Por qu¨¦ vot¨¦ y volv¨ª a votar a Trump
Tras cuatro a?os de pol¨¦mica, el histri¨®nico presidente republicano ha logrado mantener su base de apoyo. En Ohio, un importante Estado que ha conservado pese a la derrota, algunos de los electores explican sus motivos
El primer presidente al que Shay Eicher ha votado en su vida es Donald Trump. Eicher, que tiene 20 a?os y estudia Ingenier¨ªa Civil, es una rara avis en su campus de la universidad p¨²blica de Youngstown (Ohio), donde la mayor parte de chicos que paseaba por all¨ª el jueves por la ma?ana hab¨ªa elegido al dem¨®crata Joe Biden. A Shay no le sorprende esto ni tampoco el resultado de las elecciones; frente al discurso del presidente, ¨¦l no ve trucos, no ve fraudes: ¡°Aqu¨ª en Ohio ha ganado, pero conforme iba el resto del pa¨ªs, la gente estaba m¨¢s con Biden¡±.
Shay, seg¨²n dice, a¨²n no se siente ni republicano ni dem¨®crata, no se tiene por conservador, ni tampoco admira demasiado a ninguno de los candidatos. Cuando se le pregunta por qu¨¦ prefiere a Trump, se toma un tiempo antes de responder: ¡°Ha hecho un buen trabajo estos cuatro a?os, ha sido muy bueno para la econom¨ªa. Y, a veces, cuando Biden hablaba, a m¨ª me daba la sensaci¨®n de que no podr¨ªa con el puesto¡±, explica. De Biden, explica, le gusta que ¡°tiene en cuenta el cambio clim¨¢tico¡±, algo que Trump suele ignorar, si no discutir. ¡°Y tambi¨¦n deber¨ªa controlar las cosas que dice¡±, se?ala. ?Qu¨¦ le acaba de convencer entonces por Trump? ¡°Creo que simplemente me gusta Trump¡±.
Lejos de los m¨ªtines de Donald Trump o de las marchas en favor del presidente, como la organizada este s¨¢bado en Washington, suele aparecer un tipo de votante del republicano que rompe los esquemas y, sobre todo, baja los decibelios del ardoroso discurso trumpista con el que se suele asociar a su marea de votantes. Un elector como Shay, que no solo no niega la crisis clim¨¢tica, sino que se preocupa por ella; que en lugar de celebrar las bravuconadas de Trump, las critica; pero que, a la postre, le vota, bien por la econom¨ªa, bien porque le transmite una imagen de fuerza que echa de menos en Biden. O bien porque, aunque a¨²n no lo sepa, acabar¨¢ siendo republicano.
Este jueves hab¨ªa examen en la universidad y los chicos llenaban de vida el campus de Youngstown, que es una postal oto?al luminosa, pero tambi¨¦n algo inquietante, porque est¨¢ rodeada de calles vac¨ªas, muescas de la pandemia en un antiguo imperio del acero que estaba viviendo unos a?os de renacer. Para cuando la conversaci¨®n tiene lugar, ya se sabe que Donald Trump ha sufrido una rotunda derrota en las elecciones presidenciales. El dem¨®crata Joe Biden le aventaja en m¨¢s de cinco millones de votos y le ha arrebatado bastiones conservadores como Arizona y Georgia. Aun as¨ª, el magnate republicano ha logrado el apoyo de m¨¢s de 72 millones de electores, 10 millones m¨¢s que hace cuatro a?os (dentro de un aumento hist¨®rico de la participaci¨®n) y ha conservado Estados pendulares tan decisivos como Florida y el Ohio del joven Shay.
Ohio sol¨ªa ser el bar¨®metro electoral de EE UU, el Estado cuyo vencedor acostumbraba a ser tambi¨¦n quien ganaba el conjunto de las elecciones. En todas y cada una de ellas, desde 1964, quien ganaba Ohio era presidente. Hasta el 3 de noviembre de 2020, cuando el republicano sali¨® derrotado pese a dominar este trozo de Am¨¦rica con m¨¢s de ocho puntos de diferencia. Hoy por hoy, Ohio es m¨¢s bien un buen term¨®metro del votante de Trump. El condado de Youngstown (Mahoning), de hecho, ha nadado contra corriente y votado a su primer presidente republicano en casi 50 a?os.
¡°Se le van las cosas de las manos en Twitter, puede ser muy grosero, pero sus pol¨ªticas son buenas y, como los medios no informan de muchas cosas de las que hace, ¨¦l tiene que hacerse escuchar as¨ª¡±, explica Tom Karpinski, de 65 a?os, un veterano del Ej¨¦rcito del Aire que vivi¨® dos a?os en Torrej¨®n de Ardoz. Karpinski, que vive en una peque?a ciudad llamada Vienna, a 20 minutos de Youngstown, comienza a desgranar los motivos por los que ha votado al republicano: ¡°Ha puesto a China en su sitio¡±; ¡°nos ha bajado los impuestos¡±; ¡°ha conseguido un acuerdo en Oriente Pr¨®ximo¡±; ¡°ha luchado por traer de vuelta los empleos que se fueron a M¨¦xico¡±...
Esto ¨²ltimo resuena especialmente en Ohio y en buena parte de las ciudades del Medio Oeste venidas a menos por la fuga de producci¨®n industrial. En 2016, tan solo Trump y Bernie Sanders se?alaban con el dedo los tratados comerciales, sobre todo el Tratado con M¨¦xico y Canad¨¢ (antiguamente llamado Nafta) como uno de los motivos del empobrecimiento de la clase media. Entre 2000 y 2015, en Estados Unidos, m¨¢s de 60.000 f¨¢bricas hab¨ªan cerrado y 4,8 millones de empleos industriales bien pagados hab¨ªan desaparecido.
Seg¨²n un estudio del Economic Policy Institute, el Nafta se ha llevado por delante casi 700.000 empleados estadounidenses. Cualquier economista explicar¨¢ que, aparte de la competencia de pa¨ªses con mano de obra m¨¢s barata, buena parte de la destrucci¨®n del empleo fabril se debe a la robotizaci¨®n. Pero sitios como Ohio han asistido durante a?os al cierre de plantas de multinacionales que se expand¨ªan en otro pa¨ªses. Pese a los intentos de estos a?os, Trump no ha logrado evitar que la planta de General Motors cercana, en Lordstown, con 1.600 trabajadores, haya cerrado, pero los votantes del Estado le han visto discutirlo, y, sobre todo, criticarlo, que es algo que valoran per se.
Si hace cuatro a?os Trump, un magnate inmobiliario de Nueva York, se enfund¨® el mono azul y prometi¨® luchar por las f¨¢bricas, ahora se ha convertido en el adalid de la reapertura de la econom¨ªa, algo que muchos de sus votantes agradecen. A Biden lo asocian al confinamiento. ¡°Aqu¨ª la gente necesita trabajar, aqu¨ª la gente no tiene todo el dinero que tiene Nancy Pelosi [la presidenta de la C¨¢mara de Representantes, dem¨®crata]. La gente debe trabajar cuanto antes, tomando todas las precauciones¡±, critica Tom, que sigue trabajando de cuando en cuando, haciendo revisiones a sistemas el¨¦ctricos en edificios.
Como muchos votantes de Estados Unidos, dicen que no eligen al partido, sino a la persona adecuada, pero como ocurre con la mayor¨ªa, apenas recuerdan haber votado a alguien en el pasado distinto de su partido habitual.
A Trump no le ha votado en 2020 gente tan distinta de la que le vot¨® en 2016, seg¨²n las diferentes encuestas a pie de urna. Seg¨²n The Washington Post, gana entre los hombres (53%), pierde entre las mujeres (42%), se estrella con los afroamericanos (12%) y, pese a todo el imaginario del obrero empobrecido y entregado a su figura, es el m¨¢s votado por las rentas superiores a 100.000 d¨®lares al a?o. Respecto a hace cuatro a?os, estos porcentajes han subido o bajado muy levemente. Porque entre los votantes de Trump, un 94% simple y llanamente se identifica como republicano.
El historiador de Georgetown Michael Kazin, experto en movimientos sociales y autor de un soberbio libro sobre el populismo en Estados Unidos (La persuasi¨®n populista), rebaja la fuerza tractora del magnate. ¡°Ha logrado poco m¨¢s o menos el mismo porcentaje de votos populares que Mitt Romney en 2012 y nadie crey¨® que Romney fuera un h¨¦roe popular. En realidad, Trump no ha ganado mucho m¨¢s apoyo que en 2016; entonces obtuvo un 46% de los votos populares y ahora est¨¢ en un 47,3%, que ir¨¢ bajando conforme termine el conteo en territorios dem¨®cratas. Y John McCain tuvo un 46% en 2008. Trump tiene una base muy leal pero, en realidad, no ha logrado hacer crecer al Partido Republicano¡±, recalca.
La diferencia es que ni Romney ni McCain convirtieron el espect¨¢culo en una forma de hacer pol¨ªtica, y el actual presidente quebr¨® las relaciones con los aliados internacionales, crey¨® en la palabra de Vlad¨ªmir Putin frente a la de sus servicios de inteligencia, insult¨® a los mexicanos, sugiri¨® inyectarse desinfectante para curar el coronavirus (d¨ªas despu¨¦s dijo que bromeaba, con 100.000 muertos a la espalda) y un largo etc¨¦tera de trumpadas que dejan a medio mundo pregunt¨¢ndose c¨®mo es posible que a¨²n le sigan votando.
¡°Bueno, despu¨¦s de todo, sus pol¨ªticas han sido las que los conservadores republicanos pronegocios han apoyado siempre, con la gran excepci¨®n de la inmigraci¨®n. Y los [republicanos] son los que han sido realmente leales en 2020¡±, apunta Kazin. A su juicio, Trump no es exactamente un populista (t¨¦rmino que en EE UU no es necesariamente peyorativo) de tomo y lomo. ¡°En el discurso contra las ¨¦lites m¨¢s formadas, ese resentimiento contra ese aparato administrativo que est¨¢ contra ¨¦l s¨ª tiene algo de populismo, pero sus pol¨ªticas no lo son, no son demasiado diferentes de las de Reagan, as¨ª que hay una cierta exageraci¨®n en la descripci¨®n que se hace de ¨¦l como populista. Trump es m¨¢s un nacionalista de derechas que un populista de derechas¡±.
Con la pandemia, la econom¨ªa entr¨® en una coma inducido. El presidente, que pensaba llegar a las urnas en medio del periodo de crecimiento m¨¢s prolongado de la historia, se top¨® con la peor crisis en 70 a?os. La ratio de aprobaci¨®n como gestor, sin embargo, apenas se ha resentido. La gran rebaja de impuestos impulsada al inicio de su mandato y su discurso machac¨®n en favor de la reapertura de la econom¨ªa, incluso cuando sus propios expertos de salud lo desaconsejan, le han perfilado, ante sus votantes, como el presidente m¨¢s preocupado por ella, frente a un Biden m¨¢s inclinado a embridar los caballos. Adem¨¢s, las peque?as empresas en zonas rurales ¡ªsu principal yacimiento de votos¡ª han sufrido menos el golpe de la recesi¨®n que los negocios de los grandes Estados dem¨®cratas, seg¨²n un sondeo elaborado por Economic Innovation Group en Washington.
¡°Yo nunca he tenido tanto dinero como ahora, hasta he podido ahorrar, nunca he estado mejor, incluso con esta crisis, y tengo 39 a?os. No estoy segura de si es por ¨¦l, pero algo tiene que ver¡±, dice Megan Logan, que trabaja en el restaurante Yankee Kitchen como camarera desde hace una d¨¦cada. ¡°Yo me doy cuenta de que algunas cosas que dice son terribles, como cuando sali¨® del hospital con covid y solt¨®: ¡®No dejen que la covid dirija su vida¡¯; pero lo ha hecho muy bien con la econom¨ªa¡±, insiste. ¡°No soy una gran fan de Trump; de hecho, no pude votar porque no estaba aqu¨ª, hubiese votado random, pero no me gusta Biden, me preocupa¡ No me preocupa tanto ¨¦l como su vicepresidenta, Kamala [Harris], siendo mujer y negra, con todo el movimiento de Black Lives Matter que hay, me preocupa c¨®mo van a ir las cosas¡±.
Econom¨ªa frente a virus. Como si fueran cuestiones ajenas, la preocupaci¨®n por una cosa u otra ha dividido a los electores entre republicanos y dem¨®cratas. Solo un 24% de los seguidores de Trump consideraban el brote de covid como un asunto ¡°muy importante¡± en una encuesta de Pew Research del pasado octubre, frente al 82% de los dem¨®cratas. Sin embargo, la econom¨ªa era cr¨ªtica para el 84% de ellos (proporci¨®n que baja al 66% en el caso de los dem¨®cratas).
El cocinero del restaurante, Lyle Almburg, de 50 a?os, tambi¨¦n le vot¨®. No siempre ha votado a republicanos, advierte, en 2000 apost¨® por Al Gore. ¡°Yo voto a quien creo que lo puede hacer mejor¡±, puntualiza. Ese fue Trump en 2016 y tambi¨¦n en 2020. ¡°Puede ser muy grosero, pero es sincero, dice lo que piensa y eso llega a la gente, a mucha gente le gusta eso y no creo que se le pueda discutir el ¨¦xito econ¨®mico. Aqu¨ª ha ido muy bien incluso con covid. La gente ve eso y le gusta¡±, recalca.
La disociaci¨®n entre la persona y su presidencia en una constante en el votante medio de Donald Trump. Tim Malloy, director asistente de la Quinnipiac University Poll, una de las encuestas electorales de referencia en Estados Unidos, se ha topado con ello en los sondeos que realiza. ¡°Puedes preguntar por sus pol¨ªticas y ver cosas diferentes, pero cuando vas a lo personal y preguntas: '?Podr¨ªa ser un modelo para sus hijos? Es tres a uno en contra. ?Es un buen l¨ªder? Dos a uno. ?Es honesto? Bueno, casi nadie lo cree¡¡±, se?ala. En la encuesta de julio, para ser concreto, lo cre¨ªa el 33% de la poblaci¨®n.
Hay quien vota a Trump a pesar de Trump; hay quien lo hace especialmente animado por su figura. Si algo no ha dejado de hacer el presidente en cuatro a?os es trabajar su base, recorrer el pa¨ªs de punta a punta. Aquel diciembre de 2016 ya retom¨® los m¨ªtines y, antes de comenzar la campa?a este 2020, ya hab¨ªa celebrado m¨¢s de un centenar. Obsesionado con marcar el ciclo de noticias en primera persona, con apariciones en todas las televisiones continuamente, ha sido el eterno candidato, un elemento que tambi¨¦n ayuda a explicar la movilizaci¨®n de su gente. ¡°Tiene ese aura de celebridad en torno a ¨¦l, pero adem¨¢s es una celebridad que dice las cosas que piensan muchos que no tienen voz o que no se atreven o no se les permite decir¡±, a?ade Malloy.
Tanto la lealtad al Partido Republicano como la atracci¨®n hacia esta figura rupturista de la pol¨ªtica han visto sus l¨ªmites en esta elecci¨®n, cuando una ola opositora se ha levantado y dejado esos 72 millones de votos en la nada. Despu¨¦s del 20 de enero, cuando tome posesi¨®n Joe Biden, el Partido Republicano empezar¨¢ su particular batalla, su sesi¨®n en el div¨¢n. Si Trump desaparece de la fotograf¨ªa, dejar¨¢ espacio para que un candidato a su estilo y semejanza, probablemente m¨¢s refinado, se presente como heredero de esos votos. Enfrente, un modelo de republicano moderado y alejado del ruido.
Las elucubraciones sobre Trump se han multiplicado estos d¨ªas. ?Se presentar¨¢ de nuevo, en 2024, con 78 a?os? ?Crear¨¢ un canal de televisi¨®n desde su mansi¨®n de Florida y tratar¨¢ de influir por esa v¨ªa? ?Acabar¨¢ entre rejas por alguno de los asuntos judiciales pendientes en Nueva York? La certeza mayor es que quienes le votaron volver¨¢n a votar a los republicanos.
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