Jap¨®n busca una nueva identidad en un mundo inmerso en el cambio
Tokio, anfitri¨®n de la cumbre del G-7, emprende un giro en su concepci¨®n de la seguridad con un fuerte aumento del gasto militar
En un mundo cambiante y con creciente tensi¨®n entre potencias, muchos pa¨ªses se hallan en proceso de redefinir su posici¨®n y capacidades. Para algunos, esto supone giros que tocan aspectos profundos de la identidad nacional. Es el caso de Jap¨®n, pa¨ªs anfitri¨®n de la cumbre del G-7 que se celebrar¨¢ este fin de semana, que se halla en medio de una trascendental ...
En un mundo cambiante y con creciente tensi¨®n entre potencias, muchos pa¨ªses se hallan en proceso de redefinir su posici¨®n y capacidades. Para algunos, esto supone giros que tocan aspectos profundos de la identidad nacional. Es el caso de Jap¨®n, pa¨ªs anfitri¨®n de la cumbre del G-7 que se celebrar¨¢ este fin de semana, que se halla en medio de una trascendental reconfiguraci¨®n de sus dimensiones militar y econ¨®mica. Se trata probablemente del mayor viraje del Jap¨®n surgido de la posguerra, con su estricto pacifismo y su amplia proyecci¨®n en los mercados globales.
El Gobierno presidido por Fumio Kishida, representante del ala moderada del conservador Partido Liberal Democr¨¢tico ¡ªen el poder de forma casi ininterrumpida desde hace unas siete d¨¦cadas¡ª, avanza de forma decidida en ambas directrices, apostando por reforzar las capacidades de Defensa a la vez que impulsa cambios en la relaci¨®n comercial con China. Todo ello, en estrecha coordinaci¨®n con su principal aliado, EE UU, y con las grandes democracias avanzadas, como las que componen el G-7, que tendr¨¢ en la relaci¨®n con Pek¨ªn uno de los asuntos clave de su cumbre anual.
En el apartado militar, la apuesta del actual Gobierno japon¨¦s es inequ¨ªvoca. Ha puesto en marcha planes fiscales para duplicar el gasto militar en un plazo de cinco a?os, elev¨¢ndolo del 1% del PIB al 2%.
En diciembre, el Ejecutivo nip¨®n aprob¨® una nueva doctrina estrat¨¦gica que se?ala, junto a las razones del cambio, su calado y el camino que pretende seguir. El documento afirma que ¡°el mundo afronta el panorama de seguridad m¨¢s complejo desde 1945. En ese contexto, Jap¨®n debe (¡) prepararse apresuradamente para el escenario peor, incluido con un refuerzo fundamental de las capacidades de defensa¡±.
El texto advierte de que la nueva estrategia ¡°transformar¨¢ profundamente la pol¨ªtica de seguridad nacional de posguerra desde el punto de vista de su ejecuci¨®n¡±. Se reafirma el apego a los principios constitucionales pacifistas, pero se anuncia una acci¨®n diferente.
Aunque no supongan cambios a la Constituci¨®n, estas medidas s¨ª representan pasos que superan d¨¦cadas de estricta contenci¨®n del desarrollo militar, uno de los pilares fundacionales de la identidad del Jap¨®n de posguerra. Un salto de esta magnitud y velocidad hubiera sido impensable y sin lugar a dudas extremadamente pol¨¦mico hasta hace poco. Pero la invasi¨®n rusa de Ucrania y un claro deterioro de las relaciones entre democracias avanzadas y China han cambiado la atm¨®sfera social, abonando las condiciones de apoyo a este giro. Adem¨¢s de esas dos grandes cuestiones, Jap¨®n tambi¨¦n encara desaf¨ªos con el riesgo procedente de Corea el Norte, y una relaci¨®n complicada con Rusia por una disputa territorial.
Capacidades misil¨ªsticas
Entre las novedades de la nueva estrategia, destaca la disposici¨®n a adquirir capacidades misil¨ªsticas de contraataque. Hasta ahora, en virtud de esa interpretaci¨®n restrictiva del desarrollo militar, Jap¨®n se hab¨ªa limitado a equiparse con defensas antia¨¦reas. Ahora, en cambio, considera necesario contar con armas que puedan golpear puntos neur¨¢lgicos del enemigo en caso de sufrir un ataque.
Tambi¨¦n se anuncia una mayor apuesta por la industria de defensa nacional, hasta ahora con un per¨ªmetro bastante reducido, asimismo por los l¨ªmites marcados a las exportaciones en este sector.
La estrategia, por otra parte, manifiesta la voluntad de haber desarrollado para 2027 las capacidades militares de una manera suficiente como para asumir la ¡°responsabilidad primaria¡± de defensa en caso de invasi¨®n de la naci¨®n. La fecha de 2027 adquiere un especial peso si se yuxtapone a los planes chinos, que tambi¨¦n tienen en ese a?o un horizonte marcado para completar una fase de la modernizaci¨®n de las fuerzas armadas.
La alianza con EE UU como pilar no solo permanece, sino que se declara la voluntad de reforzarla. Tokio y Washington sellaron recientemente un pacto para extender al espacio sus acuerdos de defensa. En paralelo, Jap¨®n cultiva lazos con el grupo Quad ¡ªa cuyo nacimiento dio un impulso decisivo, y del que son miembros tambi¨¦n Australia, EE UU y la India¡ª y da pasos, todav¨ªa de escasa entidad, hacia una mayor coordinaci¨®n con la OTAN.
Jap¨®n no ha entregado armamento a Ucrania, pero s¨ª se ha sumado a las sanciones occidentales contra Rusia tras la invasi¨®n. Su primer ministro, Kishida, ha protagonizado una significativa visita a Kiev mientras el l¨ªder chino, Xi Jinping, se hallaba en Mosc¨². Tokio ha manifestado su entendimiento de que la invasi¨®n rusa es un atropello inadmisible y que la respuesta ante ello puede ser determinante como factor disuasorio para posibles futuras ofensivas en su regi¨®n ¡ªteniendo claramente en mente el riesgo de un ataque de Pek¨ªn a Taiw¨¢n¡ª.
Es en esa ¨®ptica que Jap¨®n parece dispuesto a labrar una mayor cooperaci¨®n con las democracias avanzadas a escala global, emprendimiento en el que el G-7 es un foro fundamental.
Relaci¨®n con China
El grupo tiene previsto abordar en sus trabajos la redefinici¨®n de las relaciones econ¨®micas con China, un asunto de importancia a nivel global. La cumbre intentar¨¢ enviar un mensaje unitario acerca de c¨®mo avanzar en la reducci¨®n del riesgo vinculado con la gran dependencia de la manufactura china, as¨ª como advertencias a Pek¨ªn para evitar lo que algunos en Occidente interpretan como abuso de su posici¨®n econ¨®mica de fuerza con pr¨¢cticas coercitivas.
En este apartado econ¨®mico, Tokio ha dado pasos significativos m¨¢s all¨¢ de las sanciones econ¨®micas a Rusia. Ha acompa?ado, por ejemplo, los movimientos de EE UU para restringir el acceso de China a microchips de gama alta, una tecnolog¨ªa clave para el desarrollo de sectores como la inteligencia artificial, armamento de nueva generaci¨®n, o sistemas de vigilancia masiva.
El argumento subyacente es que las democracias avanzadas no quieren facilitar a Pek¨ªn el camino en una senda que consideran crecientemente represiva en el interior y asertiva en el exterior. Una empresa japonesa, Tokyo Electron, dispone de capacidades muy dif¨ªcilmente reproducibles en la fabricaci¨®n de maquinaria esencial para producir chips de alta gama.
No es el ¨²nico movimiento relevante en la revisi¨®n de las relaciones econ¨®micas con China. Pese a que la suspicacia japonesa ante la evoluci¨®n de Pek¨ªn aflor¨® hace ya tiempo, las relaciones econ¨®micas son de enorme calado, incluida la presencia de muchas empresas niponas en suelo chino. Kishida constituy¨® en su Gabinete un Ministerio de Seguridad Econ¨®mica, s¨ªmbolo de la voluntad de reconfigurar con un razonamiento sist¨¦mico algunos equilibrios econ¨®micos, en el entendimiento de que forman parte inextricable de la seguridad nacional.
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