Dos colegios de Virginia recuperan nombres que homenajean a generales esclavistas
Los centros educativos hab¨ªan retirado la referencia a los oficiales confederados Stonewall Jackson, Turner Ashby y Robert E. Lee tras el asesinato de George Floyd
La onda expansiva del asesinato racista de George Floyd y de las protestas que prendieron en Estados Unidos en 2020 alcanz¨® a colegios y universidades de todo el pa¨ªs, que revisaron sus v¨ªnculos simb¨®licos con la Confederaci¨®n. Destacados oficiales esclavistas del ej¨¦rcito sublevado dejaron de servir para nombrar unos 60 centros educativos, en un acto de ajuste de cuentas con el pasado del Sur que tambi¨¦n incluy¨® el derribo de estatuas y la revisi¨®n del callejero de ciertas ciudades y pueblos. A pocos d¨ªas del cuarto aniversario de la muerte de Floyd, una escuela de primaria y un instituto de ...
La onda expansiva del asesinato racista de George Floyd y de las protestas que prendieron en Estados Unidos en 2020 alcanz¨® a colegios y universidades de todo el pa¨ªs, que revisaron sus v¨ªnculos simb¨®licos con la Confederaci¨®n. Destacados oficiales esclavistas del ej¨¦rcito sublevado dejaron de servir para nombrar unos 60 centros educativos, en un acto de ajuste de cuentas con el pasado del Sur que tambi¨¦n incluy¨® el derribo de estatuas y la revisi¨®n del callejero de ciertas ciudades y pueblos. A pocos d¨ªas del cuarto aniversario de la muerte de Floyd, una escuela de primaria y un instituto de Virginia han decidido desandar el camino de la memoria y recuperar los nombres que entonces perdieron.
Son dos centros educativos. El Stonewall Jackson High y la Ashby-Lee Elementary School honrar¨¢n de nuevo a tres militares virginianos: Jackson, que se gan¨® el apodo de ¡°Pared de piedra¡± en la batalla de Manassas, al principio de la guerra, el comandante de infanter¨ªa Turner Ashby y el comandante general Robert E. Lee, el gran h¨¦roe sudista, que llev¨® a las tropas a su punto m¨¢s al Norte, hasta perder en Gettysburg.
El debate en la junta escolar del condado rural de Shenandoah, famoso por el parque natural del mismo nombre, que con los colores del oto?o se convierte en un espect¨¢culo para los urbanitas de la cercana ciudad de Washington, empez¨® en la noche del jueves y se prolong¨® durante horas hasta que en la madrugada del viernes lleg¨® la votaci¨®n, de cinco contra uno. Es muy arriesgado asegurar tajantemente que un condado conquista un hito en un pa¨ªs tan vasto como este, pero aparentemente as¨ª es: se trata del primero de Estados Unidos en emprender una revisi¨®n parecida. Y teniendo en cuenta hasta qu¨¦ punto la educaci¨®n se ha convertido en un campo de batalla ideol¨®gica, es muy probable que no sea el ¨²ltimo.
Seg¨²n recoge The New York Times, que describe una junta multitudinaria, agitada y controvertida, Tom Streett, uno de los cinco miembros que votaron a favor de recuperar el nombre de Stonewall Jackson, defendi¨® su decisi¨®n con una invitaci¨®n a revisar su figura: ¡°Cuando lees acerca de este hombre (qui¨¦n era, qu¨¦ representaba, su car¨¢cter, su lealtad, su liderazgo, cu¨¢n piadoso era), te das cuenta de que los est¨¢ndares que ten¨ªa eran mucho m¨¢s altos que los que inspiraron la decisi¨®n de 2020¡°.
La propuesta fue una iniciativa de un grupo conservador local llamado la Coalici¨®n para Mejores Escuelas, que aspiraba a recuperar el ¡°significado cultural¡± y el ¡°contexto hist¨®rico¡± de los nombres originales.
En 2022, la misma junta de un condado con un 93% de poblaci¨®n blanca en el que Donald Trump se llev¨® en las ¨²ltimas presidenciales siete de cada 10 votos, vot¨® en contra de recuperar los antiguos nombres. El cambio de opini¨®n se debe a la nueva composici¨®n del ¨®rgano directivo que sali¨® de las elecciones de noviembre pasado en Virginia, cuyos candidatos en teor¨ªa no se presentan por ninguno de los dos grandes partidos. En ellas, se consum¨® una estrategia republicana de puesta en marcha en todo el pa¨ªs tras la pandemia: recobrar el control de esos ¨®rganos de decisi¨®n sobre los planes educativos y otros asuntos, como los presupuestos escolares.
Adoctrinamiento ¡®woke¡¯
Tradicionalmente, a ese trabajo sol¨ªan optar mayoritariamente padres que pod¨ªan considerarse m¨¢s liberales. Con el confinamiento, durante el que los progenitores pudieron asomarse al modo en el que educaban a sus hijos en las escuelas, los sectores conservadores decidieron organizarse, con el apoyo te¨®rico y econ¨®mico del Partido Republicano; surgieron movimientos como Moms for Liberty, que agrupa a madres que se oponen al ¡°adoctrinamiento woke¡± en los colegios; y crecieron las campa?as para prohibir libros en las bibliotecas por su contenido antirracista o en favor de los derechos LGTBI. Tambi¨¦n se puso en el punto de mira la ¡°teor¨ªa cr¨ªtica de la raza¡±, que analiza el racismo en Estados Unidos como un mal sist¨¦mico. Como consecuencia de todo ello, las juntas escolares se convirtieron en verdaderas batallas campales en la guerra entre las dos Am¨¦ricas por asuntos como la obligaci¨®n del uso de las mascarillas.
La revisi¨®n de la historia que trajo el convulso 2020 provoc¨® una reacci¨®n regresiva, de la que las noticias llegadas este viernes desde Virginia no son sino otro s¨ªntoma. Para unos, entre los que se encuentran los vecinos negros que asistieron en la noche del jueves al debate en la escuela intermedia Peter Muhlenberg de Woodstock, ver los nombres de esos esclavistas glorificados es un golpe dif¨ªcil de encajar. Para otros, ya es hora de pasar p¨¢gina, de considerar a esos militares como figuras del pasado sin efecto en los asuntos del presente, y esos homenajes como tributos a la historia y las tradiciones de Virginia, cuya capital, Richmond, lo fue tambi¨¦n de la Confederaci¨®n.
Casi 160 a?os despu¨¦s del final de la Guerra de Secesi¨®n, c¨®mo gestionar esa memoria sigue siendo uno de los asuntos m¨¢s espinosos del Sur, como lugar geogr¨¢fico, pero tambi¨¦n mental. Seg¨²n un informe de la organizaci¨®n independiente Southern Poverty Law Center, quedan 2.089 monumentos nost¨¢lgicos bajo la l¨ªnea de Mason-Dixon, que dividi¨® en el siglo XIX el pa¨ªs. Los erigieron, igual que nombraron colegios o calles, como parte de la nost¨¢lgica reescritura del pasado que se conoce como la Causa Perdida, promovida por los descendientes de los vencidos tras la Guerra de Secesi¨®n. Forjaron esa mitolog¨ªa en torno a la idea una derrota digna para justificar su fracaso militar.
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