¡®La trinchera infinita¡¯ | La resignaci¨®n paterna ante posibles nuevos confinamientos infantiles
El ritmo escolar, laboral y familiar se rompe y toca resituarse como buenamente se pueda: ?podremos aguantar todo un curso as¨ª?
?Qui¨¦n habr¨ªa dicho que los ni?os tendr¨ªan tantas ganas de ir al cole? Vale que seguramente es para jugar y charlar con sus amigos, pero las ganas est¨¢n. Y la que tampoco falta es la espada de Damocles constante en forma de cualquier posible positivo de coronavirus o s¨ªntomas similares que hagan saltar las alarmas (que despu¨¦s acabar¨¢ siendo el t¨ªpico constipado invernal pero del susto no nos libramos).
Sea como sea, antes del nuevo estado de alarma y del toque de queda, las familias ya nos adaptamos de golpe al ¡°pacto escolar¡±: para que los colegios sigan abiertos, cualquier clase sosp...
?Qui¨¦n habr¨ªa dicho que los ni?os tendr¨ªan tantas ganas de ir al cole? Vale que seguramente es para jugar y charlar con sus amigos, pero las ganas est¨¢n. Y la que tampoco falta es la espada de Damocles constante en forma de cualquier posible positivo de coronavirus o s¨ªntomas similares que hagan saltar las alarmas (que despu¨¦s acabar¨¢ siendo el t¨ªpico constipado invernal pero del susto no nos libramos).
Sea como sea, antes del nuevo estado de alarma y del toque de queda, las familias ya nos adaptamos de golpe al ¡°pacto escolar¡±: para que los colegios sigan abiertos, cualquier clase sospechosa tiene que permanecer en casa 10 d¨ªas. Y esto se est¨¢ viviendo en cada barrio, en cada centro.
As¨ª que, con contagio confirmado o con la PCR negativa, nuestros hijos y nosotros, hasta que no lleguen los resultados, volveremos a descubrir la magia del hogar. Lo que Antonio de la Torre vivi¨® durante a?os en La trinchera infinita nos lo van a repartir en semanitas y sin tener que escondernos detr¨¢s de los muebles, que da menos claustrofobia. Y cuando la nueva cuarentena familiar te parezca larga, imag¨ªnate los ojos vidriosos de los padres que desde agosto ya esperan la vuelta al cole.
Durante estos nuevos confinamientos selectivos, el ritmo escolar, laboral y familiar se rompe y toca resituarse como buenamente se pueda. Como toda la clase queda confinada a la vez, se activan al momento las clases online de nuevo. Es un buen paliativo, pero apenas son unas horitas al d¨ªa. Y el retorno del Zoom, Jitsi o similares es tambi¨¦n el retorno a los fallos de conexi¨®n, al ¡°cuidado con mi ordenador, no toques nada¡±, a los otros padres pidiendo que les pasemos el link que lo han perdido, a intentar teletrabajar todos a la vez en el caos y, sobre todo, al dolor de cabeza porque la casa entera se llene de gritos de toda la clase (me r¨ªo yo de la realidad aumentada e inmersiva cuando con un simple port¨¢til en la otra punta del piso experimento P5 en dolby surround).
Tambi¨¦n deberemos celebrar por WhatsApp cada uno de los nuevos negativos que las madres de clase vayan comunicando en el grupo. Porque igual que con la eterna cadena de ¡°que se mejore¡± obligatorios cuando alguien falta por una simple fiebre, hay que demostrar entusiasmo con cada buena noticia.
Y hasta que se concreten las opciones laborales y ayudas econ¨®micas para los padres que se deban quedar con los ni?os confinados, de momento toca confiar en la buena fe de las empresas, en el teletrabajo si es que existe la opci¨®n y en los ahorros, si es que a¨²n queda algo en el banco.
A muchos escritores cl¨¢sicos, una enfermedad les oblig¨® a guardar cama y les convirti¨® en grandes lectores. Pero con estos confinamientos inesperados, como mucho nuestros hijos llegar¨¢n a accionistas de Netflix.
?Podremos aguantar todo un curso as¨ª? No seamos positivos, seamos optimistas.
Puedes seguir De mamas & de papas en Facebook, Twitter o suscribirte aqu¨ª a la Newsletter.