?Y ahora qu¨¦? Los siguientes pasos tras la imputaci¨®n de Donald Trump
El expresidente tardar¨¢ varios d¨ªas en presentarse al juzgado y conocer del juez el delito del que se le acusa por el pago de 130.000 d¨®lares para comprar el silencio de la actriz porno Stormy Daniels
La anticipaci¨®n con la que Donald Trump previ¨® su propia imputaci¨®n, la primera de un expresidente en la historia de Estados Unidos, ha servido estas dos ¨²ltimas semanas para fijar lo que se viene ahora. Ser¨¢ arrestado, s¨ª. Le tomar¨¢n las huellas dactilares y las fotos de frente y de perfil que son consustanciales tanto al sistema judicial de este pa¨ªs como a su cultura pop. Es posible que lo esposen. Y escuchar¨¢ otro cl¨¢sico: la advertencia Mirand...
La anticipaci¨®n con la que Donald Trump previ¨® su propia imputaci¨®n, la primera de un expresidente en la historia de Estados Unidos, ha servido estas dos ¨²ltimas semanas para fijar lo que se viene ahora. Ser¨¢ arrestado, s¨ª. Le tomar¨¢n las huellas dactilares y las fotos de frente y de perfil que son consustanciales tanto al sistema judicial de este pa¨ªs como a su cultura pop. Es posible que lo esposen. Y escuchar¨¢ otro cl¨¢sico: la advertencia Miranda, que le sonar¨¢ de centenares de pel¨ªculas: ¡°Tiene derecho a guardar silencio. Cualquier cosa que diga puede y ser¨¢ usada en su contra en un tribunal de justicia. Tiene derecho de hablar con un abogado y que un abogado est¨¦ presente durante cualquier interrogatorio. Si no puede pagar un abogado, se le asignar¨¢ uno de oficio¡±.
Trump no es un imputado del mont¨®n, pero pasar¨¢ por los tr¨¢mites de cualquier ciudadano procesado por un delito grave (felony, en ingl¨¦s) en Nueva York. En su caso, se le acusa de haber ordenado a su abogado Michael Cohen, en las semanas previas a las elecciones que lo llevaron a la Casa Blanca en 2016, un pago de 130.000 d¨®lares (unos 120.000 euros) para comprar el silencio de la actriz porno Stormy Daniels sobre una supuesta relaci¨®n extramatrimonial de 10 a?os antes.
Seg¨²n la acusaci¨®n del fiscal del distrito, Alvin Bragg, que el gran jurado da por buena, Trump falsific¨® los asientos contables de su empresa para hacer pasar ese pago por otra cosa. Eso es una falta castigada con una pena de hasta un a?o de c¨¢rcel, que pasa a ser un delito grave si queda probado que la operaci¨®n fue instrumental en la comisi¨®n de otro crimen: por ejemplo, el de financiaci¨®n irregular de una campa?a electoral o el de conspiraci¨®n para influir o impedir una votaci¨®n.
El expresidente, que lo niega todo, podr¨ªa tardar varios d¨ªas en presentarse en el juzgado. Para empezar, porque primero tiene que recibir el documento de la acusaci¨®n. Se da por hecho que en estos momentos ya se est¨¢ produciendo el tira y afloja de la negociaci¨®n de los t¨¦rminos de su entrega. Y nadie descarta que Trump va a tratar de convertir todo esto en un espect¨¢culo que enardezca a sus bases y d¨¦ alas a su campa?a presidencial para 2024. De momento, sus abogados han dicho que est¨¢ dispuesto a volar desde Florida, donde se encuentra en estos momentos, en su residencia de Mar-a-Lago, a Nueva York para cumplir con sus obligaciones judiciales.
Si no lo hiciera, se podr¨ªa dar el improbable caso de que hubiera que extraditarlo. Entonces, ser¨ªa Ron DeSantis, el gobernador de ese Estado del sudeste del pa¨ªs, el que tendr¨ªa que autorizarlo. Se da la circunstancia de que DeSantis es ahora mismo el mayor enemigo del expresidente en su propio partido. Y muy probablemente su m¨¢s serio contrincante por conseguir la nominaci¨®n para las presidenciales.
El juzgado de Nueva York encargado de su procesamiento se encuentra ahora ante una disyuntiva de dif¨ªcil soluci¨®n. Tiene que hacer ver que Trump es un ciudadano m¨¢s, que no est¨¢ por encima de la ley, y, al mismo tiempo, no puede ignorar lo extraordinario del proceso. Sin ir m¨¢s lejos, el acusado tendr¨¢ que estar acompa?ado en todo momento, por ejemplo, cuando acuda ante el juez para escuchar de lo que se le acusa, de los miembros armados del Servicio Secreto que tienen que escoltarlo por ley a todas partes.
Eso por no hablar del circo en que est¨¢ previsto que se convierta la entrada al juzgado, un circo a¨²n mayor al que ya se ha organizado en estas dos semanas ante la sola idea de una posible imputaci¨®n.
Otra de las dudas que se abre ahora para Trump es si le exigir¨¢ presentarse esposado. Podr¨ªa hacerse una excepci¨®n, dada la naturaleza del procesado. A la mayor¨ªa les esposan las manos detr¨¢s de la espalda, aunque se contempla la salvedad de que, si es un delito no tan grave, comparezcan con las manos atadas por delante, a la altura del regazo.
Trump ya ha avisado: no piensa apearse de su campa?a presidencial en el caso de una imputaci¨®n. Si bien no hay precedentes de un expresidente procesado penalmente en la historia de Estados Unidos, s¨ª los hay de un candidato al puesto que lo fue desde la c¨¢rcel. Es un recuerdo oscuro, solo para muy aficionados al pasado de este pa¨ªs: sucedi¨® en 1920, cuando Eugene Debs fue candidato por el Partido Socialista de Am¨¦rica mientras cumpl¨ªa prisi¨®n por violar la Ley de Espionaje de 1917 por pronunciar discursos cr¨ªticos con el papel de Estados Unidos en la I Guerra Mundial. El tipo solo sac¨® un mill¨®n de votos. Trump, de momento, lidera con holgura las encuestas hechas entre republicanos para su designaci¨®n como candidato conservador en 2024.
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