Sarah Palin lleva a juicio a la Primera Enmienda
La antigua estrella del Tea Party sienta en el banquillo por difamaci¨®n a ¡®The New York Times¡¯ por una informaci¨®n que el diario corrigi¨® enseguida
Una demanda por difamaci¨®n presentada en 2017 por la republicana Sarah Palin sentar¨¢ esta semana a The New York Times en el banquillo. La causa, desestimada en su d¨ªa y recurrida por la exgobernadora de Alaska, apenas si resultar¨ªa noticiosa entre el alud de actuaciones judiciales que se registran cada a?o en EE UU: unos 40 millones de casos. Pero el proceso que enfrenta a la que fuera candidata en 2008 a la vicepresidencia y el diario es algo m¨¢s: el ariete con que la derecha m¨¢s recalcitrante pretende horadar el basti¨®n de garant¨ª...
Una demanda por difamaci¨®n presentada en 2017 por la republicana Sarah Palin sentar¨¢ esta semana a The New York Times en el banquillo. La causa, desestimada en su d¨ªa y recurrida por la exgobernadora de Alaska, apenas si resultar¨ªa noticiosa entre el alud de actuaciones judiciales que se registran cada a?o en EE UU: unos 40 millones de casos. Pero el proceso que enfrenta a la que fuera candidata en 2008 a la vicepresidencia y el diario es algo m¨¢s: el ariete con que la derecha m¨¢s recalcitrante pretende horadar el basti¨®n de garant¨ªas constitucionales de la Primera Enmienda, que consagra, entre otras, la libertad de expresi¨®n. Desde que Donald Trump amenazara en 2016, durante la campa?a electoral, con arremeter contra los periodistas y los medios inc¨®modos, las salvaguardas que ofrece la Primera Enmienda se han convertido en diana para la facci¨®n m¨¢s ultra de su partido, en la que se sit¨²a Palin. La vista ha debido retrasarse una semana a causa del segundo contagio por covid de la antigua estrella del Tea Party, negacionista y antivacunas militante.
Todo empez¨® con un editorial publicado en junio de 2017, en el que el diario vinculaba un tiroteo de 2011 en Tucson (Arizona), en el que murieron seis personas y la congresista dem¨®crata Gabby Giffords result¨® herida muy grave, con la ret¨®rica incendiaria de Palin. El Times reprodujo un mapa distribuido por el equipo de campa?a de la republicana en el que aparec¨ªan varios distritos electorales, incluido el de Giffords, marcados con un punto de mira. El rotativo reconoci¨® su error y public¨® una correcci¨®n dos d¨ªas despu¨¦s, pero a Palin la fe de errores no le bast¨®. Alegando ¡°mala fe¡± ¡ªuna figura clave en el caso¡ª, la conservadora elev¨® la causa inicialmente rechazada a un tribunal federal de apelaciones, que la ha derivado a uno de Nueva York. La exgobernadora solicita 420.000 d¨®lares por el menoscabo de reputaci¨®n que a su juicio provoc¨® el art¨ªculo.
El delito de difamaci¨®n es hoy una patata caliente no solo para los medios y los pol¨ªticos, sino tambi¨¦n en determinados ¨¢mbitos de la judicatura. Dos jueces del Tribunal Supremo, Clarence Thomas y Neil M. Gorsuch ¡ªambos conservadores¡ª, se han pronunciado sobre la necesidad de actualizar una casu¨ªstica que data de d¨¦cadas. El ¨²ltimo escribi¨® el verano pasado que el modelo est¨¢ obsoleto y se ha convertido en una patente de corso ¡°para la publicaci¨®n de falsedades¡±. Gorsuch se refer¨ªa concretamente a uno de esos casos c¨¦lebres, con nombre y apellidos, que jalonan la jurisprudencia americana: el caso Sullivan contra el New York Times, que en 1964 resolvi¨® que una demanda por difamaci¨®n debe probar mala fe o manifiesto desd¨¦n por la verdad, y que desde entonces protege a los periodistas y los medios de cualquier reclamaci¨®n por parte de una figura p¨²blica. Gracias a este precedente, por ¨¢spera, desagradable o inc¨®moda que resulte una informaci¨®n ¡ªo una opini¨®n¡ª, los personajes p¨²blicos deben aguantar el envite salvo que les conste mala fe en los actores.
Medio siglo despu¨¦s, la efervescencia de las redes sociales, que replican contenido muchas veces a?ejo, y en ocasiones sujeto a litigios, y la profunda polarizaci¨®n ideol¨®gica del pa¨ªs han puesto contra las cuerdas el precedente del caso Sullivan; de ah¨ª que muchos expertos vean el juicio como una posible v¨ªa de agua en la sacrosanta libertad de prensa. La incredulidad se adue?a incluso de quienes creen que Palin fracasar¨¢ en su intento. El abogado Theodore Boutrous, especialista en la Primera Enmienda, sostiene que, ¡°seg¨²n las decisiones de larga data del Supremo, Palin deber¨ªa perder esta demanda. Si vence, [el fallo] tendr¨ªa terribles consecuencias, al indicar a figuras p¨²blicas poderosas que ahora pueden demandar a los periodistas para tratar de asustarlos y evitar que publiquen comentarios e historias importantes sobre temas de inter¨¦s p¨²blico. Pero creo que perder¨¢¡±.
El Times, que no ha perdido una sola demanda por libelo en 50 a?os en territorio estadounidense, acude al juicio para defenderse, pero tambi¨¦n para defender la ley. ¡°En este juicio buscamos reiterar un principio fundamental del derecho estadounidense: no se debe permitir que las figuras p¨²blicas utilicen demandas por difamaci¨®n para penalizar errores no intencionales de los medios de comunicaci¨®n. Publicamos un editorial sobre un tema importante que conten¨ªa una inexactitud. Lo aclaramos con una fe de errores. Estamos profundamente comprometidos con la imparcialidad y la precisi¨®n en nuestro periodismo, y cuando nos equivocamos, corregimos nuestros errores p¨²blicamente, como hicimos en este caso¡±, explica un portavoz del diario.
La protecci¨®n que la Primera Enmienda otorga a periodistas y medios estadounidenses es la envidia de colegas en otros pa¨ªses, pero tal vez por ese blindaje casi omn¨ªmodo se ha convertido en una amenaza, o un oprobio, para el pantano de hechos alternativos y noticias falsas en que chapotea buena parte de los republicanos. ¡°Palin no deber¨ªa ganar, ya que no hay evidencia real de que los periodistas del Times tuvieran serias dudas sobre la veracidad de lo que publicaron, y ese es el est¨¢ndar que debe cumplirse para ganar el juicio. Si el jurado falla a su favor, creo que no habr¨¢ seguido las instrucciones del juez, sino decidido en funci¨®n de sus propios sentimientos sobre c¨®mo deber¨ªa ser la ley, no lo que dijo el Supremo¡±, considera Georges Freeman, director ejecutivo de Media Law Resource Center y antes abogado del diario.
El juicio sacar¨¢ a la luz hechos sobre lo ocurrido en junio de 2017 en el equipo de opini¨®n, independiente de la redacci¨®n. El amparo que proporciona la Primera Enmienda se revela crucial no solo para medios de referencia como el encausado, tambi¨¦n para los peque?os y los colaboradores, desprotegidos en comparaci¨®n con las grandes cabeceras. Ese es otro motivo de preocupaci¨®n para periodistas y constitucionalistas: que un fallo adverso abra una fisura que podr¨ªa ir a m¨¢s, en funci¨®n de los aires pol¨ªticos del pa¨ªs. ¡°Es un momento complicado para el apoyo p¨²blico a la prensa y para el reconocimiento judicial de la libertad de prensa. Los reveses para la prensa siempre son preocupantes, pero una p¨¦rdida de alto perfil en este momento podr¨ªa ser especialmente preocupante. El deseo de algunos jueces de rebajar la protecci¨®n de la prensa en casos de difamaci¨®n lo es¡±, sostiene RonNell Andersen Jones, profesora de Derecho en la Universidad de Utah, que ha documentado la deriva restrictiva del poder judicial hacia los medios.
Gane o pierda, Palin, que en vez de guardar el aislamiento prescrito para cualquier positivo de covid ha sido vista esta semana en varios restaurantes de Nueva York, renace de sus cenizas gracias al juicio. ¡°Palin ya ha ganado al llevar el caso tan lejos. No ha sufrido ning¨²n da?o y est¨¢ recibiendo la atenci¨®n que anhela, y perjudicando a un medio informativo en el proceso. Tal vez eso sea bueno para ella y sus fan¨¢ticos, pero es terrible para la democracia y la prensa independiente¡±, concluye Chip Stewart, profesor de Periodismo en la Universidad Cristiana de Texas especializado en la Primera Enmienda.
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