Diez claves para educar a nuestros hijos en la cultura del esfuerzo
Se trata de fomentar el ser en lugar del tener. No hay nada m¨¢s reconfortante en esta vida que sentir la satisfacci¨®n que has conseguido aquello que deseabas gracias a la tenacidad
Si algo recuerdo de mi abuela materna era las veces que me repet¨ªa que en esta vida iba a tener que esforzarme mucho si quer¨ªa conseguir todo aquello que me propusiese. Me explicaba con nostalgia como ella sola hab¨ªa trabajado muy duro para sacar adelante a sus siete hijos, como gracias a su tes¨®n y esfuerzo hab¨ªan logrado sobrevivir. Ahora vivimos en el otro extremo, en una sociedad con poca cultura del esfuerzo, donde el sacrificio es casi inexistente y se ha instaurado l...
Si algo recuerdo de mi abuela materna era las veces que me repet¨ªa que en esta vida iba a tener que esforzarme mucho si quer¨ªa conseguir todo aquello que me propusiese. Me explicaba con nostalgia como ella sola hab¨ªa trabajado muy duro para sacar adelante a sus siete hijos, como gracias a su tes¨®n y esfuerzo hab¨ªan logrado sobrevivir. Ahora vivimos en el otro extremo, en una sociedad con poca cultura del esfuerzo, donde el sacrificio es casi inexistente y se ha instaurado la falsa idea que nuestras metas se pueden conseguir sin esfuerzo. Nos hemos acostumbrado a que un solo clic nos acerca a casi todo lo que deseamos. Todo parece que sea f¨¢cil, asequible, inmediato, que pueda comprarse o conseguirse con facilidad. La recompensa r¨¢pida y f¨¢cil est¨¢ muy presente y buscada.
Nos han hecho creer que podemos aprender idiomas, estar en perfecta forma f¨ªsica o conseguir mucha popularidad con muy poco trabajo y sacrificio. Las redes sociales nos acercan a un falso ¨¦xito, ese que se confunde con tener muchos likes o seguidores. Nos venden que podemos ser felices confiando ¨²nicamente en la suerte o el trabajo de terceros. En ocasiones los padres sufrimos cuando nuestros hijos se esfuerzan y no consiguen lo que se proponen. Sentimos la tentaci¨®n de allanarles el camino, de resolverles los problemas, de sobreprotegerles para que no se frustren o se equivoquen. Evitamos el sufrimiento moment¨¢neo y satisfacemos r¨¢pidamente las necesidades o caprichos para que no se enfaden o se pongan tristes.
Pero es precisamente este esfuerzo el que hace falta que eduquemos, porque necesitar¨¢n cultivarlo a lo largo de toda su vida y sin ¨¦l no podr¨¢n ser realmente felices. Nuestros hijos necesitan que les expliquemos que el esfuerzo es el medio por el cual lograr¨¢n conseguir muchos de sus objetivos.
Pero tambi¨¦n necesitan que les hablemos de las derrotas, de los tropiezos, de las veces que les va a tocar volver a empezar de cero a lo largo de su vida. Que les expliquemos que no siempre van a conseguir aquello que se propongan, que ser¨¢ esencial no rendirse delante de las dificultades que encontrar¨¢n en el camino porque ser¨¢n estos contratiempos los que les ense?en a tener paciencia y a buscar soluciones para poder superar cualquier obst¨¢culo.
El esfuerzo, la fuerza de la voluntad deber¨ªa convertirse en uno de los pilares en la educaci¨®n emocional de nuestros hijos. La cultura del esfuerzo nos educa en la determinaci¨®n de nuestra voluntad y la perseverancia. Fortalece nuestra tenacidad, nos ense?a a ser resilientes, a asumir responsabilidades y a afrontar las adversidades con optimismo y realismo.
Educar en la cultura del esfuerzo es fomentar el ser en lugar del tener. Es ense?ar que el esfuerzo continuo te acerca a los objetivos, te ayuda a evolucionar como persona y madurar. No hay nada m¨¢s reconfortante en esta vida que sentir la satisfacci¨®n que has conseguido aquello que deseabas gracias a la tenacidad y a las ganas.
?C¨®mo podemos educar a nuestros hijos en la cultura del esfuerzo?
- D¨¢ndoles mil y un motivos para esforzarse, plante¨¢ndoles peque?os retos diarios. Ayud¨¢ndoles a identificar sus ilusiones y metas, a buscar la motivaci¨®n explic¨¢ndoles que cada dificultad fortalece, que cada logro engrandece el alma. A dominar la impaciencia y la impulsividad.
- Demostr¨¢ndoles a diario nuestro amor incondicional y confianza. Ofreci¨¦ndoles nuestra paciencia y afecto, valor¨¢ndoles todo aquello que consiguen, empoder¨¢ndoles con palabras que alienten y regal¨¢ndoles el tiempo que necesitan para aprender.
- Explic¨¢ndoles que la perseverancia es la virtud por la cual las otras virtudes dan su fruto, donde la pr¨¢ctica diaria se convierte en el mejor de los maestros. Educ¨¢ndoles en valores tan importantes como el respeto, el agradecimiento y la honradez.
- Educ¨¢ndoles desde el ejemplo con nuestra actitud ante la vida. Contagi¨¢ndoles nuestra energ¨ªa, optimismo, voluntad diaria por conseguir lo que deseamos. Mostr¨¢ndonos perseverantes ante nuestros retos y eliminando las quejas de nuestro lenguaje.
- Explic¨¢ndoles que las dificultades y los fracasos se convierten en grandes oportunidades para aprender. Ense?¨¢ndoles a comprometerse con sus sue?os, especialmente cuando las cosas se compliquen.
- Habl¨¢ndoles del ¨¦xito bien entendido, ese que se logra esforz¨¢ndose a diario, siendo valiente y apasionado. El ¨¦xito que te permite disfrutar de lo cotidiano y no est¨¢ relacionado con el poseer, sino con el ser.
- Ayud¨¢ndoles a gestionar las emociones correctamente, a dominar la indecisi¨®n y paciencia, a dominar el mar humor o la tristeza cuando las cosas se tuercen. A no depender de la buena suerte sino del trabajo y el empe?o.
- Ense?¨¢ndoles a estar orgullosos de su esfuerzo, de sus logros diarios, de todo aquello que consiguen. A elegir los mejores aliados para recorrer el camino, personas que les hagan mejores, que remen en la misma direcci¨®n y les alienten a seguir adelante.
- Potenci¨¢ndoles la autonom¨ªa, la toma de decisiones y el autoconocimiento. Ense?¨¢ndoles a mirarse con respeto y realismo, a no tener la necesidad de ser perfectos o depender de las valoraciones de los dem¨¢s.
- Estableciendo expectativas adecuadas hacia ellos, niveles de exigencia adecuados que les hagan sentir queridos y valorados. Reforz¨¢ndoles el proceso sin centrarse ¨²nicamente en los resultados.
Andr¨¦ Gide dec¨ªa: ¡°El secreto de mi felicidad est¨¢ en no esforzarme por el placer, sino encontrar el placer en el esfuerzo¡±. Consigamos que nuestros hijos adquieran una autodisciplina que les posibilite perseguir todos sus sue?os.
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