Europa se la juega en Francia
El avance de la extrema derecha, a las puertas del poder, preocupa por la importancia sist¨¦mica de un pa¨ªs como Francia, motor de Europa y el ¨²nico que dispone de la disuasi¨®n nuclear
El arrollador avance del Reagrupamiento Nacional (RN) en Francia, que este domingo puede poner a la extrema derecha euroesc¨¦ptica a las puertas del poder en uno de los motores de Europa, provoca sudores fr¨ªos en Par¨ªs, pero tambi¨¦n en muchas otras capitales europeas. Porque la idea Europa, o al menos esa Europa de paz y defensa de la democracia que surgi¨® de las cenizas de la II Guerra Mundial, se juega, en buena parte, en la compleja partida electoral francesa.
¡°Hay mucho en juego por Europa, y para la Uni¨®n Europea, en estas elecciones: Francia ha marcado de forma significativa la agenda europea en los ¨²ltimos a?os, desde la seguridad y defensa a la pol¨ªtica industrial y la regulaci¨®n tecnol¨®gica¡±, dice Alexandra De Hoop Scheffer, vicepresidenta ejecutiva del German Marshall Fund. Y las perspectivas, advierte la responsable de pol¨ªtica geoestrat¨¦gica y an¨¢lisis de riesgo del laboratorio de ideas, no son halag¨¹e?as: ¡°El mejor de los escenarios ser¨ªa aquel en el que una ausencia de liderazgo franc¨¦s paralice los avances. El peor, que el Gobierno realice activamente pol¨ªticas que promuevan la desintegraci¨®n de la UE desde dentro¡±.
Es cierto que la extrema derecha ya gobierna en pa¨ªses clave de Europa, incluso en miembros fundadores de la UE, como Giorgia Meloni en Italia o ahora en Pa¨ªses Bajos, con un Ejecutivo dise?ado por el ultra Geert Wilders. Una media docena de miembros de la UE tienen en sus ejecutivos partidos de extrema derecha o se apoyan en ellos. ¡°Lo que vemos en Francia con el partido de Marine Le Pen no viene de la nada. Es un proceso gradual de largo plazo no solo en Francia, sino b¨¢sicamente en cada Estado miembro de la UE¡±, recuerda Hans Kundnani, profesor visitante en el Instituto Remarque de estudios comparativos de Europa en Nueva York.
Pero la llegada al poder de la extrema derecha a Francia, por mucho que el RN lleve ganando fuerza desde hace a?os, ser¨ªa un golpe si no mortal, como dijo el presidente, Emmanuel Macron, en abril, s¨ª profundamente lacerante. Porque Francia es el ¨²nico pa¨ªs con arma nuclear de la UE, el ¨²nico que se sienta como miembro permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU y el motor econ¨®mico y pol¨ªtico de Europa con una Alemania donde tambi¨¦n los ultras de Alternativa por Alemania (AfD) crecen.
¡°Francia es un pa¨ªs sist¨¦mico, por lo que es indispensable para la construcci¨®n europea, y por lo tanto importa qui¨¦n gobierna¡±, explica Arancha Gonz¨¢lez Laya, exministra de Exteriores y actual decana de la Escuela de Asuntos Internacionales de Sciences Po, en Par¨ªs. Sobre todo porque un gobierno de cohabitaci¨®n con dos visiones tan distintas, el europe¨ªsmo profundo de Macron frente al euroescepticismo del RN (o de la izquierda radical de Francia Insumisa, aunque la alianza electoral que integra junto a las dem¨¢s formaciones de izquierda, el Nuevo Frente Popular, ha manifestado su compromiso sin ambages con la UE), supondr¨ªa un golpe al liderazgo internacional franc¨¦s.
¡°Debilita la capacidad de Francia de liderar en la UE y en asuntos internacionales. Y esto tiene un impacto muy serio en una UE que se encuentra en una encrucijada, donde tiene que decidir c¨®mo va a responder a un mundo donde las relaciones internacionales se est¨¢n brutalizando y donde la UE est¨¢ entre la tenaza, por un lado de China y por otro de Estados Unidos. M¨¢s a¨²n cuando quiz¨¢s en Estados Unidos estemos en la antesala de un retorno de Trump a la Casa Blanca¡±, se?ala Gonz¨¢lez Laya.
Influencia rusa
Mandatarios como el socialista Pedro S¨¢nchez o el socialdem¨®crata alem¨¢n Olaf Scholz han manifestado su preocupaci¨®n por la llegada del RN al Gobierno. Pero el avance de la extrema derecha en Francia no inquieta solo a la izquierda. El primer ministro conservador polaco, Donald Tusk, tambi¨¦n ha advertido de una ¡°tendencia peligrosa¡± para Francia y Europa. Especialmente, dijo, por las ¡°informaciones sobre la influencia rusa, y de los servicios rusos, en numerosos partidos radicales de derecha en Europa¡±.
Rep¨²blica Checa y B¨¦lgica han denunciado la existencia de una ¡°red de injerencia prorrusa¡± en varios Estados europeos, sobre todo a trav¨¦s de formaciones de extrema derecha. El mensaje en X del Ministerio de Exteriores ruso, a solo unos d¨ªas de la segunda vuelta de este domingo, apoyando al partido de Marine Le Pen ha vuelto a desatar las alarmas, por mucho que el RN haya intentado distanciarse p¨²blicamente del Kremlin. Tampoco ayuda la visita a Mosc¨² del primer ministro h¨²ngaro, Viktor Orb¨¢n, justo cuando su pa¨ªs asume la presidencia de turno del Consejo de la UE. Un viaje muy criticado por Bruselas y otras capitales temerosas de mostrar fisuras ante el Kremlin sobre Ucrania. Salvo Par¨ªs. Macron ha guardado un estrepitoso silencio. ?Se?al prematura, quiz¨¢s, de esa p¨¦rdida de fuerza de quien ha enarbolado como pocos la bandera europea?
¡°En los ¨²ltimos siete a?os, el Gobierno franc¨¦s ha configurado de forma significativa la agenda europea y promovido la integraci¨®n en muchos campos¡±, subraya De Hoop Scheffer. ¡°Ha sido un firme defensor de hacer de la UE un actor m¨¢s fuerte en seguridad y defensa y en usar sus herramientas para convertirla en un actor geopol¨ªtico y geoecon¨®mico. Este ¨ªmpetu ha sido vital, pero probablemente se perder¨ªa con un Gobierno de extrema derecha¡±.
Adem¨¢s de los retos exteriores, el avance de la extrema derecha en toda Europa deber¨ªa llevar a una reflexi¨®n colectiva sobre los motivos de fondo de este fen¨®meno que no tiene visos de desaparecer.
¡°La UE tiene que recalibrar su agenda central para responder a las preocupaciones diarias de los ciudadanos: seguridad econ¨®mica, inmigraci¨®n y cambio clim¨¢tico¡±, apunta De Hoop Scheffer. ¡°Tiene que tomar medidas equilibradas que articulen necesidades de corto plazo y una visi¨®n a largo plazo para Europa¡±.
Y deber¨ªa buscar tambi¨¦n, agrega Gonz¨¢lez Laya, la forma de dar respuestas no populistas a miedos identitarios de sociedades cada vez m¨¢s mixtas como la francesa que, justificado o no, consideran que est¨¢n ante un declive de su pa¨ªs. Una percepci¨®n que explotan movimientos ultras en toda Europa, vincul¨¢ndolo a la inmigraci¨®n o la seguridad ciudadana.
¡°Sabemos c¨®mo se tratan las desigualdades econ¨®micas, sabemos c¨®mo se pueden desplegar escudos de protecci¨®n social, sabemos c¨®mo se pueden hacer leyes que busquen una mayor y mejor redistribuci¨®n. Pero tenemos poca conciencia y poca capacidad hoy para responder a estas cuestiones identitarias¡±, advierte Gonz¨¢lez Laya. ¡°Y eso las fuerzas populistas lo saben hacer muy bien, esa idea del ¡®ellos y nosotros¡¯, y ¡®nosotros y nuestro pasado que hay que restituir porque es la ¨²nica manera de volver a una grandeza que hemos perdido (¡)¡¯ que es la base del trumpismo¡±.
Y eso, subraya la exministra, ¡°es un problema porque es la democracia del rechazo, donde la democracia ya no es capaz de movilizar a las personas ap¨¢ticas y tampoco apaciguar a los ciudadanos enfadados. Lo que est¨¢ haciendo esta democracia del rechazo es que est¨¢ convirtiendo a estos ap¨¢ticos en c¨ªnicos y a los enfadados, en ciudadanos dispuestos a la insurrecci¨®n. Esta es nuestra gran dificultad y a lo que tenemos que responder¡±.
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