La muerte de Navalni ahonda el pulso entre democracias y reg¨ªmenes autoritarios
La Conferencia de Seguridad de M¨²nich exhibe un orden global roto en el que Rusia, China, Ir¨¢n y Corea del Norte van estrechando filas. ¡°La pregunta es si la democracia sobrevir¨¢¡±, asegura Von der Leyen
La noticia de la muerte de Alex¨¦i Navalni irrumpi¨® el viernes como un siniestro, dram¨¢tico rayo en las estancias del hotel Bayerischer Hof, sede tradicional de la Conferencia de Seguridad de M¨²nich, justo cuando el foro que re¨²ne cada a?o en la capital b¨¢vara a centenares de l¨ªderes pol¨ªticos y militares de gran parte del mundo se dispon¨ªa a empezar. Muchos desde entonces han pensado lo que verbaliz¨® al d¨ªa siguiente en el escenario principal el presidente de Ucrania, Volod¨ªmir Zelenski: ¡°Putin quiso enviarnos a todos un mensaje¡±. Un mensaje de confrontaci¨®n total con Occidente, cuyos l¨ªderes hab¨ªan clamado en el pasado por que se respetara la integridad f¨ªsica de Navalni, y de total desprecio por la democracia.
En esa confrontaci¨®n, Putin no est¨¢ solo. Ir¨¢n le suministra drones. Corea del Norte, munici¨®n. China no entrega armas, que se sepa, pero s¨ª oxigeno econ¨®mico por la v¨ªa del comercio, incluidos productos tecnol¨®gicos indispensables para la econom¨ªa de guerra rusa; y ox¨ªgeno pol¨ªtico, por la v¨ªa de m¨²ltiples reuniones de m¨¢ximo nivel y declaraciones conjuntas que reclaman un nuevo orden mundial mientras afirman que democracia y derechos humanos son conceptos relativos. Ucrania denuncia que Pek¨ªn ayuda a Mosc¨² con sus ciberataques.
Y la confrontaci¨®n en cuesti¨®n, claro est¨¢, no va solo de Ucrania. La presidenta de la Comisi¨®n Europea, Ursula von der Leyen, lo retrat¨® as¨ª en su intervenci¨®n, este s¨¢bado, en la conferencia de M¨²nich: ¡°No solo se trata de Ucrania, sino de enviar una se?al a otros. La pregunta es si la democracia sobrevivir¨¢ en el mundo y si podemos defender nuestros valores. La respuesta tiene que ser s¨ª¡±, dijo.
¡°La guerra de Putin es una guerra contra un mundo basado en reglas¡±, dijo por su parte Zelenski. ¡°Espero que no se convierta en el mundo de ayer¡±, a?adi¨®, con una triste referencia a las memorias de Zweig.
Lo que est¨¢ claro es que el mundo entero de hoy observa qu¨¦ suerte tendr¨¢ la invasi¨®n de Putin, qu¨¦ resistencia opondr¨¢n el medio centenar de democracias que respaldan a Ucrania ¡ªla respuesta de la que habla Von der Leyen¡ª. Cada cual extraer¨¢ conclusiones y en ellas, por supuesto, influir¨¢ mucho si gana o no Donald Trump las elecciones presidenciales de noviembre en EE UU.
Un pulso m¨¢s all¨¢ de Ucrania
El propio Putin ha dicho claramente que el pulso no va solo de Ucrania. ¡°Este no es un conflicto territorial y no es un intento de establecer un equilibrio geopol¨ªtico regional. Esta cuesti¨®n es m¨¢s amplia y fundamental y concierne los principios subyacentes del nuevo orden internacional¡±, dijo el presidente ruso en el ¨²ltimo foro Valdai.
Putin viaj¨® a M¨²nich en 2007 para advertir de eso mismo, de que no le val¨ªa el orden mundial vigente, de que rechazaba la primac¨ªa de EE UU. Y dej¨® entender que estaba dispuesto a impugnar ese estado de las cosas. Los EE UU de Bush, que hab¨ªan invadido ilegalmente Irak, decidieron seguir adelante con la apertura de la puerta de la OTAN a Ucrania y Georgia. Irrespetuoso con la libertad de decidir su futuro de los pa¨ªses que considera su zona de influencia, Putin pas¨® a las v¨ªas de facto contra ambos ante la sustancial pasividad de Occidente. Y fue a m¨¢s, hasta el conflicto desbocado de hoy.
En medio del desaf¨ªo lanzado por Putin, el cierre de filas entre reg¨ªmenes autocr¨¢ticos es evidente, pero esto no significa que sean un polo unitario sin fisuras. Como tampoco lo es el mucho m¨¢s cohesionado polo europeo.
Wang Yi, principal representante de la pol¨ªtica exterior de China, trat¨® en M¨²nich de perfilar a su pa¨ªs como una fuerza estabilizadora en un contexto turbulento. ¡°El mensaje clave que traigo es que China es un actor responsable y que servir¨¢ como una s¨®lida fuerza de estabilizaci¨®n. Lo har¨¢ promoviendo la cooperaci¨®n entre las mayores potencias¡±, dijo Wang. Pek¨ªn tiene un enorme inter¨¦s en la estabilidad de un sistema que le permite prosperar. A la vez, a lomos de su nueva prosperidad, se ha tornado m¨¢s asertiva bajo el mando prolongado de Xi Jinping.
No marginar a China
M¨¢s all¨¢ del mensaje tranquilizador, la intervenci¨®n de Wang hizo entrever grietas preocupantes. ¡°Quienquiera que intente marginar a China en nombre de pol¨ªticas de reducci¨®n de riesgo, cometer¨¢ un error hist¨®rico¡±, dijo con ¨¦nfasis. Mientras, tanto EE UU como la UE trabajan activamente para reducir su dependencia de China. Por otra parte, preguntado por el presidente de la conferencia, Christoph Heusgen, por si no ser¨ªa oportuno que Pek¨ªn elevara la presi¨®n sobre Mosc¨² para contener su invasi¨®n, Wang respondi¨® seco que rechazaba ¡°todo intento de culpabilizaci¨®n¡± de China en ese sentido. Mientras, el comercio bilateral entre los dos pa¨ªses bate r¨¦cords, superando los 200.000 millones de d¨®lares en 2023.
La sinton¨ªa es evidente. ¡°Vivimos una fase de cambio sin parang¨®n en 100 a?os. Cuando estamos juntos, dirigimos ese cambio¡±, dijo Xi a Putin al despedirse tras una reuni¨®n el pasado marzo, probablemente sin darse cuenta de que se grab¨® la breve conversaci¨®n antes de montarse en el coche oficial.
En medio de este pulso entre democracias y reg¨ªmenes autoritarios, Occidente tiene grandes dificultades para reclutar nuevos socios. La Conferencia de Seguridad de M¨²nich dej¨® en evidencia c¨®mo su posici¨®n en el conflicto en Oriente Pr¨®ximo le expone a proyectar a escala global una nefasta imagen de dobles raseros que le perjudica.
Antony Blinken, secretario de Estado de EE UU, habl¨® de ¡°un imperativo, m¨¢s urgente que nunca, de establecer un Estado palestino que garantice la seguridad de Israel¡±. El jefe de la diplomacia estadounidense ha repetido en las ¨²ltimas semanas que la respuesta de Israel al ataque de Ham¨¢s causa un sufrimiento excesivo a los civiles palestinos. Pero el mundo ve perfectamente que Estados Unidos no hizo nada en el pasado para garantizar la creaci¨®n de ese Estado. Y hoy, mientras lamenta las muertes civiles, sigue armando a Israel. La UE pidi¨® en un comunicado a Israel que no proceda a la ofensiva de Rafah, en el sur de Gaza. Pero no revisa los t¨¦rminos de sus relaciones con el pa¨ªs liderado por Benjam¨ªn Netanyahu.
Por supuesto, la guerra ofensiva de Putin, desprovista de toda justificaci¨®n, es distinta que la guerra reactiva de Israel tras el ataque de Ham¨¢s. Pero la inacci¨®n occidental ante d¨¦cadas de opresi¨®n, de ocupaci¨®n y colonizaci¨®n ilegal de tierras, y ante la brutalidad de la respuesta israel¨ª, le deja totalmente expuesto a cr¨ªticas de hipocres¨ªa. La ilegal invasi¨®n de Irak en 2003 tampoco ayuda.
Un amplio grupo de pa¨ªses, denominados el Sur global, rechaza en gran medida alinearse. Entre ellos hay democracias plenas, fr¨¢giles, o reg¨ªmenes autoritarios. Muchos de ellos lamentan la confrontaci¨®n en marcha en el hemisferio norte, que provoca efectos negativos para ellos, mientras a la vez tratan de aprovechar la competencia entre potencias para sacar rendimientos mejores.
Esa competici¨®n, esa confrontaci¨®n est¨¢ en marcha. No tiene el componente ideol¨®gico de la Guerra Fr¨ªa, pero claramente es, como entonces, un pulso de poder que hoy se articula entre una agrupaci¨®n de reg¨ªmenes autoritarios que reclaman un orden que les sea m¨¢s favorable y las democracias que han tenido una posici¨®n de preeminencia desde la II Guerra mundial.
La muerte de Navalni es un emblema de este pulso, ensanchando un poco m¨¢s la brecha entre quienes la lamentan, en el mundo democr¨¢tico, y quienes prefieren mirar hacia otro lado. China, por cierto, declin¨® comentar, se?alando que se trata de un ¡°asunto interno¡± ruso.
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