La frontera rusa con Ucrania se acostumbra a la guerra: ¡°Hemos aprendido a reconocer un misil por el sonido¡±
Varios drones cayeron esta semana en la ciudad de B¨¦lgorod, la ¨²ltima parada de los soldados rusos antes del frente
El dron volaba tan bajo que parec¨ªa un juguete, pero lo que sobrevol¨® este martes el cielo nocturno de la ciudad rusa de B¨¦lgorod portaba consigo una amenaza mortal. Pocos segundos despu¨¦s de ser grabado por unos vecinos sobre una zona comercial, aquel aparato y otros dos m¨¢s fueron derribados, y sus restos se estrellaron contra un edificio residencial y sendos aparcamientos en el coraz¨®n de la urbe. Fue un gran susto sin v¨ªctimas en la regi¨®n fronteriza de B¨¦lgorod, donde la tensi¨®n de la ...
El dron volaba tan bajo que parec¨ªa un juguete, pero lo que sobrevol¨® este martes el cielo nocturno de la ciudad rusa de B¨¦lgorod portaba consigo una amenaza mortal. Pocos segundos despu¨¦s de ser grabado por unos vecinos sobre una zona comercial, aquel aparato y otros dos m¨¢s fueron derribados, y sus restos se estrellaron contra un edificio residencial y sendos aparcamientos en el coraz¨®n de la urbe. Fue un gran susto sin v¨ªctimas en la regi¨®n fronteriza de B¨¦lgorod, donde la tensi¨®n de la guerra desatada contra Ucrania comienza a ser parte de la rutina diaria. La zona est¨¢ cerca del frente, se oye el intercambio de disparos, y empieza a ser habitual tambi¨¦n la ca¨ªda de drones o algunos cohetes que derriban las bater¨ªas antia¨¦reas rusas. ¡°Hemos aprendido a determinar el tipo de misil por el sonido¡±, cuenta a este peri¨®dico una mujer de 38 a?os que rechaza dar su nombre por temor a las leyes que reprimen cualquier cr¨ªtica a la guerra. Sus hijos, afirma, todav¨ªa se despiertan con temblores cuando cohetes y misiles antia¨¦reos agitan los cristales de su casa.
Una oleada de drones sorprendi¨® a Rusia el martes. Ninguno provoc¨® grandes da?os, pero San Petersburgo cerr¨® su espacio a¨¦reo durante unas horas y Mosc¨² vio caer un proyectil a solo un centenar de kil¨®metros de la ciudad. El Kremlin acus¨® a Kiev de los ataques, y Kiev guard¨® silencio. En paralelo, la guerra segu¨ªa cobr¨¢ndose vidas en territorio ucranio, tanto en el frente como en las ciudades.
A las 11 de la ma?ana, los servicios de emergencias a¨²n retiraban los ¨²ltimos fragmentos de dron desperdigados en la fachada del viejo bloque de la calle de Sad¨®vaya, en B¨¦lgorod. Un coro de vecinos cariacontecidos, gente mayor, conversaba sobre aquel sobresalto. Varias ventanas hab¨ªan reventado y un coche hab¨ªa sido da?ado por la lluvia de restos del aparato.
¡°Ha sido terrible¡±, apenas lograba explicar una de las inquilinas del edificio. ¡°Mira todos los restos, los cristales...¡±, repet¨ªa absorta con las labores de limpieza del bloque. Otros vecinos, sin embargo, no quer¨ªan hablar con periodistas, y menos con extranjeros. ¡°Mi opini¨®n, mi opini¨®n... ?vete a paseo!¡±, respondi¨® uno de ellos.
Pese a que los ataques contra infraestructuras civiles est¨¢n prohibidos por las convenciones internacionales, las autoridades rusas tampoco quisieron compartir su punto de vista sobre la serie de incidentes ocurridos en la provincia desde que comenz¨® el conflicto. Tanto la Administraci¨®n regional, como el Ayuntamiento de B¨¦lgorod, declinaron hacer comentarios a este peri¨®dico sobre las explosiones sufridas en su territorio.
Los tres drones hab¨ªan cruzado media capital regional. Sus restos se estrellaron en el mismo barrio donde murieron cinco personas por la ca¨ªda de otro proyectil el 3 de julio de 2022, la mayor tragedia sufrida por la regi¨®n en un a?o de guerra. Hoy, aquel drama es recordado con un monumento ¡°a las v¨ªctimas del ataque terrorista¡±.
Seguridad en la victoria
¡°Nuestros sistemas antia¨¦reos funcionan bien, pero los drones caen en cualquier lado cuando los derriban, ese es el problema¡±, afirma Sergu¨¦i, otro residente de la barriada. El hombre, que supera los 60 a?os y no quiere dar su apellido (como el resto de entrevistados para este reportaje), asegura que la tranquilidad reina en la ciudad, pese a que las tropas ucranias han logrado volver a controlar su frontera en esa zona. ¡°Nadie tiene miedo. Estamos convencidos de que aqu¨ª no habr¨¢ problemas, todos confiamos en el presidente [Vlad¨ªmir Putin]¡±, agrega.
La regi¨®n de B¨¦lgorod es la arteria por la que llegan las tropas rusas al frente norte de la guerra. Kiev recuper¨® en septiembre el territorio que linda con el poblado ruso de Sheb¨¦kino, situado justo en medio de B¨¦lgorod y J¨¢rkov (Ucrania), y ahora muchos refuerzos atraviesan el pueblo de Valuiki, unos 150 kil¨®metros al este, m¨¢s lejos de la frontera, para desembocar desde ah¨ª directamente en la primera l¨ªnea de fuego. Tanto Sheb¨¦kino como Valuiki han sido objetivos de las fuerzas ucranias por la presencia de dep¨®sitos de munici¨®n y combustible, por lo que han sufrido varios ataques.
¡°Los ucranios intentan acercarse, disparar e irse. Son un pueblo muy cobarde, pero les venceremos¡±, afirma Sergu¨¦i con una seguridad total en la victoria, opini¨®n que comparten m¨¢s rusos de la zona. Pese a que Kiev reitera que su objetivo no es atacar Rusia, sino protegerse de la invasi¨®n, las autoridades de la regi¨®n de B¨¦lgorod han destinado m¨¢s de 10.000 millones de rublos, unos 250 millones de euros, a construir zanjas y barreras antitanque en la frontera. Y no es la ¨²nica medida: en la capital regional, los b¨²nkeres han sido puestos a punto y la entrada de uno de ellos luce repintada de verde para camuflarse con el c¨¦sped alrededor.
M¨¢s all¨¢ de una ofensiva ucrania, el verdadero temor es el de los sabotajes. ¡°?No ser¨¢s esp¨ªa?¡±, bromea Sergu¨¦i, aunque la l¨ªnea que separa el chiste de la acusaci¨®n puede ser muy fina en estos tiempos en Rusia. Las autoridades de B¨¦lgorod han creado una patrulla de voluntarios para avisar de cualquier persona que act¨²e de forma sospechosa en la calle, y la ciudad no deja de ser territorio militar en una guerra: cualquier foto o comentario puede ser objeto, como m¨ªnimo, de un interrogatorio.
¡°Lo que est¨¢ muerto no puede morir¡±
Frente a la burbuja en la que viven muchos habitantes de Mosc¨², la gente de B¨¦lgorod conoce la guerra. La tensi¨®n comienza en el mismo and¨¦n de la estaci¨®n Vostochni de la capital rusa, donde decenas de soldados en uniforme y botas suben a los vagones, algunos de ellos con la ¡®Z¡¯ cosida en la chaqueta, s¨ªmbolo de los soldados que participan en la invasi¨®n de Ucrania. La polic¨ªa vigila los pasillos del convoy que acerca a los soldados al frente.
A¨²n no ha amanecido cuando el tren llega a B¨¦lgorod unas 10 horas despu¨¦s. En el and¨¦n hay varias fotos en blanco y negro de la Gran Guerra Patria (el frente sovi¨¦tico entre 1941-1945) coloreadas solo por el naranja y negro de la orden de San Jorge, uno de los motivos zaristas recuperados en la exaltaci¨®n nacionalista del Kremlin. De fondo suena una triste melod¨ªa de la II Guerra Mundial.
Por la calle desfilan algunos pelotones de reclutas jovenc¨ªsimos. Alguno de ellos disfruta de un momento de descanso entre los restaurantes de comida r¨¢pida del centro. ¡°Lo que est¨¢ muerto no puede morir. Batall¨®n Bob Marley¡±, dice el distintivo de varios j¨®venes ya veteranos.
Pese a la presencia de soldados por las calles, la situaci¨®n militar de B¨¦lgorod parece haber cambiado respecto a septiembre pasado. Entonces, la ciudad herv¨ªa de tropas tras la retirada rusa de J¨¢rkov. Ahora hay muchos menos combatientes y apenas se ven transportes del ej¨¦rcito. Pero los combates est¨¢n cerca y muchos de ellos han sido desplegados a primera l¨ªnea en los nuevos frentes.
Lo que no ha cambiado es el apoyo a la ofensiva de Vlad¨ªmir Putin de una parte significativa de la poblaci¨®n. Un coche de autoescuela recorre el centro con una Z pintada sobre una bandera rusa en el costado. ¡°Lecciones extra¡±, es su lema, sin especificar si se dan a alumnos o a pa¨ªses soberanos. Como ¨¦l, much¨ªsimos veh¨ªculos m¨¢s exhiben la letra, muchos m¨¢s que en Mosc¨².
¡°?Todo para el frente! ?Todo para la victoria! La Uni¨®n de Sindicatos de B¨¦lgorod apoya la resoluci¨®n de la Federaci¨®n Nacional¡±, proclama uno de los cientos de carteles que pueblan la ciudad con im¨¢genes de militares bien pertrechados. En un pa¨ªs donde la ¨²ltima huelga general tuvo lugar a principios del siglo XX, la organizaci¨®n sindical local apoya que trabajadores y empresas est¨¦n a disposici¨®n total de la maquinaria b¨¦lica del Kremlin.
Gran apoyo a Putin
El apoyo al presidente de una parte destacada de la poblaci¨®n es visible, pese a que la ofensiva ya no avanza acorde al plan y las dificultades aumenten.
Los colegios han cerrado y todos los alumnos han sido enviados a estudiar a casa. Ello incluye a los estudiantes de la capital regional, a pesar de encontrarse a 40 kil¨®metros de la zona caliente. ¡°Nuestros hijos parten en desventaja comparado con el resto de regiones. Las condiciones para entrar en la universidad son las mismas, pero su situaci¨®n es peor¡±, lamenta Yulia, madre de una adolescente que estudia ¡°11 horas diarias en casa¡± para preparar la selectividad rusa. El sue?o de la hija es ser cirujana y estudiar la carrera en Mosc¨² o San Petersburgo, aunque para ello tendr¨¢ que sacar una buena nota de corte entre alarmas antia¨¦reas y ca¨ªdas de internet. ¡°La conexi¨®n falla cada vez que hay un ataque o alg¨²n movimiento cerca¡±, relata la madre.
La mujer con tres hijos que ya reconoce los misiles por el sonido se resigna como muchos de sus vecinos ante esta nueva realidad. ¡°Ya nos hemos acostumbrado a las explosiones. Es extra?o que mi hermano no me haya llamado para gritarme: ¡®?recoged las cosas y venid corriendo a San Petersburgo!¡¯. Es mi alarmista particular¡±, bromea.
¡°Es muy triste todo esto¡±, asume esta madre. ¡°Vivimos en la frontera, nuestras familias est¨¢n mezcladas. Aqu¨ª y all¨ª tenemos gente cercana¡±, suspira. Es historiadora y estos d¨ªas ha revisado archivos antiguos y ha encontrado las actas de un juicio contra una mujer rusa por convivir con los soldados alemanes durante la II Guerra Mundial. ¡°Desconozco cu¨¢l fue su destino, creo que est¨¢ clasificado¡±, lamenta.
Al contrario que en el viaje de Mosc¨² a la frontera, los soldados que regresan a la capital r¨ªen y hacen bromas antes de partir. En el and¨¦n, a la espera de subir al tren de las 22.45, un golpe seco retumba en el aire a lo lejos. Le siguen m¨¢s estallidos, alrededor de una decena, de forma intermitente. Nadie se inmuta. Por la orientaci¨®n de las v¨ªas, provienen del sureste. Pocos minutos despu¨¦s, el canal de Telegram de B¨¦lgorod celebra las explosiones: ¡°?Much¨ªsimo ruido en el distrito de Sheb¨¦kino! ?Seg¨²n nuestra informaci¨®n, las fuerzas armadas de Rusia est¨¢n trabajando!¡±. Los disparos lanzados hacia Ucrania proced¨ªan de unos kil¨®metros m¨¢s all¨¢ en el horizonte. El ej¨¦rcito ruso parec¨ªa responder a los deseos de atacar de los vecinos de B¨¦lgorod.
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