Las v¨ªctimas, tras el intenso juicio del Bataclan: ¡°Ahora empieza el d¨ªa despu¨¦s. Todo pas¨®¡±
Tras 10 meses de audiencias, el macroproceso en Par¨ªs concluy¨® esta semana con las condenas m¨¢s duras del c¨®digo penal franc¨¦s para varios de los acusados
Un grupo de treinta?eros juega a la petanca, pasatiempo nacional de franceses de todas las edades, en la plaza Dauphine de la ?le de la Cit¨¦, la isla parisina que alberga tesoros arquitect¨®nicos como la catedral de Notre Dame o el Pont Neuf. Y el viejo palacio de justicia. A pocos metros de los despreocupados jugadores, las vallas todav¨ªa delimitaban el viernes la entrada trasera del vetusto edificio judicial, durante 10 meses sometida a una vigilancia policial extrema. Tambi¨¦n colgaban a¨²n los carteles indicando el acceso a abogados, civiles y prensa. Pero las puertas estaban cerradas. Dentro, se ha empezado a desmontar la monumental sala especial de audiencias en la que se celebr¨® hasta esta semana el juicio por el peor atentado sufrido en Francia: los ataques yihadistas el 13 de noviembre de 2015 en el estadio de Francia, la sala de conciertos Bataclan y varias terrazas de la capital francesa, que dejaron 130 muertos y centenares de heridos. Tras 148 d¨ªas de un proceso en el que se revivieron los horrores de aquella noche que cambi¨® para siempre a todo un pa¨ªs, Francia parece decidida a pasar p¨¢gina. Aunque no ser¨¢ f¨¢cil.
¡°Ahora empieza el d¨ªa despu¨¦s. Todo pas¨®¡±, proclamaba al t¨¦rmino del juicio David Fritz-Goeppinger, uno de los supervivientes del Bataclan y autor de un blog sobre el juicio.
Hasta hace apenas unos d¨ªas, la misma plaza ahora inundada de nuevo de turistas ajenos al juicio, serv¨ªa de respiro, y hasta de catarsis, a v¨ªctimas y familiares del 13-N. Ah¨ª buscaban recuperar fuerzas antes de volver al angustioso proceso y sentarse durante horas frente a los 14 acusados (seis m¨¢s fueron juzgados en ausencia y se cree que est¨¢n muertos) de haber trastocado sus vidas para siempre.
Era ¡°una especie de microcosmos, una comunidad de gente que se reun¨ªa antes de las audiencias para comer algo juntos, o tras el juicio para tomar algo e incluso echar unas risas o hablar de otra cosa tras la sesi¨®n¡±, explica Olivier Laplaud, otro superviviente del Bataclan y vicepresidente de la asociaci¨®n de v¨ªctimas del 13-N Life for Paris. Volvieron a juntarse la noche del mi¨¦rcoles, esta vez para celebrar las condenas emitidas por el tribunal, especialmente la prisi¨®n permanente irreductible contra el ¨²nico superviviente de los comandos yihadistas, Salah Abdeslam.
Los abogados del terrorista, que todav¨ªa pueden apelar la sentencia, clamaron contra lo que consideran una ¡°pena de muerte lenta¡±. El propio Abdeslam, en su ¨²ltima declaraci¨®n, el lunes, intent¨® ara?ar clemencia. ¡°No soy un asesino. Si me condenan, cometer¨¢n una injusticia¡±, dijo. Cuando, dos d¨ªas m¨¢s tarde, el presidente del tribunal, Jean-Louis P¨¦ri¨¨s, ley¨® la sentencia, que hace muy improbable que Abdeslam salga libre alg¨²n d¨ªa, el rostro del joven de 32 a?os permaneci¨® impasible.
La prisi¨®n permanente irreductible es la condena m¨¢s grave que contempla la justicia francesa. Impide que se pueda pedir una reducci¨®n de la pena hasta que se hayan cumplido al menos 30 a?os de c¨¢rcel. Despu¨¦s, tampoco es f¨¢cil: tres expertos m¨¦dicos deben analizar la peligrosidad del reo. A continuaci¨®n, una comisi¨®n de cinco jueces del tribunal de casaci¨®n decide si acortan o no la pena, para lo cual el condenado debe manifestar ¡°garant¨ªas serias de readaptaci¨®n social¡±.
Si las condiciones son tan duras, es porque esta condena fue incorporada al c¨®digo penal en 1994 con la mira puesta en unos criminales muy espec¨ªficos: asesinos de menores torturados o violados. Hasta Abdeslam, solo se hab¨ªa pronunciado esta pena contra cuatro hombres, todos acusados de terribles cr¨ªmenes contra ni?os. En 2011, se ampli¨® para los acusados de asesinato o tentativa de asesinato de personas ¡°depositarias de autoridad p¨²blica¡±, desde polic¨ªas a magistrados. En 2016, tras los atentados de 2015, se volvi¨® a ampliar para casos de terrorismo.
Como la ley no es retroactiva, no se pod¨ªa aplicar este ¨²ltimo extremo a Abdeslam. No obstante, los magistrados decidieron considerar los ataques de la noche del 13 de noviembre como ¡°un ¨²nico escenario del crimen¡±. Y como en el Bataclan los terroristas atacaron tambi¨¦n a agentes, aunque Abdeslam no estuviera ah¨ª, consideraron que formaba parte de ese intento terrorista. Los jueces desecharon adem¨¢s las afirmaciones de arrepentimiento del yihadista, que durante el juicio asegur¨® que no deton¨® su cintur¨®n de explosivos ¡°por humanidad¡± y dieron por buena la versi¨®n de que sufri¨® un fallo t¨¦cnico.
Para Samia Maktouf, abogada de una cuarentena de v¨ªctimas del 13-N, es una sentencia ¡°justa, equilibrada y que tiene en cuenta unos hechos de una extrema gravedad¡±, dice por tel¨¦fono.
Tampoco las v¨ªctimas dudan de que las sentencias sean proporcionales al dolor infligido. ¡°La perpetua la llevo yo ya desde hace seis a?os y la voy a seguir llevando hasta que deje de existir¡±, recordaba el mi¨¦rcoles Nancy Valle, madre de Luis Felipe Zschoche Valle, asesinado en el Bataclan. Olivier Laplaud, que eludi¨® la muerte en esa misma sala de conciertos escondi¨¦ndose durante dos horas y media en un camerino, se declara ¡°satisfecho¡± tanto con el proceso como con el veredicto. ¡°No nos va a devolver a nuestros muertos ni nuestra vida de antes, ni curar¨¢ las cicatrices de los heridos ni la pena de la gente que ha perdido a un ser querido. Pero lo importante es que se ha hecho justicia¡±, concluye por tel¨¦fono.
A pesar de esas heridas que quiz¨¢s nunca cicatricen, la mayor¨ªa quiere ya pasar p¨¢gina. Pero tras a?os esperando el juicio y largos meses de proceso, no es f¨¢cil, reconoce Laplaud.
¡°Muchos sentimos ahora un gran vac¨ªo. Nos hemos acostumbrado a cruzarnos en la audiencia, nos sent¨¢bamos cada d¨ªa en la misma sala, a menudo en el mismo sitio, mir¨¢bamos a las mismas pantallas¡ Nos va a llevar un tiempo darnos cuenta de que de verdad se ha terminado¡±.
Por ello, asociaciones como Life for Paris o 13onze15 han anunciado una transformaci¨®n para dedicarse m¨¢s al acompa?amiento psicol¨®gico y ofrecer nuevos espacios de encuentro. ¡°No queremos ser v¨ªctimas toda la vida, por eso, la asociaci¨®n Life for Paris como instituci¨®n ser¨¢ disuelta, pero no va a desaparecer. Seguiremos siendo un grupo de discusi¨®n, haremos conmemoraciones, pero no habr¨¢ ya un presidente y vicepresidente, seguiremos ayud¨¢ndonos de manera m¨¢s sencilla¡±, explica Laplaud.
El proceso del 13-N no es adem¨¢s el ¨²ltimo. M¨¢s all¨¢ de si los condenados apelan, el pr¨®ximo juicio por terrorismo en Francia ya est¨¢ a la vista: en septiembre, comenzar¨¢ el proceso por el atentado en Niza del 14 de julio de 2016, en el que un terrorista lanz¨® un cami¨®n contra una multitud que celebraba la fiesta nacional francesa y mat¨® a 85 personas antes de ser abatido. Abdeslam y otros de los condenados esta semana tienen tambi¨¦n otro juicio pendiente, a partir de octubre, en Bruselas, por los atentados en la capital belga en marzo de 2016 en los que murieron 35 personas.
A la abogada Maktouf le queda adem¨¢s un resquemor del proceso del 13-N: uno de los objetivos del juicio, recuerda, era conocer de una vez toda la verdad sobre esa noche terrible. ¡°Ha habido algunas respuestas, pero han venido de la instrucci¨®n judicial. De los acusados, salvo algunos elementos que han aportado, no hemos obtenido m¨¢s que una parte de verdad¡±, dice. ¡°El proceso se cierra, espero que se cierre una p¨¢gina, pero una parte de la verdad sigue sin estar con nosotros hoy. Se ha quedado en el banquillo de los acusados¡±.
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