El Grito
Este septiembre, en M¨¦xico, es un mes como para echar un grito m¨¢s parecido al del cuadro de Edvard Munch que al que dio el cura Hidalgo en 1810
Nadie, en enero, hubiera podido imaginarse que llegar¨ªamos al llamado ¡°mes patrio¡± de septiembre as¨ª, con pr¨¢cticamente setenta mil fallecidos por la covid-19, una epidemia que al principio del a?o sonaba ex¨®tica y remota y de la que, entre nosotros, solo sab¨ªan los expertos o los que no se pierden noticia. No: nadie pensaba que sumar¨ªamos siete meses hundidos en esta parad¨®jica condici¨®n de no estar ni libres ni encerrados¡ Porque la gente en nuestras ciudades est¨¢ guardada hasta que deja de estarlo, es decir, hasta que tiene que salir a trabajar o hasta que se le antoja un mango con chile o visitar a su t¨ªa o festejar un cumplea?os.
Y nadie supon¨ªa, tampoco, que la econom¨ªa recibir¨ªa el impacto mete¨®rico que caus¨® la cuarentena, y sus cierres industriales y comerciales, y que nos ha convertido en los dinosaurios de este desastre planetario que resentimos y que a¨²n ha de ponerse peor: ya hoy nos asaltan por doquier las im¨¢genes del cierre de negocios y las malas nuevas del tambaleo de empresas, del despido de parientes, amigos o conocidos... Y, en el horizonte, 2021 luce a¨²n m¨¢s siniestro: con un presupuesto recortado, con la inversi¨®n acotada, con la falta de recursos y oportunidades alcanzando cada vez a m¨¢s y m¨¢s personas (y al buen se?or que siempre me escribe para confundir mi azoro ante estos datos con un deseo irrefrenable y ves¨¢nico de que nos cargue el demonio, lo remito a las perspectivas divulgadas por el secretario de Hacienda y por Banxico y a la encuesta realizada por Citibanamex entre bancos e instituciones financieras, que son todas apocal¨ªpticas). El panorama no podr¨ªa ser m¨¢s negro. Pemex, que por a?os fue el sost¨¦n del presupuesto, es hoy un agujero sin fondo de p¨¦rdidas. De no ser por las remesas, millones de personas en el pa¨ªs pasar¨ªan hambres¡ sumados a los millones que ya las pasan.
Y resulta adem¨¢s, por cierto, que la ultraviolencia, el que parec¨ªa el m¨¢s grave problema nacional al arranque del sexenio, sigue all¨ª, tan campante. En los primeros ocho meses de 2020 se cometieron, seg¨²n cifras oficiales, poco m¨¢s de 23 mil homicidios en M¨¦xico. Esta, huelga decir, es la cifra m¨¢s alta desde que se llevan estad¨ªsticas. Las desapariciones, las masacres, los feminicidios, no paran. Aunque los pol¨ªticos se hayan cansado de llevar las cuentas y prefieran mentir y declaren que nada de eso sucede ya.
Lleg¨® septiembre, pues, y nos encontr¨® en la lona. Tendremos ceremonia del Grito de Independencia y desfile, s¨ª, pero ambos actos se realizar¨¢n sin p¨²blico. Veremos contingentes de soldados embozados y a un presidente sin cubrebocas ante un Z¨®calo vac¨ªo, pero iluminado con luces LED y fuegos de artificio. Nunca, desde 1847, en que comenz¨® a festejarse la Independencia, se hab¨ªan suspendido las verbenas populares hasta este septiembre de 2020: nadie quiere un nuevo balonazo de contagios por culpa de salir a gritar ¡°Viva, viva¡±. Pero es inocultable que las cosas van mal. Una econom¨ªa hundida, una violencia fuera de control y una pandemia desastrosa en t¨¦rminos humanos y sociales. Esa es la realidad.
Y, claro, tambi¨¦n est¨¢n en la mesa esos temas que el poder institucional y la oposici¨®n y ciertos medios se obstinan en convertir en centrales: el forcejeo con la autoridad electoral por el registro o no de micropartidos conducidos por aventureros o por rencorosos profesionales, como el expresidente Calder¨®n; y est¨¢ la rifa del avioncito. Y est¨¢n las embestidas del presidente contra la prensa. Y las de la oposici¨®n contra el color del pelo del hijo menor del presidente. Esos temas pintorescos y banales, en los que tantos est¨¢n empantanados, no pueden quitar del centro del escenario a la p¨®lvora y la sangre, a los enfermos y fallecidos por covid-19, y a los negocios con la puerta cerrada y el candado echado. No. Este septiembre, en M¨¦xico, es un mes como para echar un grito m¨¢s parecido al del cuadro de Edvard Munch que al que dio el cura Hidalgo en 1810.
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