¡®Two much¡¯: dos hijos, dos horarios, doble estr¨¦s
Dicen muchos blogs de crianza que cuando llega la segunda criatura, el amor no se divide sino que se multiplica. Pero la letra peque?a es que las tareas y gestiones tambi¨¦n se multiplican exponencialmente
Dicen muchos blogs de crianza que cuando llega la segunda criatura, el amor no se divide sino que se multiplica. Pero la letra peque?a es que las tareas y gestiones de la crianza tambi¨¦n se multiplican exponencialmente. Como miles de familias heroicas y agotadas, ya tenemos dos hijos escolarizados a la vez y desde el inicio del curso empezaron las carreras contrarreloj. No s¨¦ c¨®mo de duro ser¨¢ llevar una doble vida, sin embargo, supervisar una doble escolarizaci...
Dicen muchos blogs de crianza que cuando llega la segunda criatura, el amor no se divide sino que se multiplica. Pero la letra peque?a es que las tareas y gestiones de la crianza tambi¨¦n se multiplican exponencialmente. Como miles de familias heroicas y agotadas, ya tenemos dos hijos escolarizados a la vez y desde el inicio del curso empezaron las carreras contrarreloj. No s¨¦ c¨®mo de duro ser¨¢ llevar una doble vida, sin embargo, supervisar una doble escolarizaci¨®n es muy cansado.
La mayor hace Primaria y el peque?o ya va a la Escuela Infantil, as¨ª que de repente tenemos que controlar dos horarios distintos, dos vestimentas distintas (con sus camisetas especiales, batas y mochilas que hay que lavar y tener secas en d¨ªas concretos), dos men¨²s distintos a combinar con la cena para no repetir, dos grupos de WhatsApp de padres con sus despistad@s de turno, doble posibilidad de fiesta de cumplea?os con nuevos grupos de WhatsApp para decidir regalo y muchos mensajes innecesarios para recordar qui¨¦n ha pagado, doble amenaza de contagios v¨ªricos de todo tipo, dobles reuniones online con muchos PDF informativos, y un mont¨®n de papeles para imprimir y firmar constantemente (me siento notario, validando con mi r¨²brica todos los permisos de imagen, medicinas y protecci¨®n de datos). Ah, y dos recibos distintos a vigilar, con sus permutaciones de extraescolares (s¨ª, al beb¨¦ tambi¨¦n le ofrec¨ªan clases de ingl¨¦s y eso que a¨²n ni habla).
Por suerte, durante este curso las entradas y salidas de nuestros hijos tienen un margen de 15 minutos entre uno y otro. As¨ª que si entramos en el hiperespacio y recorremos ligeros las cinco calles y media de distancia entre centros da tiempo de que lleguen a clase a su hora y a¨²n sobren algunos segundos para que cada uno tenga su despedida cari?osa y personalizada.
Claro que eso se derrumba cuando uno de los dos cr¨ªos se pone enfermo, que en invierno ya es un cl¨¢sico, y hay que cuidar a uno conciliando que el otro llegue al cole m¨¢s o menos peinado y equipado y los adultos cumplan con sus compromisos laborales.
Ahora entiendo y compadezco m¨¢s a esos padres agobiados y survivers que tan bien retrata Mrs Layunta: siempre van con prisas y llegan tarde, siempre se olvidan los deberes o el papel firmado del d¨ªa, y adem¨¢s hacen malabares con los hijos para que no monten el pollo, porque su mayor nunca quiere quedarse en el parque de la escuela infantil a jugar con los peque?os.
Adem¨¢s, quiz¨¢ en un curso o dos nos rendiremos por cansancio y seremos como ellos.
Muchos padres amigos que los tienen mayores nos dicen que un amago de tranquilidad llega cuando todos los hijos van al mismo centro, aprovechan la ropa y los viajes, t¨² ya sabes c¨®mo funciona el colegio, y la ¨²nica preocupaci¨®n que tienes es pagarlo cada mes¡ y llegar cada d¨ªa puntuales sin dejarte nada de lo que tuvieras que prepararles.
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