El c¨®mputo final de votos muestra un peligro para Biden y un mito sobre Trump
Una diferencia de solo 43.000 sufragios en tres Estados podr¨ªa haber dado la presidencia al republicano. Este, pese a la gran movilizaci¨®n, logr¨® menos porcentaje de apoyo que Romney en 2012
Estados Unidos no termin¨® de contar ¡ªy, en algunos casos, recontar¡ª los votos de sus elecciones del 3 de noviembre hasta hace unos d¨ªas. Lo crucial ¡ªqui¨¦n gana y gracias a qu¨¦ Estados¡ª qued¨® claro el 7 de noviembre, pero la fotograf¨ªa completa se ha hecho de rogar. En parte, por el tama?o del pa¨ªs (330 millones de personas y una estimaci¨®n de 239 millones de electores); pero tambi¨¦n por el aluvi¨®n de votos de este a?o (unos 158 millones, lo que supuso una tasa de participaci¨®n del 66%, la m¨¢s alta en 120 a?os) y, para a?adir otra complicaci¨®n, por el arsenal de pleitos impulsados por el republ...
Estados Unidos no termin¨® de contar ¡ªy, en algunos casos, recontar¡ª los votos de sus elecciones del 3 de noviembre hasta hace unos d¨ªas. Lo crucial ¡ªqui¨¦n gana y gracias a qu¨¦ Estados¡ª qued¨® claro el 7 de noviembre, pero la fotograf¨ªa completa se ha hecho de rogar. En parte, por el tama?o del pa¨ªs (330 millones de personas y una estimaci¨®n de 239 millones de electores); pero tambi¨¦n por el aluvi¨®n de votos de este a?o (unos 158 millones, lo que supuso una tasa de participaci¨®n del 66%, la m¨¢s alta en 120 a?os) y, para a?adir otra complicaci¨®n, por el arsenal de pleitos impulsados por el republicano Donald Trump entre acusaciones de fraude. Certificados los resultados por cada territorio y depositados los sufragios este lunes en el Colegio Electoral, se puede acercar la lupa a la ensalada de n¨²meros. Estos muestran un mito sobre Trump y un peligro para el vencedor, el dem¨®crata Joe Biden.
Con solo 43.000 votos m¨¢s de tres Estados, Trump podr¨ªa haber ganado. Biden ser¨¢ presidente de Estados Unidos apoyado en una s¨®lida ventaja de siete millones de votos populares, es decir, de papeletas de cada ciudadano. Obtuvo 81,2 millones (que representan una mayor¨ªa del 51,3%), frente a los 74,2 millones de Trump (46,8%). Sin embargo, solo con que 42.918 de esos votantes, repartidos entre Arizona, Georgia y Wisconsin, hubiesen votado al republicano, el mundo estar¨ªa hoy hablando de la reelecci¨®n del magnate neoyorquino. Una diferencia de tres d¨¦cimas y 10.457 votos pint¨® Arizona de azul dem¨®crata por primera vez desde 1996; una de dos d¨¦cimas y 11.779 papeletas hizo lo mismo con Georgia, republicana desde 1992; y siete d¨¦cimas y 20.682 sufragios devolvieron Wisconsin al partido de Biden.
Entonces, ?ha ganado el vicepresidente de la era Obama por los pelos? Al contrario, pero este dato refleja hasta qu¨¦ punto el sistema estadounidense hace vulnerables a los dem¨®cratas. Pese a perder por 4,5 puntos porcentuales, menos de 50.000 votos pudieron dar la Casa Blanca al actual mandatario saliente. Los estadounidenses eligen a su presidente de modo indirecto: en las urnas, con los votos populares, escogen a 538 compromisarios o miembros del Colegio Electoral, cuyo reparto por los Estados se decide en funci¨®n de su representaci¨®n en el Senado (100, dos por territorio) y la C¨¢mara de Representantes, m¨¢s tres del Distrito de Columbia (la ciudad de Washington). El modelo acaba primando territorios con menos poblaci¨®n. Adem¨¢s, la mayor¨ªa de ellos (salvo Maine y Nebraska) usan un procedimiento mayoritario (se le conoce, en ingl¨¦s, como winner-takes-all: quien vence por votos populares, aunque sea por la m¨ªnima, se lleva todos los compromisarios). As¨ª, da igual que Biden haya ganado California por cinco millones de papeletas; le dar¨¢ los mismos votos electorales (55) que hacerlo por 500 votos. Este sistema explica la paradoja de 2016: 80.000 votos repartidos entre Pensilvania, Michigan y Wisconsin hicieron presidente a Trump, pese a sacar en total casi tres millones de papeletas menos que Hillary Clinton. Para ganar, hacen falta 270 votos electorales; Biden ha obtenido 306, los mismos que Trump en 2016.
Trump, ?el gran h¨¦roe popular? El actual inquilino de la Casa Blanca ha llegado al escrutinio final con 74,2 millones de votos, lo que le coloca como el segundo candidato m¨¢s votado de la historia, pero en un contexto en el que Biden resulta el primero, debido al hist¨®rico nivel de participaci¨®n. En porcentaje, el constructor neoyorquino ha perdido con un 46,8% del voto total, tres d¨¦cimas menos que lo que obtuvo Mitt Romney (47,1%) contra Barack Obama en 2012 y tan solo 1,2 puntos por encima de la sonada derrota de John McCain en 2008 (45,6%). El primer presidente afroamericano de la historia de EE UU gan¨® con el 52,9% y, cuatro a?os despu¨¦s baj¨® al 51%. En cuanto a las elecciones perdidas por republicanos anteriormente, las de 1992 y 1996, la comparaci¨®n resulta enga?osa porque entr¨® en juego un tercer candidato independiente, el empresario texano H. Ross Perot, fallecido en 2019. La distorsi¨®n fue tal que el dem¨®crata Clinton fue elegido presidente en 1992 con solo un 43% de los votos. El dato de apoyo a Trump incluye una ¨²ltima paradoja: ese 46,8% logrado en 2020 es casi un punto superior al 45,9% cosechado en 2016, con el que s¨ª lleg¨® a la Casa Blanca.
Los dem¨®cratas pinchan en el Congreso. La victoria de Biden y la consiguiente expulsi¨®n de Trump de la Casa Blanca permite al Partido Dem¨®crata superar el trauma de 2016, cuando un aspirante que se antojaba imposible derrot¨® a una candidata de manual. Sin embargo, las urnas han enviado se?ales muy preocupantes a los dem¨®cratas. En la C¨¢mara de Representantes, que controlaban con 232 esca?os (frente a los 197 republicanos), conservan la mayor¨ªa, con 222, pero han perdido una decena de representantes. Los republicanos han subido, de momento, a 211, a la espera de que se decidan dos puestos a¨²n en el aire. El sue?o de recuperar el Senado se ha puesto cuesta arriba, con una segunda vuelta en Georgia que les obligar¨ªa a ganar los dos esca?os en juego en ese territorio tradicionalmente conservador. Y esa votaci¨®n clave, el 5 de enero, marcar¨¢ el mandato del nuevo presidente dem¨®crata, pues una C¨¢mara alta de control republicano puede maniatar buena parte de sus iniciativas si no logra tejer consensos. Los dem¨®cratas tampoco han logrado dar la vuelta de rojo a azul a ninguna de las C¨¢maras legislativas estatales. As¨ª que al partido le ha ido peor que a Biden y sigue el debate interno: los moderados, como Obama, advierten de los discursos demasiado extremos (como el que pide recortar el gasto policial) y los izquierdistas, como Alexandria Ocasio-Cortez, se?alan a la mala organizaci¨®n y el escaso trabajo de campo.
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