Jordan Bardella, el rostro aseado de la extrema derecha francesa
El aspirante a primer ministro del Reagrupamiento Nacional encarna la culminaci¨®n del proceso de ¡®desdemonizaci¨®n¡¯ del partido ultra emprendido por su l¨ªder, Marine Le Pen
Para entender qui¨¦n es Jordan Bardella y c¨®mo es posible que, con solo 28 a?os, sin estudios ni apenas experiencia pol¨ªtica, se haya convertido en la gran esperanza de la extrema derecha, hay que ver lo que no es. Pese a su cercan¨ªa con el clan Le Pen, no es un Le Pen. Ese apellido est¨¢ ligado al Frente Nacional, ahora Reagrupamiento Nacional (RN), un partido que, pese a los esfuerzos de la actual l¨ªder, Marine Le Pen, por limpiarlo, sigue asociado al pasado m¨¢s oscuro de un movimiento creado por antiguos colaboracionistas y filonazis.
Aunque la vida y carrera de Bardella (nacido en Drancy, en el noreste de Par¨ªs) sean indisociables de su jefa y madrina pol¨ªtica, tambi¨¦n su juventud le permite desligarse de ese fardo. No hab¨ªa nacido cuando Jean-Marie Le Pen, padre de Marine, calific¨® las c¨¢maras de gas como un ¡°detalle¡± de la II Guerra Mundial. Ten¨ªa siete a?os cuando el entonces l¨ªder del partido logr¨® en 2002, por primera vez, clasificar al entonces Frente Nacional para la segunda vuelta presidencial, que acab¨® perdiendo por abrumadora mayor¨ªa ante Jacques Chirac.
¡°Ustedes miran al pasado. Yo miro al futuro¡±, ha respondido sistem¨¢ticamente Bardella a quienes cuestionan el origen del RN durante la campa?a de las legislativas que acaban este domingo. Bardella aspira a convertirse, tras estas elecciones, en primer ministro. Si lo lograse, ser¨ªa el primer pol¨ªtico de extrema derecha del pa¨ªs que llega al poder por la v¨ªa democr¨¢tica.
El ¡®Don Limpio¡¯ de la extrema derecha
El shock que provoc¨® Jean-Marie Le Pen en 2002 se ha transformado 22 a?os despu¨¦s en susto. Resultado, en buena parte, de un Bardella siempre impoluto, sonriente ante las c¨¢maras, de gestos suaves y mensaje controlado: es rara la ocasi¨®n en que se sale de sus l¨ªneas bien ensayadas o se le escapa un gesto inoportuno. Es el yerno ideal que puede llevar a que el partido de extrema derecha en el que ha hecho una carrera fulgurante (a los 22 a?os ya era su portavoz, a los 23, cabeza de lista de las europeas, y presidente de la formaci¨®n desde los 26) obtenga la mayor¨ªa absoluta de 289 esca?os para formar gobierno. Las encuestas lo consideran cada vez m¨¢s dif¨ªcil ante el cord¨®n sanitario del resto de partidos, pero no imposible.
Es, en cualquier caso, la culminaci¨®n de un proceso de desdemonizaci¨®n del partido emprendido por Marine Le Pen en 2011 y que tiene en Bardella su m¨¢xima baza: un delf¨ªn hecho a su medida y capaz de atraer a los sectores que se le segu¨ªan escapando al RN, especialmente los j¨®venes.
Es el ¡°Don Limpio de la extrema derecha francesa¡±, dice a EL PA?S Pierre-St¨¦phane Fort, periodista y autor de la biograf¨ªa El gran reemplazante. La cara oculta de Jordan Bardella, para la que investig¨® durante m¨¢s de un a?o. Bardella, explica, es el fruto de una ¡°campa?a de comunicaci¨®n¡± intensa y a?os de entrenamiento. En el libro, un especialista en comunicaci¨®n revela que le encomendaron hacer del dirigente un ¡°facho sympa¡±, un facha simp¨¢tico. ¡°La fachada ha cambiado. El RN se ha dado una capa de pintura que se llama Bardella. Pero es el ¨¢rbol que esconde el bosque, y ese bosque sigue siendo muy oscuro¡±, advierte Fort, que describe en su libro las figuras radicales del RN que han acompa?ado a Bardella tanto en el seno del partido en el que entr¨® a los 16 a?os, como en su vida sentimental, tambi¨¦n ligada al RN. ¡°Hasta hoy, sigue rodeado de colaboradores de ideas identitarias¡±, afirma. ¡°Es su universo, su historia, lo que ha elegido¡±.
El relato perfecto
Sobre ese pasado, Bardella no habla. Lo que no se cansa de contar es su infancia en la cit¨¦ Gabriel P¨¦ri, una barriada del departamento de Seine-Saint-Denis, el m¨¢s pobre de Francia, y con m¨¢s inmigrantes. De c¨®mo creci¨® all¨ª con su madre, una divorciada a la que le costaba llegar a final de mes, en un barrio donde la droga campaba a sus anchas y sonaban disparos. ¡°Eso vende¡±, suspiran Sofiane y Laure Azar. El matrimonio treinta?ero reside en esta barriada de edificios modestos pero pulcros y a 10 minutos a pie del metro que r¨¢pidamente lleva al centro de Par¨ªs. Que hay violencia vinculada al menudeo de droga es innegable, reconocen se?alando a los j¨®venes apostados en las entradas de la cit¨¦ para avisar si la polic¨ªa se acerca. ¡°Pero esto no es Marsella¡±, afirman en referencia a las banlieues tomadas por el narcotr¨¢fico en el sur del pa¨ªs. Bardella ¡°amplifica¡± los problemas, coincide una consejera municipal que lo conoci¨® de adolescente y prefiere no dar su nombre.
Adem¨¢s, Saint-Denis no es toda la historia, puntualiza Fort. ¡±Como en un producto de marketing, hay una parte que es verdad y otra que ha sido completamente borrada¡±, dice el periodista sobre la figura convenientemente olvidada del padre, un empresario ¡°que se gana muy bien la vida¡± y que le coste¨® el colegio cat¨®lico privado en el que estudi¨®, viajes a Estados Unidos, un coche y hasta un peque?o apartamento a los 20 a?os. ¡°Jordan no es Cosette y su infancia no habr¨ªa inspirado una novela social de Victor Hugo o ?mile Zola¡±, resume Fort, aludiendo al personaje de Los miserables. Bardella tampoco cuenta que ahora tiene piso en Garches, cerca de la mansi¨®n del fallecido cantante Johnny Hallyday y, sobre todo, del palacete de Montretout que es el basti¨®n familiar y pol¨ªtico de los Le Pen en esta zona del extrarradio de Par¨ªs donde viven los m¨¢s ricos del pa¨ªs.
El paso poco memorable por Bruselas
Si en Saint-Denis el recuerdo de Bardella es vago, tambi¨¦n se difumina en Bruselas, pese a haber sido eurodiputado durante cinco a?os. La ¨²nica comisi¨®n a la que pertenece es la de Peticiones, una especie de ventanilla de atenci¨®n al ciudadano de la Euroc¨¢mara sin capacidad legislativa. Y ni ah¨ª se le ha visto el pelo, confirma su vicepresidenta, la eurodiputada gallega Ana Miranda (BNG). ¡°Nada, no ha hecho nada, sinceramente, no lo he visto en mi vida. Hemos consultado las actas y jam¨¢s ha votado en comisi¨®n¡±, dice por tel¨¦fono. En cinco a?os, ha presentado una ¨²nica resoluci¨®n (para condenar a Ham¨¢s) y ha sido relator en la sombra de un solo informe, cuando la mayor¨ªa de eurodiputados colaboran en decenas. Eso s¨ª, recuerda Fort: ¡°Sistem¨¢ticamente, se ha negado a votar a favor de sanciones contra Vlad¨ªmir Putin, a menudo ha votado contra ayudas a Ucrania (¡), todas sus tomas de posici¨®n como eurodiputado han sido pro-Putin¡±. Bardella ha usado Bruselas ¡°como plataforma¡±, resume Miranda.
De cachorro de le¨®n a delf¨ªn de Le Pen
Porque la meta de Bardella siempre fue Par¨ªs. ¡°El objetivo de Marine Le Pen al frente del RN es encontrar a un sucesor, por eso no hay competencia entre ambos. Bardella es la culminaci¨®n del trabajo de Le Pen¡±, afirma Kevin Pfeffer, miembro del ejecutivo de la formaci¨®n. Por una vez, Fort est¨¢ de acuerdo: ¡°No creo que haya rivalidad entre ellos¡±, dice. Sobre todo porque, al menos por el momento, es Le Pen la que sigue siendo la ¡°verdadera jefa del RN¡± y ¡°todo el partido es totalmente fiel a ella¡±.
Las cosas podr¨ªan cambiar. A Le Pen le gusta contar que ten¨ªa un cachorro de le¨®n como imagen asociada al n¨²mero de tel¨¦fono de Bardella. Cuando en 2022 fue nombrado presidente del RN, la cambi¨® a un le¨®n adulto. ¡°Es un animal pol¨ªtico¡±, afirma. Los leones pueden rugir fuerte. Pero ese momento no ha llegado a¨²n, cree Fort. Por ahora, Le Pen ¡°decide y ¨¦l repite lo que se le dice que diga¡±. Y si Bardella llega, tras las elecciones de este domingo, a Matignon, sede del primer ministro franc¨¦s, apuesta Fort, ¡°ir¨¢ a d¨²o con Marine, ella estar¨¢ ah¨ª todo el tiempo. Ella ser¨¢ la verdadera jefa¡±.
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