Biden nomina a Pete Buttigieg, exrival en las primarias, como secretario de Transporte

El presidente electo, Joe Biden, ha decidido que la persona que ocupar¨¢ la cartera de Transporte sea el antiguo candidato a la nominaci¨®n dem¨®crata para la Casa Blanca Pete Buttigieg. Biden sit¨²a as¨ª al antiguo alcalde de South Bend, en el Estado de Indiana, en un puesto de alto rango dentro del Gobierno federal.

Una vez confirmado en el Senado, Buttigieg ser¨¢ la primera persona abiertamente homosexual al frente de una cartera en Estados Unidos. Para el joven pol¨ªtico, de 38 a?os, este es el comienzo de la experiencia gubernamental forjada en los pasillos de Washington que muchos dem¨®cratas le recriminaban no poseer durante el proceso de caucus y primarias en la carrera por la nominaci¨®n a la presidencia. ¡°Lo nomino para secretario de Transporte porque est¨¢ preparado para enfrentar los desaf¨ªos en la confluencia entre empleos, infraestructura, equidad y clima¡±, escribi¨® Biden en su cuenta de Twitter.

El departamento de Transporte (DOT, siglas en ingl¨¦s) est¨¢ llamado a ocupar un papel central a la hora de poner en marcha el plan de infraestructuras necesario para la naci¨®n que ans¨ªa la futura Administraci¨®n Biden. El Departamento maneja cientos de miles de millones de d¨®lares que distribuye en la financiaci¨®n de autopistas federales as¨ª como en la regulaci¨®n de la aviaci¨®n y los ferrocarriles. Como parte de su propuesta para dar el salto a energ¨ªas limpias, Biden propuso durante la campa?a la instalaci¨®n, por ejemplo, de 500.000 estaciones de recarga en las autopistas del pa¨ªs y que los veh¨ªculos federales se muevan con electricidad y no gasolina o gas¨®leo.

El presidente electo anunci¨® como medida para frenar los contagios de la covid-19 en sus primeros 100 d¨ªas al frente del Gobierno el uso obligatorio por parte de los pasajeros de llevar m¨¢scaras en medios de transportes interestatales como aviones, trenes o autobuses, algo a lo que se neg¨® de forma rotunda la Administraci¨®n de Donald Trump.

Durante el concurrido proceso de primarias dem¨®cratas, el discurso del desconocido alcalde de una peque?a ciudad del Medio Oeste recordaba al de Barack Obama. Buttigieg se presentaba a sus seguidores como un agente de cambio y de esperanza. No ofrec¨ªa entonces al electorado centrista una vuelta al pasado, como en su opini¨®n lo hac¨ªa el que ahora ser¨¢ su jefe, Joe Biden, sino un futuro ilusionante pero alejado de los extremos. ¡°Sabemos que es la hora no solo de acabar con la era de Donald Trump, sino de lanzar la nueva era que sabemos que tiene que llegar¡±, dec¨ªa.

Buttigieg fue la sorpresa de la carrera dem¨®crata cuando anunci¨® su candidatura. Un hombre de entonces 37 a?os que aspiraba a convertirse en el primer presidente millennial de Estados Unidos y no ten¨ªa m¨¢s experiencia en gesti¨®n p¨²blica que dos mandatos como alcalde de South Bend, una ciudad de poco m¨¢s de 100.000 habitantes. Graduado en Harvard, pol¨ªglota, muy culto, religioso, veterano militar de Afganist¨¢n y casado con un profesor de 31 a?os, lleg¨® a la batalla por la nominaci¨®n dem¨®crata casi como una curiosidad.

Buttigieg pon¨ªa fin a su campa?a en marzo, tras el descalabro sufrido en las primarias de Carolina del Sur, aquellas primarias que, sin embargo, fueron el principio del despegue de quien estaba a punto de ser certificado como un cad¨¢ver pol¨ªtico, Biden.

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