Un d¨ªa con una patrulla de reclutamiento, el trabajo m¨¢s impopular en Ucrania
EL PA?S acompa?a a soldados de una oficina de las Fuerzas Armadas encargados de alistar a civiles en la provincia de Sumi
¡°Tuvimos una invasi¨®n a gran escala y ahora tenemos un rechazo social al ej¨¦rcito a gran escala¡±. Es la primera frase que dice a EL PA?S el mayor Oleksander Bondarenko, oficial de prensa del mando militar en la provincia de Sumi, en el norte de Ucrania. Bondarenko acompa?¨® a este diario el 3 de mayo en una jornada de trabajo de una patrulla de la Oficina Regional de Reclutamiento (TCC) de Sumi, los encargados de conseguir nuevos soldados para el ej¨¦rcito. Los ciudadanos, tanto hombres como mujeres, dedicaban miradas de desconfianza a los militares que los identificaban en aldeas y en la carret...
¡°Tuvimos una invasi¨®n a gran escala y ahora tenemos un rechazo social al ej¨¦rcito a gran escala¡±. Es la primera frase que dice a EL PA?S el mayor Oleksander Bondarenko, oficial de prensa del mando militar en la provincia de Sumi, en el norte de Ucrania. Bondarenko acompa?¨® a este diario el 3 de mayo en una jornada de trabajo de una patrulla de la Oficina Regional de Reclutamiento (TCC) de Sumi, los encargados de conseguir nuevos soldados para el ej¨¦rcito. Los ciudadanos, tanto hombres como mujeres, dedicaban miradas de desconfianza a los militares que los identificaban en aldeas y en la carretera. Una de las restricciones que estableci¨® Bondarenko para elaborar este art¨ªculo es que no se hicieran fotograf¨ªas en caso de conflicto con un civil.
Ucrania necesita de forma urgente m¨¢s tropas. Decenas de miles de bajas y un ej¨¦rcito agotado tras m¨¢s de dos a?os de guerra contra Rusia han diezmado a sus Fuerzas Armadas. La nueva ley de movilizaci¨®n, aprobada en abril tras meses de retrasos por su impopularidad, entrar¨¢ en vigor el 18 de mayo. El objetivo es incorporar a filas a cerca de 400.00 nuevos soldados entre los 25 y los 60 a?os. A pie de calle, los militares que buscan varones para ser reclutados experimentan en primera persona el rechazo que existe entre la ciudadan¨ªa a ser movilizados. Encuestas de centros demosc¨®picos indican que solo en torno a un 30% de los civiles est¨¢ dispuesto a sumarse a la defensa del pa¨ªs.
¡°Mi obsesi¨®n es saber cu¨¢ndo empez¨® este gran rechazo al ej¨¦rcito¡±, insiste Bondarenko a 25 kil¨®metros de la frontera rusa, desde donde el invasor vuelve a amenazar con un asalto que abra un nuevo frente de guerra. Yulia Vitkovska es oficial en la TCC de Sumi. Vitskovka, como el resto de los militares que componen la comitiva, ha regresado hace pocos meses del frente de guerra. Son hombres con lesiones f¨ªsicas o mentales que no pueden seguir combatiendo. Ella sirvi¨® en la 58? Brigada Mecanizada en algunas de las batallas m¨¢s sangrientas, como Bajmut o en Vugledar. ¡°La gente siempre tiene alguna excusa para escaquearse¡±, dice Vitkovska. Sus compa?eros, civiles antes de la guerra como ella, recibieron la llamada del ej¨¦rcito para alistarse en 2022. El capit¨¢n Igor, el oficial de mayor rango en el grupo, corrobora que a finales de 2023 (tras la fracasada contraofensiva en verano de aquel a?o), el n¨²mero de personas dispuestas a sumarse a las Fuerzas Armadas empez¨® a disminuir.
Son pocos casos en los que el hombre identificado se niega a presentar sus documentos, explican los miembros de la TCC. Junto a ellos se desplaza una patrulla de polic¨ªa, que es la que tiene la autoridad legal para intervenir en caso de que un civil no quiera colaborar. Vitkovska recuerda el caso de un hombre de 30 a?os, en la segunda patrulla que hizo en un control de carretera hace cuatro meses. ¡°Aquel tipo era fuerte, sano y se neg¨® a identificarse, le daba igual. Le pregunt¨¦ qu¨¦ har¨ªa si los rusos vuelven a asediar Sumi, qui¨¦n defender¨ªa su casa y a su mujer. En ese caso, respondi¨®, s¨ª se alistar¨ªa¡±.
Oleksi tiene 29 a?os y es taxista en Sumi. Est¨¢ exento de ir al ej¨¦rcito porque tiene un documento que certifica que su madre est¨¢ enferma y debe cuidar de ella. Pero si no fuera as¨ª, admite que tampoco querr¨ªa incorporarse a filas. ¡°No quiero ir porque no quiero morir. Me presentar¨ªa voluntario si mi ciudad est¨¢ en riesgo de ser ocupada, pero de momento, de mis amigos que est¨¢n combatiendo, los ¨²nicos que han vuelto lo han hecho lisiados o en un f¨¦retro¡±.
La TCC establece un control de carretera cerca del municipio de Stepanivka. En los campos colindantes, excavadoras y operarios trabajan contra el reloj para levantar nuevas fortificaciones que protejan la capital de provincia ante un posible nuevo asalto ruso desde el norte. Los conductores que detiene Igor muestran sus documentos de identidad y papeles oficiales que les exoneran de ser reclutados, por motivos de salud, familiares ¡ªcomo el caso de Oleksi¡ª, de estudios o laborales. La nueva ley restringir¨¢ el n¨²mero de casos por los que una persona puede evitar el alistamiento. ¡°Nos hemos encontrado con hombres de m¨¢s de 40 a?os que empezaron a estudiar en la universidad. ?Cuando termine la guerra seremos el pa¨ªs m¨¢s educado del mundo!¡±, comenta con iron¨ªa Igor.
Los controles de carretera son la manera m¨¢s eficaz de encontrar a hombres para ser citados a presentarse en la oficina de reclutamiento, explica Vitkovska. ¡°En un d¨ªa normal, de media podemos entregar 15 citaciones, pero cuando hacemos grandes operativos, cuando cortamos varias carreteras y no hay manera de esquivar los controles, podemos llegar a 50¡å, a?ade Igor.
En los pueblos hay dos procedimientos para repartir las convocatorias de la TCC, patrullar por la calle o presentarse en los hogares donde est¨¢n empadronados hombres en edad de combatir. ¡°La visita a domicilios no es el m¨¦todo m¨¢s efectivo, porque de 10 casas que visitas, solo en dos te abren la puerta¡±, seg¨²n calcula Vitkovska. En las calles de Stepanivka los resultados tampoco son los deseados. ¡°La poblaci¨®n se informa en grupos de Telegram sobre nuestra localizaci¨®n y los hombres desaparecen¡±, confirma Igor. En el centro de Stepanivka hay un colmado, un bar, la oficina de correos, la farmacia y el Ayuntamiento. Es una zona que, en condiciones normales, deber¨ªa estar frecuentada por vecinos, pero en la hora que est¨¢ presente la patrulla no hay nadie, como en una pel¨ªcula del oeste, cuando en un pueblo irrumpe un grupo de forasteros armados.
Aparece una furgoneta de la que se apean seis hombres y la patrulla de la TCC, junto a la polic¨ªa, les abordan al instante. Todos llevan un permiso laboral temporal para una obra p¨²blica en la que trabajan. Al poco aparca otra furgoneta y de ella sale un hombre que viene a recoger unos paquetes en correos. Los soldados le dan una citaci¨®n para presentarse en la oficina de reclutamiento; ¨¦l explica que no es la primera que recibe. Con la nueva ley de movilizaci¨®n, ignorar estas citaciones significar¨¢ mayores multas, con el riesgo de que sus cuentas sean embargadas, adem¨¢s de perder el permiso de conducir.
El 25% de los hombres de Stepanivka en edad de combatir ya est¨¢n alistados, informa el Ayuntamiento. Es un porcentaje alto y que confirma la experiencia de Vitkovska: la movilizaci¨®n es m¨¢s eficaz en zonas rurales. ¡°La gente en la ciudad est¨¢ m¨¢s formada y tienen m¨¢s maneras de escurrir el bulto¡±, a?ade Igor, el capit¨¢n. Una estratagema com¨²n para evitar el reclutamiento, que es residir en una regi¨®n y estar empadronado en otra, es poco habitual en los pueblos. Ante esta maniobra, concluye Vitkovska, sus patrullas poco pueden hacer, porque si piden los documentos a alguien que tiene el domicilio en otra provincia que no sea Sumi, no tienen autoridad para forzarle a servir a la patria.
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