su peor registro hist¨®rico. La Uni¨®n Cristianodem¨®crata (CDU) y su partido hermano b¨¢varo, la Uni¨®n Socialcristiana (CSU), que concurren juntos a las elecciones, obtuvieron un ins¨®lito 24,1% de los sufragios. La debacle electoral ha sumido en el caos a los conservadores. La CDU se prepara ahora para liderar la oposici¨®n, pero tiene mucho que recomponer de puertas para adentro. Sin rumbo, desunida y carente de un l¨ªder que lleve el tim¨®n, el partido de Merkel se pregunta c¨®mo saldr¨¢ del hoyo.
La propia canciller tiene buena parte de culpa del estado ruinoso de su formaci¨®n, que sigue en shock porque no conceb¨ªa que su suelo electoral pudiera bajar del 30%. Tomar conciencia del tortazo le llev¨® varios d¨ªas a su l¨ªder, Armin Laschet, que se hizo de rogar para felicitar por su victoria al candidato socialdem¨®crata, Olaf Scholz. En lugar de hacerlo en p¨²blico, le mand¨® una carta por correo postal. ¡°Merkel no ha preparado su sucesi¨®n, y ese ha sido un error terrible que proyecta una sombra muy oscura en su legado¡±, apunta Uwe Jun, profesor de Ciencia Pol¨ªtica en la Universidad de Trier y autor de varias monograf¨ªas sobre pol¨ªtica federal. La canciller no dio a ninguno de sus compa?eros en el partido la oportunidad de construirse un perfil s¨®lido de candidato. ¡°En los ¨²ltimos cuatro a?os se ha desentendido de su partido, como si ya no le interesara. Aunque siempre ha tenido una relaci¨®n ambivalente con su propia formaci¨®n¡±, a?ade Jun.
Merkel s¨ª llego a amadrinar a dos figuras potentes de la CDU. La primera, Ursula von der Leyen, acab¨® de presidenta de la Comisi¨®n Europea. La segunda, Annegret Kramp-Karrenbauer, aupada a la presidencia del partido por la canciller a finales de 2018, cay¨® v¨ªctima de una parte de su propia formaci¨®n solo 14 meses despu¨¦s. Fue incapaz de imponerse en el esc¨¢ndalo de las elecciones regionales de Turingia y dio una imagen de debilidad que acab¨® con sus oportunidades de suceder a la canciller. Desde entonces, Merkel se ha mantenido al margen de las luchas de poder internas y no ha apoyado a ninguno de los hombres ¨Cellos son abrumadora mayor¨ªa en la c¨²pula y entre la cosecha de nuevas promesas¨C que aspiran a liderar a los conservadores alemanes.
El descalabro de la CDU tiene varias causas. Desde 2017 el partido ha obtenido resultados bastante pobres en varias elecciones regionales, recuerda Gero Neugebauer, polit¨®logo de la Universidad Libre de Berl¨ªn especializado en maquinaria electoral, que han ido minando su imagen de ¡°partido popular¡± (Volkspartei). La deficiente gesti¨®n del liderazgo interno desde la retirada de Merkel como presidenta del partido, el conflicto en Turingia y, m¨¢s recientemente, varios esc¨¢ndalos de corrupci¨®n y la err¨¢tica direcci¨®n de la pandemia por parte del ministro de Sanidad de la CDU, Jens Spahn, han ido colmando el vaso de la paciencia de los votantes conservadores, en opini¨®n de Neugebauer: ¡°El partido ha ido cre¨¢ndose una imagen de organizaci¨®n incapaz de actuar, algo que pudo comprobarse durante la campa?a. La CDU fue incapaz de movilizar a sus seguidores¡±. Pero si hay algo que pone de acuerdo a todos los analistas como desencadenante del batacazo de la CDU es una decisi¨®n clave ante unas elecciones: el candidato.
Armin Laschet, presidente del Estado m¨¢s poblado de Alemania, Renania del Norte-Westfalia, nunca ha conectado con los votantes. Su valoraci¨®n en las encuestas fue mala durante toda la campa?a. Empez¨® con mal pie. Elegido presidente de la CDU en enero, cuando venci¨® frente al halc¨®n Friedrich Merz, inici¨® su liderazgo cuestionado por parte de su propia formaci¨®n. Merz, eterno rival de Merkel que propon¨ªa un giro a la derecha, era mucho m¨¢s popular que ¨¦l entre las bases, pero la directiva prefiri¨® el centrismo y la continuidad del legado de la canciller que representaba Laschet. En marzo la CDU sufri¨® un duro rev¨¦s en dos elecciones regionales, en Baden-W¨¹rttemberg y Renania-Palatinado, que tambi¨¦n le dej¨® tocado. Otros comicios exitosos en Sajonia-Anhalt en junio le dieron un respiro. Muy breve. En julio, cuando el oeste de Alemania vivi¨® sus peores inundaciones en medio siglo, Laschet fue grabado en segundo plano ri¨¦ndose a carcajadas mientras el presidente, Frank-Walter Steinmeier, daba el p¨¦same por las v¨ªctimas. Esa imagen le cost¨® la campa?a, sostienen no pocos analistas.
¡°Nombrarle candidato fue una mala decisi¨®n¡±, asegura, contundente, Jun. Laschet, un pol¨ªtico resistente que durante su carrera ha superado obst¨¢culos que parec¨ªan insalvables, consigui¨® que la Uni¨®n, como se conoce al t¨¢ndem que forman la CDU y la CSU, le apoyara a ¨¦l frente al carism¨¢tico Markus S?der, l¨ªder de la formaci¨®n b¨¢vara. Una vez m¨¢s, la preferencia de las bases y de los ciudadanos ¨CS?der se col¨® entre los candidatos mejor valorados sin serlo¨C se decantaba por su rival. Pero Laschet prevaleci¨®. Por el bien de los democristianos, no deber¨ªa haber sido as¨ª. ¡°A los votantes no les gustan los partidos que no act¨²an unidos. Eso dio una ventaja tremenda a los socialdem¨®cratas que por primera vez en lo que va de siglo ten¨ªan a un candidato m¨¢s popular que el conservador. A Laschet no lo quer¨ªan ni los suyos, y eso lo perciben los electores¡±, opina Jun.
La primera tarea de la derrotada CDU ser¨¢ reconciliar el partido. Tambi¨¦n deber¨¢ cerrar la brecha que separa a los 400.000 afiliados que forman las bases y la c¨²pula despu¨¦s de que esta tomara demasiadas decisiones sin escuchar a la militancia. Por ¨²ltimo, los democristianos tienen pendiente definir qu¨¦ valores representan. Entre una parte de las bases cunde la idea de que Merkel convirti¨® la formaci¨®n en ¡°un partido atrapalotodo, en el mal sentido¡±, dice Jun. Creen que en la b¨²squeda del voto de centro, ese que decide las elecciones, se diluy¨® el ideario conservador. Otros le afean que al escorarse al centro dio alas a la ultraderecha de Alternativa para Alemania (AfD). Est¨¢ por ver si la CDU post-Merkel vuelve a virar a la derecha de Merkel.
Renovaci¨®n total
En una Alemania que ha visto c¨®mo se quiebra el sistema tradicional de partidos ¨Ccon democristianos y socialdem¨®cratas como las formaciones mayoritarias que arrastraban entre el 30 y el 40% de los votos y que ahora rondan el 25%¨C los conservadores han entendido que las viejas f¨®rmulas no les van a sacar del agujero. Mientras Olaf Scholz, el l¨ªder del SPD (25,7% de los votos), negocia una coalici¨®n de Gobierno con los verdes (14,8%) y los liberales del FDP (11,5%), el partido que todav¨ªa lidera Armin Laschet se prepara para una renovaci¨®n total. Eso anunci¨® la direcci¨®n del partido en el congreso de su organizaci¨®n (Junge Union), celebrado hace unos d¨ªas en M¨¹nster y en el que Laschet asumi¨® su culpa sin pa?os calientes. ¡°La responsabilidad de la campa?a electoral y de este resultado es m¨ªa, y de nadie m¨¢s¡±, asegur¨®.
La salida de Laschet es un hecho, pero no se concretar¨¢ hasta principios del a?o que viene, cuando se convoque el pr¨®ximo congreso federal. Las bases del partido reclaman m¨¢s participaci¨®n directa frente al sistema de voto actual, en el que 1.001 delegados eligen al presidente de la formaci¨®n. Lo que ha empezado ya es la lucha por encaramarse a lo m¨¢s alto del partido. El congreso de las juventudes sirvi¨® para que algunos posibles candidatos empezaran a dejarse ver. Nadie descarta para la carrera a Friedrich Merz, pese a que con 65 a?os dif¨ªcilmente encarna una renovaci¨®n generacional. Norbert R?ttgen, exministro de Medio Ambiente y presidente de la comisi¨®n de Exteriores del Bundestag, de 56 a?os, tambi¨¦n est¨¢ en las quinielas. Entre las j¨®venes promesas destaca el ministro de Sanidad, Jens Spahn, de 41 a?os. El secretario general, Paul Ziemiak, de 36 a?os; el presidente de la Junge Union, Tilman Kuban, de 34 a?os, y el presidente del Sarre, Tobias Hans, de 43 a?os, son otros de los j¨®venes pesos pesados del partido. Entre los nombres que suenan para liderarlo no se escucha el de ninguna mujer.
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