La mancha negra que devora un pa¨ªs
Las im¨¢genes tomadas por el fot¨®grafo Musuk Nolte en los primeros d¨ªas del derrame de petr¨®leo en las costas peruanas, considerado el peor desastre ecol¨®gico de la historia del pa¨ªs, son un s¨ªmbolo de la impotencia de los ciudadanos frente a una industria que ha causado cientos de desastres similares durante d¨¦cadas
Hace tiempo que la met¨¢fora m¨¢s precisa del Per¨² dej¨® de ser ¡ªcomo dice cierto dicho popular¡ª ¡°un mendigo sentado en banco de oro¡±. La imagen que mejor retrata al pa¨ªs en el siglo XXI ya dio la vuelta al mundo y es esta: un obrero con traje de bioseguridad frente a un mar contaminado por miles y miles de litros de petr¨®leo. Un S¨ªsifo contempor¨¢neo que intenta limpiar una playa manchada de aquella sustancia prehist¨®rica usando solo sus manos y un balde, aun sabiendo que pronto la marea alta embarrar¨¢ otra vez la orilla.
El fot¨®grafo Musuk Nolte captur¨® el trabajo de estos peruanos en los primeros d¨ªas del que hoy es considerado ¡°el peor desastre ecol¨®gico de la historia del Per¨²¡±, un da?o que, a la luz de las ¨²ltimas investigaciones, parece imposible de reparar. Al principio, la multinacional Repsol inform¨® que solo se hab¨ªan derramado siete galones de petr¨®leo (unos 26 litros). D¨ªas despu¨¦s, el Ministerio del Ambiente dijo que se trataba de 6.000 barriles (casi un mill¨®n de litros). El viernes, sin embargo, las autoridades precisaron la cifra: como m¨ªnimo, comunicaron, fueron 11.900 barriles de crudo (casi dos millones de litros) vertidos al Pac¨ªfico cerca de la refiner¨ªa La Pampilla, operada por la compa?¨ªa, cuando descargaba el combustible de un buque frente a las costas del Callao (la misma empresa elev¨® el viernes su c¨¢lculo hasta unos 10.400 barriles). Vista desde el cielo, hablamos de una mancha oscura y viscosa que en menos de una semana ya hab¨ªa devorado una extensi¨®n de mar y playa similar a m¨¢s de 1.200 canchas de f¨²tbol.
Hacer un inventario del desastre aqu¨ª ser¨ªa imposible. La mancha sigue expandi¨¦ndose hacia el norte. Pero ha contaminado ya m¨¢s de 20 playas y cinco reservas naturales, matado a incontables ejemplares de peces, aves y nutrias, y ha dejado sin trabajo a m¨¢s de 3.000 personas, entre pescadores, artesanos y comerciantes. Mientras contin¨²an las investigaciones fiscales por el delito de contaminaci¨®n ambiental y la empresa y el Gobierno disputan sobre las causas y la responsabilidad del derrame, la sociedad civil se ha movilizado: voluntarios y activistas acuden a la zona a rescatar animales agonizantes y protestan por este ¡°ecocidio¡± que, en realidad, es solo otro eslab¨®n de una vieja cadena de cat¨¢strofes. Derrames que ocurren muy lejos de la capital, en las selvas y monta?as, donde la actividad de distintas empresas han dejado enfermos, muertos y desplazados desde hace d¨¦cadas.
Ah¨ª est¨¢n los datos. Solo entre los a?os 2000 y 2019, hubo 474 derrames de petr¨®leo en la Amazon¨ªa peruana: 65% de ellos causados por la corrosi¨®n de ductos y fallas operativas de las empresas. En el Lote 192, el lote petrolero m¨¢s grande del pa¨ªs, hay 2.000 sitios devastados por la actividad petrolera: 32 de esas zonas tienen tanta tierra contaminada con crudo y metales pesados suficiente para llenar 231 estadios nacionales. Estudios del Ministerio de Salud demuestran que en esa zonas hay familias contaminadas con metales t¨®xicos que pueden afectar el sistema nervioso, la capacidad para aprender, causar insuficiencia renal y c¨¢ncer. Pero hasta ahora muy poco o nada se ha hecho para remediar el da?o.
?Por qu¨¦ en el caso de este derrame ser¨ªa distinto? ?Las empresas seguir¨¢n evadiendo sus responsabilidades? ?Las autoridades har¨¢n cumplir la ley y proteger¨¢n a sus ciudadanos? Es demasiado pronto para dar una respuesta definitiva. En tanto, decenas de pescadores de Ventanilla, al igual que los ind¨ªgenas amaz¨®nicos, se han visto empujados a trabajar limpiando el mar que antes les daba sustento, a cambio de un pago. Quien quiera entender la herida f¨ªsica y emocional que este hecho ha causado, vuelva a mirar las fotos de Musuk Nolte mientras escucha al pescador artesanal Alejandro Huaroto en esta entrevista: ¡°Estamos tan afectados con esto, que ni siquiera ya estamos molestos. Estamos tristes¡±, dijo con voz quebrada, cerca de la playa de su infancia, ahora ennegrecida. ¡°No queremos vivir estirando la mano para que nos den algo, como si fu¨¦ramos mendigos. Somos trabajadores, y lo que ha hecho este derrame es robarnos nuestra libertad¡±.