Taiw¨¢n teme convertirse en la pr¨®xima Ucrania: ¡°Hay que prepararse para el peor escenario¡±
La isla autogobernada, que China considera parte inalienable de su territorio, trata de extraer lecciones de la guerra desencadenada tras la invasi¨®n de Rusia
En la manifestaci¨®n se mezclan los rostros asi¨¢ticos y europeos, se ve una mir¨ªada de banderas y mascarillas de color azul y amarillo, y un puesto ofrece parches para coser a la ropa con las insignias de Taiw¨¢n y de Ucrania entrelazadas. Al cumplirse un a?o de la invasi¨®n de Rusia a Ucrania y en esta isla autogobernada, que China considera parte inalienable de su territorio y a la que Estados Unidos ayuda militarmen...
En la manifestaci¨®n se mezclan los rostros asi¨¢ticos y europeos, se ve una mir¨ªada de banderas y mascarillas de color azul y amarillo, y un puesto ofrece parches para coser a la ropa con las insignias de Taiw¨¢n y de Ucrania entrelazadas. Al cumplirse un a?o de la invasi¨®n de Rusia a Ucrania y en esta isla autogobernada, que China considera parte inalienable de su territorio y a la que Estados Unidos ayuda militarmente, muchos trazan paralelismos entre lo que es vivir a la sombra de dos gigantes. ¡°?Somos como dos velas en una habitaci¨®n muy oscura!¡±, proclama Miao Poya, una pol¨ªtica y activista taiwanesa, concejal en Taip¨¦i por el partido socialdem¨®crata, que acaba de tomar el escenario. ¡°?Con nuestros sacrificios queremos iluminar la democracia y la libertad en el mundo!¡±.
La manifestaci¨®n tiene lugar el s¨¢bado 25 de febrero, coincidiendo con el transcurso de los primeros 365 d¨ªas de una guerra que ha recuperado la idea de los grandes bloques globales, y cuyos ecos resuenan en esta regi¨®n asi¨¢tica. La congregaci¨®n no es demasiado numerosa ¨Dunas 200 personas¨D, pero la mezcla de rasgos, de colores, de idiomas y de banderas tiene una elevada carga simb¨®lica.
¡°Lo que necesitamos es un poco de ayuda de nuestros amigos¡±, contin¨²a la pol¨ªtica Miao en su paralelismo con Ucrania. ¡°Que nos den un poco de combustible para que podamos seguir sacrific¨¢ndonos y brillar para el mundo entero¡±.
La cita se desarrolla en la plaza de la Libertad, una de las m¨¢s conocidas de Taip¨¦i, bajo la enorme puerta de estilo oriental desde la que se ve, al fondo, el sal¨®n conmemorativo del dictador Chiang Kai-shek. Chiang fue el l¨ªder del bando nacionalista que se refugi¨® en 1949 en la isla de Formosa (Taiw¨¢n) tras ser derrotado por los comunistas de Mao Zedong en la guerra civil china. En este territorio, los vencidos fundaron su propio Gobierno, al que llamaron Rep¨²blica de China.
Hoy, el enclave se ha transformado en una democracia de 23 millones de habitantes, con moneda y ej¨¦rcito propios, pero sin el reconocimiento como Estado por parte de la inmensa mayor¨ªa de la comunidad internacional. Esa herencia no del todo resuelta lo ha convertido tambi¨¦n en uno de los puntos m¨¢s vol¨¢tiles del planeta y en la expresi¨®n tangible de la pugna entre las dos superpotencias globales: cualquier chispa puede hacer saltar por los aires d¨¦cadas de equilibrios diplom¨¢ticos y ambig¨¹edades entre Washington ¨Dque nunca ha definido de manera oficial si defender¨ªa o no a la isla en caso de conflicto, pero la surte de armas¨D y Pek¨ªn ¨Dque busca una reunificaci¨®n pac¨ªfica, pero se reserva el uso de la fuerza como ¡°¨²ltimo recurso¡± ante ¡°circunstancias apremiantes¡±¨D.
La turbulenta relaci¨®n triangular se recrudeci¨® durante el verano con la visita a Taip¨¦i de la entonces presidenta de la C¨¢mara de Representantes estadounidense, Nancy Pelosi. El viaje enfureci¨® al Gobierno chino, que replic¨® con ejercicios militares en torno a Taiw¨¢n de una magnitud desconocida. Una andanada de misiles sobrevol¨® la isla. El actual presidente de la C¨¢mara de Representantes, Kevin McCarthy, ha accedido a entrevistarse con la presidenta de Taiw¨¢n, Tsai Ing-wen, en California en lugar de en la isla, para aplacar la ira de las autoridades chinas, seg¨²n publica el Financial Times.
Casilla de salida
La tensi¨®n lleva aqu¨ª m¨¢s de siete d¨¦cadas enquistada, pero la invasi¨®n orquestada por el presidente ruso, Vlad¨ªmir Putin, ha removido la tierra y provocado que haya quienes, en la isla, se miren en el espejo de Ucrania: las guerras no son cosa del pasado y, en cualquier momento, la historia puede rebobinar y devolverte a la casilla de salida.
Una encuesta publicada en octubre aseguraba que el 83,3% de los taiwaneses est¨¢ de acuerdo con la siguiente afirmaci¨®n: ¡°La lecci¨®n m¨¢s importante que la guerra en Ucrania tiene para la educaci¨®n de la defensa nacional es que debes luchar para salvar a tu propio pa¨ªs¡±, seg¨²n public¨® entonces la agencia oficial taiwanesa CNA. En enero, un general estadounidense aseguraba en un informe filtrado que su ¡°instinto¡± le dec¨ªa que el conflicto pod¨ªa suceder en el estrecho de Taiw¨¢n tan pronto como en 2025 (el Pent¨¢gono niega que esta sea una postura oficial).
¡°Creo que la guerra con China va a suceder¡±, afirma el soldado Lee en la manifestaci¨®n. ¡°Ser¨¢ quiz¨¢ en dos o tres a?os¡±. Este taiwan¨¦s, de 35 a?os, ha acudido a la cita vestido de camuflaje y con gorra militar. Sirvi¨® cuatro a?os en el ej¨¦rcito de la isla, es reservista y, seg¨²n cuenta, ha pasado casi ocho meses en el frente de Ucrania como experto en pilotaje de drones en una compa?¨ªa de infanter¨ªa destinada en la localidad ucrania de J¨¢rkov. Tiene previsto volver. Un pu?ado de taiwaneses han hecho el mismo viaje con la intenci¨®n de prestar ayuda con el fusil y a la vez ganar experiencia en el campo de batalla. Uno de ellos muri¨® en noviembre.
¡°La situaci¨®n entre Ucrania y Rusia y entre China y Taiw¨¢n es la misma¡±, afirma el soldado Lee, que cree que la isla, sin embargo, no est¨¢ preparada en t¨¦rminos de defensa: necesita asemejarse a un ej¨¦rcito de la OTAN, opina, trabajar de forma estrecha con soldados estadounidenses y japoneses, m¨¢s armas, m¨¢s entrenamiento y aprender gestionar distintas unidades en diferentes idiomas.
Al lado del soldado Lee hay otros dos voluntarios que se han dejado caer por la concentraci¨®n. Lu Tzu Hao, de 34 a?os, muestra una imagen suya en el frente con un lanzamisiles al hombro. El conflicto en el estrecho, dice Lu, es ¡°probable¡± porque el presidente chino, Xi Jinping, ¡°piensa que es f¨¢cil tomar Taiw¨¢n, como Putin¡±. Pero Ucrania, a?ade, les ha mostrado algo: ¡°Somos d¨¦biles, pero podemos vencer a un pa¨ªs fuerte con el apoyo del resto del mundo¡±. ¡°No hemos tenido experiencia b¨¦lica en mucho tiempo¡±, a?ade a su lado Chuang Yu-wei, de 52 a?os, otro veterano. Aunque concluye: ¡°Si estamos preparados, no nos invadir¨¢n¡±.
Tras el rifirrafe por la visita de Pelosi, Washington le ha dado un empuj¨®n a la venta de armamento a Taiw¨¢n y ha decidido recientemente incrementar el n¨²mero de asesores militares estadounidenses desplegados en la isla, seg¨²n The Wall Street Journal. Taip¨¦i, entre tanto, ha aumentado el servicio militar obligatorio de cuatro meses a un a?o y tambi¨¦n baraja multiplicar el env¨ªo de tropas a Estados Unidos para entrenar junto a soldados norteamericanos.
Pek¨ªn, desde la otra orilla, ve con preocupaci¨®n la evoluci¨®n. El Gobierno chino acusa a Washington de tratar de alterar en los ¨²ltimos a?os el statu quo, de apoyar a fuerzas separatistas y de contravenir la pol¨ªtica de ¡°una sola China¡±, por la que Washington reconoce a Pek¨ªn como el Gobierno leg¨ªtimo del pa¨ªs y no mantiene relaciones diplom¨¢ticas oficiales con Taiw¨¢n (como la mayor¨ªa de los pa¨ªses). ¡°Est¨¢n aumentando la venta de armas y colaborando en provocaciones militares¡±, denunciaba un documento publicado por Pek¨ªn tras el viaje de Pelosi.
La tormenta pareci¨® disiparse en noviembre con el deshielo entre los presidentes Joe Biden y Xi Jinping en el G-20 de Bali. Pero la reciente crisis de los globos chinos sobrevolando Estados Unidos ha dejado al aire los costurones de unas relaciones maltrechas. Mao Ning, portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de China, acus¨® a Washington de pregonar la idea de ¡°Ucrania hoy, Taiw¨¢n ma?ana¡± y advirti¨® a Washington de las ¡°graves consecuencias¡± de continuar por la misma senda.
En la manifestaci¨®n en Taip¨¦i suena el himno de Ucrania y algunos ciudadanos del pa¨ªs invadido lloran. Durante el minuto de silencio se cuelan unos tambores lejanos con ecos asi¨¢ticos. Luego, los oradores ¨Dtaiwaneses y ucranios¨D suben al escenario y denuncian la ¡°invasi¨®n a gran escala injustificada y no provocada¡±, las ¡°masacres¡± y las ¡°torturas¡±, y una l¨ªnea invisible viaja de Taip¨¦i a Kiev.
¡°Ambos nos enfrentamos a vecinos poderosos y agresivos con ambiciones territoriales¡±, ahonda Peifen Hsieh, directora de Asuntos Internacionales del Partido Democr¨¢tico Progresista (DPP), que gobierna en Taiw¨¢n desde 2016, de corte chinoesc¨¦ptico. Peifen acaba de dar un discurso y ahora comenta las lecciones que pueden extraer del conflicto en Ucrania: ¡°No queremos ninguna guerra, pero hay que prepararse para el peor escenario¡±. ¡°No nos plegaremos al abuso de un r¨¦gimen autoritario¡±, a?ade.
Otro de los oradores es Yurii Poita, un analista ucranio experto en China y su influencia en el espacio postsovi¨¦tico. Tras el estallido de la guerra ha viajado a Taip¨¦i, donde le han concedido una plaza en el Instituto de Investigaci¨®n en Defensa Nacional y Seguridad. Desde el escenario, da las gracias a Taiw¨¢n ¨Dprincipal productor de semiconductores del mundo¨D por haber dejado de suministrar chips avanzados a Rusia.
Poita, miembro tambi¨¦n del instituto MERICS de estudios sobre China, con sede en Berl¨ªn, y del Centro de Estudios sobre Conversi¨®n y Desarme del Ej¨¦rcito, de Kiev, cuenta que ha mantenido reuniones con mandos militares taiwaneses. Los oficiales muestran inter¨¦s por la organizaci¨®n asim¨¦trica de la defensa que ha articulado Ucrania y por los sistemas de misiles antia¨¦reos y armas antitanque suministrados por Occidente que le han dado un vuelco a la contienda (algunos ya han sido adquiridos por Taip¨¦i). Tambi¨¦n, dice, les intriga c¨®mo potenciar ese factor impredecible: ¡°Taiw¨¢n est¨¢ interesada en c¨®mo levantar y mantener la moral de las fuerzas armadas, una de las ventajas de Ucrania¡±, concluye. ¡°Quieren comprender por qu¨¦ sus fuerzas armadas no se rinden, por qu¨¦ luchan ferozmente en el campo de batalla¡±.
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