Trump quiere saltarse el control del Senado para sus pol¨¦micas designaciones
El presidente electo pretende utilizar la figura de los nombramientos en receso para que la C¨¢mara alta no vote a candidatos como Matt Gaetz o Robert F. Kennedy
Donald Trump trata de forzar las costuras institucionales de la democracia estadounidense para sacar adelante sus pol¨¦micos nombramientos. El presidente electo pretende usar de forma generalizada la figura de los nombramientos en receso (durante los periodos sin sesiones del Senado), un atajo legal que permitir¨ªa que sus nominaciones saliesen adelante sin pasar por el proceso de confirmaci¨®n del Senado. Necesita para ello la complicidad del Congreso, donde los republicanos tienen mayor¨ªa en ambas c¨¢maras. Est¨¢ por ver si le dan a su l¨ªder carta blanca para que puedan ...
Donald Trump trata de forzar las costuras institucionales de la democracia estadounidense para sacar adelante sus pol¨¦micos nombramientos. El presidente electo pretende usar de forma generalizada la figura de los nombramientos en receso (durante los periodos sin sesiones del Senado), un atajo legal que permitir¨ªa que sus nominaciones saliesen adelante sin pasar por el proceso de confirmaci¨®n del Senado. Necesita para ello la complicidad del Congreso, donde los republicanos tienen mayor¨ªa en ambas c¨¢maras. Est¨¢ por ver si le dan a su l¨ªder carta blanca para que puedan tomar posesi¨®n Matt Gaetz como fiscal general o Robert F. Kennedy como secretario de Salud, que incluso parte de los republicanos no consideran id¨®neos para sus cargos.
Trump, envalentonado en su segundo mandato, est¨¢ dispuesto a poner a prueba la lealtad de los congresistas. Su equipo de transici¨®n, adem¨¢s, ha rechazado firmar acuerdos con el Gobierno federal para que el FBI investigue los antecedentes de los candidatos, otro paso habitual en el proceso.
Centenares de nombramientos de altos cargos estadounidenses est¨¢n sometidos a la confirmaci¨®n del Senado, entre ellos los jueces federales (incluidos los del Tribunal Supremo), los miembros del Gabinete, los responsables de las principales agencias federales y los embajadores. La comisi¨®n correspondiente comprueba el historial de los candidatos, los interroga en una vista p¨²blica y vota si remite o no la nominaci¨®n al pleno del Senado, que vota la confirmaci¨®n. Se considera parte de los controles y equilibrios del sistema estadounidense. Al tiempo, es un procedimiento algo disfuncional, que habitualmente retrasa, durante meses incluso, el nombramiento de candidatos sin m¨¢cula.
Trump quiere evitar ese largo proceso y para ello quiere recurrir a los nombramientos en receso, una figura contemplada en la Constituci¨®n desde su redacci¨®n original. Cuando se fund¨® Estados Unidos en el siglo XVIII, el Congreso se reun¨ªa con menos frecuencia, las comunicaciones eran lentas y hab¨ªa recesos de varios meses. La idea era que eso no impidiera cubrir cargos importantes de la Administraci¨®n.
Algunos presidentes, sin embargo, empezaron a usarlo como un atajo legal para nombrar a candidatos cuya confirmaci¨®n ve¨ªan dif¨ªcil. Aprovechaban esos periodos sin sesiones, pero lo que no ha ocurrido nunca hasta ahora es que el Congreso se declare en receso con el plan expreso de allanar los nombramientos de un presidente. Bill Clinton hizo 139 nombramientos en receso y George W. Bush, 171, antes de que los senadores reaccionasen y empezasen a celebrar sesiones simb¨®licas sin contenido para evitar pausas de m¨¢s de tres d¨ªas, en las que se entend¨ªa que no cab¨ªa usar esa figura.
Obama fue el ¨²ltimo presidente en usar la f¨®rmula: lo hizo 32 veces antes de decidir ignorar incluso esas sesiones testimoniales para varios nombramientos que fueron impugnados ante el Supremo. En una sentencia de 2014, los jueces anularon por unanimidad esas designaciones, establecieron que las sesiones simb¨®licas interrump¨ªan los recesos y que estos deb¨ªan tener una duraci¨®n de al menos 10 d¨ªas ¨Dsalvo excepciones como una cat¨¢strofe nacional¨D para que el presidente pudiese hacer esos nombramientos sin control del Senado.
La cuesti¨®n es si los republicanos del Congreso estar¨¢n dispuestos a plegarse a los deseos de Trump. Enfrentarse a ¨¦l no es f¨¢cil. Antes de que el grupo parlamentario del Senado eligiera a su l¨ªder esta semana, el presidente electo hab¨ªa dejado clara su posici¨®n en un mensaje en la red social X: ¡°Cualquier senador republicano que busque el codiciado puesto de liderazgo en el Senado de Estados Unidos debe estar de acuerdo con los nombramientos en receso (?en el Senado!), sin los cuales no podremos conseguir que la gente sea confirmada a tiempo¡±.
¡°Esto es esencial. No hay otro camino¡±, mostr¨® su acuerdo Elon Musk. Despu¨¦s, uno de los candidatos a liderar a los republicanos del Senado, Rick Scott, se declar¨® dispuesto a aceptarlo: ¡°100% de acuerdo. Har¨¦ lo que haga falta para que sus nominaciones se aprueben lo antes posible¡±.
Los senadores, sin embargo, eligieron como l¨ªder en una votaci¨®n secreta a John Thune, que no cerr¨® la puerta a ese tipo de nombramientos, pero tiene una posici¨®n m¨¢s matizada. Es partidario de confirmar los nombramientos de la forma tradicional, pero blande el atajo legal como un aviso para que los dem¨®cratas no frenen el proceso. ¡°Creo que todas las opciones est¨¢n sobre la mesa, incluidos los nombramientos en receso. Esperemos que no se llegue a eso, pero sabremos bastante r¨¢pido si los dem¨®cratas quieren jugar o no¡±, dijo el jueves durante una entrevista en Fox News.
Trump presentaba su petici¨®n como una cuesti¨®n de agilizar la toma de posesi¨®n de los altos cargos. Sin embargo, eso era antes de anunciar sus propuestas m¨¢s pol¨¦micas: Pete Hegseth, un presentador de la cadena Fox, para dirigir el Pent¨¢gono; Tulsi Gabbard, una admiradora de Vlad¨ªmir Putin, para los servicios de inteligencia; a Matt Gaetz, investigado por acusaciones sexuales, consumo de drogas y apropiaci¨®n de fondos, como fiscal general, y el antivacunas Robert F. Kennedy como secretario de Salud. Ahora, se interpreta como la forma de evitar un rechazo, puesto que incluso senadores conservadores han criticado algunas de esas designaciones. Los republicanos cuentan con una mayor¨ªa de 53 a 47 en la C¨¢mara alta, as¨ª que bastar¨ªan unas pocas deserciones para que los candidatos fueran rechazados.
Varios senadores tambi¨¦n han dejado claro que quieren que se siga el proceso de confirmaci¨®n habitual, pero eso puede no ser suficiente. Los recesos de m¨¢s de tres d¨ªas deben ser aprobados por ambas c¨¢maras por mayor¨ªa simple, pero si la C¨¢mara de Representantes y el Senado no se ponen de acuerdo, es el presidente, el propio Trump, el que tiene la potestad de fijar la duraci¨®n del receso, algo que no ha ocurrido nunca antes. As¨ª que a Trump podr¨ªa bastarle con que la C¨¢mara de Representantes aprobase un receso de m¨¢s de 10 d¨ªas para sacar adelante su plan aunque el Senado lo rechazase.
Aunque eso cabe en la letra de la Constituci¨®n, se estar¨ªa forzando su esp¨ªritu tanto en lo que se refiere a privar al Senado de su funci¨®n como en la propia suspensi¨®n de la actividad del Congreso. ¡°Es textualmente plausible, pero no tiene nada que ver con la raz¨®n por la que cualquiera de estas disposiciones fueron originalmente concebidas¡±, explicaba Josh Chafetz, profesor de Derecho y Ciencias Pol¨ªticas de la Universidad de Georgetown en una entrevista en la cadena MSNBC. ¡°Otros presidentes han utilizado la facultad de los nombramientos en receso, pero nunca han ido por este camino, que en realidad es una especie de conspiraci¨®n con la C¨¢mara de Representantes para expulsar al Senado de las sesiones, incluso si el Senado no quiere entrar en receso¡±, a?ad¨ªa.
¡°Independientemente de c¨®mo reaccionen los senadores a la estratagema de nombramientos en receso de Trump, esta no ser¨¢ la ¨²ltima vez que el presidente entrante obligue a los republicanos a elegir un bando: ser leales a Trump, o a sus derechos y responsabilidades como legisladores¡±, sostiene la profesora de la Universidad George Washington Sarah Binder.
Aunque los nombramientos en receso son temporales, los elegidos pueden seguir en sus puestos hasta el final del siguiente periodo de sesiones, con lo que en la pr¨¢ctica lo podr¨ªan ocupar por casi dos a?os. Adem¨¢s, el presidente puede volver a nombrarlos con la misma f¨®rmula cuando expire ese plazo.