La pol¨ªtica industrial despega como gran agitador econ¨®mico y pol¨ªtico global
Las grandes potencias avanzan en unos planes que buscan econom¨ªa estrat¨¦gica y alimentan el riesgo de una espiral de fricciones
En una ¨¦poca marcada por la descarnada competici¨®n entre potencias, la pol¨ªtica industrial se ha convertido r¨¢pidamente en un elemento central de la actividad econ¨®mica global. Cada vez m¨¢s Estados ¡ªentre ellos los m¨¢s poderosos, as¨ª como la UE¡ª abrazan distinto tipo de intervencionismo en sectores estrat¨¦gicos para lograr reducir la dependencia de adversarios o ganar ventaja sobre los competidores en aspectos clave que determinar¨¢n la fortaleza de un pa¨ªs en el atlas. Se trata de un amplio movimiento con gran potencial de impacto sobre los empleos, las cadenas de suministro, la innovaci¨®n, la deuda o las tensiones proteccionistas.
Pek¨ªn avanza en el camino de la autonom¨ªa industrial de acuerdo a la hoja de ruta de su mastod¨®ntico plan Made in China 2025, lanzado en 2015; Washington acelera a lomos de sus medidas de impulso m¨¢s recientes en los sectores de la tecnolog¨ªa verde y de los microchips; la UE tambi¨¦n desarrolla sus planes, al igual que otros actores de distintos tama?os a lo largo del mapa mundial. Una espiral competitiva marcada por desconfianza, medidas restrictivas que, junto a nuevas oportunidades, abre paso al riesgo de acercarse a la confrontaci¨®n.
Estas cuestiones han sido objeto de reflexi¨®n en El retorno del Estado: ?qu¨¦ futuro para la pol¨ªtica industrial?, un debate organizado por el Foro Econ¨®mico Mundial (FEM) en cooperaci¨®n con EL PA?S, y celebrado este martes en Ginebra en el marco de la conferencia Cumbre del Crecimiento: Empleos y Oportunidades Para todos, una conferencia impulsada por el FEM.
La pandemia, la amenaza del cambio clim¨¢tico, los riesgos geopol¨ªticos han confluido en estimular ese gran retorno del Estado ¡ªy un salto adelante en la integraci¨®n del proyecto de la UE¡ª, y la pol¨ªtica industrial se perfila como uno de sus elementos de mayor calado. Un elemento cargado de aspectos problem¨¢ticos.
Un informe publicado por el FEM en paralelo al debate ¡ªLa perspectiva de los economistas jefe¡ª se?ala que un 74% de los expertos consultados considera que esta tendencia hacia una fuerte pol¨ªtica industrial avanzar¨¢ a escala global; un 90% cree que profundizar¨¢ la tensi¨®n y rivalidad geoecon¨®mica; un 70% que da?ar¨¢ la libre competencia y un 68% que conducir¨¢ a un aumento problem¨¢tico de los niveles de deuda p¨²blica.
Los expertos son esc¨¦pticos acerca de la capacidad de este empuje de producir efectos positivos: un 39% cree que ser¨¢ una fuerza motriz de innovaci¨®n; un 20%, que incrementar¨¢ la actividad econ¨®mica global.
La perspectiva de los economistas jefe es, pues, sombr¨ªa, pero los gobiernos se muestran decididos, con la voluntad de reducir el grado de dependencia de adversarios y competidores como fuerza motriz de vigorosas pol¨ªticas en las grandes econom¨ªas del hemisferio norte. Esto produce no solo un problema de tensiones entre ellas ¡ªcomo la crisis de los microchips entre EE UU y China o las tensiones entre EE UU y UE por aspectos proteccionistas del programa verde de Washington¡ª, sino tambi¨¦n entre Norte y Sur.
Mark Swilling, presidente del consejo de directores del Banco de Desarrollo de ?frica del Sur, consider¨® en el debate que estos desarrollos ¡°son una mala noticia para el Sur Global, que queda excluido de esta din¨¢mica¡±. ¡°Esto cambiar¨¢ el coste del capital, redirigir¨¢ los flujos de inversi¨®n junto con otros elementos que creo que ser¨¢n un cambio desfavorable para la regi¨®n¡±, opin¨® Swilling.
Abund¨® en ese sentido el ministro de Industria, Comercio e Inversiones de Botsuana, Mmusi Kgafela: ¡°Si la competici¨®n se descontrola, generar¨¢ turbulencias, tensi¨®n geopol¨ªtica global y puede hundirnos en una guerra. Llamo al resto del mundo, incluidos EE UU y Europa, a perseguir una industrializaci¨®n que tenga en debida cuenta el inter¨¦s a la coexistencia pac¨ªfica, que contemple tomar y dar, no una actitud de arrasar¡±, dijo.
Por supuesto, este giro pol¨ªtico presenta a la vez enormes oportunidades y a la vez riesgos para las empresas. La pol¨ªtica industrial puede facilitar el camino a las empresas que reciban subvenciones, rebajas de impuestos, que se beneficien de nuevas infraestructuras o de un impulso financiero a la investigaci¨®n. Pero, a la vez, deben hacer cuentas en sus planes estrat¨¦gicos con la enorme volatilidad producida no solo por acontecimientos como una pandemia o las disrupciones clim¨¢ticas, sino por la geopol¨ªtica, con su perspectiva de espirales de medidas restrictivas, sanciones rec¨ªprocas, etc.
La batalla de los microchips es quiz¨¢ el ejemplo m¨¢s evidente. La Administraci¨®n Biden aprob¨® hace meses una draconiana medida de restricci¨®n de exportaci¨®n de microprocesadores de alta gama, una iniciativa en la que ha logrado posteriormente la adhesi¨®n de Jap¨®n y Pa¨ªses Bajos, importantes por ser sede de dos empresas clave en el sector. China ha reaccionado airada.
Kellee S. Tsai, rectora de Ciencias Sociales en la Universidad de Ciencias y Tecnolog¨ªas de Hong Kong, advirti¨® durante el debate del peligro de entrar en la espiral del dilema de seguridad, esa din¨¢mica por la que alguien toma medidas en aras a proteger su seguridad, lo que alerta a otros que act¨²an espoleados por ello, desencadenando una carrera repleta de riesgos.
Tsai, que ha estudiado el proceso industrial chino, destac¨® c¨®mo la pol¨ªtica industrial de Pek¨ªn no ha sido tan exitosa como algunos piensan. ¡°Las empresas de mayor ¨¦xito no son fruto de una pol¨ªtica industrial coherente, y a la vez hay casos evidentes de fracaso de esa pol¨ªtica industrial, como en el sector de la aviaci¨®n, o numerosos episodios de corrupci¨®n¡±. La l¨®gica de fondo de la pol¨ªtica industrial se topa con graves problemas en su implementaci¨®n.
¡°Si se lleva a cabo con los viejos conceptos de selecci¨®n de campeones, de direcci¨®n centralizada, etc., ser¨¢ un gran fracaso¡±, dijo Swilling. ¡°Hay que apostar por un concepto nuevo, el establecimiento de entorno y conexiones que permitan el florecer de segmentos de manufactura completamente novedosos¡±.
Mientras, las empresas que act¨²an en los mercados globales buscan la manera de acentuar su resiliencia en este contexto turbulento. Una profunda desconexi¨®n con China es impensable, como ha reconocido de forma expl¨ªcita Janet Yellen, secretaria del Tesoro de EE UU, en un reciente discurso. Pero el contexto es tan vol¨¢til que el riesgo geopol¨ªtico influye, y aquellos que pueden, las empresas con mayor tama?o y capacidad de acci¨®n, escrutan el horizonte, buscando oportunidades, evitando riesgos.
Gero Corman, jefe de tecnolog¨ªas y plataformas digitales de Volkswagen, se?al¨® su convicci¨®n de que, para las empresas con tama?o suficiente, se acelerar¨¢ una din¨¢mica de ¡°integraci¨®n vertical, tratando de controlar la fabricaci¨®n de componentes¡± dentro del per¨ªmetro de una empresa.
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