Macron en Pek¨ªn, Kishida en Kiev
China lidera iniciativas de cara a expandir su ¨¢rea de influencia, al tiempo que las principales democracias de la regi¨®n adoptan medidas ante el temor a un orden unipolar en Asia bajo los designios del drag¨®n
Estos d¨ªas se representa en el Teatro Real de Madrid Nixon en China de John Adams, una inmersi¨®n oper¨ªstica en un episodio geopol¨ªtico cuyas repercusiones nos alcanzan de pleno: el encuentro del presidente norteamericano con Mao Zedong en 1972. La producci¨®n, que arranca y atrapa con el coro de las Tres reglas de disciplina y ocho puntos de atenci¨®n ¡ªdoctrina elaborada Mao para el Ej¨¦rcito Rojo durante la guerra civil china¡ª resuena en no pocas escenas con el viaje de Emmanuel Macron a Pek¨ªn. Ambos presidentes sucumben fascinados ante la civilizaci¨®n imperial milenaria. Nixon (Leigh Melrose), en tanto que protagonista de la historia, se muestra, al igual que Macron, repleto de su propia significancia. Disposici¨®n h¨¢bilmente acentuada por la destreza del anfitri¨®n correspondiente en el manejo de la pol¨ªtica del estatus y el ritualismo del poder, alternando la familiaridad del t¨ºte ¨¤ t¨ºte ¡ªel t¨¦ sin corbata de Xi Jinping al premier franc¨¦s¡ª con el despliegue de escenarios grandiosos como el Gran Sal¨®n del Pueblo. Macron trajo de vuelta la venta de 160 aviones Airbus ¡ªuna peque?a compensaci¨®n a la afrenta del Aukus¡ª pero su regreso triunfante se vio empa?ado al comentar a la prensa que Europa no deb¨ªa verse arrastrada ante un conflicto en Taiw¨¢n. Mensaje equ¨ªvoco en el lugar y momento inadecuado.
El reciente desfile de dirigentes europeos a Pek¨ªn coincide con el salto dado por China a la escena global. Desde el logrado acuerdo entre los rivales Ir¨¢n y Arabia Saud¨ª, hasta la reuni¨®n con el presidente de Brasil, Lula da Silva, la potencia asi¨¢tica lidera iniciativas de cara a expandir su ¨¢rea de influencia y ganarse la legitimidad moral de un Estado benigno y pacificador. Si bien en paralelo, y fuera de la atenci¨®n medi¨¢tica, est¨¢n tomando forma otras din¨¢micas de consecuencias igualmente destacables, impulsadas por las principales democracias asi¨¢ticas, pa¨ªses que en distinto grado comparten el acervo cultural de China, con la que han interactuado en variadas coyunturas hist¨®ricas, y ahora temen que el drag¨®n fuerce en Asia un orden unipolar.
La primera de ellas, el despertar de Jap¨®n del letargo aislacionista de la posguerra. El Estado nip¨®n, en proceso de normalizaci¨®n de las fuerzas armadas, ha duplicado el presupuesto de gasto militar para los pr¨®ximos cinco a?os e intensifica una proyecci¨®n internacional alternativa. Al tiempo que Xi visitaba a Vlad¨ªmir Putin en Mosc¨², el primer ministro japon¨¦s, Fumio Kishida, se encontraba con Volod¨ªmir Zelenski. El viaje a Ucrania ¡ªuna r¨¦plica contundente al de Xi¡ª no pudo ser m¨¢s contrastado: mientras Kishida paseaba en silencio por Bucha, donde los soldados rusos masacraron a cientos de civiles y prisioneros de guerra, Xi ¡ªrecibido con pompa zarista¡ª brindaba con Putin en el Palacio de las Facetas.
Corea del Sur se suma a esta tendencia y anuncia su condici¨®n de Estado global pivote. El Gobierno de Se¨²l present¨® a finales del a?o pasado la primera Estrategia del Indo-Pac¨ªfico, un desv¨ªo de su tradicional pol¨ªtica exterior neutral en convergencia con las posiciones de Washington y Jap¨®n. Es precisamente en la relaci¨®n con Jap¨®n donde se ha producido la mayor transformaci¨®n. Despu¨¦s de a?os de agrias disputas, ambas partes buscan resta?ar las heridas de la historia y comenzar un nuevo cap¨ªtulo. La cumbre bilateral de marzo concluy¨® con el acuerdo de reactivar la colaboraci¨®n en inteligencia y el anuncio del presidente Yook Suk-yeol de abandonar la demanda de compensaciones econ¨®micas a empresas japonesas para las v¨ªctimas de la Segunda Guerra Mundial. Un hito en la senda de la reconciliaci¨®n.
En tercer lugar, las relaciones entre India y China se deterioran y alcanzan nuevas cotas de tensi¨®n. A la militarizaci¨®n de la yerma frontera que los separa en el Himalaya hay que a?adir la decisi¨®n de Pek¨ªn de rebautizar con nombres chinos localidades de Arunachal Pradesh, Estado disputado en el noreste de la India que Pek¨ªn reclama como ¡°T¨ªbet Meridional¡±. El Gobierno de Narendra Modi, que se ha mostrado firme en cuestiones como la prohibici¨®n de numerosas aplicaciones de m¨®viles chinas, incluida TikTok, hasta el momento guarda una actitud precavida a la vez que aumenta las inversiones para el desarrollo de la regi¨®n.
Por otra parte, Filipinas, que en lo que va de a?o ha presentado diez protestas diplom¨¢ticas contra Pek¨ªn por presuntas violaciones del derecho internacional en el Mar de China Meridional, refuerza su alianza defensiva con Estados Unidos y ampl¨ªa su presencia militar a cuatro nuevas bases militares, en las que las fuerzas norteamericanas podr¨¢n estacionar de modo indefinido.
Finalmente, la preocupaci¨®n de todos ellos gravita alrededor del futuro de Taiw¨¢n, conscientes de lo que el presidente franc¨¦s pas¨® por alto en sus pol¨¦micas declaraciones sobre la isla: la interdependencia de los intereses europeos con los asi¨¢ticos, que ¡°la Ucrania de hoy ¡ªafirm¨® Kishida¡ª puede ser el Asia Oriental de ma?ana¡±. Desde el prisma de sus intereses, escribe el analista Raja Mohan, las palabras de Macron evidencian lo dicho por el ministro de exteriores indio, S. Jaishankar: los europeos piensan que ¡°los problemas de Europa son los del mundo, y los del mundo no son los de Europa¡±.
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