El l¨ªder de la CDU se aferra al intento de negociar un Gobierno mientras arrecian las cr¨ªticas en su partido
El democristiano Armin Laschet defiende que nadie tiene un mandato claro y que buscar¨¢ el acuerdo con verdes y liberales
Mientras en el SPD todo eran sonrisas y felicitaciones, un ambiente sombr¨ªo presid¨ªa la Konrad-Adenauer-Haus, sede de los democristianos en Berl¨ªn, el d¨ªa despu¨¦s de los comicios. A primera hora de la tarde de este lunes, casi una hora despu¨¦s de lo previsto, Armin Laschet comparec¨ªa para reafirmarse en su intenci¨®n de negociar una coalici¨®n para gobernar Alemania. Muy en¨¦rgico, defendi¨® que ninguno de los dos grandes partidos tiene un mandato claro para formar Gobierno, ni el suyo ni el SPD de Olaf Scholz, ganador de los comicios por un estrecho margen. Por tanto, ¨¦l tambi¨¦n est¨¢ legitimado para intentar un pacto con verdes y liberales, reivindic¨®, pese a las preguntas de los periodistas que le recordaban su segundo puesto en las elecciones.
Es algo m¨¢s que eso. Laschet ha arrastrado a su partido al peor resultado de su historia, un 24,1%, casi nueve puntos menos de los que consigui¨® Angela Merkel en su cuarto mandato. La debacle es tal, que muchos cuadros medios de la formaci¨®n se han quedado sin esca?o. Acabar a un paso de la oposici¨®n despu¨¦s de 16 a?os seguidos en el poder ha tenido un efecto casi inmediato en la CDU. Apenas horas despu¨¦s de que se conocieran los primeros resultados oficiales, a Laschet se le empezaba a revolucionar el partido. Uno tras otro, varios diputados y l¨ªderes regionales y locales empezaron a cuestionar su actitud.
El primer ministro de Sajonia, el democristiano Michael Kretschmer, fue de los m¨¢s madrugadores. Dijo que hab¨ªa que admitir claramente la derrota y reconocer que el resultado es un terremoto para el partido. La CDU ha perdido mucho apoyo en la antigua Alemania oriental en favor de la formaci¨®n ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD), que es la fuerza m¨¢s votada en dos Estados, Sajonia y Turingia. ¡°Las p¨¦rdidas han sido especialmente dr¨¢sticas en el Este¡±, reconoci¨® Laschet. El aislamiento de los ultras, con los que ninguna otra formaci¨®n pacta ni dialoga m¨¢s all¨¢ de los debates en los medios de comunicaci¨®n, no ha podido contener su avance en algunos territorios. A nivel federal, el partido perdi¨® dos puntos (10,3%) con respecto a 2017, cuando entr¨® por primera vez en el Bundestag con un discurso antiinmigraci¨®n.
Scholz asegur¨® que los resultados env¨ªan un mensaje muy claro de que la CDU ¡°debe ir a la oposici¨®n¡±. Tambi¨¦n una encuesta publicada el lunes muestra que una mayor¨ªa de votantes creen que el pr¨®ximo canciller tiene que ser el socialdem¨®crata.
Laschet se mantuvo firme en la rueda de prensa. Aunque admiti¨® que la CDU necesita ¡°renovarse¡± y reconoci¨® que parte de la culpa del fracaso es suya, insisti¨®: ¡°En Alemania se convierte en canciller el que consigue una mayor¨ªa¡±. Un Gobierno dirigido por los democristianos ¡°es lo mejor para el pa¨ªs¡±, a?adi¨®, y dijo sentirse obligado a intentarlo. Distintas voces empiezan a cuestionar su decisi¨®n, que interpretan como una lucha por su propia supervivencia pol¨ªtica. Laschet anunci¨® hace semanas que se quedar¨ªa en Berl¨ªn independientemente del resultado de las elecciones. Cuando tome posesi¨®n de su esca?o en el Bundestag tendr¨¢ que dejar de ser presidente de Renania del Norte-Westfalia. Los dos cargos son incompatibles, por lo que el land necesitar¨¢ un jefe de Gobierno de transici¨®n hasta las elecciones regionales de mayo de 2022 y Laschet, asegurarse un buen puesto en la capital en caso de que termine en la oposici¨®n.
Laschet quiere intentar una coalici¨®n Jamaica, es decir, la que formar¨ªan su partido, representado con el color negro, Los Verdes y los liberales del FDP, que se identifican con el amarillo. ¡°Es perfectamente posible¡±, asegura Kristina Spohr, polit¨®loga de la London School of Economics, que recuerda otras tres ocasiones en las que un partido, el SPD, qued¨® segundo por varios puntos en las elecciones y se ali¨® con los liberales para arrebatarle el poder a la ganadora CDU. Ocurri¨® con Willy Brandt en 1969 y con Helmut Schmidt en 1976 y 1980. ¡°Una diferencia de un punto y medio es peque?a y no es ning¨²n fen¨®meno nuevo el que el segundo partido trate de lograr la Canciller¨ªa¡±, comenta.
Con Laschet aferr¨¢ndose a esa posibilidad, las principales cr¨ªticas llegan desde el partido hermano b¨¢varo de la CDU, la CSU. Ambas formaciones presentan un candidato conjunto a los comicios federales. Seg¨²n la agencia de noticias DPA, los l¨ªderes de la CSU no ven con buenos ojos que Laschet insista en intentar una coalici¨®n. Los problemas entre socios no son nuevos. En primavera, el presidente de Baviera y l¨ªder de la CSU, Markus S?der, trat¨® de arrebatarle la candidatura alegando su mayor popularidad, pero la CDU hizo valer su condici¨®n de socio mayoritario e impuso a Laschet. Pesos pesados del partido, como el ministro de Sanidad, Jens Spahn, o el exministro Norbert R?ttgen, reclamaron este lunes un cambio en la CDU. Miembros menos destacados llegaron a pedir la dimisi¨®n de su candidato.
Los resultados de las elecciones parecen indicar que buena parte del voto que ven¨ªan cosechando los democristianos era prestado del centroizquierda. Un mill¨®n y medio de personas que apoyaron a Merkel en 2017 se han pasado ahora al SPD, seg¨²n datos de transferencia de voto. M¨¢s de 900.000 han puesto una cruz en la casilla de Los Verdes. La CDU tendr¨¢ que hacer introspecci¨®n para ver qu¨¦ ha provocado el desastre, si la marcha de Merkel, presentar un candidato d¨¦bil y que cometi¨® errores durante la campa?a, la decadencia de los partidos tradicionales o todo ello a la vez.
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