Ni la reunificaci¨®n con China ni la independencia: los taiwaneses prefieren quedarse como est¨¢n
La mayor¨ªa de los ciudadanos defiende mantener un Estado ¡®de facto¡¯ con instituciones democr¨¢ticas. Las dos principales fuerzas pol¨ªticas mantienen aspiraciones opuestas sobre el futuro de la isla
La pol¨¦mica visita a Taiw¨¢n de Nancy Pelosi, la presidenta de la C¨¢mara de Representantes estadounidense, ha despertado las reacciones m¨¢s antag¨®nicas en las dos orillas del estrecho de Formosa. A la Administraci¨®n de Tsai Ing-wen solo le falt¨® un espect¨¢culo de pirotecnia para agasajar a la invitada, mientras que Pek¨ªn respondi¨® con fuego real a lo que calific¨® como acto de ¡°flagrante provocaci¨®n¡±: una semana de ejercicios militares sin precedentes y la promesa de que es solo el principio de una serie de maniobras que no reparar¨¢n en la l¨ªnea media divisoria, la frontera no oficial con la isla, que se hab¨ªa respetado hasta ahora. La dura reacci¨®n del gigante asi¨¢tico ha vuelto a poner el foco sobre el estatus de Taiw¨¢n, una isla que China considera suya. Sus dos mayores formaciones pol¨ªticas representan aspiraciones futuras antag¨®nicas ¨Dde acercamiento o distanciamiento de Pek¨ªn¨D mientras que la poblaci¨®n, seg¨²n las encuestas, se inclina por mantener las cosas como est¨¢n; un Estado de facto con instituciones democr¨¢ticas, aunque solo sea reconocido por 14 pa¨ªses.
¡°Mis amigos y yo est¨¢bamos muy emocionados porque viniese una personalidad as¨ª [en referencia a Pelosi]. Es bueno llamar la atenci¨®n¡±, cuenta por tel¨¦fono Sun Hui¡¯an. ¡°Estamos acostumbrados a las amenazas de China. No podemos dejar que dicte nuestra vida¡±, dice esta enfermera de 29 a?os.
El discurso de Pek¨ªn nunca ha llegado a cuajar en la antigua Formosa. Los dos principales grupos parlamentarios de la isla defienden posturas opuestas. Mientras la Coalici¨®n Azul, encabezada por el Kuomintang (KMT), aspira a una eventual unificaci¨®n con la Rep¨²blica Popular, la Coalici¨®n Verde, liderada por el Partido Democr¨¢tico Progresista (PDP), prefiere un distanciamiento de Pek¨ªn.
Xulio R¨ªos, director del Observatorio de Pol¨ªtica China, apunta que, no obstante, ¡°los matices son relevantes¡±: ¡°En el KMT hay desde un azul intenso ¡ªque defiende la unificaci¨®n y la idea de una China, una interpretaci¨®n¡ª hasta un azul celeste, que entiende que hay dos realidades a ambos lados del estrecho. Por su parte, el PDP abog¨® por la independencia, pero a d¨ªa de hoy no se hace una defensa tan marcada y se apuesta por el mantenimiento del statu quo¡±.
A pesar de las dos tendencias, las encuestas que desde 1994 realiza bianualmente el Centro de Estudios Electorales de la Universidad Nacional Chengchi (Taip¨¦i) reflejan que la inmensa mayor¨ªa de los 23 millones de taiwaneses apuesta por mantener el statu quo. En su ¨²ltimo sondeo, de julio, los partidarios de la unificaci¨®n son pocos (1,3%) y a la baja, mientras que aquellos a favor de declarar la independencia (5,1%) tambi¨¦n han perdido fuelle.
¡°Mis padres y yo compartimos opini¨®n: nos da igual qui¨¦n gobierne Taiw¨¢n, pero no queremos perder nuestras libertades. Mis abuelos y mis padres ten¨ªan esperanzas en el principio de Un pa¨ªs, dos sistemas, pero despu¨¦s de lo que pas¨® en Hong Kong sabemos que no es viable¡±, asevera en una llamada desde Taip¨¦i Wu, de 32 a?os, quien prefiere identificarse con un pseud¨®nimo.
Deng Xiaoping ide¨® el modelo de Un pa¨ªs, dos sistemas a finales de los ochenta. El objetivo era asegurar la conformidad con la idea de que China no hay m¨¢s que una, al tiempo que se garantizaba que aquellas ¨¢reas que hab¨ªan desarrollado sus propios sistemas econ¨®micos pudieran mantenerlos bajo dominio chino. La idea, originalmente concebida para Taiw¨¢n, nunca ha sido aceptada por los partidos pol¨ªticos de la isla.
La antigua Formosa fue el lugar al que huyeron los l¨ªderes nacionalistas y alrededor de un mill¨®n de personas tras la victoria del Ej¨¦rcito comunista en 1949 en la guerra civil. Mientras en la China continental Mao Zedong declaraba la fundaci¨®n de la Rep¨²blica Popular, Chiang Kai-shek, el l¨ªder del Kuomintang (la formaci¨®n que hab¨ªa presidido el pa¨ªs entre 1927 y 1949), estableci¨® en Taiw¨¢n un Gobierno en el exilio. No ser¨ªa hasta la d¨¦cada de 1970 cuando Naciones Unidas y la mayor¨ªa de pa¨ªses occidentales comenzaran a reconocer a Pek¨ªn como el Gobierno leg¨ªtimo de China, en detrimento de Taip¨¦i.
Taiw¨¢n no es una regi¨®n administrativa especial de China, como Hong Kong y Macao. Tiene un Gobierno democr¨¢tico, una Constituci¨®n y un ej¨¦rcito de 300.000 militares. Es la vigesimoprimera potencia econ¨®mica mundial, l¨ªder de la industria de los semiconductores, y en 2019 se convirti¨® en el primer lugar de Asia en legalizar el matrimonio entre parejas del mismo sexo.
Para el Gobierno chino, sin embargo, la isla supone un quebradero de cabeza. El gigante asi¨¢tico considera Taiw¨¢n una parte inalienable de su territorio, cuya ¡°reunificaci¨®n¡± es, en palabras del presidente Xi Jinping, ¡°una misi¨®n hist¨®rica del Partido Comunista¡±. En los ¨²ltimos a?os, especialmente desde que Tsai Ing-wen asumi¨® la presidencia taiwanesa en 2016, la ret¨®rica de las autoridades chinas se ha vuelto cada vez m¨¢s asertiva sobre una futura unificaci¨®n, para la que no descarta el uso de la fuerza. El acercamiento de la Administraci¨®n de Tsai a Estados Unidos, como prueba la reciente visita de Nancy Pelosi, ha hecho descender la tolerancia de Pek¨ªn a niveles m¨ªnimos. El mi¨¦rcoles, China public¨® el primer libro blanco sobre Taiw¨¢n en 22 a?os, en el que se trazan m¨¢s l¨ªneas rojas y endurec¨ªa el tono.
Aunque hist¨®ricamente enfrentados, el Kuomintang y el Partido Comunista Chino (PCCh) han encontrado en ocasiones v¨ªas para la colaboraci¨®n y para intentar frenar al secesionismo en la isla. El vicepresidente del KMT, Andrew Hsia, est¨¢ realizando un viaje de 17 d¨ªas a la China continental para impulsar la comunicaci¨®n entre ambas orillas. ¡°La cooperaci¨®n entre el KMT y el PCCh toma realmente impulso en 2008, con la victoria de Ma Ying-jeou (KMT) en las elecciones. Esto posibilit¨® un acercamiento entre las ¨¦lites empresariales y pol¨ªticas de la parte continental y Taiw¨¢n¡±, se?ala R¨ªos.
Aproximaci¨®n truncada en 2014
Esa aproximaci¨®n se vio truncada en 2014, cuando un grupo de manifestantes ocup¨® el Parlamento para denunciar la aprobaci¨®n, sin debate bipartidista, de un controvertido acuerdo comercial con China. ¡°El Movimiento Girasol precipit¨® el freno de todo un proceso de acercamiento, que generaba la expectativa de una posibilidad de unificaci¨®n pac¨ªfica, pactada, dialogada¡±, afirma R¨ªos. ¡°La senda que se abri¨® tras el triunfo con mayor¨ªa absoluta del PDP en 2016 es totalmente contraria¡±, agrega.
El miedo a que, de aceptar el principio de Un pa¨ªs, dos sistemas, se produzca una erosi¨®n de la democracia ha calado entre los taiwaneses. China se hab¨ªa comprometido con el Reino Unido a garantizar el sistema de libertades de Hong Kong hasta 2047. Pero tras las protestas de 2019, la posici¨®n de Pek¨ªn ha sido de control total, con la aprobaci¨®n de la draconiana Ley de Seguridad Nacional y con una reforma electoral que termin¨® colocando en mayo como jefe del Gobierno al candidato respaldado por Pek¨ªn, John Lee.
¡°Una vez visitas la parte continental de China, si eres de la coalici¨®n verde, te vuelves verde oscuro. Si eres azul, te pasas al verde¡±, resume Wu los recelos taiwaneses. No obstante, ante esta evidente diferencia que persiste en las altas esferas pol¨ªticas, la mayor¨ªa de los encuestados optan por mantener la situaci¨®n actual. A la pregunta de qu¨¦ elegir¨ªa entre conservar el statu quo o avanzar hacia la completa autonom¨ªa de Pek¨ªn, Wu no titubea: ¡°La independencia no merece una guerra¡±.
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