Ucrania lucha contra uno de sus peores enemigos: el olvido
El conflicto en Gaza y los problemas de Biden en EE UU complican la defensa de Kiev tras 21 meses de invasi¨®n rusa. Pol¨ªticos, militares y sociedad civil reclaman a Occidente pelear contra la fatiga y el desinter¨¦s
El encuentro tiene lugar en un almac¨¦n de Kiev donde se recogen medicamentos, kits de emergencias y otros productos para los soldados ucranios que luchan en el frente. Taras, un voluntario de 45 a?os que echa aqu¨ª todo el tiempo libre que le deja su trabajo, pide no desvelar la localizaci¨®n para no dar pistas al enemigo. ¡°Por supuesto que estamos cansados tras casi dos a?os de invasi¨®n a gran escala¡±, admite en un momento de la conversaci¨®n. ¡°Mucha gente me pregunta por ...
El encuentro tiene lugar en un almac¨¦n de Kiev donde se recogen medicamentos, kits de emergencias y otros productos para los soldados ucranios que luchan en el frente. Taras, un voluntario de 45 a?os que echa aqu¨ª todo el tiempo libre que le deja su trabajo, pide no desvelar la localizaci¨®n para no dar pistas al enemigo. ¡°Por supuesto que estamos cansados tras casi dos a?os de invasi¨®n a gran escala¡±, admite en un momento de la conversaci¨®n. ¡°Mucha gente me pregunta por la fatiga de la guerra. Y s¨ª, claro que existe. Pero adem¨¢s de fatigados, estamos furiosos con los rusos y muy orgullosos de nuestra capacidad de resistencia. A los que dudan tan solo les pido una cosa: que se aparten, que no entorpezcan en nuestro camino hacia la victoria¡±, remata solemne.
Estas palabras resumen bastante bien el estado de ¨¢nimo de la docena de entrevistados del mundo pol¨ªtico, militar y cultural a lo largo de esta semana, en un viaje organizado por la ONG cultural PEN Ukraine en las provincias de Kiev y Chernihiv al que asisti¨® este peri¨®dico. La certidumbre sobre la victoria final ¡ªtan habitual en el discurso de muchos ucranios desde el pasado 24 de febrero de 2022, cuando Rusia lanz¨® toda su furia contra el vecino del suroeste¡ª empieza a mostrar ciertos matices a la vista de los problemas que se detectan en el horizonte.
Por una parte, la tan anunciada contraofensiva no ha dados los frutos esperados y la llegada del invierno ¡ªpalpable ya esta semana en Kiev, donde han empezado las primeras nieves¡ª anticipa un estancamiento en el frente. No se prev¨¦n grandes cambios por lo menos hasta despu¨¦s del verano de 2024, seg¨²n analistas militares ucranios y estadounidenses. La capital, adem¨¢s, ha sufrido este s¨¢bado el mayor bombardeo con drones bomba Shahed de toda la guerra, un movimiento que las autoridades interpretan como la se?al de una nueva campa?a rusa de bombardeos para interrumpir servicios energ¨¦ticos esenciales durante el invierno. Pero casi peores son las noticias que llegan del extranjero.
La guerra de Gaza ha robado a Ucrania la atenci¨®n de gobiernos y de la opini¨®n p¨²blica mundial. Tras 21 meses de guerra, ¡ªa gran escala, coletilla que los ucranios a?aden autom¨¢ticamente, como si tuvieran un resorte, para recordar que la agresi¨®n del Kremlin no comenz¨® el a?o pasado, sino en 2014, con la anexi¨®n ilegal de Crimea¡ª el riesgo de agotamiento en las capitales occidentales es palpable. Seg¨²n public¨® el viernes el diario Bild, Estados Unidos y Alemania quieren forzar al l¨ªder ucranio, Volod¨ªmir Zelenski, a una negociaci¨®n con los rusos lo antes posible. Para ello, planean suministrar tan solo el armamento estrictamente necesario para que las defensas ucranias no se vengan abajo, seg¨²n el tabloide alem¨¢n.
EE UU, el gran soporte militar y econ¨®mico de Ucrania en estos dos a?os, parece ahora uno de los eslabones m¨¢s d¨¦biles de la cadena. Los paquetes de ayuda a Kiev se enfrentan a crecientes dificultades para salir adelante en el Congreso. Pero m¨¢s peligroso a¨²n es el hundimiento de la popularidad del presidente Joe Biden. Los republicanos, que no ocultan su voluntad de cortar las transferencias milmillonarias a Ucrania, tienen bastantes papeletas para volver a la Casa Blanca tras las elecciones del pr¨®ximo noviembre. Ahora, la peor pesadilla para Zelenski no se llama Vlad¨ªmir Putin, sino Donald Trump.
Frente a todos estos fantasmas, en Ucrania repiten que el apoyo de Occidente a su causa es firme, como han demostrado esta semana las visitas del secretario de Defensa de EE UU, Lloyd Austin, y del presidente del Consejo Europeo, Charles Michel. Y niegan con vehemencia que se acerque el momento de asumir la dura realidad de que va a ser imposible recuperar el control total de sus fronteras.
¡°Cuando llegue el momento de negociar una salida a esta guerra, solo Ucrania podr¨¢ decidir qu¨¦ paz est¨¢ dispuesta a aceptar. No creo que ni la UE ni EE UU est¨¦n pensando en forzar a Zelenski a firmar un acuerdo con concesiones dolorosas, de paz por territorios¡±, asegura una fuente diplom¨¢tica europea.
Puede que esa posibilidad no est¨¦ sobre la mesa. Pero en algunas conversaciones se empiezan a advertir ciertos matices. La derrota completa de Rusia ya no es la ¨²nica opci¨®n que barajan algunos militares. ¡°No hay una sola forma de victoria. Lo fundamental es salvar nuestra cultura y una parte significativa de nuestro territorio¡±, asegura en un restaurante de comida t¨¢rtara Petr¨® Yatsenko, antiguo escritor y ahora soldado. ?l prefiere no decirlo as¨ª, pero cuando habla de salvar ¡°una parte significativa¡± del territorio abre la puerta a que no sea su totalidad.
Yatsenko se ocupa de las relaciones con los prisioneros de guerra rusos y del intercambio entre cautivos de uno y otro pa¨ªs, programas paralizados desde agosto. El escritor y soldado alerta sobre las terribles consecuencias que tendr¨ªa una victoria de Putin: ¡°Los europeos pueden estar empezando a olvidarnos, pero les recordar¨ªa que esta lucha importa porque somos la puerta de Europa. Si los rusos ganan aqu¨ª, la amenaza seguir¨¢ creciendo en todo el continente¡±.
Mija¨ªlo Savva, experto que recaba pruebas sobre posibles cr¨ªmenes de guerra cometidos por Putin, asegura que los aliados no van a olvidar a Ucrania porque este es un conflicto ¡°sin precedentes¡± desde la II Guerra Mundial. ¡°No puedo adivinar el futuro, pero no descarto que tengamos que hacer concesiones dolorosas. Si esto ocurre no ser¨¢ porque nuestros aliados nos olviden, sino porque su ayuda no habr¨¢ sido suficiente¡±, concluye.
Diez a?os del Maid¨¢n
Esta semana se han cumplido 10 a?os del inicio de las protestas proeuropeas que cambiaron la historia de Ucrania. Las marchas del Maid¨¢n comenzaron con un simple post en Facebook. ¡°Venga, chicos. No os limit¨¦is a poner un ¡®me gusta¡¯. Decid que est¨¢is preparados y tratemos de hacer algo¡±, escribi¨® el periodista Mustafa Nayyem el 21 de noviembre de 2013. Este mensaje luce ahora enmarcado en una pared del restaurante La ¨²ltima barricada, situado en un s¨®tano a pocos metros de esa plaza de la capital donde, meses despu¨¦s de que se publicara ese post, acabar¨ªan muriendo m¨¢s de un centenar de personas a manos de las fuerzas de seguridad del presidente prorruso Viktor Yanuk¨®vich.
Estos acontecimientos derivaron en la huida de Yanuk¨®vich en febrero de 2014 y, a los pocos d¨ªas, en la anexi¨®n rusa de Crimea. Tamila Tasheva es la representante de Zelenski en esa pen¨ªnsula del mar Negro. Esta mujer t¨¢rtara sali¨® de Crimea cuando entraron las tropas del Kremlin. Desde entonces no ha vuelvo a ver a sus padres. No es la primera vez que los t¨¢rtaros sufren el exilio. Stalin ya expuls¨® a m¨¢s de 191.000 miembros de esta comunidad musulmana originaria de la regi¨®n ¡ªentre otros, sus padres y abuelos¡ª en 1944. Y ahora ve c¨®mo se repite esa maldici¨®n.
¡°La comunidad internacional fue incapaz de impedir en 2014 que los rusos se quedaran con nuestro territorio¡±, asegura en el edificio del centro de Kiev desde el que trata de imaginar c¨®mo ser¨¢ una futura Crimea en manos de Ucrania. En ese momento ¡ªque nadie sabe cu¨¢ndo llegar¨¢, si es que alguna vez lo hace¡ª, asegura, habr¨ªa que expulsar a los 800.000 ciudadanos rusos que en la ¨²ltima d¨¦cada han entrado en la pen¨ªnsula, que en 2014 ten¨ªa 2,3 millones de habitantes. Tasheva ve este repoblamiento como una iniciativa ¡°neocolonial¡± rusa, cuyo objetivo es arrancar las huellas t¨¢rtaras y ucranias del territorio. ¡°Entendemos que habr¨¢ casos complicados, como los matrimonios entre miembros de las dos comunidades¡±, explica. La lengua ser¨ªa otro elemento conflictivo en una futura Crimea liberada, donde el dominio del ruso es absoluto. ¡°Tendr¨ªamos que ir introduciendo de forma gradual el ucranio y el t¨¢rtaro¡±, a?ade.
Tasheva no tiene dudas. Est¨¢ convencida de que Zelenski jam¨¢s aceptar¨¢ un acuerdo de paz que suponga ceder ni un cent¨ªmetro de territorio: ¡°No hablamos solo de tierras, sino de personas. Los t¨¢rtaros de Crimea solo podemos sobrevivir en Ucrania. Rusia destroza nuestra herencia cultural¡±.
Guerra cultural
La guerra de Gaza no solo ha apartado el foco sobre Ucrania. Tambi¨¦n ha reducido el ritmo de entrega de armas, como ha reconocido el propio Zelenski. El l¨ªder ucranio ¡ªde origen jud¨ªo¡ª ha mostrado un apoyo sin fisuras a Israel. La muerte de cerca de 15.000 palestinos amenaza con alejar a una parte de la opini¨®n p¨²blica mundial. Son los que critican el doble rasero occidental, que califica de cr¨ªmenes de guerra los ataques rusos a la poblaci¨®n ucrania, pero no hace lo mismo cuando provienen de Israel. Una fuente de una instituci¨®n cultural de Kiev admite que Biden no hizo un favor a su pa¨ªs al equiparar la causa israel¨ª y la ucrania.
¡°Esta guerra no se ganar¨¢ solo con tanques. El proyecto imperial ruso es imposible con una Ucrania potente en lo cultural. La victoria nunca ser¨¢ completa si no va acompa?ada de una victoria cultural¡±, opina Volod¨ªmir Sheiko, director del Ukrainian Institute.
Yuri Matsarskii, antiguo periodista y ahora soldado en la reserva, tambi¨¦n nota c¨®mo el paso del tiempo y la aparici¨®n de nuevos conflictos alimenta el desinter¨¦s por Ucrania. ¡°Antes recib¨ªa constantes mensajes de amigos periodistas de otros pa¨ªses que me preguntaban por la situaci¨®n. Ahora, cada vez son m¨¢s raros. Para ellos, la guerra se ha convertido en algo normal¡±, confiesa este hombre de 43 a?os que sustituy¨® los micr¨®fonos de la radio por un fusil. ¡°S¨ª, la contraofensiva est¨¢ siendo m¨¢s dif¨ªcil de lo esperado. Pero eran otros los que confiaban en una operaci¨®n rel¨¢mpago. Nosotros, los militares, siempre supimos que el avance no iba a ser tan r¨¢pido¡±, se?ala.
A su lado, Max Kolesnikov, 46 a?os, recuerda el horrores de los 10 meses de cautiverio en una prisi¨®n de la provincia rusa de Briansk. Despu¨¦s de tres semanas defendiendo Kiev, su comandante se rindi¨® ante la apabullante superioridad del invasor. Ese d¨ªa de marzo del a?o pasado empez¨® un calvario de palizas, hambre y humillaciones. Perdi¨® 35 kilos. Unos amigos reconocieron su tatuaje en el cuello en unas im¨¢genes de presos que mostraba la televisi¨®n. As¨ª se enter¨® su familia de que estaba vivo. Pasados los meses, sus carceleros le dejaron enviar a casa un mensaje de solo cuatro palabras. Escribi¨®: ¡°Vivo¡±, ¡°sano¡± y ¡°todo bien¡±. En la prisi¨®n, se dedicaban a memorizar los tel¨¦fonos de los compa?eros para ponerse en contacto con la familia si eran liberados.
El pasado febrero sali¨® libre gracias a un intercambio de prisioneros. Ahora est¨¢ a la espera de que un tribunal eval¨²e si puede volver a la guerra tras la operaci¨®n de rodilla a la que se someti¨® en mayo por una atrofia muscular ocasionada por los golpes de los guardianes de la prisi¨®n.
Las heridas de Iv¨¢n Polhui, de 63 a?os, no son f¨ªsicas, pero no por ello son menos evidentes. Este hombre pas¨® un mes encerrado en el s¨®tano de una guarder¨ªa con los m¨¢s de 300 habitantes de Yahidne, un pueblo cercano a Chernihiv, al norte de Ucrania. Todos estaban aterrorizados ante lo que ocurr¨ªa sobre sus cabezas esos d¨ªas de la ocupaci¨®n rusa de marzo de 2022. M¨¢s de un a?o despu¨¦s, la visita al s¨®tano sobrecoge. En cada habitaci¨®n se puede leer el n¨²mero de personas que dorm¨ªan all¨ª, api?adas: 28 adultos y cinco ni?os para una estancia de 10 metros cuadrados. El m¨¢s peque?o era un beb¨¦ de mes y medio; el mayor, un anciano de 93 a?os. En otra habitaci¨®n est¨¢n escritos los nombres de la decena de personas que muri¨® durante ese mes de tortura.
Polhui asegura que antes de la guerra ten¨ªa buenas relaciones con los rusos, que muchos se acercaban a su pueblo, a un centenar de kil¨®metros de la frontera, a comprar fresas. Pero ahora est¨¢ convencido de que los rusos no son como ellos. Dice que llegaban con envidia, que estaban furiosos porque ve¨ªan que en Ucrania viv¨ªan mejor. Y ahora, ?c¨®mo espera que acabe todo esto? ¡°Lo ¨²nico que deseo es que podamos volver a la vida normal. Y que los rusos se pudran en el infierno¡±.
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