¡°La esclavitud sigue entre nosotros¡±: as¨ª luchan las minor¨ªas en el sur de Estados Unidos contra la supresi¨®n del voto
La participaci¨®n en Georgia bate marcas pese a los intentos republicanos de restringir la emisi¨®n de comicios por adelantado. Los negacionistas electorales lanzan sus sospechas preventivas sobre un Estado decisivo que fue decisivo para el triunfo de Biden en 2020
A la familia de Jasmine Bowles le gusta votar por anticipado. A poder ser, el mismo d¨ªa en que abren las urnas. De modo que abuelos, madre e hija quedaron el lunes 17 de octubre para cumplir con su deber electoral en un polideportivo del condado de Clayton, al sur de Atlanta, en el disputado Estado de Georgia. Hab¨ªa otras motivaciones aparte de las c¨ªvicas: Jasmine, la hija, activista afroamericana que trabaja en ...
A la familia de Jasmine Bowles le gusta votar por anticipado. A poder ser, el mismo d¨ªa en que abren las urnas. De modo que abuelos, madre e hija quedaron el lunes 17 de octubre para cumplir con su deber electoral en un polideportivo del condado de Clayton, al sur de Atlanta, en el disputado Estado de Georgia. Hab¨ªa otras motivaciones aparte de las c¨ªvicas: Jasmine, la hija, activista afroamericana que trabaja en una organizaci¨®n que defiende los derechos de las empleadas dom¨¦sticas, estaba en la papeleta. Busca su reelecci¨®n como miembro de la junta escolar de su distrito en las elecciones legislativas que se celebran el pr¨®ximo martes en Estados Unidos para renovar centenares de cargos locales, regionales y estatales, adem¨¢s de la totalidad del Congreso y un tercio del Senado.
¡°Venir pronto es importante¡±, dijo mientras esperaba su turno en una cancha de baloncesto vac¨ªa. Al salir, ya con su pegatina de ¡°Soy votante de Georgia, asegur¨¦ mi voto¡±, se mostr¨® feliz por haber empleado media hora, m¨¢s tiempo del que esperaba, en el proceso. ¡°Presiento que la participaci¨®n ser¨¢ alta, pese a los intentos republicanos de suprimir la voz de los que son como nosotros¡±, a?adi¨®, en referencia a una restrictiva ley electoral estatal de 2021 que endurece los requisitos para votar y que afecta sobre todo a las minor¨ªas y a los sectores m¨¢s desfavorecidos. Esas minor¨ªas, como Bowles, suelen elegir dem¨®crata.
Las colas empezaron ese primer d¨ªa a las 7.00 (hora local) en un colegio del condado de Dekalb, y se repitieron en media docena de lugares visitados por EL PA?S, repartidos por zonas urbanas de los alrededores de Atlanta. A ellos acudieron ciudadanos como Marlon Peters, transportista, que no quer¨ªan dejarlo ¡°para el ¨²ltimo minuto¡± y prefer¨ªan ¡°evitarse las esperas y los sustos¡±. Al contrario que en otros pa¨ªses, como Espa?a, la jornada electoral no es festiva en Estados Unidos. A los trabajadores tampoco les conceden permiso para ausentarse.
El presentimiento de Bowles fue bueno; hasta el mi¨¦rcoles pasado, m¨¢s de dos millones de personas votaron por adelantado o por correo en Georgia, medio mill¨®n m¨¢s que a la misma altura de la campa?a de las ¨²ltimas elecciones de medio mandato, en 2018, aunque 1,2 millones por debajo que la marca de las presidenciales de 2020, cifra de la que hay que descontar el efecto de la pandemia en su apogeo. Esta empuj¨® a un 70% a pronunciarse por anticipado para evitar aglomeraciones.
Tanta precauci¨®n convirti¨® entonces a Georgia, que fue decisiva en el triunfo de Joe Biden, en un verdadero campo de batalla. Donald Trump pas¨® toda su campa?a presidencial advirtiendo de que facilitar el voto por adelantado solo era un subterfugio para robarle las elecciones, que perdi¨® porque aqu¨ª votaron dem¨®crata. A¨²n se niega a aceptar ese resultado, pese a que sus teor¨ªas se han demostrado una y otra vez falsas. De las 62 demandas interpuestas, todas acabaron concluyendo que no hubo fraude, menos una, en la que el nuevo recuento no afect¨® al resultado. Eso tambi¨¦n da igual: dos terceras partes de los republicanos a¨²n creen que Biden no gan¨® limpiamente.
Los intentos del expresidente republicano y sus colaboradores de subvertir aquella elecci¨®n a¨²n siguen vivos en las sospechas de sus seguidores, as¨ª como en una investigaci¨®n de la fiscal del distrito del juzgado del condado de Fulton, el m¨¢s poblado de Georgia, y en la comisi¨®n del Congreso que busca responsabilidades en el asalto al Capitolio. Una de las piezas esenciales de ambas pesquisas es la famosa llamada de tel¨¦fono de una hora de Trump al secretario de Estado de Georgia, Brad Raffensperger, que se vuelve a presentar. Le dijo: ¡°Solo necesito encontrar 11.780 votos; esto es, uno m¨¢s de los que tenemos [de diferencia]. Porque ganamos en el Estado¡±.
Tanto Raffensperger como el gobernador republicano, Brian Kemp, que tambi¨¦n busca la reelecci¨®n, resistieron las presiones, pero a los pocos meses este ¨²ltimo pareci¨® dar por buenas las dudas que las alimentaron al firmar la Ley de Integridad Electoral, que cambia las reglas del juego de 2020. Es la norma m¨¢s famosa de la ¨²ltima oleada de ataques a los derechos civiles por todo el pa¨ªs: desde el principio de 2021, un total de 21 Estados han aprobado 42 leyes electorales que dificultan el acceso de las minor¨ªas a las urnas, seg¨²n la entidad no partidista Brennan Center for Justice, que es la referencia en la supresi¨®n del voto en Estados Unidos. De ellas, 33 est¨¢n ya en vigor para la cita del martes.
En la tierra de Martin Luther King
Uno de los asesores del Brennan, Ricardo Ram¨ªrez, lamenta que todo esto suceda precisamente aqu¨ª. ¡°Georgia tiene un glorioso pasado de lucha por los derechos civiles. Es la tierra de Martin Luther King y John Lewis [este ¨²ltimo, fallecido en 2020, da nombre a una norma electoral llamada a poner orden, pero los dem¨®cratas no han logrado sacarla adelante en el Capitolio]. Desgraciadamente, hoy se ha convertido en el lugar que simboliza c¨®mo los sectores m¨¢s conservadores est¨¢n lanzando su ataque al coraz¨®n mismo de la democracia para no perder un poder que la l¨®gica demogr¨¢fica les advierte que ya no tendr¨¢n¡±, a?ade.
La ley de Georgia (S.B. 202), que fue recurrida sin ¨¦xito por el Departamento de Justicia estadounidense, recorta el plazo para el voto por correo y obliga a acompa?arlo de una copia impresa o escaneada de un documento de identificaci¨®n v¨¢lido. Reduce el n¨²mero de colegios electorales y de casetas para depositar las papeletas, as¨ª como las horas para hacerlo. Tambi¨¦n elimina el domingo del calendario. Y, en el que tal vez sea su art¨ªculo m¨¢s famoso, convierte en delito dar de comer o de beber a los votantes que est¨¦n haciendo cola para evitar que los activistas influyan en sus decisiones. En la jornada electoral de 2020 se registraron esperas de hasta nueve horas en los condados m¨¢s poblados, que tambi¨¦n son los m¨¢s diversos racialmente y los que votaron en masa por Biden. Esas largas esperas tienen su origen en una sentencia de 2013 del Tribunal Supremo que desnaturaliz¨® la Ley del Derecho al Voto de 1965 al librar a los estados de la obligaci¨®n de someter sus reglas a la supervisi¨®n del Departamento de Justicia o de un tribunal federal.
¡°Otro aspecto terriblemente lesivo [de la S.B. 202] es que permite a cualquier ciudadano poner en duda la legitimidad de otros votantes. De momento, se han recibido 80.000 denuncias¡±, explic¨® Xacota Espinoza, de la organizaci¨®n Fair Fight (lucha justa), en un mitin en Atlanta de su fundadora, la candidata dem¨®crata a gobernadora, Stacey Abrams. ¡°Los denunciantes suelen ser gente con v¨ªnculos con grupos de negacionistas electorales y conspiranoicos. En un 90% se desestiman esos recursos, pero hacen perder el tiempo a los funcionarios electorales, que tienen la obligaci¨®n de investigar los casos inmediatamente¡±.
El objetivo de esos grupos conservadores es doble: arrojar la sombra de la duda sobre un proceso imperfecto y consumir recursos, lo que aumenta la posibilidad de que se cometan errores. Ese caos podr¨ªa servir a los republicanos para cuestionar los resultados. Y Georgia no es su ¨²nico campo de acci¨®n: tambi¨¦n han lanzado denuncias masivas en Texas, M¨ªchigan y Pensilvania. Virginia, por su parte, ha creado una Unidad de Integridad Electoral, para velar por el proceso.
Por cosas como esas, el aparentemente anodino trabajo de funcionario electoral se ha convertido en una profesi¨®n de alto riesgo en Estados Unidos, gracias a un rosario de leyes que prev¨¦n penas de prisi¨®n si no cumplen correctamente con su labor. Hay hasta una organizaci¨®n reci¨¦n creada en Washington que les ofrece defensa gratuita en los tribunales, en vista del acoso e intimidaci¨®n por parte de pol¨ªticos profesionales y de ciudadanos alentados por teor¨ªas de la conspiraci¨®n como las que defiende el documental 2000 mules (esas mulas son los ciudadanos que, sostienen sin pruebas sus autores, se dedicaron a atiborrar las urnas de Georgia ¡°votos falsos¡±).
La cara m¨¢s visible de la lucha contra la supresi¨®n del voto en Georgia es la candidata Abrams. Seg¨²n las encuestas, lleva las de perder contra el gobernador Kemp. Y eso que es todo un s¨ªmbolo: result¨® crucial en movilizar al electorado afroamericano en 2020, y Biden debe a su tenaz labor algo as¨ª como la mitad de su presidencia. Su fama podr¨ªa jugar en su contra, seg¨²n explica Greg Bluestein, tal vez el periodista pol¨ªtico m¨¢s seguido de Georgia. Autor de Flipped (Dado la vuelta, cuyo subt¨ªtulo reza: C¨®mo Georgia se volvi¨® p¨²rpura y rompi¨® el monopolio del poder republicano), un valioso mapa para entender los cambios en uno de los Estados cruciales en el futuro de la Uni¨®n, Bluestein advirti¨® durante una entrevista celebrada en la encantadora localidad costera de Savannah que ¡°los votantes del otro lado la conocen por sus muchos a?os de activista y le tienen ojeriza¡±. ¡°El apoyo de los suyos lo tiene garantizado, pero las encuestas demuestran que la principal preocupaci¨®n del 75% de los ciudadanos (y, por tanto, de muchos indecisos) es la econom¨ªa. No puede evitarlo: la inflaci¨®n est¨¢ asociada, como ella misma, a Biden¡±.
En la estela de la labor pionera de Abrams han surgido desde 2020 varias organizaciones que trabajan en su misma l¨ªnea. Una de ellas es Protect the Vote Georgia, que lidera la joven Hannah Gebresilassie. El primer d¨ªa del voto por adelantado, sac¨® a la calle una mesa con la leyenda Emory Votes Initiative en una zona com¨²n de su lugar de trabajo, la Universidad Emory, que funciona como una mini ciudad de 30.000 habitantes, entre alumnos y personal lectivo, dentro de Atlanta. Los j¨®venes, seg¨²n las encuestas, reflejan en las urnas su preocupaci¨®n por asuntos de la agenda progresista, como el aborto o los derechos LGTBI. ¡°Mucha gente cree que la esclavitud termin¨®, pero no es verdad¡±, dijo Gebresilassie. ¡°Sigue entre nosotros, como se puede comprobar en las tasas de desempleo, en los dispares niveles educativos o en la supresi¨®n del voto. Todo tiene que ver con los cimientos imperfectos sobre los que se construy¨® este pa¨ªs. Y para cambiar eso, es fundamental que no pongan trabas al voto de las minor¨ªas¡±.
Uno de os aspectos que hacen de este estado un lugar tan interesante pol¨ªticamente es su condici¨®n de escenario perfecto para una de las batallas claves de la democracia estadounidense, que enfrenta a los activistas en contra de la supresi¨®n del voto, como Gebresilassie, con algunos de los m¨¢s convencidos negacionistas electorales, que siguen poniendo en duda la cita de 2020, que, seg¨²n Ram¨ªrez fue ¡°todo lo ¨ªntegra que pueden ser unas elecciones¡±. ¡°Los que dicen lo contrario solo buscan crear una enorme desconfianza entre los ciudadanos. Y lo est¨¢n logrando¡±.
En el equipo de los desconfiados juega Garland Favorito, fundador hace 16 a?os de VoterGA, ¡°organizaci¨®n sin ¨¢nimo de lucro que vela por la integridad electoral en Georgia¡±. Este hombre blanco de 75 a?os estaba el 13 de octubre en ese mismo juzgado del ¨¢rea de Atlanta en que investigan a Trump, esperando el veredicto sobre una demanda que interpuso para cuestionar la legalidad del recuento de m¨¢s de 3.000 votos en las primarias celebradas en mayo pasado, que, asegur¨® durante un receso, ¡°volvieron a registrar much¨ªsimos problemas¡±. ¡°En 2020 hubo m¨²ltiples fraudes e irregularidades que pudieron afectar al resultado. Creemos que hubo decenas de miles de papeletas falsificadas que no nos han dejado comprobar¡±. ?No gan¨® entonces Biden? ¡°No lo digo yo, lo ha dicho el comit¨¦ judicial del Senado de Georgia: aquella elecci¨®n nunca debi¨® ser certificada. Pero no queremos revisar el resultado de 2020, sino entender qu¨¦ pas¨® para evitar que se repita. Tiene que ser f¨¢cil votar, s¨ª, pero tambi¨¦n dif¨ªcil enga?ar¡±.
Favorito prometi¨® que estar¨ªa vigilante durante las tres semanas del voto adelantado, que se prolong¨® hasta este viernes y ha batido r¨¦cords no solo en Georgia, sino en todo el pa¨ªs. Una encuesta de Gallup del pasado jueves fijaba en el 41% el porcentaje de electores que se decanta por esa opci¨®n en estas legislativas (frente al 37% de 2018). El sondeo tambi¨¦n conclu¨ªa que los dem¨®cratas se inclinan mucho m¨¢s por la previsi¨®n (54%) que los republicanos (34%). En Georgia, no solo por motivos ideol¨®gicos. Las zonas que m¨¢s decididamente apoyaron a Trump son las rurales; lugares como Glasscock, donde le votaron un 89% de sus casi 3.000 habitantes (el porcentaje es parecido al de la poblaci¨®n blanca). La estampa que ofrec¨ªa este rinc¨®n del sur de Estados Unidos un s¨¢bado por la tarde ¨Dcasas unifamiliares con jard¨ªn, ning¨²n ser humano a la vista, maquinaria agr¨ªcola y una iglesia tras otra¨D no invitaba a pensar en aglomeraciones el d¨ªa de las elecciones, y era desde luego muy diferente a la que brindaban los nueve condados, urbanos y diversos, a las afueras de Atlanta donde vive la mitad de los electores del Estado. Esas fueron las zonas que registraron las mayores colas.
Ya solo quedan tres d¨ªas para que unos y otros salgan de dudas sobre si volver¨¢n las largas esperas durante la jornada electoral y sobre c¨®mo afectar¨¢n al resultado en Georgia las nuevas leyes y la extraordinaria movilizaci¨®n del voto por adelantado, que en pasadas citas no siempre fue un indicador fiable. Tambi¨¦n para saber si quienes se resistieron a aceptar el resultado de 2020 dar¨¢n por bueno este si no les concede la victoria. Aunque para eso es posible que haya que esperar un poco m¨¢s. Georgia tiene un sistema seg¨²n el cual si la disputada carrera por el Senado, que enfrenta a Raphael Warnock (D) y Herschel Walker (R), no se resuelve en primera instancia con m¨¢s de un 50% para uno de los candidatos tendr¨¢ que irse a una segunda vuelta, como pas¨® hace dos a?os. Entonces, la noche electoral se prolong¨® durante 63 largos d¨ªas, hasta el 5 de enero. Habr¨¢ que ver qu¨¦ sucede esta vez.
Un problema que tambi¨¦n afecta a los latinos
La avalancha de supresión del voto en Estados Unidos afecta también a los hispanos, como denuncia desde su oficina en Nueva York Lourdes M. Rosado, presidenta de Latino Justice, organización que lleva medio siglo velando por los intereses de la comunidad. En este frente tiene entre sus objetivos conseguir que la información electoral y los textos de las papeletas se ofrezcan también en español porque “para quienes el inglés no es su lengua dominante no contar con traducciones, es otra forma de supresión”, aclara.
Otro de sus desafíos es motivar a los latinos a que participen en una democracia que no siempre les valora en su justa medida. "Somos casi el 20% de la población, pero tenemos un porcentaje mucho menor de representantes a todos los niveles, de congresistas a jueces o fiscales", asegura. Ese trabajo de concienciación lo dirigen especialmente a los menores de 18 años "que es la porción que más crece".
"El problema es que ninguno de los dos partidos ha hecho un buen trabajo en hablar y tratar nuestros problemas", advierte Rosado. "Así que los votantes tienen la sensación de que los dan por supuestos, y se cansan. Ahora, los demócratas lamentan haberlos perdido [como electores], pero lo cierto es que ambos partidos solo se acuerdan de los latinos cuando los pierden".
Sigue toda la informaci¨®n internacional en Facebook y Twitter, o en nuestra newsletter semanal.