La suerte est¨¢ echada
Encuentro una cierta justicia po¨¦tica en que el coronavirus y el voto de las mujeres sepulten pol¨ªticamente a Donald Trump
Estados Unidos necesita un calmante tras una presidencia desatada, un bombero hipotenso que apague el fuego xen¨®fobo, aislacionista y racista desatado por Donald Trump en defensa de una supremac¨ªa blanca que se diluye demogr¨¢ficamente. El 45? presidente ha llamado a las milicias ultraderechistas armadas a defender el fuerte y, por primera vez, se temen enfrentamientos civiles tras unas elecciones, que Trump ha dicho que solo puede perder si se las roban. Y, m¨¢s asombro: ¡°Puedo no aceptar el resultado¡±.
Nunca en la ¨¦poca contempor¨¢nea, quiz¨¢s con la excepci¨®n de Truman en 1948, cuando todos los sondeos le daban como perdedor, un presidente en ejercicio lleg¨® como Trump a la elecci¨®n aplastado por unos sondeos negativos y, a pesar de ello, ser reelegido. Trump ha demostrado su carencia de decoro para ocupar la Casa Blanca. Tras la inicial sorpresa de su llegada al poder, llegamos a pensar que crecer¨ªa en el cargo y que los controles y equilibrios del sistema paliar¨ªan los destrozos de su extravagante presidencia. Trump, tras cuatro a?os de despreciar a la mitad del pa¨ªs, atizar la divisi¨®n y el odio, da?ar la democracia, afronta ma?ana su juicio final.
Todos los sondeos prev¨¦n la derrota del presidente y su sustituci¨®n por el dem¨®crata Joe Biden. El recuento en la madrugada del mi¨¦rcoles podr¨ªa prolongarse durante d¨ªas por la alta participaci¨®n esperada y las previsibles impugnaciones en Estados clave. Nudo gordiano que desatar¨ªan los tribunales. El exvicepresidente Biden goza de c¨®moda ventaja a nivel nacional, que se estrecha en Estados que se columpian entre republicanos y dem¨®cratas, de los que depende la victoria en el Colegio Electoral, los 270 votos que debe reunir el ganador. El voto directo no decide. Hillary Clinton super¨® en 2016 por tres millones de votos a Trump, pero perdi¨® la presidencia en el Colegio Electoral.
Como el iceberg que acab¨® con el Titanic, la pandemia puede provocar el hundimiento de Trump y su presidencia. Su p¨¦sima gesti¨®n de esta cat¨¢strofe sanitaria, de la que se mofa est¨²pidamente, le resta votos entre los ciudadanos de mayor edad. El sprint final coincide con el recrudecimiento de contagios, especialmente en el Medio Oeste, la Am¨¦rica profunda que vota m¨¢s republicano. Y las v¨ªas de agua de una econom¨ªa en ascenso sobre cuya ola surfear¨ªa para su reelecci¨®n no han podido ser taponadas. ?Pero si, sorpresa may¨²scula pero no descartable, los ciudadanos deciden no pasar p¨¢gina y darle un segundo mandato a Trump? Por el posible voto oculto, una participaci¨®n final menor de la esperada. Un triunfo m¨ªnimo y discutido de Biden sin suficientes votos en los Estados bisagra para anudar la victoria.
Biden es el bombero necesario. Promete una presidencia tranquila, sanadora de un pa¨ªs desgarrado, una transici¨®n de un solo un mandato. Es decente. Hay cierta justicia po¨¦tica en que el coronavirus y el voto de las mujeres sepulten pol¨ªticamente a Donald Trump. La suerte est¨¢ echada.
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