Un templo fantasma del virreinato emerge con la sequ¨ªa
El pueblo del Zangarro y su ic¨®nica iglesia fueron inundados y relocalizados para construir una presa en Guanajuato en 1979. Con la sequ¨ªa que golpea al pa¨ªs, el nivel del agua desciende y revive los recuerdos de una comunidad
A mediados de la d¨¦cada de los 70, Jorge S¨¢nchez tomaba la comuni¨®n en la iglesia de su pueblo. El templo de imponentes paredes con ornamentos neocl¨¢sicos y con tintes barrocos era el centro de actividad de la hacienda donde ¨¦l viv¨ªa y de toda la zona sur de Guanajuato. Todav¨ªa recuerda la ceremonia, entre memorias de una infancia sencilla en el campo hasta que el lunes 15 de octubre de 1979 la Secretar¨ªa de Recursos Hidr¨¢ulicos decret¨® el terrero donde S¨¢nchez se cri¨® de utilidad p¨²blica, desaloj¨® a los residentes para inundar el pueblo y se construy¨® la presa de la Pur¨ªsima. La magistral igl...
A mediados de la d¨¦cada de los 70, Jorge S¨¢nchez tomaba la comuni¨®n en la iglesia de su pueblo. El templo de imponentes paredes con ornamentos neocl¨¢sicos y con tintes barrocos era el centro de actividad de la hacienda donde ¨¦l viv¨ªa y de toda la zona sur de Guanajuato. Todav¨ªa recuerda la ceremonia, entre memorias de una infancia sencilla en el campo hasta que el lunes 15 de octubre de 1979 la Secretar¨ªa de Recursos Hidr¨¢ulicos decret¨® el terrero donde S¨¢nchez se cri¨® de utilidad p¨²blica, desaloj¨® a los residentes para inundar el pueblo y se construy¨® la presa de la Pur¨ªsima. La magistral iglesia fue abandonada junto a las casas y cosechas de otros 500 habitantes para ser sepultada bajo el agua. Con la actual sequ¨ªa hist¨®rica que azota M¨¦xico, el nivel de la presa desciende y devuelve a la luz el edificio para recordar la historia de la comunidad del Zangarro, rememorar el esplendor de anta?o y atraer a curiosos que reviven una zona poco accesible y manchada por el estigma de la violencia.
Los ¨²ltimos recuerdos que tiene S¨¢nchez dentro del templo son de cuando ya los habitantes se resignaron a irse y la dejaron atr¨¢s junto al estilo de vida que disfrutaron en la hacienda. ¡°De chicos ¨ªbamos a jugar a la iglesia que estaba vac¨ªa a la pelota¡±, recuerda este comerciante. Ahora gestiona una tienda en el pueblo a un par de kil¨®metros de la presa, donde sus padres ten¨ªan una casa de adobe entre los cultivos de duraznos, aguacates, alfalfa y membrillo. Asegura que el lugar qued¨® des¨¦rtico, y abandonaron el pante¨®n y las tumbas dentro de la iglesia. Con sus amigos de la adolescencia, sol¨ªan acercarse a jugar mientras poco a poco sub¨ªa el nivel del agua. Entre las ruinas, encontraban tesoros y cr¨¢neos que escond¨ªan las paredes del templo datado en el siglo XVIII dedicado a la Virgen de los Dolores, un ejemplo arquitect¨®nico de la ¨¦poca tard¨ªa del Virreinato de Nueva Espa?a.
La congregaci¨®n del Zangarro era la reducci¨®n m¨¢s importante y pr¨®xima al casco de la hacienda. El arquitecto Jos¨¦ Esteban Hern¨¢ndez document¨® que su importancia era tal para los habitantes de la regi¨®n en el siglo XX que todas las comunidades ubicadas al sur de Marfil ten¨ªan que acudir all¨ª para realizar todos sus tr¨¢mites, tanto civiles como religiosos, ya que en ese lugar se encontraba el Registro Civil y la Vicar¨ªa.
Entonces, la vida era ¡°m¨¢s simple y lenta¡± para S¨¢nchez. ?l y sus amigos jugaban a las canicas en la calle, sal¨ªan a perseguir a ¡°las chivas¡± y se retaban entre ellos a aventurarse en los terrenos que rodeaban la hacienda donde hab¨ªa coyotes y otros animales salvajes. Aquello cambi¨® un d¨ªa que vieron maquinaria pesada que cerc¨® el arroyo que alimentaba los cultivos de la hacienda, uno de los muchos que nutren la cuenca de Guanajuato. ¡°Al principio nos dijeron que iban a construir un aeropuerto¡±, narra el hombre que ahora tiene 52 a?os. Despu¨¦s llegaron las oficinas del Gobierno, luego el Ej¨¦rcito y finalmente un helic¨®ptero en el que viajaba el presidente Jos¨¦ L¨®pez Portillo. ¡°Nosotros nunca hab¨ªamos visto un helic¨®ptero antes¡±, recuerda S¨¢nchez.
La historiadora Dulce Mar¨ªa V¨¢zquez Mendiola explica que la inundaci¨®n que sufri¨® Irapuato, la ciudad m¨¢s pr¨®xima, seis a?os antes motiv¨® al Gobierno a construir la presa para aprovechar los afluentes de agua y evitar m¨¢s desastres naturales. En la segunda semana de agosto de 1973, las lluvias torrenciales que promet¨ªan una buena cosechas terminaron por desbordar la presa el Conejo II. En consecuencia, los torrentes de agua arrasaron la ciudad, la cubrieron con dos metros de agua y ahogaron a varias personas en una de las tragedias m¨¢s recientes que recuerda la comunidad. El n¨²mero de v¨ªctimas hasta d¨ªa de hoy todav¨ªa no est¨¢ definido.
Con todo, los habitantes de El Zangarro no quer¨ªan abandonar sus tierras ni dejar su forma de vida. Los cultivos se perder¨ªan, las casas en las que nacieron quedar¨ªan cubiertas y obligar¨ªan al pueblo a dividirse en tres comunidades que se asentar¨ªan en las afueras de la presa, en la zona que S¨¢nchez recuerda como peligrosa por los coyotes. ¡°Nos asignaban casas dependiendo del n¨²mero de personas que hab¨ªa en la familia, pero hubo gente a la que no le toc¨® nada como a mi hermano que reci¨¦n se hab¨ªa casado¡±, detalla. Cargando con sus pertenencias en burros y a los hombros, se instalaron en los pueblos que hoy rodean la presa de La Pur¨ªsima. Sin embargo, nunca recibieron los t¨ªtulos de propiedad de esas casas y a d¨ªa de hoy no pueden vender sus propiedades o heredarlas.
Mientras tanto, el pueblo fue cubri¨¦ndose poco a poco de agua. Los terrenos abandonados como el cementerio serv¨ªan como patio de travesuras de los ni?os que se acercaban a jugar con los restos de los muertos. Las casas se perdieron en el espejo de la presa junto a las pocas pertenencias que dejaron atr¨¢s sus due?os. Y la c¨²pula del templo se termin¨® por resquebrajar y ocultar por el agua.
Las ¨¦pocas de sequ¨ªa aguda, como la que mantiene a M¨¦xico desde finales de 2020, hacen que el nivel de la presa descienda lo suficiente para recordar el antiguo pueblo de El Zangarro. Entre el barro negro en el que se asienta, algunos visitantes curiosos se acercan para encontrar vestigios de poblaciones pasadas. El arquitecto Isaac Pantoja, residente de Irapuato, ense?a orgulloso algunos tesoros que ha rescatado con su detector de metales. Entre ellos, ense?a entusiasmado una macuquina, antigua moneda acu?ada a golpe de martillo que se us¨® entre el siglo XVI hasta el XVIII.
El templo de la Virgen de los Dolores es parte de las pocas iglesias fantasmas de M¨¦xico, que resurgen del agua antes de volverse a ocultar entre los restos de pueblos olvidados que perecieron para la construcci¨®n de presas. El Zangarro se ha hecho eco del nuevo atractivo tur¨ªstico desenterrado por la sequ¨ªa severa. Sin embargo, la violencia que azota a la regi¨®n, la falta de informaci¨®n y los accesos por carreteras sin asfaltar dignas de veh¨ªculos preparados siguen manteniendo el templo escondido en un paisaje salpicado de garzas y cerros.
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