C¨®mo conseguir que los ni?os odien leer
Detr¨¢s de un ni?o que detesta leer es probable que haya una imposici¨®n a la lectura y que los libros no formen parte de su vida cotidiana.
¡°Si alguien lee para ti, desea tu placer; es un acto de amor y un armisticio en medio de los combates de la vida¡±, escribe Irene Vallejo en El infinito en un junco. Caminamos tan agobiados y tan cansados sobre las horas del d¨ªa que a menudo olvidamos las cosas peque?as. Las que dan sentido a todo lo dem¨¢s. Como leer. Leerles. Y acoger esos deliciosos momentos con nuestros hijos e hijas...
¡°Si alguien lee para ti, desea tu placer; es un acto de amor y un armisticio en medio de los combates de la vida¡±, escribe Irene Vallejo en El infinito en un junco. Caminamos tan agobiados y tan cansados sobre las horas del d¨ªa que a menudo olvidamos las cosas peque?as. Las que dan sentido a todo lo dem¨¢s. Como leer. Leerles. Y acoger esos deliciosos momentos con nuestros hijos e hijas sin el tributo de la prisa. Con ganas. Ay, s¨ª, es cierto, ?qui¨¦n llega con combustible a las nueve de la noche? ?C¨®mo se acaba con ese cansancio tan entusiasta? He escuchado muchas veces a amigos y conocidos decir que sus hijos no leen, que no les gusta leer. Recuerdo a una vecina que impon¨ªa a su hijo tres p¨¢ginas de lectura para poder jugar despu¨¦s. Me pregunto entonces cu¨¢ntos libros se les han le¨ªdo, cu¨¢ntas historias se les han contado, a esos ni?os a los que se les pide la luna. Resistir a los combates cotidianos ley¨¦ndoles, leyendo, sin pedir nada a cambio, puede rozar lo revolucionario. ?Qu¨¦ es leer si no es placer?
Crear un h¨¢bito de lectura
¡°La lectura no puede ser nunca una obligaci¨®n. La lectura debe ser divertida, un juego, en esa primera etapa de aprendizaje del ser humano¡±, dice Elena Jim¨¦nez, profesora de la Facultad de Ciencias de la Educaci¨®n de la Universidad de Granada y presidenta de la Asociaci¨®n Espa?ola de Comprensi¨®n Lectora. Lo mismo se?ala Jes¨²s L¨®pez Moya, profesor, escritor y fundador de la editorial Funreaders: ¡°La base sobre la que se sientan las ¨²ltimas investigaciones invitan a que la lectura se fomente desde la diversi¨®n, la motivaci¨®n y, muy especialmente, mostrar la lectura como una v¨ªa de ocio m¨¢s que complemente a otras (videojuegos, tablet, televisi¨®n, etc.)¡±. La lectura no es sustituta de otras v¨ªas de entretenimiento, sino que debe ser una m¨¢s. Y hay que darle su espacio, para que forme parte del d¨ªa a d¨ªa. ?Cu¨¢ntos libros tenemos en casa? ?Cu¨¢ntas veces acudimos a la biblioteca o a una librer¨ªa? ?Les regalamos libros en momentos especiales? ?Ven leer a sus adultos de referencia? ?Les leemos? En definitiva: ?forman parte los libros de la vida cotidiana de los ni?os y ni?as?
Los h¨¢bitos que se aprenden a lo largo de la infancia se mantienen con mayor facilidad a lo largo del tiempo y el entorno familiar desempe?a un papel fundamental en la construcci¨®n del h¨¢bito lector. Sin embargo, no siempre es f¨¢cil: falta informaci¨®n, tiempo y, muchas veces, tampoco hay una experiencia lectora propia. Al igual que no podemos pedirle a nuestros hijos que no coman sano si nosotros no lo hacemos, tampoco podremos pedirles que lean si nunca nos ven con un libro en la mano. En los colegios tambi¨¦n contribuyen a menudo a que sea dif¨ªcil instaurar el h¨¢bito lector: ¡°Es contraproducente que una lectura en Primaria requiera de un examen, de unas actividades con nota, etc. En estas edades, aunque ya se puede comenzar a educar el paladar literario, el alumnado a¨²n necesita jugar, disfrutar leyendo. Despu¨¦s en la juventud, con el h¨¢bito ya instaurado, ya habr¨¢ tiempo de esforzarse. Lo que no se puede es ¡°castigar¡± a leer, obligar a leer, cuando existen otras opciones que requieren menos esfuerzo y generan m¨¢s producci¨®n inmediata de endorfinas. Leer es llevar las neuronas al gimnasio: esforzarse intelectualmente es imprescindible para mejorar la salud de la mente, como esforzarse f¨ªsicamente es fundamental para mejorar la salud f¨ªsica¡±, se?ala la experta.
Elena Jim¨¦nez public¨® con la Junta de Andaluc¨ªa un documento sobre la comprensi¨®n lectora en el que recog¨ªa un dec¨¢logo sobre c¨®mo odiar leer. Cosas como pedirles que se pongan a leer en momentos clave para ellos (cuando acaban de llegar a casa cansados o cuando est¨¢n viendo sus dibujos favoritos); no tener a la vista libros ni revistas; no leer delante de ellos; exigirles lecturas que consideramos esenciales por ser cl¨¢sicos sin ofrecer lecturas actuales; o poner plazos para las lecturas, dificultan que pueda haber una motivaci¨®n hacia la lectura. ?Qu¨¦ hacer entonces? ¡°Proponer lecturas iniciales cortas y divertidas como c¨®mics y tebeos (el humor y la imaginaci¨®n al poder), dejarles poemas o notas divertidas, llevar libros encima (en la cocina, en el coche, en el ba?o, en la cama, en la playa...), dedicar un d¨ªa a la semana (por lo menos uno al mes) a visitar en familia la secci¨®n de librer¨ªa o la biblioteca, merendar e ir al cine o el teatro, leer en familia el mismo libro para tener el mismo tema de conversaci¨®n, inventar historias para antes de dormir¡¡±, responde Elena Jim¨¦nez. A?ade Jes¨²s L¨®pez a todo lo anterior otros ejemplos para hacer llegar la lectura a los ni?os de forma motivadora: acudir con los ni?os a narraciones orales, mostrarnos como modelos leyendo mucho junto a ellos y crear historias con su ayuda. ¡°El beneficio no va a ser solo el gusto por la lectura o mejorar la destreza de la comprensi¨®n lectora, sino que har¨¢ que el imaginario y mundo emocional del ni?o o la ni?a sea mucho m¨¢s amplio¡±, sostiene. Este es, a su modo de ver, uno de los grandes beneficios de la lectura en la infancia.
Conseguir una sociedad lectora
Espa?a es el pa¨ªs de los ¡°leo menos de lo que me gustar¨ªa¡± y los ¡°no me da tiempo a leer con frecuencia¡±. Leer se presenta como un privilegio que se escurre de los dedos entre la hiperactividad y las responsabilidades. Vivimos estresados, en una carrera continua hacia delante, pero tambi¨¦n, a veces, hacemos elecciones. ?Cu¨¢ntas horas del d¨ªa ocupan la televisi¨®n, las series o el m¨®vil? ?Qu¨¦ consumo hacemos de las redes sociales? ?C¨®mo matamos el tiempo mientras esperamos en el m¨¦dico o en la peluquer¨ªa? ?Qu¨¦ llevamos en la mano cuando viajamos? Hace poco un amigo comentaba que leer un libro en el metro en lugar de ir mirando el m¨®vil se hab¨ªa convertido en un acto de insurrecci¨®n.
¡°Vivimos en una era de inmediatez, de estr¨¦s, de agendas, de no tener tiempo. Es necesario que la lectura est¨¦ en la calle y nos la tropecemos para que entre en nuestras vidas. Pero esto no ocurre¡±, lamenta Elena Jim¨¦nez y se?ala la importancia no solo de repensar si la falta de tiempo es siempre real, sino tambi¨¦n de crear a nivel p¨²blico y privado m¨¢s actividades y eventos relacionados con los libros; tales como festivales de lectura similares a los de cine, m¨¢s ferias del libro, incentivar el trabajo de los booktubers o la creaci¨®n de programas de televisi¨®n que sean divertidos, amenos, que vayan m¨¢s all¨¢ de entrevistas a autores. ¡°Si queremos ni?os lectores, debemos empezar por mirar nuestros h¨¢bitos de lectura como sociedad y tambi¨¦n qu¨¦ estamos haciendo para promoverlos¡±.
Nada que parezca inalcanzable.
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