Los republicanos se asoman al abismo de perder la mayor¨ªa en el Senado de EE UU
Las encuestas y una movilizaci¨®n masiva apuntan a la posibilidad real de que los dem¨®cratas tomen el control de la C¨¢mara, convertida en el verdadero ¨¢rbitro de la pol¨ªtica estadounidense
El cuello de botella de toda la pol¨ªtica de Estados Unidos tiene nombre propio. Mitch McConnell, senador por Kentucky y l¨ªder de la mayor¨ªa republicana en el Senado, es desde hace seis a?os el verdadero ¨¢rbitro del poder en Washington. Convirti¨® en un infierno los ¨²ltimos dos a?os de Barack Obama. Y Donald Trump, en realidad, solo ha podido ...
El cuello de botella de toda la pol¨ªtica de Estados Unidos tiene nombre propio. Mitch McConnell, senador por Kentucky y l¨ªder de la mayor¨ªa republicana en el Senado, es desde hace seis a?os el verdadero ¨¢rbitro del poder en Washington. Convirti¨® en un infierno los ¨²ltimos dos a?os de Barack Obama. Y Donald Trump, en realidad, solo ha podido aprobar lo que le ha dejado McConnell, un recorte de impuestos. El pr¨®ximo 3 de noviembre, ese inmenso poder, del que quiz¨¢ EE UU no hab¨ªa del todo consciente hasta que ha visto sus consecuencias en el Tribunal Supremo, se somete a las urnas. Y est¨¢ en serio peligro.
Adem¨¢s del presidente, en las elecciones de EE UU se renueva toda la C¨¢mara de Representantes y un tercio del Senado. Se eligen un total de 35 de los 100 senadores. En la jerga pol¨ªtica norteamericana, se dice que el partido que tiene m¨¢s esca?os en juego se encuentra a la defensiva. En esta elecci¨®n, 23 de esos esca?os son republicanos, incluido el del propio McConnell. Atendiendo a encuestas y el entorno pol¨ªtico de cada Estado, al menos 12 est¨¢n en peligro. A los dem¨®cratas les basta con ganar cuatro para recuperar la mayor¨ªa. Solo un senador dem¨®crata est¨¢ en serio peligro de perder su esca?o, Doug Jones, de Alabama.
¡°Yo soy el cortafuegos contra el desastre¡±, advert¨ªa el mes pasado en una entrevista Mitch McConnell, en un tono que se est¨¢ volviendo cada vez m¨¢s dram¨¢tico. El discurso de campa?a de los senadores republicanos hace tiempo que ya no consiste en defender a Trump, sino en defenderse a s¨ª mismos. La victoria de Joe Biden empieza a darse por descontada. El ¡°desastre¡± del que habla McConnell es un Senado en manos dem¨®cratas que colabore con el presidente y, entre otras cosas, deshaga la reforma fiscal de Trump, nombre jueces ¡°activistas¡± dem¨®cratas en el sistema judicial federal (la obsesi¨®n de McConnell, que priv¨® a Obama de decenas de nombramientos y se los regal¨® a Trump, incluido uno en el Supremo).
Esa mayor¨ªa podr¨ªa, incluso, cambiar la ley para ampliar el n¨²mero de miembros del Supremo y desactivar la mayor¨ªa artificial creada por McConnell. Esta posibilidad, que Biden no ha descartado pero que sentar¨ªa un grav¨ªsimo precedente (otro m¨¢s), es el nuevo grito de guerra de la campa?a republicana para pedir el voto.
En 2018, el voto contra Trump impuls¨® a los candidatos dem¨®cratas a la mayor victoria en unas elecciones legislativas desde la debacle republicana tras el esc¨¢ndalo Watergate, en 1974. Los republicanos perdieron 40 esca?os en la C¨¢mara de Representantes, algunos en lugares considerados tan s¨®lidos como el Condado de Orange, California. Las encuestas indican que ese entusiasmo sigue vivo, incluso intensificado por la elecci¨®n presidencial, convertida en un plebiscito sobre los a?os de Trump. En estas elecciones no hay posibilidad de que los dem¨®cratas pierdan esa mayor¨ªa que ha permitido a los dem¨®cratas, entre otras cosas, iniciar la investigaci¨®n que llev¨® al impeachment y obligar al Senado a negociar cualquier medida econ¨®mica.
Esta es la ocasi¨®n para ver el efecto de esa tendencia, es decir, el efecto de Trump, en el Senado. Hace dos a?os no tocaba renovar esca?os de republicanos d¨¦biles, y los conservadores lograron mantener su mayor¨ªa, con dram¨¢ticas consecuencias para el equilibrio de poder en Washington. Se est¨¢ viendo con la confirmaci¨®n expr¨¦s de la magistrada Amy Coney Barrett, que va a consolidar una mayor¨ªa conservadora en el Tribunal Supremo. El bloqueo de la vacante de Obama fue uno de los factores de la movilizaci¨®n del voto conservador que llev¨® a Trump en la Casa Blanca. Una vez all¨ª, gracias a McConnell (¨¦l mismo se ha atribuido el ¨¦xito en p¨²blico), ha podido nombrar tres magistrados del Supremo, incluido el que le correspond¨ªa a Obama, y casi 200 jueces federales, el 25% de todos los jueces federales del pa¨ªs.
Esta situaci¨®n parece haber hecho a los dem¨®cratas tomar conciencia de que el poder en Washington no est¨¢ solo en el Despacho Oval. Los esca?os republicanos m¨¢s a tiro est¨¢n recibiendo inter¨¦s de todo el pa¨ªs. Las cifras de recaudaci¨®n de algunos candidatos dem¨®cratas son propias de unas primarias presidenciales. En Carolina del Sur, por ejemplo, el candidato Jaime Harrison llevaba recaudados hasta esta semana 57 millones de d¨®lares, un r¨¦cord absoluto en un candidato al Senado. Se enfrenta al republicano Lindsey Graham, presidente del Comit¨¦ de Justicia del Senado y uno de los personajes m¨¢s detestados por los dem¨®cratas de todo el pa¨ªs. Graham tiene una ventaja de entre uno y seis puntos en las encuestas. Se trata de la reelecci¨®n m¨¢s ajustada de su carrera.
Dos esca?os que se dan pr¨¢cticamente por perdidos son los de Colorado y Arizona. Colorado es un Estado morado por excelencia, es decir, que suele repartir el poder entre republicanos y dem¨®cratas. En esta ocasi¨®n, el senador Cory Gardner se ha abrazado completamente al trumpismo. Las encuestas le dan al exgobernador John Hickenlooper una ventaja considerable.
Los dem¨®cratas tienen muchas esperanzas puestas en Arizona, donde las encuestas indican una movilizaci¨®n del voto latino y urbano desde 2016 (Trump gan¨® por solo cuatro puntos), adem¨¢s de una desafecci¨®n palpable de los republicanos locales con Trump. La combinaci¨®n podr¨ªa dar a Joe Biden el Estado de Arizona, que no gana un candidato presidencial dem¨®crata desde 1996. Para el Senado, los dem¨®cratas presentan al exastronauta Mark Kelly, marido de la excongresista Gabby Giffords, que sufri¨® un atentado. Hasta esta semana, Kelly hab¨ªa recaudado 38 millones de d¨®lares.
Entre las carreras que est¨¢n menos claras, hasta seis senadores republicanos est¨¢n empatados en las encuestas con los aspirantes dem¨®cratas, seg¨²n la media de sondeos que recopila Real Clear Politics. Son los de Georgia, Iowa, Maine, Montana, Carolina del Norte y el mencionado Graham, en Carolina del Sur. El esca?o m¨¢s d¨¦bil es el de Main, ocupado por Susan Collins, una republicana moderada de la que, cada vez que hay una votaci¨®n controvertida, el pa¨ªs entero espera que alce la voz en contra de Trump. No lo ha hecho. Las ¨²ltimas encuestas dan a su rival dem¨®crata, Sara Gideon, entre cuatro y siete puntos de ventaja.
Si el hundimiento de Trump se confirma, arrastrar¨¢ con ¨¦l a muchos de los que los norteamericanos ven como sus c¨®mplices en Washington. El ¡°desastre¡± del que habla McConnell, est¨¢ a tiro.
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