El dif¨ªcil aterrizaje de una pol¨ªtica local en la capital alemana
Annegret Kramp-Karrenbauer no ha logrado crecer como l¨ªder desde que dejara el peque?o Estado del Sarre para ascender en la pol¨ªtica nacional
Golpe mortal. La crisis de Turingia ha puesto fin a 14 meses de liderazgo de Annegret Kramp-Karrenbauer al frente del centroderecha alem¨¢n, la Uni¨®n Dem¨®crata Cristiana (CDU), un partido dividido cuyas costuras no ha sido capaz de sellar. En este tiempo, AKK, como se la conoce en Alemania, no ha logrado crecer como la l¨ªder capaz de suceder a la canciller Angela Merkel. Pero, sobre todo, no ha logrado domar al ala derecha del partido, que no ha acabado de digerir su ajustada derrota en el congreso hist¨®rico celebrado en Hamburgo hace un a?o, ni de aceptar a Kramp-Karrenbauer como sucesora continuista de una canciller que ellos consideran demasiado centrada. AKK era la candidata llamada a profundizar el legado de Merkel, tras su salida de la pol¨ªtica el a?o que viene. Pero los grandes planes para esta pol¨ªtica del peque?o Estado del Sarre, han acabado por naufragar.
Al final, ha sido una agrupaci¨®n regional, la CDU de Turingia, la encargada de desafiar abiertamente la autoridad de la presidenta del partido obviando su directriz de no cooperar con la ultraderecha y la que ha acabado por derribarla. Kramp-Karrenbauer viaj¨® la semana pasada a Erfurt, la capital del Estado, para hacer entrar en vereda a los suyos, pero volvi¨® con las manos semivac¨ªas. Fue incapaz de poner orden en sus propias filas y su debilidad pol¨ªtica se volvi¨® evidente a ojos de todo el pa¨ªs.
M¨¢s all¨¢ de ataques procedentes de supuesto fuego amigo, lo cierto es que en este a?o largo al frente del centroderecha alem¨¢n, la candidatura de AKK no ha terminado de cuajar. La pol¨ªtica, de 57 a?os y actual ministra de Defensa, ha encadenado traspi¨¦s y no ha conseguido despegar en las encuestas de popularidad entre los votantes. Primero fue un chiste sobre los aseos unisex, que cay¨® mal; luego, la respuesta a un youtuber cr¨ªtico que fue interpretada como una llamada a limitar la libertad de expresi¨®n. Como ministra de Defensa ha protagonizado tambi¨¦n pol¨¦micas, como la propuesta de una zona de protecci¨®n internacional, que hizo p¨²blica sin consultar siquiera con el Ministerio de Exteriores.
A Kramp-Karrenbauer se la considera eficiente y disciplinada, pero no acaba de conectar con el p¨²blico y, a diferencia de Merkel, no ha sido capaz de convertir su falta de carisma en un rasgo de personalidad atractivo ni admirado. Desde que preside la CDU adem¨¢s, el partido no ha dejado de sufrir sucesivos varapalos en los comicios regionales, lo que ha contribuido a minar la moral en las filas de la formaci¨®n.
Ganar elecciones
Licenciada en Derecho y Ciencias Pol¨ªticas, AKK escal¨® puestos en el partido desde bien joven hasta acabar presidiendo el Sarre. All¨ª demostr¨® saber ganar elecciones y ser una buena negociadora, capaz de tender puentes entre los partidos. Pero esa experiencia local no ha sido suficiente en lo nacional en un clima pol¨ªtico crecientemente polarizado y sometido a considerables dosis de inestabilidad.
Kramp-Karrenbauer era hasta hace un par de a?os una pol¨ªtica con 18 a?os de experiencia en la pol¨ªtica regional en un Estado de un mill¨®n de habitantes y casi ninguna en la pol¨ªtica nacional e internacional. El salto a la capital ha resultado m¨¢s complicado de lo previsto para esta cat¨®lica practicante. En parte, porque su rodaje ha coincidido con el final de la era Merkel, tras 15 a?os al frente de Alemania. Los cuchillos est¨¢n ya bien afilados a estas alturas y quienes en el partido reniegan de la canciller convirtieron autom¨¢ticamente a AKK en su rival. Pero tambi¨¦n, porque suceder a Merkel, un gigante pol¨ªtico que sigue liderando las encuestas de popularidad en Alemania, es un reto tit¨¢nico.
AKK se hizo con la presidencia de la CDU en diciembre de 2018 con 517 votos frente a 482 de su rival, Friedrich Merz, que propon¨ªa un giro a la derecha. En aquel congreso pronunci¨® un discurso muy aplaudido y prometi¨® unir al partido. Hizo concesiones a los conservadores con el nombramiento, por ejemplo, del secretario general del partido y la organizaci¨®n de un seminario sobre inmigraci¨®n. Pero el ruido de sables nunca ces¨®, hasta tal punto que el pasado noviembre, en Leipzig, Kramp-Karrenbauer plant¨® cara a sus detractores desde el escenario del palacio de congresos y les inst¨® a hablar "aqu¨ª y ahora". Cosech¨® una ovaci¨®n y parec¨ªa haber cerrado filas. En realidad, AKK solo hab¨ªa logrado ganar algo de tiempo.
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