La anexi¨®n de los territorios ucranios lleva a una cronificaci¨®n de la guerra
No ser¨ªa descabellado tomar en consideraci¨®n las ¨²ltimas amenazas de Putin para articular una estrategia que permita, al menos, neutralizarlas
Sin duda, las consultas celebradas del 23 al 27 de septiembre en las regiones ucranias de Donb¨¢s, Jers¨®n y Zaporiyia llevan a la guerra de conquista rusa hacia una nueva fase. Estos mal llamados referendos de independencia, que no han contado con ning¨²n tipo de garant¨ªa legal ni procedimental, no han dado sorpresas en sus resultados: la opci¨®n de la anexi¨®n ha ganado por una amplia mayor¨ªa.
La celebraci¨®n de estas consultas no deber¨ªa leerse como un hecho aislado. As¨ª, la orden de proseguir con los referendos se materializ¨® en paralelo con el decreto de movilizaci¨®n parcial de soldados para ir al frente en el contexto de una contraofensiva ucraniana que hizo levantar todas las alarmas en el entorno del Kremlin. Estas dos ¨®rdenes, junto con la reforma del C¨®digo Penal elevando las penas de aquellos que osaran desertar de la leva, tambi¨¦n coincid¨ªa en el tiempo con el malestar que varios de los principales socios de Mosc¨², China y la India, hab¨ªan expresado por la prolongaci¨®n de la guerra en la cumbre celebrada en Samarcanda (Uzbekist¨¢n).
Por tanto, los referendos y la posterior incorporaci¨®n de estos territorios a la Federaci¨®n de Rusia consigue tres objetivos estrat¨¦gicos esenciales para el Kremlin.
Por un lado, poder mostrar ante su opini¨®n p¨²blica la consecuci¨®n, al menos parcial, de uno de los objetivos con los que se lanz¨® esta campa?a militar, la reconstrucci¨®n de Novorossiya (Nueva Rusia), es decir, la idea imperial de Catalina la Grande mediante la que quedar¨ªan incorporados a la naci¨®n rusa los territorios del este y del sur de Ucrania. Con este anuncio mostrar¨ªa que la guerra no ha sido en vano, y que para defender estos nuevos territorios ganados al enemigo se hace imprescindible la movilizaci¨®n del pueblo ruso.
El segundo es poner en el foco el riesgo de una escalada nuclear. La doctrina militar rusa da cobertura a la utilizaci¨®n de armas nucleares en caso de que parte del territorio ruso sea atacado y esto incluye a las regiones reci¨¦n incorporadas a la misma, tal y como volvi¨® a recalcar el ministro de Exteriores, Sergu¨¦i Lavrov, ante Naciones Unidas hace pocos d¨ªas. El tercero pasa por la congelaci¨®n del conflicto, algo que le permitir¨¢ ganar tiempo para recomponer sus fuerzas y capacidades. Putin todav¨ªa cree que sus maniobras de disuasi¨®n cl¨¢sicas pueden funcionar.
Desde diversas esferas de poder occidental y ucranio, sin embargo, no parece que las amenazas vertidas desde Mosc¨² est¨¦n haciendo demasiado efecto. M¨¢s bien, al contrario, se realiza una lectura que ve en estos movimientos una prueba evidente de la debilidad del poder de Putin y una apuesta por el recrudecimiento del conflicto hasta la derrota final de Rusia. No creen en ninguna de las amenazas vertidas por el Kremlin. Sorprende que aquellos que m¨¢s apuestan por el rearme y la militarizaci¨®n, los que avisaron de que Putin iba en serio, los que alardean de que acertaron al predecir la invasi¨®n, ahora sean los m¨¢s reacios a tomar en serio a Mosc¨².
Y, sin embargo, cada vez que Putin ha hecho una amenaza ha cumplido antes o despu¨¦s con ella. Lo hizo en el marco de la Conferencia de Seguridad de M¨²nich de 2007, pero tambi¨¦n en 2021, con la publicaci¨®n de un art¨ªculo publicado en julio del a?o pasado en el que advirti¨® de sus planes en relaci¨®n con Ucrania, negando incluso su misma existencia como naci¨®n. Quiz¨¢s no ser¨ªa descabellado tomar en consideraci¨®n sus ¨²ltimas amenazas para articular una estrategia que permita, al menos, neutralizarlas. Mientras tanto, con la anexi¨®n de estos territorios, Rusia habr¨¢ conseguido la cronificaci¨®n y prolongaci¨®n de la guerra.
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