Las comunidades condenadas por la construcci��n del muro fronterizo entre Rep��blica Dominicana y Hait��

Un tabl��n en el piso con la marca "MF 011-5" en rojo le recuerda a Leocadio Guzm��n d��nde se erig��a su vieja casa, derribada para abrir un camino hacia el muro que Rep��blica Dominicana levanta en la frontera con Hait��. En la imagen, Guzm��n posa para un retrato frente a la choza donde se ha reubicado, en la provincia de Dajab��n, el 20 de marzo de 2023.ERIKA SANTELICES (AFP)

La misma suerte tuvieron otras ruinosas viviendas de madera, bloques de cemento y l��minas de lat��n en los sectores populares de La Mara y La Bomba, en Dajab��n, y en comunidades de la vecina provincia de Monte Cristi. Los vecinos suponen que el MF pintado con spray por militares se refiere a las palabras "muro fronterizo". En la imagen, una vista a��rea de las viviendas ubicadas en el sitio propuesto para el muro fronterizo, en el municipio de Pepillo Salcedo, en Monte Cristi. ERIKA SANTELICES (AFP)

Una vivienda marcada por militares dominicanos con las siglas y n��meros "MF 020 N", en el municipio de Pepillo Salcedo, el pasado 21 de marzo.ERIKA SANTELICES (AFP)

El Gobierno dominicano declar�� esas propiedades de utilidad p��blica para construir la verja fronteriza, y las demoliciones comenzaron en noviembre de 2022. Es uno de los proyectos insignia del presidente Luis Abinader, quien ha endurecido la pol��tica con respecto a Hait��, un vecino dif��cil con el que el pa��s mantiene una agria relaci��n cargada de xenofobia. En la imagen, un grupo de obreros trabaja en la construcci��n del muro fronterizo, en la provincia de Dajab��n. ERIKA SANTELICES (AFP)

Est�� previsto que este muro fronterizo cubra 160 de los 380 kil��metros de frontera entre ambos pa��ses que comparten la isla La Espa?ola. En la imagen, construcci��n de la verja fronteriza en una zona de manglares en Pepillo Salcedo. ERIKA SANTELICES (AFP)

El ministerio de Defensa, responsable de la obra, anunci�� en noviembre pasado el pago de 79 millones de pesos (1,4 millones de d��lares al cambio actual) en indemnizaciones por las tierras expropiadas en Dajab��n y Monte Cristi. Entre los desplazados se repite una queja: la compensaci��n se queda corta. En la imagen, un obrero camina sobre la tierra aplanada para la construcci��n del muro fronterizo. ERIKA SANTELICES (AFP)

"El dinero que me dieron no es suficiente para volver a tener una casa", cuenta Lidna Dorfinis, una haitiana de 38 a?os residente de La Mara. Le pagaron 250.000 pesos (unos 4.500 d��lares), que apenas alcanzan para un terreno. Sin recursos para comprar material de construcci��n, esta madre de tres hijos paga 60 d��lares mensuales de alquiler. En la imagen, Lidna Dorfinis posa para un retrato con una de sus hijas en brazos. ERIKA SANTELICES (AFP)

El alcalde de Dajab��n, Santiago River��n, sostiene que el Estado negoci�� los pagos, y que las indemnizaciones "no han sido traum��ticas". En la imagen, Ana Mar��a Luciano y Bartolo Franco posan frente a su vivienda, condenada a ser demolida para la construcci��n del muro fronterizo. ERIKA SANTELICES (AFP)

En las paredes rosadas de la vivienda de Quisqueya Estevez est�� la marca "MF 032". La casa sigue a la espera de ser demolida, aunque la secci��n en la que estaba el ba?o cedi�� por un deslizamiento de tierra por las obras. Estevez niega haber sido indemnizada por las autoridades. En la imagen, Quisqueya Estevez y Antonio Ram��rez posan para un retrato, al interior de su vivienda en Dajab��n. ERIKA SANTELICES (AFP)

Una mujer y su nieta descansan afuera de su vivienda, una de las tantas condenadas para la construcci��n del muro fronterizo, en la comunidad de La Mara. ERIKA SANTELICES (AFP)

La casa y la bodega aleda?a de Dominga Castillo, de 41 a?os, y su madre, Nemencia, de 78, ya fueron condenadas a muerte con un "MF". A diferencia de la mayor��a de las viviendas ubicadas en esta zona fronteriza, la edificaci��n de Castillo est�� construida con concreto y tabiques. Dada esta condici��n, la indemnizaci��n puede ser hasta siete veces m��s alta. Sin embargo, ella y su madre se resisten a abandonar su hogar. En la imagen, Dominga Castillo posa para un retrato frente a su vivienda en Pepillo Salcedo. ERIKA SANTELICES (AFP)

"Si van a sacarnos que sea por algo que valga la pena. Si no, que nos dejen tranquilos", comenta Dominga Castillo, quien vive all�� con su mam�� y sus hijos adolescentes de 17 y 14. "Yo llegu�� aqu�� siendo beb��, gateando. Comenzar de nuevo es muy dif��cil". En la imagen, Nemencia, madre de Castillo, posa frente a la marca "MF 012 N" pintada en su vivienda en Pepillo Salcedo. ERIKA SANTELICES (AFP)