La joven francesa que con su baile tecno se opone a Macron: ¡°No hay nada que est¨¦ bien en esta reforma¡±
Mathilde Caillard, cuyo v¨ªdeo con el eslogan ¡°pensiones, clima, mismo combate¡± se hizo viral, argumenta que las protestas van m¨¢s all¨¢ de las cr¨ªticas a elevar la edad de jubilaci¨®n y se extienden a luchas como la del medio ambiente
Mathilde Caillard (Seine-Saint-Denis, 1997) llega al caf¨¦ P¨ºch¨¦ mignon (pecado oculto), en el noroeste de Par¨ªs, cerca de donde vive, con un su¨¦ter deportivo azul y gafas de sol recogidas en el pelo. Son las mismas que lleva en el v¨ªdeo que la ha hecho famosa y en el que se la ve bailar con frenes¨ª bajo ritmos tecno. En la grabaci¨®n, que acumula casi cuatro millones de reproducciones, repite con el pu?o en alto un pegajoso eslogan que adem¨¢s, rima en franc¨¦s: ¡°?Pensiones, clima, mismo combate! ?Ning¨²n jubilado en un planeta quemado!¡±. Su coreograf¨ªa la ha colocado inesperadamente bajo los focos, una situaci¨®n que no piensa desaprovechar. La reforma de las pensiones del presidente Emmanuel Macron, argumenta, implica no cuestionar un sistema que apunta a trabajar m¨¢s para producir siempre m¨¢s. En detrimento del medio ambiente.
Caillard es asistente parlamentaria de una diputada ecologista del partido de izquierdas La Francia Insumisa, pero se define ante todo como una activista. Es miembro del colectivo Alternatiba, que lucha por la justicia social y la ecolog¨ªa. En las manifestaciones agarra el micro y transmite mensajes en contra de un modelo que califica de ¡°ultraproductivista¡±. Pero tambi¨¦n participa en acciones de desobediencia civil, como cuando irrumpi¨® en una transmisi¨®n en vivo de la petrolera TotalEnergies con un cartel en contra de las energ¨ªas f¨®siles.
Es una de las caras de la juventud que reta a Macron. Como miles de otros, ha participado en casi todas las manifestaciones en rechazo a la reforma de las pensiones, que busca elevar la edad de jubilaci¨®n de los 62 a los 64 a?os y adelantar la exigencia de cotizar 43 a?os. ¡°No hay nada que est¨¦ bien en esa reforma¡±, apunta. ¡°El proyecto conlleva la visi¨®n de un sistema de superproducci¨®n que rechazamos porque destruye nuestras condiciones de vida¡±, a?ade. La joven se pregunta c¨®mo algunos trabajadores, c¨®mo los de la construcci¨®n o los m¨¢s vulnerables, aguantar¨¢n trabajar a?os adicionales con tres o cuatro grados m¨¢s de temperatura.
El v¨ªdeo que se hizo viral, de unos 20 segundos, tuvo lugar el 7 de marzo en Par¨ªs, en una de las multitudinarias protestas. ¡°Como vi que me grababa mi amigo, empec¨¦ a re¨ªrme un poco con ¨¦l y a bailar a tope¡±, recuerda. Unos d¨ªas m¨¢s tarde, decidi¨® subir la grabaci¨®n a sus redes, con el objetivo de incitar a m¨¢s personas a manifestarse. El ¨¦xito fue inmediato.
¡°El canto y el baile son tambi¨¦n herramientas geniales para transmitir mensajes pol¨ªticos porque si solo hacemos manifestaciones tradicionales (...) nunca superaremos el techo de cristal de los activistas, solo nos quedaremos entre nosotros¡±, opina. Caillard considera fundamental atraer a m¨¢s personas, que quiz¨¢s despu¨¦s, terminar¨¢n m¨¢s politizadas.
El m¨¦todo no es nuevo. Cita ejemplos como el de las chilenas Las Tesis, que lograron exportar el himno ¡°el violador eres t¨²¡± a todo el planeta. O el de los bailes populares con acorde¨®n que aportaban su granito de arena para resistir los bloqueos de f¨¢bricas en la ¨¦poca del Frente Popular franc¨¦s de los a?os treinta del siglo pasado.
¡°Solo tenemos nuestra juventud y nuestro valor¡±
¡°Siempre se piensa en la lucha como algo que tiene que ser duro (...), pero a veces olvidamos nuestras necesidades como activistas para que podamos seguir teniendo fuerza¡±, se?ala. ¡°Porque los temas son dif¨ªciles, hay represi¨®n, frente a nosotros hay adversarios mucho m¨¢s potentes, con m¨¢s dinero y m¨¢s visibilidad. Nosotros estamos ah¨ª, con 25 a?os, solo tenemos nuestra juventud y nuestro valor, pero nada m¨¢s¡±, contin¨²a.
En las ¨²ltimas semanas, se han multiplicado los disturbios en protestas espont¨¢neas o al final de las marchas convocadas por los sindicatos. Las escenas de la represi¨®n policial han desatado una oleada de indignaci¨®n de la ciudadan¨ªa y las denuncias por excesos policiales han aumentado.
A lo largo de la conversaci¨®n, Caillard, que estudi¨® Ciencias Pol¨ªticas y que viene de una familia muy activa pol¨ªticamente, rememora cuando empez¨® a leer los informes del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Clim¨¢tico (IPCC). Las informaciones la dejaron petrificada y le cortaron las ganas de actuar. El colectivo y el activismo le devolvieron la esperanza, cuenta. En su caso, lo que la motiv¨® fue la dimisi¨®n sorpresa del exministro de la Transici¨®n Ecol¨®gica, Nicolas Hulot. Lo hizo en agosto de 2018 en un directo de radio, sin avisar previamente a Macron, al que le reproch¨® su falta de compromiso con el medio ambiente y la influencia excesiva de los grupos de presi¨®n.
Desde entonces, la joven multiplica las acciones y cuando puede, lo hace a trav¨¦s del baile. Su apodo en las redes sociales significa en franc¨¦s ¡°Mc [siglas de Mathilde Caillar] baila por el clima¡±. ¡°Siempre me ha encantado bailar. Hay gente a la que le cansa. A m¨ª no. Me da incluso m¨¢s energ¨ªa¡±, asegura. En el v¨ªdeo viral lo hace ante un cartel en el que se puede leer: ¡°C¨®brenles a los contaminadores. Dejen vivir a los trabajadores¡±.
En otra grabaci¨®n, se la ve menearse bajo un eslogan que pide gravar a los ricos. Nunca abandona sus gafas de sol. ¡°Son de la marca quechua¡±, precisa entre risas, para acallar a los que la acusaron de provenir de una familia burguesa y millonaria. Prefiere a los que le dieron su nuevo apodo, el de tecnohuelguista.
Determinada y con mucha energ¨ªa, Caillard podr¨ªa seguir hablando durante horas. Cuando se le pregunta sobre la movilizaci¨®n de los j¨®venes en las ¨²ltimas protestas, explica que no solo han salido a la calle para apoyar a sus padres o porque se ver¨¢n directamente afectados.
¡°Ya no pueden con el sistema que el Gobierno propone. La gente ya no sue?a con trabajar m¨¢s, eso ya no es lo que queremos. Queremos que nuestras vidas tengan sentido. Estamos en un mundo en el que no tenemos horizontes¡±, insiste. Para hacerle frente, lo tiene claro. Seguir¨¢ militando. ¡°Es lo que me permitir¨¢ verme en un espejo en 30 a?os¡±.
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