El ¨¦xito de AfD incrementa las dudas sobre la utilidad del cord¨®n sanitario para contener a la ultraderecha
La normalizaci¨®n de discursos ultra y la falta de respuesta de los partidos tradicionales a las inquietudes de parte de los ciudadanos favorecen la expansi¨®n de las fuerzas m¨¢s extremas
Mientras Alemania intentaba este lunes digerir que la extrema derecha haya logrado, con su victoria en Turingia, ganar unas elecciones regionales por primera vez desde la II Guerra Mundial, en Bruselas comenzaban a llegar a sus oficinas los nuevos eurodiputados surgidos de los comicios europeos de junio. Casi un tercio de los 720 legisladores del nuevo hemiciclo europeo est¨¢n a la derecha de la derecha del espectro pol¨ªtico. Elecci¨®n tras el...
Mientras Alemania intentaba este lunes digerir que la extrema derecha haya logrado, con su victoria en Turingia, ganar unas elecciones regionales por primera vez desde la II Guerra Mundial, en Bruselas comenzaban a llegar a sus oficinas los nuevos eurodiputados surgidos de los comicios europeos de junio. Casi un tercio de los 720 legisladores del nuevo hemiciclo europeo est¨¢n a la derecha de la derecha del espectro pol¨ªtico. Elecci¨®n tras elecci¨®n, las fuerzas ultras avanzan en buena parte de Europa sin que los partidos tradicionales parezcan capaces de encontrar una f¨®rmula para frenarlas. Los cordones sanitarios, mientras tanto, se debilitan cada vez m¨¢s.
¡°Un cord¨®n sanitario puede ser una herramienta eficiente durante un periodo de tiempo limitado. Pero puede llegar a ser contraproducente cuando los partidos mayoritarios se apoyan en ella durante un largo periodo, en vez de invertir recursos en una competici¨®n pol¨ªtica exitosa contra las fuerzas de la derecha radical¡±, advierte Daniel Heged¨¹s, director regional para Europa Central del think tank German Marshall Fund.
Este peligro lo est¨¢n experimentando en su propia carne los franceses, donde varias generaciones de ciudadanos est¨¢n hartos de tener que votar siempre no a favor de su opci¨®n pol¨ªtica, sino para frenar otra, la extrema derecha. Este comienzo de curso pol¨ªtico tiene a Francia sin gobierno por la casi imposibilidad matem¨¢tica de garantizar una mayor¨ªa suficiente tras las legislativas de julio. Gracias a la reactivaci¨®n del frente republicano, esos comicios frenaron la que lleg¨® a parecer por momentos una victoria imparable del Reagrupamiento Nacional (RN) de Marine Le Pen, que habr¨ªa supuesto tener al primer jefe de gobierno de extrema derecha de la V Rep¨²blica. Pero ese cord¨®n sanitario que volvi¨® a funcionar parece, casi dos meses despu¨¦s, haber atrapado al pa¨ªs en un callej¨®n sin salida que podr¨ªa provocar un eventual refuerzo, de cara a los pr¨®ximos comicios, de esa misma extrema derecha que se hab¨ªa logrado frenar in extremis una vez m¨¢s.
En Bruselas, por ahora ha habido m¨¢s ¨¦xito: el cord¨®n sanitario impuesto por los grupos moderados (populares, socialdem¨®cratas, liberales y verdes) ha impedido que las fuerzas m¨¢s ultras se hagan con puestos importantes en la Euroc¨¢mara: de los tres grupos a la derecha de la derecha ¡ªConservadores y Reformistas Europeos (ERC), Patriotas por Europa (PfE) y Europa de las Naciones Soberanas (ESN)¡ª solo ECR, donde militan los eurodiputados de la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, pudo hacerse con dos de las 14 vicepresidencias del hemiciclo durante el reparto de poderes, en julio. Este bloqueo se ha extendido tambi¨¦n a las comisiones y subcomisiones parlamentarias, donde los grupos m¨¢s extremos se han quedado sin presidencias ni vicepresidencias. Parece adem¨¢s bastante improbable, por sus divisiones internas, que estos grupos puedan aunarse, aunque ello les convertir¨ªa, con 187 eurodiputados, en la segunda fuerza parlamentaria tras el Partido Popular Europeo (PPE, 188), por delante de Socialistas y Dem¨®cratas (S&D,136).
Pero ello no quita que puedan unir fuerzas a la hora de rechazar pol¨ªticas ¡ªen votos y resoluciones¡ª que s¨ª comparten, como un ideario fuertemente heteronormativo, de rechazo a todo lo que descalifican como cultura woke y, por supuesto, en materia migratoria.
¡°Adem¨¢s, va a ser dif¨ªcil mantener un cord¨®n sanitario similar si, tras las pr¨®ximas elecciones austriacas y checas, dos miembros m¨¢s de los Patriotas por Europa [adem¨¢s del h¨²ngaro V¨ªktor Orb¨¢n] entran en gobiernos nacionales y, por ende, quedan representados en el Consejo¡±, advierte Heged¨¹s por correo electr¨®nico. Esos comicios, a finales de mes, ¡°podr¨ªan cambiar las reglas del juego, incrementando la cifra de gobiernos liderados por partidos populistas o radicales de dos, Hungr¨ªa e Italia, a cuatro en la UE¡±, recuerda.
Ya en las elecciones europeas, el ultraderechista Partido de la Libertad (FP?) se convirti¨®, por primera vez, en el partido m¨¢s votado de Austria, mientras AfD qued¨® segundo en Alemania. Fue precisamente la victoria del RN en los comicios europeos lo que llev¨® al presidente franc¨¦s, Emmanuel Macron, a convocar elecciones legislativas anticipadas en las que la extrema derecha acarici¨® el sue?o de gobernar por fin.
Ante una Europa cada vez m¨¢s escorada a la derecha y un voto cada vez m¨¢s fragmentado, ?se ha agotado la f¨®rmula del cord¨®n sanitario para frenar a la ultraderecha en Europa?
La respuesta es dif¨ªcil, por la diversidad de los sistemas de voto en los Veintisiete y porque lo que lleva funcionando a?os en un pa¨ªs puede ser novedoso en otro. Lo que queda claro es que, en el panorama pol¨ªtico actual, ya no es suficiente. Y que la b¨²squeda de soluciones no puede o no debe ser a nivel solo nacional, porque el fen¨®meno de la extrema derecha ha dejado de ser epis¨®dico para convertirse en una realidad cada vez m¨¢s extendida en todo el territorio europeo, y m¨¢s all¨¢.
¡°Es una partida que estamos jugando a nivel europeo¡±, afirma Ernesto Pascual, profesor de Ciencia Pol¨ªtica de la Universitat Oberta de Catalunya. ¡°Hay una reflexi¨®n que deber¨ªa hacer Europa m¨¢s que cualquier pa¨ªs en concreto, decir, oiga, ?cu¨¢les son los problemas, por qu¨¦ est¨¢ creciendo el populismo?¡±, se?ala.
¡°?Es el cord¨®n sanitario la medida que impedir¨¢ que crezca la extrema derecha? Evidentemente no. Tiene que haber una reflexi¨®n de la sociedad en cuanto a los temas que preocupan a la ciudadan¨ªa. Aunque los discursos sean m¨¢s o menos ciertos, hablamos de seguridad, inmigraci¨®n, derechos sociales¡±, apunta en conversaci¨®n telef¨®nica.
Desde la Universidad de Cardiff, la especialista en extrema derecha Marta Lorimer coincide en la importancia de no dejar estas cuestiones en manos de unas fuerzas ultras que han logrado canalizar y unificar estos reclamos para los que prometen respuestas sencillas, por muy falsas o impracticables que sean. Y que han logrado ¡°limpiar¡± su imagen, lo que a su vez ha permitido una ¡°normalizaci¨®n de la extrema derecha¡± en el panorama pol¨ªtico que hace m¨¢s dif¨ªcil a¨²n que funcione el cord¨®n sanitario.
Hay otra cosa que inquieta a Lorimer de este proceso de normalizaci¨®n: ¡°Parte del problema es que otros partidos est¨¢n copiando, esencialmente, el mensaje de la extrema derecha, en vez de pensar en respuestas pol¨ªticas mucho mejores que podr¨ªan responder a algunas de las preocupaciones que explican por qu¨¦ la gente vota por la extrema derecha¡±. Olvidan por el camino, apunta, el mantra del fundador del Frente Nacional franc¨¦s, Jean-Marie Le Pen, de que, entre el original y la copia, los votantes eligen al original. ¡°As¨ª que, ?qu¨¦ sentido tiene copiarlas? Intentemos en vez de ello presentar un mensaje diferente a lo que sugieren. Hay que atender las inquietudes de los votantes, pero sin asumir que las ¨²nicas soluciones que les van a gustar son las que sugiere la extrema derecha¡±, insiste, tal como tambi¨¦n apunta Pascual.
En Bruselas, ese mensaje parece estar calando. Atendiendo a una de las condiciones que S&D impuso para ratificarla en un nuevo mandato, que atendiera al problema urgente de vivienda en la UE, la presidenta de la Comisi¨®n Europea, la conservadora Ursula von der Leyen, ha prometido un nuevo ¡°plan europeo de vivienda asequible¡± y se espera que cree una cartera con estas responsabilidades que, previsiblemente recaer¨¢ en un comisario de la esfera socialdem¨®crata. Un paso adelante, pero a¨²n insuficiente. Porque el desaf¨ªo es mayor, advierte Pascual: ¡°No solo estamos ante un reto de qui¨¦n gobierna, sino ante el reto de la pervivencia del sistema democr¨¢tico liberal en Europa¡±.
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