Sandy Hook, Parkland, Uvalde... : la siniestra cadencia de asesinatos masivos en escuelas
Las matanzas en centros educativos son masacres anunciadas: el de la primaria de Newtown fue el m¨¢s mort¨ªfero, mientras que el de Parkland moviliz¨® a miles de adolescentes por un mayor control de armas
Aunque la instalaci¨®n de arcos detectores de metales y la adopci¨®n de otras medidas de seguridad como c¨¢maras de v¨ªdeo o el registro de mochilas han contribuido a la disminuci¨®n del n¨²mero de tiroteos en centros educativos, la matanza que este martes ha perpetrado Salvador Ramos en un instituto de Uvalde (Texas), que ha dejado al menos 19 ni?os y dos adultos muertos, lleva la firma de una tragedia anunciada. Los tiroteos masivos se han convertido en una siniestra cadencia en escuelas, institutos y universidades de EE UU. Solo en el mes de septiembre pasado se registraron dos, tambi¨¦n en el Estado de Texas, despu¨¦s de que el cierre total o parcial de los centros por la pandemia frenase temporalmente la sangr¨ªa. El ¨²ltimo d¨ªa de noviembre, la tendencia se reanud¨® con un ataque mortal en Oxford (M¨ªchigan), cuando un alumno de 15 a?os mat¨® a cuatro compa?eros de aula en una escuela secundaria. El chico us¨® un arma que hab¨ªa sido comprada legalmente por su padre, y las autoridades anunciaron que a partir de entonces los progenitores o tutores ser¨ªan acusados y juzgados por la actuaci¨®n criminal de los menores a su cargo.
El de M¨ªchigan no fue en absoluto el m¨¢s grave; los casos de Sandy Hook o Parkland, escenarios de sendos tiroteos con un estremecedor reguero de v¨ªctimas mortales, han quedado en la memoria tanto de los padres, temerosos de un ba?o de sangre en los centros a los que acuden sus hijos, como de aquellos que defienden una regulaci¨®n mucho m¨¢s estricta del acceso a las armas, una batalla pol¨ªtica e ideol¨®gica muy enconada pese a los llamamientos a la acci¨®n por parte, por ejemplo, de Nancy Pelosi, presidenta de la C¨¢mara de Representantes.
El 14 de diciembre de 2012, un joven llamado Adam Lanza mat¨® en la escuela elemental de Sandy Hook, en Newtown (Connecticut) a 26 personas, veinte estudiantes, la mayor¨ªa ni?os peque?os, y seis profesores. Al balance hay que sumar las vidas de Lanza, que se suicid¨®, y su madre, a la que hab¨ªa matado antes de emprender la masacre como si debiera desembarazarse de un obst¨¢culo. Era un viernes, en medio de la expectaci¨®n habitual que precede al fin de semana. Lanza us¨® una nueve mil¨ªmetros, como el asesino de Oxford, aunque tambi¨¦n dispar¨® un rifle propiedad de su madre a modo de pre¨¢mbulo contra las puertas de entrada al centro. Su acci¨®n, premeditada seg¨²n la Fiscal¨ªa, se convirti¨® en el tiroteo m¨¢s mort¨ªfero en una escuela de primaria o secundaria en EE UU, y el cuarto cometido por una sola persona. En el centro hab¨ªa m¨¢s de 450 ni?os matriculados y los protocolos de seguridad ¡ªuna c¨¢mara de v¨ªdeo¡ª se hab¨ªan actualizado poco antes de la masacre.
El 14 de febrero de 2018, d¨ªa de San Valent¨ªn, un exalumno hura?o y obsesionado con las armas mat¨® a 17 personas (dos m¨¢s que en Columbine, en 2009, incluidos los dos asaltantes, adolescentes) en un instituto de Parkland (Florida), un centro con 3.200 alumnos que hab¨ªa expulsado un a?o antes al asesino por indisciplina y conducta problem¨¢tica. El tirador lanz¨® bombas de humo para generar confusi¨®n, dispar¨® con un fusil de asalto y fue detenido fuera de la escuela tras una desasosegante hora de espera. Nikolas Cruz, de 19 a?os, hab¨ªa iniciado un programa de entrenamiento militar junior tras salir del instituto, seg¨²n informaron en su d¨ªa fuentes del Pent¨¢gono.
Cruz dispar¨® fuera y dentro del recinto educativo, indiscriminadamente, a peque?os y a profesores o personal auxiliar. Hab¨ªa amenazado a sus compa?eros en los ¨²ltimos meses que acudi¨® al instituto, y sus responsables le hab¨ªan prohibido entrar al centro con mochila, seg¨²n medios locales. A ninguno de los supervivientes le extra?¨® sobremanera que Cruz, por su comportamiento problem¨¢tico, fuera el autor de semejante carnicer¨ªa: ¡°Muchos lo hab¨ªan dicho anteriormente. Todo el mundo lo hab¨ªa previsto¡±, dijo una alumna amparada en el anonimato. Cruz hab¨ªa colgado en las redes mensajes amenazantes, pero nadie repar¨® en el potencial riesgo que supon¨ªa su enfado con el mundo.
Seg¨²n registros del FBI, desde la masacre de Columbine en 1999 hasta 2016 se contabiliz¨® medio centenar de atentados o intentos de atentado con arma de fuego en escuelas de EE UU, con un saldo de 141 muertos. Incluyendo el tiroteo de Parkland, en el primer mes y medio de 2018 se registraron 18 incidentes con armas de fuego en centros de ense?anza repartidos por el pa¨ªs.
El ataque de Parkland marc¨® un punto de inflexi¨®n, para bien y para mal. Lo segundo, porque meses despu¨¦s del suceso dos supervivientes terminaron suicid¨¢ndose, en la misma semana. Se populariz¨® entonces la etiqueta #17plus2 para recoger a las v¨ªctimas postreras, aquejadas seg¨²n los psic¨®logos del s¨ªndrome de culpa del superviviente. Fueron una joven cuya amiga m¨¢s cercana muri¨® en el tiroteo, y el padre de uno de los alumnos asesinados. La ¨²nica consecuencia positiva de la tragedia fue la constituci¨®n y movilizaci¨®n de un grupo activista, Marcha por Nuestras Vidas, formado por estudiantes del instituto y que a¨²n sigue activo, como record¨® el pasado 14 de mayo al manifestarse cr¨ªticamente por el escaso control de armas que, seg¨²n el grupo, hace posible estos sucesos, tras el tiroteo en un supermercado de B¨²falo, con diez muertos.
En las ¨²ltimas dos d¨¦cadas ha habido demasiados casos. Desde el primero de consideraci¨®n, la matanza de Columbine, pasando por el de Virginia Tech en 2007, cuando un estudiante, Seung Hui Cho, mat¨® a 32 personas, entre estudiantes y profesores, antes de suicidarse. Nueve muertos en un colegio de una reserva india de Ojibwe, dos a?os antes; siete, incluido el asesino, en una universidad de Illinois en 2008; otros siete en 2012, en una universidad privada en Oakland; diez personas, atacante incluido, en Oreg¨®n en 2015; un instituto de Santa Fe, el mismo a?o que la tragedia de Parkland. Muchos casos a¨²n colean, como persiste el dolor de supervivientes y familiares de las v¨ªctimas, y la recua de acciones legales que les sigue. El fabricante de armas Remington indemnizar¨¢ a familiares de v¨ªctimas de la masacre de Sandy Hook tras llegar a un acuerdo en febrero por importe de 73 millones de d¨®lares con nueve familias que perdieron a seres queridos en el tiroteo. El motivo de la indemnizaci¨®n fue su responsabilidad por vender un fusil de asalto a civiles.
Entre los testimonios recabados despu¨¦s de un suceso de este tipo, siempre destacan las frases que los alumnos supervivientes dedican a la instrucci¨®n que reciben peri¨®dicamente para saber c¨®mo afrontar y repeler un ataque con arma de fuego. Meterse debajo de las mesas, acantonarse en aulas con la puerta trancada, encerrarse en los ba?os¡ la protecci¨®n es ya una asignatura obligatoria en EE UU y los ni?os estadounidenses participan habitualmente en simulacros de tiroteos. Un protocolo que los supervivientes se ufanan de haber aprendido y que, en Uvalde, no ha podido salvar la vida de 19 ni?os y dos adultos.
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