La divisi¨®n de Libia se consolida sin elecciones a la vista
La falta de acuerdo para celebrar comicios entre los l¨ªderes de las dos entidades en las que se divide el pa¨ªs eterniza la crisis pol¨ªtica mientras la econom¨ªa y la seguridad mejoran
La necesidad de celebrar elecciones para superar la aguda crisis pol¨ªtica que padece Libia desde hace una d¨¦cada se ha convertido en una especie de mantra entre la clase pol¨ªtica. Pero, en el fondo, nadie parece interesado en que se lleven a cabo. O, al menos, no est¨¢n interesados en que se celebren bajo unas condiciones que no garanticen la victoria propia. Mientras, se va consolidando la divisi¨®n del pa¨ªs en dos grandes entidades aut¨®nomas con instituciones paralelas: la del oeste, liderada...
La necesidad de celebrar elecciones para superar la aguda crisis pol¨ªtica que padece Libia desde hace una d¨¦cada se ha convertido en una especie de mantra entre la clase pol¨ªtica. Pero, en el fondo, nadie parece interesado en que se lleven a cabo. O, al menos, no est¨¢n interesados en que se celebren bajo unas condiciones que no garanticen la victoria propia. Mientras, se va consolidando la divisi¨®n del pa¨ªs en dos grandes entidades aut¨®nomas con instituciones paralelas: la del oeste, liderada por el primer ministro Abdelhamid Dabeiba; y la del este, bajo la tutela del general Jalifa Hafter.
¡°No veo ninguna opci¨®n de que se celebren elecciones pronto, antes de finales de este a?o. Y eso es as¨ª porque nadie realmente las quiere¡±, sostiene Jalel Harchaoui, investigador del think tank brit¨¢nico Royal United Services Institute. Despu¨¦s de que los comicios presidenciales fijados para el 24 de diciembre de 2021 fueran aplazados sine die por razones pol¨ªticas y log¨ªsticas, el actual enviado de la ONU para Libia, el senegal¨¦s Abdoulaye Bathily, se hab¨ªa propuesto organizarlos antes de que terminara este a?o. No obstante, a medida que se acerca el final del plazo, Bathily se muestra m¨¢s pesimista. Y se?ala como principal obst¨¢culo los problemas de seguridad, sobre todo la persistencia de multitud de grupos armados.
Libia se hundi¨® en una espiral de caos y violencia tras el estallido de las primaveras ¨¢rabes en 2011. La ca¨ªda del r¨¦gimen del coronel Muamar el Gadafi en medio de una guerra civil abri¨® una ventana de esperanza hacia el cambio que, no obstante, enseguida se cerr¨®. Las luchas de poder entre las diversas facciones vencedoras impidieron la creaci¨®n de unas instituciones nacionales s¨®lidas, y el pa¨ªs qued¨® a merced de una constelaci¨®n de milicias. Desde 2015, se han conformado dos grandes alianzas regionales que luchan por el poder, algunas veces desde los despachos, otras en el campo de batalla.
A principios de junio, pareci¨® que el escenario de unos comicios presidenciales ganaba enteros gracias al acuerdo alcanzado en el comit¨¦ conocido como 6+6, formado por una docena de representantes de las dos C¨¢maras legislativas libias elegidas en 2014. Sin embargo, en las siguientes semanas, diversos actores importantes se han desmarcado del pacto. De hecho, incluso el propio Bathily ha declarado que el acuerdo contiene ¡°lagunas legales y carencias¡±.
Como ya sucedi¨® en 2021, el principal punto de discrepancia gira alrededor de los criterios que deben cumplir los aspirantes a las elecciones presidenciales, lo que puede afectar a la candidatura del general Hafter. Otro debate se centra en la necesidad o no de que antes de esos comicios se forme un nuevo Gobierno en Tr¨ªpoli, con el consiguiente relevo de Dabeiba, elegido bajo los auspicios de la ONU al frente de un Gabinete de transici¨®n, pero con el mandato caducado.
Potencias regionales entre bambalinas
Adem¨¢s, en la ecuaci¨®n pol¨ªtica libia, las potencias internacionales y regionales desempe?an un papel clave, aunque a menudo lo ejerzan entre bambalinas. Egipto, que junto a Francia han sido el gran valedor de Hafter, es el pa¨ªs que est¨¢ impulsando de forma m¨¢s clara las elecciones. El Gobierno de Tr¨ªpoli, por su parte, cuenta con el respaldo de Emiratos ?rabes e Italia. ¡°Mientras la posici¨®n de EE UU y el Reino Unido no es clara, hay un actor clave: Turqu¨ªa. Apoy¨® siempre a Dabeiba, pero parece estar reevaluando su posici¨®n, ya que est¨¢ muy interesado en reconciliarse con Egipto y este podr¨ªa ser el precio¡±, comenta el analista pol¨ªtico libio Mohamed Eljarh.
Mientras se libra esta partida, la situaci¨®n de la ciudadan¨ªa ha mejorado durante los ¨²ltimos dos a?os. El Fondo Monetario Internacional prev¨¦ para este a?o un crecimiento de la econom¨ªa del 17%. ¡°Ya no hay el problema de liquidez de 2020, con largas colas en los bancos. Incluso se han reducido los cortes de electricidad, al menos en Bengasi [la capital del este}. Alguno hay, pero solo durante las olas de calor, como pasa en otros pa¨ªses de la regi¨®n¡±, a?ade Eljarh, que considera que la alternativa a las elecciones, un acuerdo entre las diversas facciones para compartir el poder, es una mejor soluci¨®n al rompecabezas libio, al menos de forma interina.
En buena parte, la mejora econ¨®mica en el pa¨ªs se debe a la estabilizaci¨®n del precio del petr¨®leo ¡ªLibia tiene la novena mayor reserva de crudo del mundo¡ª y, sobre todo, a la ausencia de violencia. Desde oto?o de 2020 no se ha producido ning¨²n gran choque b¨¦lico, lo que supone la tregua m¨¢s larga en casi una d¨¦cada. El petr¨®leo vuelve a fluir sin cortapisas.
¡°Ha habido enfrentamientos entre grupos locales, pero los actores capaces de provocar una gran guerra, como Jalifa Hafter, no tienen ahora apetito para ello. Y tampoco sus benefactores internacionales, y esto es crucial¡±, sostiene Mary Fitzgerald, experta del Middle East Institute, con sede en Washington. Sin elecciones a la vista, la divisi¨®n del pa¨ªs en varias ¨¢reas de influencia avanza y se fortalece.
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