Qu¨¦ piensan los votantes en los Estados en juego
La pandemia, la crisis econ¨®mica y la desigualdad racial se reflejan en la polarizaci¨®n del voto en la elecci¨®n m¨¢s dividida que recuerda EE UU
Mientras los ¨²ltimos votos de un reducido grupo de Estados siguen en el aire, y con ello la elecci¨®n entre Donald Trump y Joe Biden, los datos de las encuestas efectuadas los ¨²ltimos d¨ªas dejan clara la enorme brecha de opini¨®n que se abre entre los votantes de ambos candidatos. Este abismo...
Mientras los ¨²ltimos votos de un reducido grupo de Estados siguen en el aire, y con ello la elecci¨®n entre Donald Trump y Joe Biden, los datos de las encuestas efectuadas los ¨²ltimos d¨ªas dejan clara la enorme brecha de opini¨®n que se abre entre los votantes de ambos candidatos. Este abismo es particularmente profundo en los territorios m¨¢s re?idos, aquellos de los que ya se conoce su giro hacia la izquierda o que han permanecido en la derecha. Pero tambi¨¦n en los cinco que, 48 horas despu¨¦s de haberse cerrado las urnas, todav¨ªa esperan el resultado final. Hay en todos ellos tres frentes de choque determinantes, que se alinean casi perfectamente con las ideas b¨¢sicas de los republicanos y de los dem¨®cratas sobre la pandemia, la econom¨ªa y la cuesti¨®n racial.
Cintur¨®n industrial: pandemia versus econom¨ªa
M¨ªchigan, Pensilvania y Wisconsin fueron tres Estados fundamentales en la victoria de Trump en 2016. Pocos esperaban que la clase obrera blanca de aquellos n¨²cleos del noreste y Medio Oeste, antes industriales, siempre fuertemente dem¨®cratas (el ¡°muro azul¡± se les llam¨® hasta ese momento), se girasen hacia el conservadurismo. Las explicaciones de entonces se centraron en el atractivo del mensaje nacionalpopulista del candidato Trump, que mezclaba argumentos reaccionarios y nativistas con proteccionismo econ¨®mico.
La pandemia ha puesto a prueba este discurso. La Administraci¨®n republicana se ha defendido de ella con una idea clara: hay que priorizar la marcha econ¨®mica sobre la cuesti¨®n sanitaria.
Efectivamente, los votantes se alinean por candidato en funci¨®n de su preferencia en el dilema salud contra billetera. Pero esta correlaci¨®n es m¨¢s intensa para los de Trump, se?alando que Biden tiene quiz¨¢s algo m¨¢s de espacio de maniobra mientras el presidente se ha ce?ido a defender su base partidista. Adem¨¢s, es muy probable que la fuerte divisi¨®n haya seguido el camino contrario: quienes ya sab¨ªan que iban a votar por Trump le justifican sus argumentos, y viceversa.
Fuera de las opiniones y en el terreno de la vivencia personal se observa que a Biden le votan m¨¢s quienes han perdido con la pandemia, particularmente en el Estado que probablemente termine decidiendo la elecci¨®n: Pensilvania.
Esto sugiere que el mensaje de Trump no ha podido penetrar mucho m¨¢s all¨¢ de su base ya ganada. Un alcance que, de hecho, ya era considerable en la antigua clase obrera industrial, al menos a la luz de los patrones de voto entre hogares sindicalistas. Parece que ten¨ªa poco que a?adir el presidente en este frente.
Suroeste: el peso de la migraci¨®n cerca de la frontera
Arizona y Nevada son dos de los Estados con mayor poblaci¨®n de origen latino en la Uni¨®n. Se entiende que el voto hispano est¨¢ ayudando a te?irlos de azul, pero tambi¨¦n que supone un activador de la cuesti¨®n migratoria, que Trump ha tratado de capitalizar con particular intensidad durante su mandato, y en esta recta final.
Trump ha sido capaz de atraer hacia s¨ª a las personas con visiones negativas de la migraci¨®n (o convencer a sus votantes de ello). Los favorables a ella est¨¢n m¨¢s divididos, al menos en Nevada, Estado en el que Biden juega con una peque?¨ªsima ventaja que espera mantener o ampliar hasta que acabe el c¨®mputo.
Tambi¨¦n en la vecina Arizona, que los dem¨®cratas esperan voltear por primera vez en d¨¦cadas, sucede que las preferencias por pol¨ªticas migratorias radicales (deportaciones) son n¨ªtidamente republicanas, pero las favorables a la inclusi¨®n son mucho m¨¢s mixtas. Exactamente igual que pasa con las visiones m¨¢s gen¨¦ricas, esto sugiere que el votante conservador potencial tiene una mirada sobre la cuesti¨®n menos clara.
Que un tercio de quienes est¨¢n de acuerdo con un camino de regularizaci¨®n migratoria haya votado por Donald Trump indica al mismo tiempo una oportunidad y un riesgo para el candidato conservador: oportunidad para ampliar su voto a capas del electorado inaccesibles en otro sitio, riesgo de que el mensaje radical y la actitud de su Gobierno en la frontera frene a estos potenciales votantes ¡®rojos¡¯, pero pro migraci¨®n.
Sureste: racismo y econom¨ªa
El tercer y ¨²ltimo gran frente abierto de votantes en EE UU est¨¢ al sureste. La noche electoral del martes 3 abri¨® con una inesperada victoria de Trump en Florida, que se atribuye en no poca medida a su atracci¨®n del voto hispano en la zona, particularmente el de origen cubano y venezolano. Explotar el miedo a la izquierda por los reg¨ªmenes dominantes en aquellos pa¨ªses no se reduce aqu¨ª a un simple eslogan, tambi¨¦n conecta probablemente con las experiencias personales de los electores en este Estado en el contexto de pandemia. Los de Florida que han sufrido la p¨¦rdida de trabajo o de ingresos este a?o son menos reacios a votar por Trump que en Carolina del Norte o Georgia, indicando quiz¨¢s una perspectiva m¨¢s cercana al consabido mensaje de ¡°salvar la econom¨ªa¡± defendido por su Gobierno.
La ¨²ltima gran cuesti¨®n en el pa¨ªs ha sido la racial, que quiz¨¢s se ha notado con particular intensidad en una zona de pasado marcado por la discriminaci¨®n como es el sur. En Georgia y Carolina del Norte, muchos esperan que una coalici¨®n multirracial forjada en torno a las pr¨®speras zonas urbanas de ambos Estados los conviertan de azul a rojo. Sucede lo mismo que con la migraci¨®n en el otro extremo de la Uni¨®n: la posici¨®n progresista por defecto, que ve el racismo como un problema ¡°importante¡±, est¨¢ m¨¢s dividida en su voto (60-40) que la postura conservadora cl¨¢sica (no verlo como tal: mucho m¨¢s n¨ªtidamente republicana). Esto es, una vez m¨¢s, una oportunidad tanto como un riesgo para un candidato que lleva toda la campa?a haciendo equilibrios entre su base discursiva nacional-reaccionaria y una apelaci¨®n a la construcci¨®n de una coalici¨®n m¨¢s diversa que le mantenga en la Casa Blanca.
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