M¨¢s de 500 ni?os y adolescentes han sido asesinados desde el a?o 2020 en Ecuador
Los menores de edad son v¨ªctimas colaterales de la guerra entre bandas criminales, que se recrudeci¨® en los tres ¨²ltimos a?os
Los hermanos Mait¨¦ y Alexander ya estaban acostados en la cama, era hora de dormir, cuando la r¨¢faga de disparos penetr¨® las paredes de ladrillos y las ventanas de madera de su casa. Su padre intent¨® tumbarlos en el piso, pero no lo consigui¨®. Ten¨ªan 6 y 10 a?os cuando llegaron al hospital sin signos vitales. ¡°Los sicarios se equivocaron de persona¡±, comentan los vecinos del sector de Pascuales, al norte de Guayaquil, la ciudad de Ecuador que m¨¢s cr¨ªmenes acumula.
¡°El padre de los ni?os es un ...
Los hermanos Mait¨¦ y Alexander ya estaban acostados en la cama, era hora de dormir, cuando la r¨¢faga de disparos penetr¨® las paredes de ladrillos y las ventanas de madera de su casa. Su padre intent¨® tumbarlos en el piso, pero no lo consigui¨®. Ten¨ªan 6 y 10 a?os cuando llegaron al hospital sin signos vitales. ¡°Los sicarios se equivocaron de persona¡±, comentan los vecinos del sector de Pascuales, al norte de Guayaquil, la ciudad de Ecuador que m¨¢s cr¨ªmenes acumula.
¡°El padre de los ni?os es un hombre que trabaja de alba?il, pero el que vive justo a lado anda metido en asuntos turbios¡±, coinciden varios testigos, a quienes la violencia ha encerrado en las casas. ¡°Los ni?os no pueden salir a jugar a la calle, ni a la tienda, porque es bien peligroso¡±, comenta una de las habitantes, que prefiere no decir su nombre por los riesgos que implica hablar de lo que sucede.
Desde el a?o 2020 la violencia se ha recrudecido en Ecuador por la guerra entre bandas criminales que se disputan territorios para el tr¨¢fico de drogas y armas. En estas disputadas, 502 menores de edad han sido asesinados, seg¨²n datos del Ministerio del Interior. La mayor¨ªa murieron por disparos de armas de fuego. En el 2022, 41 ten¨ªan menos de 12 a?os y 151 eran adolescentes cuando fallecieron en un contexto violento, balaceras, explosiones o degollados.
Entre las terribles estad¨ªsticas est¨¢ una beb¨¦ de dos meses que despu¨¦s de 40 d¨ªas en el hospital muri¨® el 25 de diciembre. Estaba en brazos de su padre, un joven de 19 a?os, que la cargaba en el portal de la casa de un barrio de Guayaquil, cuando los sicarios llegaron en moto y dispararon a pesar de que una beb¨¦ se interpon¨ªa con su objetivo. Le perforaron el est¨®mago, pero no lo notaron hasta que llegaron a una cl¨ªnica que estaba cerca de su casa. ¡°Cuando le abrieron la ropa y los intestinos se le salieron, el doctor nos dijo que la llev¨¢semos a un hospital r¨¢pido o se mor¨ªa¡±, relata un familiar. As¨ª empez¨® el periplo por tratar de salvarle la vida, aunque finalmente muri¨®.
La madre, una joven de 18 a?os que no ha terminado el colegio, intenta levantarse de la depresi¨®n para cuidar a su hijo mayor de un a?o y medio. El padre tambi¨¦n result¨® gravemente herido y qued¨® con cierto grado de discapacidad. A la casa de esta familia no ha llegado ninguna instituci¨®n del Estado para investigar el crimen de la beb¨¦, ni para ofrecer ayuda. La vivienda todav¨ªa tiene rotas las ventanas por las balas. El ¨²nico familiar que ten¨ªa un empleo lo perdi¨® por tener que estar en el hospital y otras dos ni?as que viv¨ªan en la casa han regresado a clases virtuales por temor a otro atentado.
Los programas estatales que existen son guarder¨ªas para menores de cinco a?os, despu¨¦s de eso solo les queda la escuela, que en algunos sectores de Guayaquil han tenido que cerrar por las constantes balaceras o porque han encontrado partes de cuerpos humanos en los exteriores de los centros educativos. El sistema escolar tampoco logra garantizar la seguridad de los estudiantes ni contenerlos. En 2022, un total de 195.188 alumnos desertaron del sistema escolar, seg¨²n el Instituto de Estad¨ªsticas y Censos. El 34% ten¨ªa entre 16 y 17 a?os, la edad en la que son reclutados por las bandas delictivas.
Sigue toda la informaci¨®n internacional en Facebook y Twitter, o en nuestra newsletter semanal.