Bukele intensifica su guerra contra las pandillas con el traslado de 2.000 nuevos presos a la superc¨¢rcel de m¨¢xima seguridad
Las organizaciones civiles salvadore?as y la comunidad internacional denuncian m¨²ltiples abusos a los derechos humanos durante el r¨¦gimen de excepci¨®n que dura ya un a?o
El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, que ha hecho de las redes sociales su principal tribuna pol¨ªtica, ha vuelto el mi¨¦rcoles a lanzar uno de sus tuits favoritos. Dos frases escuetas, incluido un recado para sus cr¨ªticos, y un v¨ªdeo espectacular. El anuncio es el traslado de 2.000 presos m¨¢s a la superc¨¢rcel de m¨¢xima seguridad, que inaugur¨® hace poco m¨¢s de un mes con otro de sus habituales despliegues medi¨¢ticos como el golpe definitivo en ...
El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, que ha hecho de las redes sociales su principal tribuna pol¨ªtica, ha vuelto el mi¨¦rcoles a lanzar uno de sus tuits favoritos. Dos frases escuetas, incluido un recado para sus cr¨ªticos, y un v¨ªdeo espectacular. El anuncio es el traslado de 2.000 presos m¨¢s a la superc¨¢rcel de m¨¢xima seguridad, que inaugur¨® hace poco m¨¢s de un mes con otro de sus habituales despliegues medi¨¢ticos como el golpe definitivo en su guerra contra las pandillas. La semana que viene se cumplir¨¢ un a?o desde que Bukele decret¨® un duro r¨¦gimen de excepci¨®n, que ya va por 11 pr¨®rrogas y que limita derechos y libertades constitucionales en todo el pa¨ªs. Tanto la comunidad internacional como organizaciones salvadore?as de derechos humanos acusan al Gobierno de usar la tortura, arrestos arbitrarios y desapariciones forzadas en su embestida contra las llamadas maras. El Gobierno, por su parte, responde con poca informaci¨®n, m¨¢s all¨¢ de los mensajes en redes sociales del presidente, y saca pecho de una reducci¨®n hist¨®rica de la violencia.
El v¨ªdeo del mi¨¦rcoles, de menos de minuto y medio, parece el tr¨¢iler de una serie de Netflix. Con m¨²sica de pel¨ªcula de acci¨®n, se repiten las escenas de presos esposados de pies y manos, vestidos con apenas un calz¨®n blanco para que se vean los tatuajes, una de las marcas de las pandillas. Van saliendo en fila, con la cabeza agachada hacia un autob¨²s que los lleva a la nueva c¨¢rcel, donde se colocan hacinados como animales en el suelo, en interminables filas de cuerpos pegados unos a otros. Los v¨ªdeos exhibiendo a los presos han sido una constante durante los ¨²ltimos meses en el marco de su pol¨¦mica pol¨ªtica de seguridad.
El texto que acompa?a el v¨ªdeo dice: ¡°Este d¨ªa, en un nuevo operativo, trasladamos al segundo grupo de 2.000 pandilleros al Centro de Confinamiento del Terrorismo. Con esto, ya son 4.000 pandilleros los que habitan la c¨¢rcel m¨¢s criticada del mundo¡±. Hace menos de un mes, Bukele public¨® otro v¨ªdeo similar con el primer traslado de presos a ese enorme complejo presidiario localizado a las afueras de San Salvador y anunciado por el mandatario como ¡°la c¨¢rcel m¨¢s grande de toda Am¨¦rica¡±. En aquella ocasi¨®n dijo tambi¨¦n: ¡°Esta ser¨¢ su nueva casa, donde vivir¨¢n por d¨¦cadas, mezclados, sin hacerle m¨¢s da?o a la poblaci¨®n¡±.
Ya van m¨¢s de 60.000 detenidos, seg¨²n las cifras del Gobierno, desde que arranc¨® en marzo pasado el r¨¦gimen de excepci¨®n. La suspensi¨®n de garant¨ªas constitucionales incluye las detenciones sin justificaci¨®n y la rebaja de 16 a 12 a?os de la edad para imputar delitos penales en el caso de ni?os vinculados a las pandillas. La incomunicaci¨®n total con el exterior, incluidos abogados y familiares, juicios virtuales sin intervenci¨®n de testigos y, en general, un proceso plagado de opacidad e irregularidades.
Organizaciones de derechos humanos del pa¨ªs han denunciado que apenas un tercio de los detenidos tienen v¨ªnculos comprobados con las pandillas. El resto, afirman, son producto de una campa?a de limpieza social para ganar puntos de cara a las elecciones del a?o que viene. La guerra extrema contra las mafias ha logrado debilitar a las dos principales organizaciones criminales, la Mara Salvatrucha-13 y Barrio-18. Al mismo tiempo, la estrategia electoral le est¨¢ funcionando al presidente, que registra los mayores niveles de popularidad de un mandatario desde la vuelta a la democracia a principios de los noventa tras la sangrienta guerra civil.
Organizaciones internacionales como Human Rights Watch (HRW) tambi¨¦n han denunciado ¡°abusos a gran escala¡± en los centros penitenciarios. La investigaci¨®n del organismo, que tuvo acceso a una base de datos oficial, registr¨® desde marzo hasta agosto del a?o pasado la muerte de 32 personas bajo custodia en los penales. Adem¨¢s de hacinamiento extremo, hay ¡°miles de personas, incluidos cientos de menores, detenidos y procesados por delitos definidos de manera amplia que violan las garant¨ªas b¨¢sicas del debido proceso¡±.
La deriva autoritaria del Gobierno de Bukele incluye tambi¨¦n el asalto a las instituciones de justicia. En mayo de hace dos a?os, poco despu¨¦s de arrasar en las urnas y lograr el control de la Asamblea salvadore?a, el presidente impuso, salt¨¢ndose todas las reglas, a un nuevo fiscal general y a nuevos magistrados titulares y suplentes de la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia. Estos golpes fueron respondidos con la reprobaci¨®n de EE UU, ante lo que el presidente no ha dudado en entrar a la gresca perfilando un nuevo adversario en su agenda de polarizaci¨®n y campa?a permanente. A esta situaci¨®n hay que sumar tambi¨¦n acoso y los se?alamientos a la prensa y a los organismos que se dedican a la defensa de los derechos humanos y la carrera de obst¨¢culos para acceder a la informaci¨®n de inter¨¦s p¨²blico.
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