Los recuerdos de los otros: esa mitolog¨ªa familiar sobre la que muchas veces se sustenta la vida
Quiso la casualidad que el mismo d¨ªa que termin¨¦ de leer ¡®Los astronautas¡¯ de Laura Ferrero viese ¡®Aftersun¡¯ de Charlotte Wells, una novela y una pel¨ªcula unidas de forma irremediable por la b¨²squeda de explicaciones de qui¨¦nes somos en los vac¨ªos de la memoria de la infancia
Quiso la casualidad que el mismo d¨ªa que termin¨¦ de leer Los astronautas (Alfaguara), de Laura Ferrero (Barcelona, 39 a?os), viese por la noche Aftersun, la ¨®pera prima de Charlotte Wells (Edimburgo, 36 a?os), una novela y una pel¨ªcula unidas de forma irremediable por un hilo ...
Quiso la casualidad que el mismo d¨ªa que termin¨¦ de leer Los astronautas (Alfaguara), de Laura Ferrero (Barcelona, 39 a?os), viese por la noche Aftersun, la ¨®pera prima de Charlotte Wells (Edimburgo, 36 a?os), una novela y una pel¨ªcula unidas de forma irremediable por un hilo invisible. Dos obras de alguna forma hermanadas, poseedoras ambas de una ternura y una delicadeza que conmueven, y de una tristeza que, sin embargo, se revela profundamente luminosa.
Es el claro car¨¢cter autobiogr¨¢fico de ambas obras, el recurso a la autoficci¨®n utilizado por las dos autoras, la b¨²squeda de explicaciones, de qui¨¦nes somos, en los vac¨ªos de la memoria de nuestra infancia. ¡°?ltimamente, siento que escribo para ¨¦l, que soy el corresponsal de mi hijo, que escribo despachos para mi hijo, en vivo y en directo desde el tiempo que olvidar¨¢, desde los a?os borrados. Acaso nunca mi escritura estuvo m¨¢s justificada, porque en alguna medida escribo los recuerdos que ¨¦l va a perder¡±, reflexiona Alejandro Zambra en las p¨¢ginas de Literatura infantil (Anagrama).
No tienen Wells y Ferrero textos de un padre como Zambra a los que agarrarse. Solo lagunas. Recuerdos que no son recuerdos, sino el recuerdo de los recuerdos de otros, esa mitolog¨ªa familiar sobre la que se sustenta muchas veces nuestra vida. Hasta que deja hacerlo. O, en el mejor de los casos, recuerdos propios de los que, llegados a la adultez, uno empieza a dudar si verdaderamente son un recuerdo o lo que nos va quedando solo es el recuerdo de un recuerdo, como dec¨ªa el viudo Morales (Pablo Rago) en la pel¨ªcula El secreto de sus ojos. ¡°Estamos hechos de cuentos, de historias. Nuestros recuerdos no son ninguna acumulaci¨®n imparcial, sino una narrativa que nos conviene por alguna raz¨®n que a veces nos resulta misteriosa¡±, escribe precisamente Laura Ferrero.
No tienen Wells y Ferrero, dec¨ªa, textos de un padre como Zambra a los que aferrarse. La protagonista de la pel¨ªcula de la directora escocesa tiene unas cintas de v¨ªdeo del ¨²ltimo verano que pas¨® con su padre. Laura Ferrero, por su parte, tiene una fotograf¨ªa antigua. En ella la escritora barcelonesa aparece, cuando apenas contaba unos pocos a?os, junto a su madre y su padre. Una foto del todo normal, excepto para quien ha crecido con dos padres separados que se encargaron de prender fuego a todo rastro de lo que un d¨ªa fueron como pareja, como familia; hasta el punto de que aquella ni?a creci¨® sin ser consciente de que una vez ella tambi¨¦n fue parte de una familia.
En esas cintas la protagonista de la pel¨ªcula de Wells busca un punto de anclaje entre sus difusos recuerdos y la realidad que muestran las grabaciones. Detalles que se le pasaron por alto en la ligereza de la infancia en aquel ¨²ltimo verano, gestos y palabras de su padre que expliquen lo que, merced al apote¨®sico e inolvidable final del filme, intuimos que vino despu¨¦s. Por su parte, Ferrero Inicia, a trav¨¦s de la fotograf¨ªa de su familia, una investigaci¨®n que pronto se destapa imposible, una casi obsesiva inmersi¨®n en su memoria familiar para intentar comprender qui¨¦nes fueron, qui¨¦n fue, qui¨¦n es.
Y aunque no se dice, uno intuye que lo que tambi¨¦n buscan ambas, una convertida ya en madre, la otra con la duda de si serlo o no rond¨¢ndole la cabeza (¡°c¨®mo puedo yo, que nunca he sabido lo que es una familia ¡ªque la tuve pero desapareci¨®, y la memoria de los vivos me la rob¨®¡ª, tener una m¨ªa, una familia propia?¡±), es el recuerdo de unas figuras paternas (y maternas) en las que encontrarse, ese ¡°orden y un c¨®digo mayores¡± al que se refer¨ªa Manuel Vilas en Ordesa.
Porque es precisamente entonces, cuando uno transita esa etapa vital en la que por edad se asoma con m¨¢s o menos deseo al balc¨®n de la maternidad y la paternidad; cuando uno podr¨ªa convertirse o se ha convertido en progenitor ¡ªque es tambi¨¦n otra forma de convertirse en hijo¡ª, cuando uno toma mayor conciencia de aquello que afirmaba en una entrevista el escritor Jes¨²s Carrasco: ¡°Que los padres y las madres son unos de los personajes centrales en la vida de todo ser humano, aquellos a los que hay que hacer una entrevista constante¡±.
Yo mismo me he visto indagando en los ¨²ltimos a?os con mayor intensidad en episodios de la vida de mis padres que desconoc¨ªa por completo. Entrevist¨¢ndoles sin ninguna pretensi¨®n de entrevista, sumergi¨¦ndome en recuerdos de mi infancia que yo daba por ciertos y que; sin embargo, y teniendo en cuenta su versi¨®n, resulta que hab¨ªa adulterado, adapt¨¢ndolos a mi propia narrativa, seguramente a mi propio inter¨¦s.
Hay en esas entrevistas, en esos viajes al pasado a trav¨¦s de recuerdos narrados, v¨ªdeos VHS y fotograf¨ªas, una realidad que deja entrever la ¨²ltima escena de Aftersun y que Laura Ferrero resume maravillosamente en una frase redonda: ¡°Las historias que miran al pasado solo sirven, en realidad, para poder mirar al futuro¡±.
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