La violencia en Guayaquil pone en jaque a la educaci¨®n
La narco violencia extorsiona a centros educativos, asalta a los estudiantes y libra batallas en los techos de las escuelas. 10 centros educativos han regresado a las clases virtuales
La vida de Alejandra cambi¨® cuando su padre fue asesinado a unas cuadras de su casa en el barrio Isla Trinitaria, un sector deprimido de Guayaquil. Es la segunda de cuatro hermanos, y lo que m¨¢s le gustaba era estar en la calle con sus amigas en los alrededores de la casa, pero debido a la violencia tiene miedo a salir hasta para ir al colegio. No es la ¨²nica. El Ministerio de Educaci¨®n suspendi¨® las clases presenciales en las ciudades de Guayaquil, Dur¨¢n y Samborond¨®n despu¨¦s de 24 horas de terror que vivieron por atentados con bombas de manera simult¨¢nea el 1 de noviembre. 763.000 estudiantes dejaron de asistir a la escuela.
La medida se mantuvo por varios d¨ªas y aunque el estado de excepci¨®n y toque de queda decretado por el presidente Guillermo Lasso logr¨® contener los cr¨ªmenes violentos, que por primera vez en el a?o en Guayaquil han pasado de siete homicidios diarios a dos, la educaci¨®n virtual todav¨ªa es obligatoria en 10 centros educativos p¨²blicos que est¨¢n en las zonas m¨¢s conflictivas de Guayaquil y Dur¨¢n, donde no existen condiciones de seguridad para que los estudiantes regresen a clases presenciales. La asistencia es voluntaria para el resto del sistema escolar.
El temor trasciende de los ¨²ltimos episodios violentos. La escuela ha dejado de ser un lugar seguro en Ecuador, ocurren sicariatos en las puertas de los colegios e incluso han colgado dos cuerpos decapitados frente a un establecimiento educativo en la provincia de Esmeraldas. Los padres est¨¢n en la encrucijada de decidir entre la educaci¨®n de sus hijos o la seguridad. Hay centros educativos que son extorsionados a pagar ¡°vacunas¡± de hasta 200 d¨®lares mensuales y a los padres de cinco d¨®lares semanales.
El padre de Alejandra era vendedor de ¡°H¡±, como le llaman a la hero¨ªna, la droga que m¨¢s se comercializa en las calles de Guayaquil. Y la banda contraria a la que ¨¦l pertenec¨ªa lanz¨® una amenaza de venganza contra su hija. ¡°Tiene miedo de cruzar la calle, donde debe tomar el bus, porque del otro lado est¨¢n esas personas¡±, coment¨® resignada Fernanda, su madre. ¡°Debo respetar este momento y permitirle que vuelva a las clases virtuales¡±, a?adi¨®. Hace casi dos meses de eso y ser¨¢ as¨ª por lo que resta del a?o escolar hasta febrero pr¨®ximo o hasta que sienta que la situaci¨®n es m¨¢s segura para la familia. ¡°Nosotros hemos vivido la violencia frente a frente, no es preciso decirles a los ni?os lo que est¨¢ pasando, lo vivimos en el barrio, ya sabemos diferenciar entre camaretas y disparos¡±, explica la madre. Sus otros dos hijos que van a la escuela tambi¨¦n han sufrido intermitencia en los estudios.
En las zonas m¨¢s empobrecidas de Guayaquil, donde el control policial significa un riesgo hasta para los mismos uniformados, lanzan panfletos con advertencias de poner bombas si no pagan la ¡°cuota¡± y firman con los logos de las bandas. El miedo de los padres tambi¨¦n es por el riesgo de ser asaltados en los exteriores de las escuelas o ser v¨ªctimas de una bala perdida por los enfrentamientos armados entre bandas como ocurre en el barrio de Socio Vivienda 2, donde m¨¢s de 3.000 estudiantes est¨¢n en clases virtuales desde septiembre, despu¨¦s de varias balaceras en la que los delincuentes se subieron al techo de la escuela a disparar. ¡°Mis hijos buscaron en Youtube c¨®mo cubrirse de una balacera¡±, relata Fernanda.
La madre de Brianna, una estudiante de s¨¦ptimo a?o de la escuela Ant¨¢rtica del sector de Pascuales, al norte de Guayaquil, prefiere que ¡°se mantenga la virtualidad hasta que todo realmente se calme¡±. Mientras, su hija de siete a?os anhela ir a la escuela y no solo por lo que aprende. ¡°Extra?o ver a amigos, jugar y hacer los deberes. Volver a clases por internet ha sido un poco raro¡±, dice.
El Ministerio de Educaci¨®n asegura que la seguridad le corresponde a la Polic¨ªa y al Ministerio del Interior, y han intentado aplicar un Plan Escuela Segura, que por ahora consiste en aumentar el patrullaje en los establecimientos de las zonas m¨¢s violentas, pero sin mayor ¨¦xito. Los centros educativos tambi¨¦n han comenzado a informar sobre qu¨¦ hacer en caso de escuchar disparos y en algunas escuelas realizan simulacros. La gu¨ªa no es muy extensa, porque la ¨²nica alternativa, seg¨²n una maestra que vivi¨® el terror con sus estudiantes de estar en la mitad de un enfrentamiento, es ¡°pecho a tierra y no levantarse hasta que no se escuche ning¨²n disparo¡±.
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