Y Macron se convirti¨® en un lastre
Los candidatos centristas evitan la imagen y el nombre del presidente en la campa?a para las elecciones legislativas. Su jefe de filas ya no suma; m¨¢s bien resta
Emmanuel Macron llev¨® hace siete a?os, con la fuerza del carisma y la juventud, a m¨¢s de 300 diputados a la Asamblea Nacional francesa. El reclamo de su nombre, su imagen en los carteles electorales, bastaba para elegirlos. Su partido cambi¨® varias veces de nombre, pero para los votantes era el partido de Macron.
Todo ha cambiado. Sus candidatos evitan ahora ponerlo en los carteles para las elecciones legislativas del 30 de junio y el 7 de julio. ...
Emmanuel Macron llev¨® hace siete a?os, con la fuerza del carisma y la juventud, a m¨¢s de 300 diputados a la Asamblea Nacional francesa. El reclamo de su nombre, su imagen en los carteles electorales, bastaba para elegirlos. Su partido cambi¨® varias veces de nombre, pero para los votantes era el partido de Macron.
Todo ha cambiado. Sus candidatos evitan ahora ponerlo en los carteles para las elecciones legislativas del 30 de junio y el 7 de julio. Los diputados macronistas que, con los sondeos en contra, se presentan para revalidar su esca?o, intentan marcar su propio perfil como hombres y mujeres sobre el terreno. Para muchos, el presidente se ha convertido en un lastre.
¨DMacron, ?que se quede en casa!
¨D?Yo me llamo Patrick Macron o Patrick Vignal?
En la plaza de la Liberaci¨®n de Mauguio, un pueblo de 17.000 habitantes en el sur de Francia, el diputado macronista Patrick Vignal hace campa?a. Se acaba de cruzar con Jean-Marie Pla, un pintor jubilado, hijo de un combatiente espa?ol exiliado tras la Guerra Civil, y orgulloso de ser comunista. Vignal, un antiguo profesor de judo y veterano pol¨ªtico de la zona, intenta convencer a Pla de que ¨¦l no es Macron, aunque se presente por su partido, y de que en los ¨²ltimos siete a?os como diputado en la Asamblea Nacional ha luchado por los intereses de este territorio, la 9? circunscripci¨®n de la provincia de H¨¦rault.
No hay manera. Pla le dice a Vignal que, si este llega a la segunda vuelta ante un rival de la extrema derecha, ¨¦l se abstendr¨¢. Y que no le digan que as¨ª da la victoria al Reagrupamiento Nacional (RN) de Marine Le Pen. Pla sostiene que es el presidente, no la izquierda, el que con sus pol¨ªticas ¨Dy ahora, podr¨ªa a?adirse, adelantando las elecciones por sorpresa en pleno auge del RN¨D ha colocado a los de Le Pen a las puertas del poder.
¡°Se?or comunista, mi padre era comunista...¡±, le dice Vignal. Y zanja Pla: ¡°Prefiero ser comunista que estar con Macron¡±.
As¨ª es la campa?a a pie de calle en este pueblo del cintur¨®n agr¨ªcola de Montpellier, una regi¨®n donde, como por toda Francia, los lepenistas arrasaron en las elecciones europeas del 9 de junio. El triunfo del RN y la tercera posici¨®n de la candidatura macronista fue una humillaci¨®n para los leales al presidente. Tras conocerse el resultado, Macron anunci¨® la disoluci¨®n de la Asamblea y los nuevos comicios.
Con esta decisi¨®n, los diputados de Macron se han visto arrojados, en contra de su voluntad, a una campa?a en la que parece improbable revalidar la mayor¨ªa. Y se distancian d¨ªa a d¨ªa de un presidente que en algunos sectores de la sociedad despierta un odio visceral. Entretanto han pasado la revuelta de los chalecos amarillos y las clases medias empobrecidas, la impopular reforma de las pensiones, la arrogancia del poder mon¨¢rquico franc¨¦s y el sambenito del ¡°presidente de los ricos¡±.
Macron ya no suma; m¨¢s bien resta.
Gabriel Attal, el precoz pol¨ªtico de 35 a?os al que Macron nombr¨® primer ministro en enero y que tras las elecciones podr¨ªa perder el cargo, se paseaba esta semana por Le Perreux-sur-Marne, un municipio cerca de Par¨ªs. Un ciudadano se cruz¨® con ¨¦l y le increp¨®:
¨DA usted le dar¨¦ la mano porque usted me gusta. Pero tendr¨¢ que decirle al presidente que cierre el pico.
¡°Ap¨¢rtese, presidente¡±
Ah¨ª est¨¢ resumido el problema de los macronistas en esta campa?a, y el remedio quiz¨¢. Los suyos piensan que, cuanto menos hable, mejor. Se lo dijo, despu¨¦s del anuncio de la disoluci¨®n parlamentaria, uno de sus ex primeros ministros, y aspirante a sucederle en el El¨ªseo, ?douard Philippe, seg¨²n una persona al corriente de la conversaci¨®n: ¡°Ap¨¢rtese, presidente¡±. El mandatario respondi¨®: ¡°S¨ª, s¨ª¡±. Pero en seguida a?adi¨®, desmintiendo la anterior afirmaci¨®n: ¡°Por cierto, voy a dar una rueda de prensa¡±.
Indomable, el presidente no ha dejado de hablar. Y de incomodar a los suyos, como el martes, cuando carg¨® contra ¡°la extrema izquierda¡± por proponer permitir algo ¡°digno del teatro del absurdo¡±, como es el tr¨¢mite de ¡°cambiar de sexo en el Ayuntamiento¡±. Uno de sus m¨¢s fieles colaboradores, el exministro Cl¨¦ment Beaune, reaccion¨®: ¡°Por las personas trans, por las personas LGTB, por todas y todos... Debemos rechazar toda estigmatizaci¨®n en el discurso pol¨ªtico y hacer avanzar los derechos¡±.
Para muchos macronistas, cuanto menos hable, mejor. Philippe ha declarado que ¡°hay que pasar a otra cosa¡±. Attal se distancia de su mentor y, como Philippe, sue?a tambi¨¦n con el El¨ªseo en 2027, el a?o en que termina el mandato del presidente. Es como si todos, empezando por los macronistas, quisieran pasar la p¨¢gina del macronismo.
¨DYo voto m¨¢s por el se?or Vignal que por el se?or Macron.
Quien habla es Xavier Magne, el farmac¨¦utico de Mauguio, el pueblo de la 9? circunscripci¨®n del H¨¦rault, donde el candidato Patrick Vignal se arriesga a sucumbir ante la marea lepenista y anti-Macron. Magne explica, sin embargo, que ¨¦l vot¨® por el presidente y lamenta que sea el blanco en el que el pa¨ªs concentra las cr¨ªticas para desahogarse. Existe una Francia macronista, pese a todo; una base que posiblemente represente a una quinta parte del electorado, o algo m¨¢s.
¡°?El presidente no tiene por qu¨¦ ser un lastre!¡±, afirma Vincent Malavielle. ¡°Quienquiera que hubiese estado al frente del Estado habr¨ªa sido un lastre¡±. Hay un problema, s¨ª, dice este funcionario jubilado en el caf¨¦ del pueblo, y es que en Par¨ªs ¡°son demasiado de traje y corbata¡±. ¡°La ventaja de ¨¦l¡±, dice se?alando al diputado Vignal, sentando frente a ¨¦l, ¡°es que lleva un polo¡±.
¡°Encuentro que al presidente se le hace un proceso injusto, pero es la pol¨ªtica, es as¨ª¡±, resume Vignal, que no estuvo nada contento con la decisi¨®n de Macron de disolver la Asamblea (de disolverlos a ellos, en realidad). ¡°Ha afrontado las crisis, disturbios, la covid, la guerra en Ucrania¡ Sin ¨¦l, no s¨¦ qui¨¦n habr¨ªa sido mejor que ¨¦l¡±. Pragm¨¢tico, a?ade: ¡°Macron quiere que Vignal sea diputado, y Vignal que Macron tenga un diputado m¨¢s, as¨ª que, si hay que evitar poner su foto en los carteles porque hoy crispa a la gente...¡±.
M¨¢s tarde, en la plaza, Vignal reparte folletos sin el rostro de Macron, solo el suyo y el de su suplente, Patricia Moulin-Traffort, que le acompa?a en esta jornada de campa?a. Habla con votantes de extrema derecha y con el comunista Pla, que le dice: ¡°Yo pienso que est¨¢is muertos¡±. ¡°?Hacemos una apuesta?¡±, contesta el diputado. ¡°Te invito al aperitivo, porque vamos a ganar¡±.
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